Ha llegado el día y nos dirigimos hacia los USA, tras unas cuantas horas de vuelo, con escala en Düsseldorf, llegamos sobre las 11 de la mañana a Chicago. El vuelo ha ido francamente bien. La primera parte operada por Air Berlin, aunque era un avión tipo Vueling o Easyjet, me parecieron más cómodos y con mejor servicio que la media de los vuelos económicos. La segunda parte, operada por American Airlines, perfecta, plazas de turista bastante anchas, varios servicios de snacks, y comida muy bien para lo que suele ser habitual en un vuelo.
Pasamos la zona de aduanas sin problemas, lo cierto es que teníamos un poco de miedo porque hubiera muchos retrasos o que aleatoriamente (porque nosotros somos muy buenos, eh? ) nos tocara uns revisión en profundidad, pero la verdad es que se lo miran todo mucho y preguntan, pero fue ágil y no tuve ninguna sensación de agobio, ni malas caras. Nada más salir de la recogida de equipaje, lo que primero que vemos ¿qué es?, pues un McDonalds por supuesto, con muchas banderas americanas por todas partes. Pasamos por delante y vamos a buscar nuestro transporte público desde el aeropuerto O'Hare hasta nuestro hotel.
Lo mejor para llegar al centro es tomar en el aeropuerto la Blue Line, ésta te lleva hasta la zona del Loop, que es el centro financiero de Chicago, el Downtown, donde confluyen las líneas principales de transportes en una zona circular, que te permite conectar y cambiar de línea para que puedas llegar a cualquier otro lugar de la ciudad. además en esta zona tienes el metro elevado, una imagen muy típica, que seguramente habrás visto en películas donde Chicago sea la ciudad protagonista. Puedes consultar toda la información necesaria en la página de transportes de la ciudad: www.transitchicago.com
Para desplazarte puedes comprar una Ventra Card, una especie de tarjeta de crédito, donde cargarás los bonos de transporte que necesites, por ejemplo de 1, 3, 7 días. No son caros, 3 días creo recordar que eran 20 $. Lo que no te entra en este importe es el trayecto del aeropuerto al centro, debes pagarlo aparte. Así que en nuestro caso, como nuestro hotel estaba muy céntrico, nos gusta andar bastante y Chicago es una ciudad muy cómoda de visitar, con la mayoría de sus puntos de interés próximos entre sí, decidimos comprar únicamente el trayecto al centro y no comprar la Ventra Card. Si luego nos cansábamos de andar, ya tomaríamos algún transporte de forma puntual. El precio del billete del aeropuerto al Downtown es de 5 $.
Nuestro hotel era el Kinzie Hotel situado en el downtown, muy cerca del río, en la orilla norte del mismo, así que nos bajamos en la estación de Lake/Clark y fuimos andando pues estaba a unos 5 minutos. Este hotel es perfecto, el mejor del viaje sin duda. En la recepción hablan español, y tienen desayuno en cada planta. es decir, tú te levantas por la mañana, sales con tu bandejita al pasillo y junto a los ascensores, en cada planta, tienes montada una mesa con pastas, pancakes, cafés, zumos, salchichas, huevos, tostadas,..., puedes ir y volver a tu habitación las veces que quieras. las habitaciones son muy grandes, muy cómodas y están en perfectas condiciones.
Después de colocar las cosas en la habitación, salimos del hotel para pasar nuestro primer día en Chicago. Ya es la hora de comer, así que es lo primero que hacemos. Habíamos leído sobre el perrito caliente típico de Chicago, el Chicago Dog, así que fuimos a un America's Dog www.americasdog.com hay varios por la ciudad, y Ani y yo nos pedimos uno, los niños prefirieron hamburguesa. Estaba bien, pero para mi gusto llevaba demasiado pepinillo y una trozo de guindilla enorme, que le daban un sabor bastante fuerte.
Después de comer dimos una vuelta por el centro ya que la idea era hacer un crucero por el río al atardecer. Así que aprovechamos para hacer nuestro primer reconocimiento a la zona más próxima alrededor del hotel.
Marina City
Pasamos la zona de aduanas sin problemas, lo cierto es que teníamos un poco de miedo porque hubiera muchos retrasos o que aleatoriamente (porque nosotros somos muy buenos, eh? ) nos tocara uns revisión en profundidad, pero la verdad es que se lo miran todo mucho y preguntan, pero fue ágil y no tuve ninguna sensación de agobio, ni malas caras. Nada más salir de la recogida de equipaje, lo que primero que vemos ¿qué es?, pues un McDonalds por supuesto, con muchas banderas americanas por todas partes. Pasamos por delante y vamos a buscar nuestro transporte público desde el aeropuerto O'Hare hasta nuestro hotel.
