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Penúltimo día en las islas. Y espero que uno de los más divertidos!
29 de junio
La mañana de hoy ya está programada desde Barcelona. Decidimos contratar un tour marítimo para poder ver la costa Na Pali desde abajo, desde el mar. Hay muchas compañías y muchas opciones de ver la costa; la que nosotros decidimos reservar fue hacer un pequeño rafting, con la compañía Blue Dolphin Charters, en una zodiac de 12 plazas que constaba de:
- 5 horas de tour a través de la costa Na Pali
- Desayuno incluído
- 45 minutos de snorkel
- Ver delfines 100% seguro y posibilidad de ver tortugas
El tour en cuestión es este:
Blue Dolphin Charters
Precio: 215€
Nos levantamos temprano, como siempre, y después de desayunar cogemos el coche dirección Hanapepe, exactamente a Port Allen.
Después de hacer check-in, llega nuestro capitán y su ayudante, quienes nos dan unas pequeñas indicaciones de seguridad, de cómo será el trayecto, de lo que veremos, haremos, etc. Parece bastante simpáticos.
Decidimos coger este tipo de tour (rafting) y no catamarán porque mi mujer es bastante propensa al mareo, y creo que acertamos, ya que no se mareó mucho. De hecho, el capitán nos indicó que hicimos bien ya que la mayoría de la gente se marea más en el catamarán que en la zodiac.
Una vez sentados en la lancha, ponemos rumbo a nuestro destino.
Durante el trayecto nos explican varias curiosidades, como cuándo se forma la costa, por qué tiene este perfil, la fauna que vive en ella según la época del año...
Algo que me resulta curioso es que, antes de llegar a la costa Na Pali, hay una zona dedicada a los War Games, cosa que yo sólo había visto en la película Battleship. Resulta que se llaman ejercicios RIMPAC, donde juntan varias armadas del mundo y se dedican a hacer ejercicios militares en plan entrenamiento. No deja de ser una competición para ver quién la tiene más grande...
Una vez llegamos a la costa, las vistas son increíbles, y más gracias a la tripulación, que nos van explicando la historia de sitios clave a lo largo de la costa, los nombres, películas que se rodaron...
No os quiero explicar mucho de lo que nos dijeron en el trayecto ya que es algo que hay que vivir, pero si os presento varias fotos de lo que pudimos ver... no hay otro sitio igual en el mundo.
En esta foto podemos ver los surcos que, en su día, crearon los ríos de lava para que, a día de hoy, podamos disfrutar de esta orografía.
Gracias a la movilidad de la lancha, también pudimos meternos en cuevas, pasar por debajo de cascadas, pasar por túneles naturales... toda una aventura!
El capitán decide pararse un rato en un lugar concreto y mantener conversaciones con varios catamaranes que había por la zona, intuyo que discutiendo un poco la zona en la que hoy se encuentran los delfines. No hace falta moverse, a no más de 100 metros de distancia vemos saltar a los primeros. De vuelta a la barca después de un pequeño baño, nos acercamos a la zona y los delfines empiezan a juntarse a la barca, a divertirse con nosotros (o eso creemos).
Según nos dice el capitán, bañarse con ellos es ilegal, así que no parece estar por la labor. Pero pasados unos minutos nos indicó que, con cuidado y sin decírselo a nadie, podíamos bajar de la barca y ver si los delfines se acercaban a nosotros.
No hay que olvidar que son animales salvajes, que pueden cambiar de parecer en un momento y no sería la primera vez que alguna persona sufre el ataque de algún delfín. Hay que tener mucho cuidado.
Después de estar unos minutos nadando con delfines, literalmente, retomamos la ruta por la costa, con sus respectivas explicaciones. El capitán decide parar en una pequeña calita, donde aprovechamos para desayunar lo que nos ofrecen: bocadillos, patatas, ensaladas, chocolatinas, bebidas...
Y aprovechamos y hacemos algo de snorkel.
Una vez la gente ya se había cansado y había ido subiendo a la lancha, pusimos rumbo al puerto. La vuelta fue ciertamente más divertida que la ida... las olas eran más altas, íbamos a contracorriente, los botes eran más altos...
Una vez en el puerto, devolvemos el material de snorkel, nos secamos, nos cambiamos la ropa y volvemos al coche. Estamos un poco cansados, y mi mujer algo mareada, así que decidimos ir a Poipu a comer algo, pese a que tenía el estómago un poco revuelto. Después de comer decidimos, previa conversación, dirigirnos al hotel a descansar, una tarde de relax. Piscina, yacuzzi, y un poco de tranquilidad antes de afrontar nuestro último día, ciertamente improvisado.
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