Pues nada, que toca ir hacia Batumi. Aunque está a menos distancia que Madrid desde Bilbao, nadie te quita seis horas de viaje. Así que, con el prius automático (primera vez que conduzco un coche automático) vamos para allá, con el aire acondicionado a tope y dos iraníes durmiendo.
El plan es detenerme a medio camino en Kutaísi, donde les he comentado para ver varios sitios representativos: el monasterio de Jelati (UNESCO heritage), la catedral de Kutaisi, unas cuevas por la zona, un cañón a unos 40 km,… Nazanin y Nasrin no es lo que se dice aventureras, prefieren descansar, así que haciendo un gran esfuerzo optan por el monasterio que pilla de camino y la catedral que está en la propia ciudad donde comeremos.
Casi cuatro horas más tarde (soy de los que conduce despacio) llegamos, por una carretera con muy bonitas vistas al monasterio. Está siendo restaurado en su exterior, pero el interior no tiene obstáculos. A pesar de que los frescos no son los más bonitos que haya visto jamás, resulta un lugar interesante. Casi imprescindible si andas por la zona de Kutaisi. Es gratuito y se pueden tomar fotos en el interior. Sin lugar a dudas, los frescos más bonitos de las iglesias o monasterios contemplados en este viaje.
Está a diez minutos en coche de Kutaisi, así que nos dirigimos ya hacia esta ciudad. Parando en primer lugar en la catedral, bonita por fuera, pero poco interesante por dentro.
Nasrin no se encuentra muy allá, el viaje le está cansando así que les propongo su deporte nacional: comer y descansar. Evidentemente, aceptan y se les pasa incluso el malestar. Siguiendo con su ritual de no comer comida georgiana, comen pizza. Yo prefiero hígado y picadillo de cerdo.
Me gustó un montón el mural:
Después del relax, toca continuar el recorrido durante otras casi tres horas. ¡Sólo para cubrir 160 km! La carretera sigue siendo preciosa. Adentrándose entre frondosos bosques y colinas. A medida que se va llegando a la costa del Mar Negro, Batumi no es la primera población, el flujo de tráfico se hace más denso y tenemos algunas retenciones (ya detectadas por el google maps).
Por fin llegamos, puntuales (19:47), con dos minutos de retraso a nuestro destino, un apartamento en el centro de Batumi, a unos 10’ andando de la playa. No la he visto de cerca aún, pero no me parece una playa muy atractiva, la verdad.
El apartamento (40€/noche) está en un edificio destartalado, en un segundo piso, pero cuenta en la zona con farmacia, supermercado muy grande, muchos bares,… Además, tiene aire acondicionado, una cocina enorme, un salón al estilo iraní enorme y tres habitaciones. Vamos, que está muy bien para lo que pagamos.
Le dejamos a Nasrin que descanse (llegar e ir a la cama ha sido todo uno) y nos vamos Nazanin y yo a caminar por el larguísimo paseo martítimo. Hemos vuelto a utilizar la aplicación de hangout del CSurfing y hemos encontrado a un georgiano (Georgy) que habla español (ha estudiado en Granada seis meses) e inglés. Con él hemos dado una vuelta, acabando en un club de música rara, donde por desgracia Nazanin no ha podido bailar. Era como algo sicodélico… vamos que esnifas algo antes o no entiendes el rollo del club ni del dj. El nombre: Gate.
A eso de las 3 am nos hemos vuelto para casita: ella muerta y yo bastante cansadito, después de dos días sin dormir.
Jodé, cansadito, Iñaki. Que me he levantado a las 13:00. Sí ya estamos a jueves 25 de agosto. Nasrin me ha dicho que a eso de las 8:00 me ha intentado despertar… coitada, con un avión de papel que volara hasta mi cama (estaba durmiendo sólo con calzoncillos). Que me ha gritado mi nombre, que me ha encendido la luz, y no sé qué más… Total, que se han ido sin mí a la playa.
Cuando han vuelto han traido lo que se supone que es comida del supermercado.
