Día 13 (Lunes 17 de Septiembre)
Como no podría ser de otra forma, nos hemos despertado y está lloviendo. Hemos bajado a desayunar (un mega-desayuno con ensaladita, tostadas, un huevo duro, fruta, yogur, zumo y café, buff!!), y al subir de nuevo a la habitación está cayendo el diluvio universal. Así que nos hemos esperado un rato hasta que hemos podido salir al fin.
Hemos bajado con un minibús al puerto y hemos ido caminando al Torii que tienen en el agua. Es una lástima que nos haya llovido tanto porque vale mucho la pena estar un rato por esta isla. Es normal que sea tan verde. Y encima tiene todos estos ciervos campando a sus anchas que la hace aún más bonita.
Foto del Tori gigante de la playa
Otra foto del Tori
Cogemos de vuelta el barco para regresar a Hiroshima y vamos a la estación de tren a montarnos en un shinkansen con destino a Himeji. Allí vamos a visitar su castillo. Cuando llegamos a la zona hace un sol espectacular y un calorazo tremendo. Uno de los pocos días en los que vemos el sol. Menos mal.
La verdad es que la vista al Castillo de Himeji vale muchísimo la pena (me repito mucho, ¿no?, pero es que todo es imprescindible, me quedaría aquí tres meses y no me cansaría). Es muy impresionante, y si encima puedes pillar un guía (hay guías japoneses voluntarios que te hacen la visita en inglés) pues aún mejor. Nos pasamos allí más de dos horas y media.
Típica foto del castillo de Himeji desde la estación del tren
Otra vez nos pasa una cosa curiosa. Coincidimos allí con los chicos ingleses con los que habíamos estado charlando unos días antes mientras cenábamos en aquel sitio de Okonomiyakis en Kyoto (Chabana) y hacemos toda la visita con ellos mientras el guía nos explica con todo lujo de detalle los usos del castillo, las costumbres feudales de aquél Japón de principios del siglo XVII y la historia de este gran país. Es un hombre de mediana edad, ingeniero y que ha venido este día en tren desde no sé donde a practicar inglés y a enseñar un poco de cultura de su país a los visitantes extranjeros. Para flipar.
Foto de con los chicos ingleses y el guía
Cuando acabamos la visita, nos subimos al tren con destino Osaka, adonde llegamos a las 19h. Los últimos minutos el recorrido es sobre un puente larguísimo sobre el agua, espectacular. Y aún lo es más la estación de tren de Shin-Osaka. Es inmensa.
Vamos en metro hasta la estación de Umeda, que también es súper-grande. De hecho, podemos caminar por dentro de sus túneles y galerías comerciales (llenas de restaurantes, tiendas, cafeterías, etc) durante 10 minutos hasta llegar a una calle que nos deja a 200 metros del hotel, el Umeda OS Hotel. Es muy chulo. Por 9.000 yenes tenemos una habitación en la planta 10 con baño, TV, cable de red para conectarte a internet gratis, y unos camisones para dormir. Estamos en pleno distrito financiero, por lo que cuando miramos por la ventana vemos que estamos rodeados de edificios de 30 o 40 plantas, autopistas elevadas, gigantes carteles luminosos, genial todo.
Dejamos el equipaje rápidamente y nos vamos a dar una vuelta para cenar algo. Entramos en las galerías comerciales subterráneas y entramos en un sitio de comida rebozada, donde cenamos genial. Otra vez alucinamos con la seguridad que hay y la cultura japonesa. Estamos en un sitio con cientos de personas pasando constantemente por aquellas galerías, y justo al lado de la puerta abierta hay una señora en una mesita. Pues bien, la buena mujer deja el bolso allí encima de la mesa, se va al lavabo unos minutos, y regresa sin problemas a su mesa con su bolso aún allí. Increíble. Ojalá fuera así en todas partes.
Cuando acabamos de cenar damos una vuelta por el barrio para ver el ambiente. Osaka es muy bulliciosa y es famosa por la fiesta (bueno, toda la fiesta que puede haber en este país), sobre todo en el barrio de Minari (aunque este nos queda lejos). Aún así, hay bastante gente en la calle. No se parece en nada al resto de Japón; la única ciudad parecida sería Tokyo. Todo está lleno de carteles luminosos, anuncios, y gente. De hecho, la película de Blade Runner se basó en Osaka para sus escenas de ciudad futuristas con anuncios gigantescos, luz y rascacielos.
Cuando nos cansamos de pasear, sobre las 0.30h o así, nos vamos a dormir.
Día 14 (Martes 18 de Septiembre)
Último día. Esto se acaba. Recogemos el equipaje, vamos para la estación a coger el tren y embarcamos sin muchos problemas.
La verdad es que hemos disfrutado muchísimo en este viaje. He alucinado con todo lo que he visto y la gran diferencia tecnológica entre este país y el nuestro. Y Tokyo me ha enamorado.
Japón es un destino que me gustaría repetir y pasar más tiempo allí, ya que nos hemos dejado muchísimo por ver.