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4º Día en Perú: Nazca
Como casi todos los días en nuestro viaje, madrugamos mucho. A las 6 de la mañana ya estábamos en pie, ilusionados ya que hoy nos desplazaríamos a Nazca donde sobrevolaríamos las Líneas.
Llegamos a las 7:35 y fuimos directamente al mostrador para dejar las maletas y ahí empezó el problema. Pensábamos que teníamos la guagua a las 8:00, un error al preparar las notas fue el causante, por 5 minutos perdimos el bus, lo que hacía que las excursiones de ese día peligraran. Menos mal que teníamos nuestro router wifi inalámbrico con Alldaysinternet y pudimos ponernos en contacto con la empresa que teníamos las excursiones y modificamos los horarios.
La persona que regenta la estación de Cruz del Sur Luis Herrera, nos ayudó bastante y nos cambió los billetes para el bus de las 10:30 sin ningún coste, algo muy raro en esta empresa que se caracteriza por ser la mejor del país, pero a la vez la más exigente en los cambios. Esta persona tiene un hostal justo al lado de la estación que tiene muy buena pinta y que si volviéramos a ir probablemente reservaríamos antes que el hotel Gran Palma Paracas que habíamos reservado.
Subimos en el bus de Cruz del Sur dirección Nazca en un recorrido de unas cuatro horas y en ese momento nos empezaba el miedo a subir en la avioneta. Ésta vez reservamos el bus en segunda clase, con asientos normales, iguales que cualquier otro bus. Recomendamos para los trayectos que no se va a dormir usar la segunda clase y si lo que necesitamos es descansar, usar la primera clase.
Durante el camino nos pensamos varias veces si hacer el vuelo o no, pero finalmente y casi sin pensarlo, al bajar del bus sobre la 13:30 am nos esperaban de la empresa con la que contratamos la excursión y salimos camino del aeródromo de Nazca situado a 10 minutos del centro de la ciudad.
Llegamos y fue todo muy rápido por la hora que era, volamos con la compañía Aeroparacas, según dicen, de las mejores. Cuando llegamos al mostrador nos pidieron los pasaportes, nos pesaron y me dijeron que no podía llevar la maleta con la cámara ya que pesaba mucho, y en ese momento pensé; ¿Dónde me voy a subir que no puedo llevar una maleta de 5 kg?.
Pues eso, con cámara en mano y junto a otra pareja salimos a la pista para subir en la avioneta. En ese momento la Canon que llevábamos sin motivo dejó de funcionar. No podía ser, íbamos a ver las Líneas de Nazca y la cámara no funcionaba. Al final tuvimos que recurrir a la cámara pequeña y al móvil para sacar alguna foto.
La avioneta tenía solamente asientos para cuatro pasajeros, el piloto y la copiloto. Cuando nos íbamos a sentar juntos Raquel y yo nos dice el piloto que por el peso tenemos que ir los dos chicos juntos y las dos chicas juntas, y me vuelve a surgir la pregunta; ¿ Tan débil es el avión que importa tanto el peso?
El vuelo duró aproximadamente media hora. Cada figura que veníamos el avión se tumbaba totalmente para cada lado y así poder ver bien la figura, algo que hizo que Raquel a medio camino dejara la cámara del mareo.
El vuelo fue impresionante, una de las cosas que con más ganas esperábamos hacer en Perú. Si tuviera que volver a subir no lo haría, pero una vez, si se puede, hay que hacerlo. Habíamos cumplido otro sueño de viajero.
Al terminar el vuelo y recoger el resto de pertenencias te dan un diploma con tu nombre en el que te confirman como pasajero de las Líneas.
En Perú a las 6:30 de la tarde ya es de noche y casi todo cierra, por lo que tuvimos que comer un sándwich y unas galletas rápido al salir del aeródromo dentro del coche de nuestro guía para no perder tiempo y llegar a nuestra segunda visita del día, el cementerio de Chauchilla.
El cementerio se encuentra a una hora del aeródromo, no tiene coste y en nuestro caso, contratamos una excursión con guía para llegar allí. El lugar es pequeño y se pueden ver una gran cantidad de esqueletos de la época de los Paracas, anterior a la inca, enterrados con vasijas y ropa. Algunos conservaban pelo o piel.
Había muchos huecos en la arena ya que los muertos eran enterrados con pertenencias que años más tarde fueron saqueadas para llevarse los objetos de valor.
Pasamos una hora en el lugar y nos dirigimos a Cahuachi un centro ceremonial Nazca, donde se nos acabó haciendo de noche allí.
Era un centro ceremonial de la cultura Nazca que vivió su época de esplendor entre el año 1 y 500 y estaba situado en el valle del río Nazca a 28 km del centro de la ciudad y muy cerca de las Líneas de Nazca. Su nombre significa lugar donde viven los videntes.
Volvimos al centro de Nazca para coger nuestra guagua a las 10:30 de la noche pero antes paramos a cenar en un bar que había justo al lado y nos habían recomendado, El Pollo Rico.
Una de las mejores comidas de nuestros días en Perú, pollo a la brasa con papas fritas y un helado de postre y todo por 10 euros. Prácticamente eramos los únicos turistas del bar.
Fuimos a la estación y como casi todas las guaguas en Perú, tenía un retraso de una hora, acabámos saliendo a las 11 y 30 de la noche. Pasamos más de una hora hablando con unos chicos de Andalucía que también iban para Arequipa y llevaban ya unos días por el país.
Y cuando por fin llegó la guagua recorrimos las 10 horas que separaban Nazca de Arequipa en la primera clase por 115 soles por persona. Yo me tomé una pastilla para dormir y me funcionó, pude dormir 6 horas seguidas algo que me vino muy bien para el siguiente día en Arequipa.
Aquí un video de un pequeño resumen de nuestra visita a las Líneas de Nazca:
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