Por la tarde han seguido su plan de playa en Batumi, yo he optado por moverme con el coche a otras playas menos concurridas, dirigiéndome hacia la frontera turca. La verdad, es que las playas no es que sean mucho mejores. Nuevamente, lo mejor el paisaje, tan verde. El paseo marítimo al estilo georgiano, vamos más triste que yo después de dejar irán
Por la noche, oh sorpresa, se me van a la cama prontito. Opto por salir a dar una vuelta por la ciudad. Me acerco al sky bar del Radisson blue, desde donde se tienen buenas vistas de la parte más moderna. Como hace buen tiempo, me recorro parte del paseo marítimo. Llegaré a casa a eso de las tres.
Batumi me parece una gran caca. Ya estoy tranquilo, después de decirlo. Hoy las chicas se han ido de compras, así que otra vez voy a mi bola. He tomado el coche y me he dirigido al parque nacional de kolkheti, a una hora y media.
No tiene paseos para caminar. Se trata de una laguna, pudiendo hacer recorridos en barca, adentrándote en el curso del río. Cuando he ido a preguntar, casi asusto a la chica que estaba en el centro de interpretación... creo que ha tardado en reconocer a una persona interesada. El hecho es que no habiendo nadie más, he optado por una excursión de hora y media para mí solito (26 euros).
El paisaje es precioso, incluyendo manglares que tanto me gustan. El único problema que el ranger no hablaba una palabra de inglés. Claro que tampoco es que fuera estrictamente necesario.
Para cuando he vuelto a la civilización me he encontrado a Nazanin, a Nasrin y a Peter. Jodé, que se me había olvidado que lo había invitado. Peter, la mole holandesa que conocí en Tbilisi con la app de couchsurfing.
Pues me ha hecho un montón de ilusión, porque últimamente las iraníes van mucho a su bola y no me hacen demasiado caso.
El hecho es que tengo que quedarme un rato en el apartamento, pues el propietario me tiene que enseñar otro más para la noche de mañana.
Después de chequearlo, está bien y el precio es el mismo, me acerco a la playa para estar con las chicas y con Peter. Desde allí nos dirigimos al delfinario, ya que tenemos compradas entradas para la sesión de las 19:00.
El espectáculo dura algo menos de una hora y me lo he pasado en grande, desde el minuto uno.
Junto al delfinario se encuentra también un minizoo que nazanin quiere visitar. No nos dura ni quince minutos.
Desde allí es hora de descansar (qué mal llevo esto de que me interrumpan el día para descansar). Por suerte, con la ayuda de Peter, consigo que salgan de casa para cenar. Les propongo un par de sitios que descubrí ayer en mi salida nocturna: La plaza europa y la piazza. Ambos son sitios elegantes que les gustan especialmente, si bien el segundo está más orientado a cenar, ya que está plagado de restaurantes. Por supuesto, como estamos en Georgia, toca comida italiana... estas chicas...
Bastante han aguantado, hasta la medianoche... Con Peter todo resulta más sencillo, si bien su inglés es demasiado fluido a veces.
Toca volver a casa. En el camino deciden que no quieren quedarse otro día más Que mejor cambiamos de ciudad, así que toca improvisar otro nuevo apartamento para mañana. Menos mal que Dios inventó Booking.
El día de hoy, sábado, hemos salido hacia Kobaleti. Pero primero hemos parado en El jardín botánico de Batumi. Aunque me cueste reconocerlo, he de decir que me ha gustado un montón. De hecho, es con diferencia lo mejor de Batumi. Allí hemos estado más de dos horas. Se puede hacer el recorrido andando (es un poco laberíntico) o mediante un autobús eléctrico. Yo he optado por el primer método, el resto por el cómodo.
Cuando hemos llegado a Kobaleti eran las tres, así que dejar las cosas en el apartemento encontrado a última hora (enorme, para siete u ocho personas) y a comer toca. La verdad es que no sé porqué nos han tomado la comanda, porque han traído lo que les ha dado la gana...
Sin embargo, lo hemos devorado. Nuevamente, la compañía del grandullón resulta amena y agradable, haciendo más fácil la comunicación. Se empieza a notar la dificultad para la convivencia con las iraníes, quienes cada vez recurren más al farsi (sobre todo la madre).
El día en kobulati no es muy diferente del de Batumi, si bien es una ciudad muchísimo más pequeña. Vamos a la playa, vamos a cenar y pasear... básicamente. Al final toca disfrutar de la puesta del sol
Mañana toca volver a Tbilisi. Ya he apalabrado el apartemento de la liberty square para ellos tres, pues yo he decidido que no quiero perder más tiempo y me marcho directo a Borghomi en Bus.
