Dia 2. Los Angeles ✏️ Diarios de Viajes de USA

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Lunes 24 de Octubre. Como no podía ser menos el jet lag hizo su aparición, a las 4 de la mañana estábamos los 3 despiertos y frescos como una rosa. Nos vino genial para aprovechar al máximo el único día que pasaríamos en Los Angeles. Desayunamos lo que nos quedaba de las provisiones del avión y en marcha a descubrir la meca del cine.

Lo primero que hicimos fue subir al Observatorio Griffith, queríamos ver amanecer la gran ciudad ya que no entraba en los planes ver el atardecer desde allí. Sacamos cámara, trípode, el carro de Iker y nos dispusimos a dar un paseo por los alrededores. Pudimos aparcar en el parking de arriba. Estaba bastante nublado, pero nada nos hacía esperar que en 20 minutos y con el trípode montado empezara a llover como si no hubiera mañana. Unicamente nos dió tiempo a ponerle el plástico de lluvia al carro de Iker, salimos corriendo como pudimos hasta el coche a refugiarnos y aun así mis manoletinas las pude vaciar de todo el agua que tenían. Menos mal que en California están en sequía y raras veces llueve.



Estuvimos esperando en el coche que dejara de llover pero no paraban de caer rayos en las inmediaciones y la tromba era tal, que decidimos descender y conformarnos con las pocas fotos que habíamos echado. La bajada parecía un parque acuático, la carretera era un rio.

Nuestro siguiente punto era ir a conocer la zona del Pueblo, era hora punta ya casi por lo que llegar hasta allí nos llevó casi 1 h y media. Seguía lloviendo aunque con bastante menos intensidad, por lo que aparcamos en un parking de pago muy cerquita y nos dimos un paseo por la plaza y la calle Olvera. Era aun muy temprano (sobre las 8 de la mañana) por lo que estaba todo cerrado y apenas había gente por las calles.

Visto que nuestro día en Los Angeles no era tan idílico como esperábamos, volvimos desanimados al coche y dimos una vuelta con el mismo por el distrito financiero y el Staples Center. Decidimos no aparcar y bajarnos, porque con el niño lloviendo no era demasiado cómodo.

Empezó a abrirse el día y seguimos camino hasta la zona de Beverly Hills. Allí aparcamos en el parking gratuito que hay cerca de Rodeo Drive. Nos bajamos y estuvimos paseando entre las mansiones, disfrutando de las decoraciones de Halloween que muchas ya lucían. Dimos una vuelta por Rodeo Drive viendo las tiendas mega caras y disfrutando con los cochazos que veíamos pasar.





Después de ponernos los dientes largos con tanto lujo decidimos ir a la zona de Santa Mónica y Venice Beach para comer. Con el coche vimos un poco de Venice Beach, pero no bajamos ya que se nos hacía tarde y queríamos comer en el Pier de Santa Mónica. Aparcamos en uno de los parkings del Promenade y bajamos andando por el paseo marítimo hasta el Pier. Allí comimos en un puesto de hamburguesas y perritos justo en la entrada del parque de atracciones. La primera clavada en suelo americano, 35$ por 2 perritos, una hamburguesa y 2 coca colas. Aunque no llovía no llegaba a salir el sol por lo que hacía bastante fresco en el pier y tuvimos que comer y recorrerlo deprisa. Las vistas del Pacífico desde el final del Pier son espectaculares. Había gente metida en la playa y eso que nosotros echábamos de menos los abrigos. Nos mojamos los pies y seguimos pensando que deben ser de otra pasta porque estaba helada.




Volvimos al coche y de nuevo retornamos al hotel, queremos descansar un pelin e ir a ver el Paseo de la Fama una vez anochezca.

Después de un minidescanso decidimos ir andando al Paseo de la Fama, desde el hotel deben ser como unos 20-30 minutos hasta el Teatro Kodak. Se hace bastante ameno porque hay gente y buen ambiente. Nos defraudó un poco el Teatro, parece bastante más en los Oscars que lo que es en realidad. Vemos fuera el Teatro Chino y ya estábamos completamente exhaustos. Volvemos sobre nuestros pasos y en una pizzeria cogemos una pizza para cenarla en el hotel, el jet lag y la pateada han hecho estragos en nosotros y no son las 21 cuando estamos metidos en la cama de nuevo. La vuelta del Paseo de la Fama no es tan atractiva como la ida, empiezan a aparecer mendigos y borrachos que ensombrecen bastante la zona y dan un toque de decadencia. No sentimos inseguridad pero no era agradable pasear por la noche por la zona.

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