Hoy nos levantamos algo más tarde, el colega ha pasado mala noche, tiene la tripa revuelta y el cuerpo no demasiado fino. Tras no arriesgar nada en el desayuno y tomarse un mísero té, decidimos alquilar moto el día de hoy y así poder visitar las tumbas imperiales a nuestro rollo. La alquilamos en el mismo hotel, 7 $ el día entero, algo más caro que en Sapa y Cat Ba. La idea es visitar las 3 más típicas, las de Minh Mang, Tu Duc y Khai Dinh.
Nos plantamos en la moto y ponemos en el GPS del movil la primera, Minh Mang, y bueno, nos perdemos un poquito bastante.
Antes de nada, el chico que nos da la moto nos recuerdo que debemos poner gasolina porque está bien canina, tememos no llegar ni a la gasolinera... Nos da indicaciones de cómo llegar, y llegar llegamos, pero vemos claro que el tráfico en Hué no tiene nada que ver con lo que hemos visto hasta ahora y esto va a tener su aquél... Cruces aparentemente anárquicos, motos y coches que van y vienen sin ton ni son, peatones que se te cruzan, semáforos que según les de se respetan o no... y pitos, pitos y pitos...
Tras llenar de gasolina el depósito, nos ponemos en marcha rumbo a la primera tumba que visitaremos.
Las entradas las tenemos ya que ayer compramos la entrada que daba derecho a visitar la Ciudadela y 2 de las tumbas principales.
El GPS nos va indicando (bueno, yo llevo el móvil en la mano y le voy diciendo al colega para dónde tiene que ir, mientras con la otra sostendo la GoPro y hago videos del tráfico en la ciudad y alguna que otra foto), y bueno, efectivamente, nos perdemos a la vez que nos cae un chaparrón de narices.
De golpe, vemos como toooodos los motoristas llevan puestas capas y chubasqueros, ¿pero cómo se la han puesto tan rápido? ¿¿Han olido la lluvia antes de caer?? Paramos en un “arcén”, nos tapamos con los chubasqueros (imprescindibles) e intentamos ubicarnos debajo del aguacero.
Finalmente, parece que encontramos la dirección correcta y llegamos al lugar, bastante perdido, el acceso es por un carretera que parece un camino de cabras privado, dudamos muy mucho de que estemos yendo bien hasta que por fin llegamos.
Hay poca gente, realizamos la visita bastante tranquilos y la disfrutamos. Se encuentra en un enclave muy agradable, en medio de la naturaleza, y nos llama más la atención eso que en sí la visita de la tumba. El horario es de 8-18h, y es de las más alejadas del centro de Hué, a unos 12 km, a orillas del río perfume.
A la entrada, encontramos una puerta bastante grande, llamada Dai Hong Mon, delante de un patio lleno de estatuas de piedra de soldados, caballos y elefantes.
Nos plantamos en la moto y ponemos en el GPS del movil la primera, Minh Mang, y bueno, nos perdemos un poquito bastante.
Antes de nada, el chico que nos da la moto nos recuerdo que debemos poner gasolina porque está bien canina, tememos no llegar ni a la gasolinera... Nos da indicaciones de cómo llegar, y llegar llegamos, pero vemos claro que el tráfico en Hué no tiene nada que ver con lo que hemos visto hasta ahora y esto va a tener su aquél... Cruces aparentemente anárquicos, motos y coches que van y vienen sin ton ni son, peatones que se te cruzan, semáforos que según les de se respetan o no... y pitos, pitos y pitos...
Tras llenar de gasolina el depósito, nos ponemos en marcha rumbo a la primera tumba que visitaremos.
Las entradas las tenemos ya que ayer compramos la entrada que daba derecho a visitar la Ciudadela y 2 de las tumbas principales.
El GPS nos va indicando (bueno, yo llevo el móvil en la mano y le voy diciendo al colega para dónde tiene que ir, mientras con la otra sostendo la GoPro y hago videos del tráfico en la ciudad y alguna que otra foto), y bueno, efectivamente, nos perdemos a la vez que nos cae un chaparrón de narices.
De golpe, vemos como toooodos los motoristas llevan puestas capas y chubasqueros, ¿pero cómo se la han puesto tan rápido? ¿¿Han olido la lluvia antes de caer?? Paramos en un “arcén”, nos tapamos con los chubasqueros (imprescindibles) e intentamos ubicarnos debajo del aguacero.
Finalmente, parece que encontramos la dirección correcta y llegamos al lugar, bastante perdido, el acceso es por un carretera que parece un camino de cabras privado, dudamos muy mucho de que estemos yendo bien hasta que por fin llegamos.