El plan es detenerme a medio camino en Kutaísi, donde les he comentado para ver varios sitios representativos: el monasterio de Jelati (UNESCO heritage), la catedral de Kutaisi, unas cuevas por la zona, un cañón a unos 40 km,… Nazanin y Nasrin no es lo que se dice aventureras, prefieren descansar, así que haciendo un gran esfuerzo optan por el monasterio que pilla de camino y la catedral que está en la propia ciudad donde comeremos.
Casi cuatro horas más tarde (soy de los que conduce despacio) llegamos, por una carretera con muy bonitas vistas al monasterio. Está siendo restaurado en su exterior, pero el interior no tiene obstáculos. A pesar de que los frescos no son los más bonitos que haya visto jamás, resulta un lugar interesante. Casi imprescindible si andas por la zona de Kutaisi. Es gratuito y se pueden tomar fotos en el interior. Sin lugar a dudas, los frescos más bonitos de las iglesias o monasterios contemplados en este viaje.
Está a diez minutos en coche de Kutaisi, así que nos dirigimos ya hacia esta ciudad. Parando en primer lugar en la catedral, bonita por fuera, pero poco interesante por dentro.
Nasrin no se encuentra muy allá, el viaje le está cansando así que les propongo su deporte nacional: comer y descansar. Evidentemente, aceptan y se les pasa incluso el malestar. Siguiendo con su ritual de no comer comida georgiana, comen pizza. Yo prefiero hígado y picadillo de cerdo.
Me gustó un montón el mural:
Después del relax, toca continuar el recorrido durante otras casi tres horas. ¡Sólo para cubrir 160 km! La carretera sigue siendo preciosa. Adentrándose entre frondosos bosques y colinas. A medida que se va llegando a la costa del Mar Negro, Batumi no es la primera población, el flujo de tráfico se hace más denso y tenemos algunas retenciones (ya detectadas por el google maps).
Por fin llegamos, puntuales (19:47), con dos minutos de retraso a nuestro destino, un apartamento en el centro de Batumi, a unos 10’ andando de la playa. No la he visto de cerca aún, pero no me parece una playa muy atractiva, la verdad.
El apartamento (40€/noche) está en un edificio destartalado, en un segundo piso, pero cuenta en la zona con farmacia, supermercado muy grande, muchos bares,… Además, tiene aire acondicionado, una cocina enorme, un salón al estilo iraní enorme y tres habitaciones. Vamos, que está muy bien para lo que pagamos.
Le dejamos a Nasrin que descanse (llegar e ir a la cama ha sido todo uno) y nos vamos Nazanin y yo a caminar por el larguísimo paseo martítimo. Hemos vuelto a utilizar la aplicación de hangout del CSurfing y hemos encontrado a un georgiano (Georgy) que habla español (ha estudiado en Granada seis meses) e inglés. Con él hemos dado una vuelta, acabando en un club de música rara, donde por desgracia Nazanin no ha podido bailar. Era como algo sicodélico… vamos que esnifas algo antes o no entiendes el rollo del club ni del dj. El nombre: Gate.
A eso de las 3 am nos hemos vuelto para casita: ella muerta y yo bastante cansadito, después de dos días sin dormir.
Jodé, cansadito, Iñaki. Que me he levantado a las 13:00. Sí ya estamos a jueves 25 de agosto. Nasrin me ha dicho que a eso de las 8:00 me ha intentado despertar… coitada, con un avión de papel que volara hasta mi cama (estaba durmiendo sólo con calzoncillos). Que me ha gritado mi nombre, que me ha encendido la luz, y no sé qué más… Total, que se han ido sin mí a la playa.
Cuando han vuelto han traido lo que se supone que es comida del supermercado.
Por la tarde han seguido su plan de playa en Batumi, yo he optado por moverme con el coche a otras playas menos concurridas, dirigiéndome hacia la frontera turca. La verdad, es que las playas no es que sean mucho mejores. Nuevamente, lo mejor el paisaje, tan verde. El paseo marítimo al estilo georgiano, vamos más triste que yo después de dejar irán
Por la noche, oh sorpresa, se me van a la cama prontito. Opto por salir a dar una vuelta por la ciudad. Me acerco al sky bar del Radisson blue, desde donde se tienen buenas vistas de la parte más moderna. Como hace buen tiempo, me recorro parte del paseo marítimo. Llegaré a casa a eso de las tres.
