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Tras desayunar cómodamente en la misma cafetería de ayer, cargamos el coche y abandonamos Vilna camino de Kaunas, segunda ciudad en tamaño e importancia de Lituania.
El recorrido es de 105 km. Por la A-1 (E-85). Tardamos aproximadamente 1,5 h. de “puerta a puerta”. Casi todo es autovía gratuita. En muy buen estado.
CARRETERAS:
La Unión Europea les ha dado a la tres repúblicas fondos para mejorar sus carreteras (hay varios carteles que hacen mención a ello).
Lituania.-
Sin duda quien mejor ha sabido utilizarlos ha sido Lituania. Tiene terminadas varias autovías, que unen las principales ciudades de Lituania.
Han utilizado un “truco” que desconcierta a los españoles. Especialmente en los kilómetros más cercanos a las ciudades, aun siendo autovías han mantenido cruces, cambios de carril y hasta pasos a nivel. Por tanto, hay muchos tramos que hay que reducir la velocidad a 70 Km/h. porque hay un cruce con otra carretera, o un carril para girar a la izquierda, o hasta semáforos y pasos de cebra para que crucen las personas de un lado al otro de la autovía para por ejemplo coger el bus o ir al otro lado de la población que atraviesa, etc. Con ello, y de ahí el “truco” se ahorran el dinero de hacer una costosa infraestructura de puente o de un vial por debajo de la autovía para unir un lado con el otro.
Foto no mía pero en la que se ven los semáforos.
Por ello, aunque en la autovía hay tramos que se puede circular a 130 km/h. hay también otros de 70 y de 90 km/h. lo que aumenta la duración del viaje.El asfalto y la pintura están de primera. Los lituanos conducen bastante deprisa.
Hay que tener otra precaución. Como no hay colinas, ni montañas, se han hecho una enorme recta sin cambios de rasante, ni desniveles, ni siquiera curvas. Y cuando digo sin curvas, es sin curvas. A lo mejor hay tramos de 35 o 40 km. De una recta diseñada con tiralíneas. Al final hay que tener cuidado porque es muy fácil, los días sin mucho tráfico, dormirte, sea la hora que sea. También cuesta no pasarse de velocidad. Es un auténtico aburrimiento.
Hay bastantes áreas de servicio y son molonas porque hay muchos restaurantes de madera en la que sirven comida Lituana que parecen auténticas aldeas del bosque.
Aunque en verano no debe ser del todo obligatorio, prácticamente siempre se usan en Lituania las luces de cruce durante todo el día.
Letonia.-
Sin duda el país de los tres con peores carreteras. Lo ves nada más cruzar la frontera. El asfalto cambia… a peor. Están muy bacheadas.
Las carreteras secundarias (es decir, las que no son los 3 o 4 ejes principales) están de pena. Puedes ir a 90 Km/h. pero a esa velocidad parece que vas a volar de lo parcheadas que están. La pintura, en esas carreteras, casi ha desaparecido.
La foto no es mía
Solo hay autovías (bueno, doble carril) unos pocos kilómetros en las carreteras del entorno de Riga. Hay tan pocas que sigue rigiendo el límite de 90 Km/h. que impera como regla general en todas las carreteras.
Ahora bien, no os preocupéis mucho. Conducen mucho más despacio que en Lituania.
También las rectas son enormes y no es difícil adelantar, salvo en carreteras muy transitadas como la que une Vilna con Riga. Pero para eso estos letones se han inventado su propio truco: Han convertido de facto sus carreteras convencionales en doble carril:
Al principio estábamos un poco sorprendidos porque el coche que llevas delante de vez en cuando se mete a circular por el arcén y te deja el carril libre para que le adelantes. Nos dimos cuenta que hay varios tramos de buena visibilidad en que las autoridades han pintado la raya del arcén discontinua para que hagas eso. Es decir, si estás en una de esas zonas y llevas uno atrás, pasas a circular por el arcén (que está bien asfaltado y es suficientemente ancho) y así te puede pasar. O viceversa, claro.
Pillamos varios tramos en obras. Ya lo explicaré.