Hay poca gente, realizamos la visita bastante tranquilos y la disfrutamos. Se encuentra en un enclave muy agradable, en medio de la naturaleza, y nos llama más la atención eso que en sí la visita de la tumba. El horario es de 8-18h, y es de las más alejadas del centro de Hué, a unos 12 km, a orillas del río perfume.
A la entrada, encontramos una puerta bastante grande, llamada Dai Hong Mon, delante de un patio lleno de estatuas de piedra de soldados, caballos y elefantes.
Una vez entras en el recinto, al final de todo, encuentras un lago bastante grande que se puede cruzar por un puente de piedra y donde puedes dar de comer a las carpas hambrientas...
Una vez allí, se pone a llover de nuevo muy mucho, así que nos resguardamos debajo de un árbol rezando que no nos caiga un rayo...
Una vez allí, se pone a llover de nuevo muy mucho, así que nos resguardamos debajo de un árbol rezando que no nos caiga un rayo...
Cuando para, al cabo de un buen rato, seguimos camino, volviendo a la moto, dirección la siguiente tumba, la de Khai Dinh, 9km al sur de Hue. Teníamos anotado que se llegaba por la carretera 49, pero bueno, podéis quemar la anotación porque no tendréis ni papa de en qué carretera os encontráis... GPS imprescindible.
Esta cierra a mediodía, entre las 11:30-13:30h.
Llegamos sin tanta pérdida como con la primera y es donde más turistas hay de lejos. Está llenita de gente, pero no por eso no la disfrutamos. A mi fue la que más me gustó. Es una tumba construída en vertical, hay que ir subiendo varios tramos de escaleras para llegar al final. No se dónde leímos que los dragones esculpidos en las barandillas que acompañan las escaleras para ascender a la tumba son los dragones más grandes de todo Vietnam.
Tanto el conjunto arquitectónico como las vistas desde el lugar son bastante impresionantes, y desde allí tomamos una de las fotos más bonitas de todo el viaje, para mi gusto, si no la mejor...
Esta cierra a mediodía, entre las 11:30-13:30h.
Llegamos sin tanta pérdida como con la primera y es donde más turistas hay de lejos. Está llenita de gente, pero no por eso no la disfrutamos. A mi fue la que más me gustó. Es una tumba construída en vertical, hay que ir subiendo varios tramos de escaleras para llegar al final. No se dónde leímos que los dragones esculpidos en las barandillas que acompañan las escaleras para ascender a la tumba son los dragones más grandes de todo Vietnam.
Tanto el conjunto arquitectónico como las vistas desde el lugar son bastante impresionantes, y desde allí tomamos una de las fotos más bonitas de todo el viaje, para mi gusto, si no la mejor...
Una vez arriba del todo (llevar agua, hace un bochorno muy tremendo y el calor es asfixiante), puedes ver el sarcófago del emperador. También hay una televisión que va repitiendo un vídeo explicativo en vietnamita e inglés, que me tragué solo porque había un ventilador que de vez en cuando me daba en la cara y no veas si se agradecía...
Pese a la cantidad de turistas que encontramos, la visita es muy recomendable.
Pese a la cantidad de turistas que encontramos, la visita es muy recomendable.
Nos quedaba por ver la tumba de Tu Duc, a unos 6km de Hue, que en muchas guías describen como de las más cañeras, y bueno, pues para allí que fuimos con nuestra motillo alquilada. Todas las motos que nos han ido dando han sido por un estilo, motos de "quillo"
Una vez allí, nos acosaron varias mujeres para que aparcáramos la moto en la terraza o parcela de su bar... nos olía a que al salir nos iban a pedir algo... Nos decantamos por la mujer más mayor de todas.
El día de antes, el recepcionista del hotel nos dijo que no valía la pena que fuéramos a visitar esa tumba, pero no entendimos bien el motivo, y nosotros, desconfiados, pues pallá directos...
El caso es que se encontraba en obras, pero de eso te das cuenta una vez dentro y tras pagar los 200.000 VND (ya que habíamos “gastado” el ticket que compramos ayer en las dos tumbas anteriores), nadie nos informó allí del tema.
Conclusión, un timo, porque poquito pudimos ver de esta última tumba. Eso sí, hay un lago muy agradable lleno de flores de loto en el cual hicimos un breve alto en el camino...
El día de antes, el recepcionista del hotel nos dijo que no valía la pena que fuéramos a visitar esa tumba, pero no entendimos bien el motivo, y nosotros, desconfiados, pues pallá directos...
El caso es que se encontraba en obras, pero de eso te das cuenta una vez dentro y tras pagar los 200.000 VND (ya que habíamos “gastado” el ticket que compramos ayer en las dos tumbas anteriores), nadie nos informó allí del tema.
Conclusión, un timo, porque poquito pudimos ver de esta última tumba. Eso sí, hay un lago muy agradable lleno de flores de loto en el cual hicimos un breve alto en el camino...