Lo mejor para llegar al centro es tomar en el aeropuerto la Blue Line, ésta te lleva hasta la zona del Loop, que es el centro financiero de Chicago, el Downtown, donde confluyen las líneas principales de transportes en una zona circular, que te permite conectar y cambiar de línea para que puedas llegar a cualquier otro lugar de la ciudad. además en esta zona tienes el metro elevado, una imagen muy típica, que seguramente habrás visto en películas donde Chicago sea la ciudad protagonista. Puedes consultar toda la información necesaria en la página de transportes de la ciudad: www.transitchicago.com
Para desplazarte puedes comprar una Ventra Card, una especie de tarjeta de crédito, donde cargarás los bonos de transporte que necesites, por ejemplo de 1, 3, 7 días. No son caros, 3 días creo recordar que eran 20 $. Lo que no te entra en este importe es el trayecto del aeropuerto al centro, debes pagarlo aparte. Así que en nuestro caso, como nuestro hotel estaba muy céntrico, nos gusta andar bastante y Chicago es una ciudad muy cómoda de visitar, con la mayoría de sus puntos de interés próximos entre sí, decidimos comprar únicamente el trayecto al centro y no comprar la Ventra Card. Si luego nos cansábamos de andar, ya tomaríamos algún transporte de forma puntual. El precio del billete del aeropuerto al Downtown es de 5 $.
Nuestro hotel era el Kinzie Hotel situado en el downtown, muy cerca del río, en la orilla norte del mismo, así que nos bajamos en la estación de Lake/Clark y fuimos andando pues estaba a unos 5 minutos. Este hotel es perfecto, el mejor del viaje sin duda. En la recepción hablan español, y tienen desayuno en cada planta. es decir, tú te levantas por la mañana, sales con tu bandejita al pasillo y junto a los ascensores, en cada planta, tienes montada una mesa con pastas, pancakes, cafés, zumos, salchichas, huevos, tostadas,..., puedes ir y volver a tu habitación las veces que quieras. las habitaciones son muy grandes, muy cómodas y están en perfectas condiciones.
Después de colocar las cosas en la habitación, salimos del hotel para pasar nuestro primer día en Chicago. Ya es la hora de comer, así que es lo primero que hacemos. Habíamos leído sobre el perrito caliente típico de Chicago, el Chicago Dog, así que fuimos a un America's Dog www.americasdog.com hay varios por la ciudad, y Ani y yo nos pedimos uno, los niños prefirieron hamburguesa. Estaba bien, pero para mi gusto llevaba demasiado pepinillo y una trozo de guindilla enorme, que le daban un sabor bastante fuerte.
Después de comer dimos una vuelta por el centro ya que la idea era hacer un crucero por el río al atardecer. Así que aprovechamos para hacer nuestro primer reconocimiento a la zona más próxima alrededor del hotel.
Marina City
Chicago River
Trump Tower
Chicago Theatre
Hacia las 17:30 nos dirigimos a uno de los puntos de salida de los cruceros por el río que operan por el mismo. Hay varias compañías y varios tours, incluso también tienes los Chicago Water Taxi, algo así como un servicio público de taxis utilizando el río. Nosotros habíamos adquirido antes de salir la Chicago Go Card que tiene varias modalidades, en concreto teníamos la Explorer que te permite escoger entre 3 o 5 de las atracciones de la ciudad. Está bastante bien, supone un ahorro de dinero. Así que nuestra primera utilización fue para realizar el Architecture Cruise con Shoreline Sightseeing, lo cogimos junto al río, muy cerca de la Trump Tower, es recomendable que si podéis lo hagáis a una hora que os pille el atardecer durante el crucero, las vistas de la ciudad, de los rascacielos y cómo incide la luz crepuscular en ellos, es impresionante, mágico.
Vistas desde el río
La Torre Willis al fondo
Reflejos fascinantes al atardecer
Nuestro guía, Jim, era un tipo de lo más simpático, nos hizo unas fotos, nos preguntó de dónde veníamos y durante el trayecto sus comentarios fueron muy interesantes. Nos estuvo ilustrando sobre los cuatro tipos de arquitectura que conviven en Chicago, sobre cómo son sus habitantes, sobre el gran incendio que sufrió la ciudad,... realmente una excursión muy recomendable. Al terminar fuimos al hotel porque nos comentaron en recepción que en la última planta ponían bebidas y aperitivos gratis para los clientes, lo cierto es que no era gran cosa, no tanto por la calidad sino por la cantidad, pero estábamos bastante cansados y decidimos retirarnos a la habitación pues el día había sido largo. Os dejo con unas fotos más, tomadas desde el crucero por el río.[/align]