La luz de cruce es obligatoria TODO el año y a TODAS horas.
Vimos un coche de policía con la típica pistola de control de velocidad. Hay bastantes radares fijos señalizados.
Estonia.-
Carreteras mucho mejor asfaltadas que en Letonia. Por lo general son también de 90 km/h. Algo menos rectas que en Lituania y Letonia, pero nada que ver con las españolas.
No hay prácticamente ninguna autovía, salvo entrando en Tallin. Velocidad 110 km/h.
Todo el país está lleno de cámaras y radares fijos. Cada 3 o 5 km. El GPS se ponía a “cantarlos” todo el tiempo. Están muy bien marcados. Se hace muy aburrido.
Quizás por ello sean los conductores más prudentes de todos.
La foto no es mía
Por los radares, por no ser las carreteras tan rectas o por el tráfico que hay, el caso es que no es fácil adelantar, aunque se acaba sacando una buena media de velocidad.
La luz de cruce es obligatoria TODO el año y a TODAS horas.
KAUNAS:
Aparcamos hacia las 10:00 h. en un parking grandecito que hay junto al castillo de Kaunas. Me parece que hasta hace poco debía ser gratuito. Aun así el ticket de zona azul creo que nos costó 0,60 € para dos horas. En el centro de la ciudad no se puede aparcar.
Localización Parking. Jonavos gatvė 1
Coordenadas Aproximadas:
54°54'00.9"N 23°53'17.2"E
Lo primero es visitar el Castillo de Kaunas.
Como veis, otro más de ladrillo. No entramos, por falta de tiempo y de interés. Le paseamos bordeándolo. Por el perímetro de su foso.
Entramos a la iglesia que hay cerca de él. Es la del convento de Jurgio. Su interior necesita ser restaurado en su totalidad, pero se aprecian unos frescos muy interesantes.
Vamos al centro. A la plaza del Ayuntamiento. Le llaman el “cisne blanco” por la forma de su torre. Parece más una iglesia que un Ayuntamiento.
Visitamos la Catedral, que está entre la plaza del Ayuntamiento y el inicio de la calle principal de Kaunas, la calle Vilniaus.
La catedral por fuera no vale nada, pero por dentro es un ejemplo espléndido del barroco lituano.
Como es temprano, la calle Vilniaus está muy tranquila pero nos encantó. Llena de tiendas y bares. Sus edificios forman una arteria bonita y elegante.
Entramos a algunas tiendas. Como ésta que vendía trajes típicos de la zona.
Tras recorrer toda la calle principal y volver por la paralela (que como no tenía nada destacado la dejamos para regresar otra vez a la anterior), nos tomamos un descansito en una cafetería frente al Ayuntamiento.
Además de por su universidad, Kaunas tiene su fama por el baloncesto. Especialmente por su equipo local: El Zalgiris Kaunas del histórico jugador Arvydas Sabonis, nacido en 1964 en esta ciudad.
La verdad es que esperábamos que tuviera más tiendas dedicadas al baloncesto y al turismo, pero no es así.
El día es largo, así que a medio día dejamos Kaunas, que nos ha gustado bastante, pero que tampoco es un lugar para visitar demasiado tiempo.
Como queremos ver la Colina de las Cruces, tomamos un camino algo más largo para ir a Riga.
Desde Kaunas seguimos por la autovía A1 (E-85) dirección Klaipėda, tercera ciudad en importancia de Lituania, y que se encuentra a orillas del Báltico, lugar de veraneo y esparcimiento de los lituanos.
A unos 110 km. de Kaunas, tomamos a la derecha la E77, dirección Šiauliai. Es una carretera en buen estado. Pasada esta ciudad, está la…
COLINA DE LAS CRUCES:
El Trayecto desde Kaunas hasta aquí es de casi 200 km. (110 por autovía y 90 por carretera). Unas 2 h.
A unas 300 metros antes de la colina está el aparcamiento, con tiendas, baños (0,5 €), restaurante, etc. Al entrar se abre una barrera automática y al salir hay que pagar 0,90 € en el centro de visitantes.