Al salir, la amable mujer nos pidió que le compráramos algo de su bar/restaurante o que comiéramos allí; compramos una botella de agua, que cayó pero rápido, ¡qué sed y qué calor!.
Mi pobre novio se encontraba fatal ese día, estaba intoxicado a fortasecs y tiorfans, así que dimos por concluída nuestra immersión en las tumbas imperiales y volvimos a la zona centro de Hue a comer algo. Dejamos la moto en la puerta del hotel y andamos un poco hasta llegar a otro restaurante con opciones vegetarianas a un pasito de allí. Pido pancakes con verduras, unos noodles y el un arroz blanco (pobrecito....). Sorpresa cuando veo que los pancakes llevan algo que parece jamón.... lo aparto y me como lo demás, el hambre aprieta...
El coleguilla solo da sorbitos a una botella de agua con cara de “no quiero morir” y guarrea el arroz. La cuenta, menos de 5 euros... perdonamos lo del jamón pues...
El cuerpo le pide descanso, así que volvemos a la habitación, donde se nos hacen las tantas.
Devolvemos las llaves de la moto en recepción y salimos a dar una vuelta, pero el tiempo no acompaña, se ha puesto a llover y no hace pinta de querer parar... Así que nos plantamos el chubasquero y buscamos donde cenar.
Acabamos en un lugar llamado Little Italy, lleno de turistas viejunos, un lugar algo raro, como de los años 80'...
Pedimos dos platos de pasta con berenjenas, que bueno, no estan para tirar cohetes pero se pueden comer. En las mesas hay aceite de oliva, primera vez que lo vemos desde que estamos en Vietnam.
Al rato, nos damos cuenta que el restaurante es de la misma cadena del de anoche, el DMZ.
Comer pasta “italiana” en Vietnam es sinónimo de clavada, y así es, nos sale la cena por casi 10 euros.
Al salir, la idea es tomarse algo para alargar un pelín la noche, pero está cayendo la del pulpo, así que tiramos dirección hotel, mientras, igual que ayer, cantidad de hombres nos ofrecen droga casi a gritos (con el sonido de la lluvia no les oímos si no gritan...).
Conclusión final de Hue; las tumbas, interesantes, el entorno de las mismas, muy chulo, la ciudadela no está mal, la ciudad... sin gran interés.
Nos metemos a la cama deseando que mañana el pobre se levante bien, ya que toca día de aeropuerto...
¡Buenas noches Hue!
Mi pobre novio se encontraba fatal ese día, estaba intoxicado a fortasecs y tiorfans, así que dimos por concluída nuestra immersión en las tumbas imperiales y volvimos a la zona centro de Hue a comer algo. Dejamos la moto en la puerta del hotel y andamos un poco hasta llegar a otro restaurante con opciones vegetarianas a un pasito de allí. Pido pancakes con verduras, unos noodles y el un arroz blanco (pobrecito....). Sorpresa cuando veo que los pancakes llevan algo que parece jamón.... lo aparto y me como lo demás, el hambre aprieta...
El coleguilla solo da sorbitos a una botella de agua con cara de “no quiero morir” y guarrea el arroz. La cuenta, menos de 5 euros... perdonamos lo del jamón pues...
El cuerpo le pide descanso, así que volvemos a la habitación, donde se nos hacen las tantas.
Devolvemos las llaves de la moto en recepción y salimos a dar una vuelta, pero el tiempo no acompaña, se ha puesto a llover y no hace pinta de querer parar... Así que nos plantamos el chubasquero y buscamos donde cenar.
Acabamos en un lugar llamado Little Italy, lleno de turistas viejunos, un lugar algo raro, como de los años 80'...
Pedimos dos platos de pasta con berenjenas, que bueno, no estan para tirar cohetes pero se pueden comer. En las mesas hay aceite de oliva, primera vez que lo vemos desde que estamos en Vietnam.
Al rato, nos damos cuenta que el restaurante es de la misma cadena del de anoche, el DMZ.
Comer pasta “italiana” en Vietnam es sinónimo de clavada, y así es, nos sale la cena por casi 10 euros.
Al salir, la idea es tomarse algo para alargar un pelín la noche, pero está cayendo la del pulpo, así que tiramos dirección hotel, mientras, igual que ayer, cantidad de hombres nos ofrecen droga casi a gritos (con el sonido de la lluvia no les oímos si no gritan...).
Conclusión final de Hue; las tumbas, interesantes, el entorno de las mismas, muy chulo, la ciudadela no está mal, la ciudad... sin gran interés.
Nos metemos a la cama deseando que mañana el pobre se levante bien, ya que toca día de aeropuerto...
¡Buenas noches Hue!