Batumi me parece una gran caca. Ya estoy tranquilo, después de decirlo. Hoy las chicas se han ido de compras, así que otra vez voy a mi bola. He tomado el coche y me he dirigido al parque nacional de kolkheti, a una hora y media.
No tiene paseos para caminar. Se trata de una laguna, pudiendo hacer recorridos en barca, adentrándote en el curso del río. Cuando he ido a preguntar, casi asusto a la chica que estaba en el centro de interpretación... creo que ha tardado en reconocer a una persona interesada. El hecho es que no habiendo nadie más, he optado por una excursión de hora y media para mí solito (26 euros).
El paisaje es precioso, incluyendo manglares que tanto me gustan. El único problema que el ranger no hablaba una palabra de inglés. Claro que tampoco es que fuera estrictamente necesario.
Para cuando he vuelto a la civilización me he encontrado a Nazanin, a Nasrin y a Peter. Jodé, que se me había olvidado que lo había invitado. Peter, la mole holandesa que conocí en Tbilisi con la app de couchsurfing.
Pues me ha hecho un montón de ilusión, porque últimamente las iraníes van mucho a su bola y no me hacen demasiado caso.
El hecho es que tengo que quedarme un rato en el apartamento, pues el propietario me tiene que enseñar otro más para la noche de mañana.
Después de chequearlo, está bien y el precio es el mismo, me acerco a la playa para estar con las chicas y con Peter. Desde allí nos dirigimos al delfinario, ya que tenemos compradas entradas para la sesión de las 19:00.
El espectáculo dura algo menos de una hora y me lo he pasado en grande, desde el minuto uno.
Junto al delfinario se encuentra también un minizoo que nazanin quiere visitar. No nos dura ni quince minutos.
Desde allí es hora de descansar (qué mal llevo esto de que me interrumpan el día para descansar). Por suerte, con la ayuda de Peter, consigo que salgan de casa para cenar. Les propongo un par de sitios que descubrí ayer en mi salida nocturna: La plaza europa y la piazza. Ambos son sitios elegantes que les gustan especialmente, si bien el segundo está más orientado a cenar, ya que está plagado de restaurantes. Por supuesto, como estamos en Georgia, toca comida italiana... estas chicas...
Bastante han aguantado, hasta la medianoche... Con Peter todo resulta más sencillo, si bien su inglés es demasiado fluido a veces.
Toca volver a casa. En el camino deciden que no quieren quedarse otro día más Que mejor cambiamos de ciudad, así que toca improvisar otro nuevo apartamento para mañana. Menos mal que Dios inventó Booking.
El día de hoy, sábado, hemos salido hacia Kobaleti. Pero primero hemos parado en El jardín botánico de Batumi. Aunque me cueste reconocerlo, he de decir que me ha gustado un montón. De hecho, es con diferencia lo mejor de Batumi. Allí hemos estado más de dos horas. Se puede hacer el recorrido andando (es un poco laberíntico) o mediante un autobús eléctrico. Yo he optado por el primer método, el resto por el cómodo.
Cuando hemos llegado a Kobaleti eran las tres, así que dejar las cosas en el apartemento encontrado a última hora (enorme, para siete u ocho personas) y a comer toca. La verdad es que no sé porqué nos han tomado la comanda, porque han traído lo que les ha dado la gana...
Sin embargo, lo hemos devorado. Nuevamente, la compañía del grandullón resulta amena y agradable, haciendo más fácil la comunicación. Se empieza a notar la dificultad para la convivencia con las iraníes, quienes cada vez recurren más al farsi (sobre todo la madre).
El día en kobulati no es muy diferente del de Batumi, si bien es una ciudad muchísimo más pequeña. Vamos a la playa, vamos a cenar y pasear... básicamente. Al final toca disfrutar de la puesta del sol
Mañana toca volver a Tbilisi. Ya he apalabrado el apartemento de la liberty square para ellos tres, pues yo he decidido que no quiero perder más tiempo y me marcho directo a Borghomi en Bus.