Localización aparcamiento. Coordenadas aproximadas:
56°00'47.5"N 23°24'27.4"E
Desde el aparcamiento se va andando hasta la colina. La infraestructura del lugar es perfecta, quizás falten sombras o techo.
La Colina de las Cruces se formó en un montículo. La creencia es que las primeras cruces fueron dejadas hacia1850.
En la época soviética no fue tolerado el levantamiento de cruces y el cerro se convirtió en un lugar no deseable, incluso prohibido, ya que se oponía a la ideología soviética. En la noche del 5 de abril de 1961 todas las cruces fueron arrasadas y aplastadas y luego empujadas colina abajo. Durante las noches siguientes, aun a pesar de las prohibiciones, los lituanos volvían a colocarlas, y por la mañana el lugar volvía a tener en pie numerosas cruces. Volvían a destruirse por los soviéticos, y por la mañana volvían a aparecer. La Colina de las Cruces se convirtió así en un símbolo de la fe y esperanza.
Cuando Lituania recuperó su independencia, multitudes de peregrinos comenzaron a llegar a la colina de las cruces. Podían verse cruces por todas partes, incluso a los pies de la colina, ya que no había más espacio en el cerro. Actualmente, el cerro cuenta con más de 100.000 cruces clavadas en el suelo, grandes y pequeñas, y diariamente sigue siendo uno de los lugares principales de peregrinación de los lituanos.
Su reconocimiento internacional llegó cuando el 7 de septiembre de 1993 el Papa Juan Pablo II visitó la Colina y celebró una Misa desde la misma Colina. Aun hoy se conserva el altar desde donde la celebró, y es usado con frecuencia en varias celebraciones.
Con independencia de la vocación de cada uno, es un lugar interesante de visitar. Además desde un euro podrás comprar tu propia cruz y contribuir, si lo deseas, a engrandecer el lugar clavando tu propia cruz. Hay varias tiendas, junto al parking, que te venden cruces de todos los materiales, tamaños y precios, además de otro tipo de suvenires.
Aprovechamos la parada para comer unos bocatas que llevábamos.
Hacia las 15:00 h. seguimos camino. Tras 1,5 km. Volvemos a la A-12.
Hasta la frontera con Letonia hay 30 minutos.
Ya hemos entrado en territorio letón. Las carreteras, como he explicado, bastante bacheadas. Los pueblos más pequeños y con granjas o casas de campo de tejados más puntiagudos.
A unos 5 km. De la frontera hay que desviarse a la derecha para coger la carretera P-103 durante unos 25 Km, para llegar al
PALACIO DE RUNDALE:
Por tanto, a unos 75 km (1 hora) de distancia por carretera desde la Colina de la Cruces, nos encontramos esta increíble visita.
Hay un pequeño parking gratuito en aproximadamente las siguientes coordenadas:
56°24'58.7"N 24°01'42.2"E
El Palacio de Rundale, una obra maestra del barroco. Admire este impresionante edificio, símbolo del poder nobiliario en el Báltico y uno de las grandes maravillas que podrá disfrutar al viajar a Letonia.
El Palacio de Rundale fue construido a mediados del siglo XVIII por los entonces duques de Curlandia, cuando lo que hoy es Letonia formaba parte del Gran Ducado de Lituania.
El arquitecto encargado de levantar esta obra maestra fue Bartolomeo Rastrelli, el mismo que también se encargó de la construcción de los Palacios de invierno y de Catalina en San Petersburgo.
Se pueden comprar tickets para la visita “larga” o “corta” del interior del Palacio. La diferencia es que el largo incluye también la visita de unas pocas habitaciones privadas del Duque. No merecen mucho la pena, pero nosotros con el ticket familia las teníamos incluidas. Tampoco hay mucha diferencia de precios.
Junto con la visita del Palacio se puede sacar entrada combinada para visitar los jardines. Incluso hay una entrada para visitar solo éstos.
Ya que se llega hasta allí quizás merezca la pena sacar la entrada completa. Lo que más me asustaba era el tiempo a dedicar para ver todo. Ya que como es una etapa de viaje, no queríamos entretenernos demasiado.
CONSEJO: Al final salió perfecto y gracias a coger el “trenecito” (ya lo contaré), nos llevó en total ver el Palacio por dentro (recorrido largo) y los jardines, una hora y media.
Los 5 para ver el Palacio (Family Ticket): 13,00 € y los jardines (Family Ticket): 7,00 h. Total: 20,00 € + 5,00 € por uso videocámara (es decir, la visita completa 5 €/persona).
Impresiona su salón dorado:
Y el blanco:
El despacho, con su decorada estufa:
La habitación azul:
El comedor privado:
Se puede ver hasta el baño:
Ahora vamos a ver su joya más preciada, especialmente en primavera y verano
Sus jardines…
Eran las 17:00 h. y no hacía calor, sino lo siguiente.
CONSEJO: Aquí hicimos UNA DE LAS MEJORES COSAS QUE PUDIMOS HACER EN TODO EL VIAJE. Cogimos el típico trenecito turístico que recorría los jardines. 4 €/pax. Parece caro al ir cinco, pero…
Una guía nos explicaba en inglés (comprensible) todo.
Al ir motorizados pudimos recorrer en 20 minutos todos los jardines.
Visitar lo que nosotros vimos andando hubiese estado bien pero nos hubiese llevado más de tres horas y hubiésemos acabado destrozados.
Por último, no os cuento como es recorrer jardines sin sombra a unos 35 o 40 grados al sol.
A las 17:30. Tras una visita preciosa, aunque calurosa,
nos ponemos en marcha hacia el siguiente destino:
JURMALA:
A unos 85 Km. del Palacio, y tras emplear una hora y cuarto (carretera con tráfico), llegamos a la Marbella del Báltico, muy cerca de Riga.
Tras aparcar en sus atestadas calles (especialmente llenas de coches rusos), y como estamos en verano y todavía son las 19:30 h. los niños deciden bañarse en el Báltico.
Hace calor y el agua está calentísima.
La playa es fantástica. Arena fina y buenos servicios (incluidos cambiadores).
Las casas son una pasada. En la era soviética, los dirigentes del partido venían de Moscú hasta aquí con sus familias a pasar sus vacaciones de verano. Hoy las increíbles casas que ocupaban esos dirigentes han pasado a mano de los ricos y poderosos magnates y empresarios rusos actuales, y este lugar sigue conservando todo su lujo.
Hacia las 20.30 h. nos vamos a Riga (capital de Letonia), fin de la etapa de hoy.
RIGA:
Se llega por (más o menos) autovía en unos 45 minutos (la distancia son unos 40 Km).
El Apartamento está en el centro de Riga a unos pocos pasos de la Catedral y la casa tiene una patio-parking para dejar el coche aparcado estos días sin pagar zona azul.
El piso es bastante regular, en un antiguo edificio soviético que se cae a pedazos.
Está más o menos limpio, bien situado y es barato. Para pasar dos noches, nos vale.
Como no es muy tarde, y queremos estirar las piernas, paseamos por el centro para encontrar un lugar para cenar.
Está anocheciendo pero aun así nos da para recorrernos casi todo el centro de Riga.
Por ejemplo, vemos su famosa Casa de los Gatos:
CONSEJO: Letonia, y especialmente Riga, es la ciudad más cara con diferencia de todas las de las tres repúblicas.
Cenamos en una de las plazas más turística de Riga, pero súper agradable y animada.
Steiku Haoss
Meistaru iela 25
El tipico restaurante de carne a la parrilla. lentos y salió caro: 81,50 € los 5.
En la plaza se exponen unas piezas escultóricas (que se venden) hechas con piedra y hierro que imitan animales. Le llaman el Zoo de piedra. Curioso para los niños y los mayores.
De vuelta a casa, pasamos por el Ayuntamiento de Riga:
Y nos despedimos frente a la espectacular casa de las Cabezas Negras del Siglo XIV, qué por la noche luce aún más esplendida.
Mañana, pasaremos todo el día visitando esta increíble ciudad.
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