Qué corto se nos hizo Trinidad! Sin dudarlo, el mejor día de nuestro viaje fue el de la excursión en camión por el Parque natural Tope de Collantes. Supongo que se debe a que yo suelo ser bastante cagueta o, por decirlo de otra forma más suave, poco aventurera. Sin embargo, las sensaciones que me llevo de la excursión por la Sierra del Escambray, son una de las mejores de mi vida (primero sigue siendo la experiencia en la barrera de coral haciendo snorkel en las Bahamas, que algún día os contaré!).
La mañana empezó bien temprano para estar puntuales en la oficina de la operadora turística con la que contratamos la excursión (60 CUC's que incluían varias pequeñas paradas durante el recorrido, una ruta de senderismo con guía y el almuerzo en un complejo turístico).
El entorno del macizo de Guamuhaya es espectacular. La historia cuenta que la sierra sirvió de refugio para varias contiendas durante la Revolución. Te adentras subiendo poco a poco por sus montañas majestuosas, hasta llegar a una visión privilegiada a 850 metros sobre el nivel del mar. Allí llegamos, junto al antiguo sanatorio de tuberculosis, también conocido como Sanatorio General Batista (se dice que su mujer estuvo infectada. De ahí su preocupación por llevar a cabo esta obra faraónica) donde hicimos una breve parada en una oficina turística con varios planos de la zona y un reloj solar.
Antes de llegar a la ruta de senderismo, hicimos una parada muy interesante en un museo del café donde, además de explicarnos de manera muy visual todo el proceso, pudimos tomarnos uno bastante rico (incluido en el precio de la excursión). Aquí, hubo un poco de confusión entre los que nos acompañaban. Se incluía un café expresso y quienes venían con nosotros empezaron a pedir capuccinos y otras cosas que luego tuvieron que pagar a mayores, refunfuñando bastante. Hasta el punto de llegar a embroncarse con los camareros porque no entendían por qué tenían que pagar si venía incluido en la excursión. Algunos de los turistas alemanes les dejaron los cafés una vez pedidos… Un cristo, vamos!! Avisados quedáis.
Después de aquella confusión, seguimos de ruta e hicimos parada en un minichiringuito de fruta de la zona donde, si querías, podías comprar algo para el camino o para llevarte de recuerdo como hice yo con algo parecido a un turrón de cacahuetes que estaba de rechupete (y que colé en el aeropuerto a la vuelta sin acordarme de declararlo).
El guía estuvo super pendiente de nosotros durante la excursión ya que éramos los únicos hispanohablantes del grupo. Nos estuvo explicando la fauna según íbamos caminando por la ruta. Tuvimos la suerte de ver mimosa
Efectivamente, la ruta era preciosa. Estabas en medio de la nada rodeada de vegetación pero ¡qué dura para quien no está entrenado! Seguimos bajando y bajando más hasta que empezamos a escucharlo: Era agua cayendo con muchísima fuerza. Estábamos cerca de la cascada!!
Habíamos llegado por fin! Cómo no meterse! Sabéis esas imágenes impresionantes que siempre salen en los blogs viajeros sobre los cenotes? Pues era como si estuviese dentro de una de esas fotos! Era como un escondite al que solo llegan los turistas de excursión y luego te quedan para el recuerdo… Y más tratándose de alguien como yo que ve dificultades en subir o bajar un desnivel en cualquier ruta de senderismo de iniciación, jaja! Supongo que eso mismo hizo que el haber llegado hasta allí me pareciese un super logro y ahora es una de las cosas que más recuerde del viaje.
El agua estaba suuuper fría y nada cristalina así que estaba bastante acojonada pero iba a ser una vez en la vida así que me concentré en nadar hasta los chorros de la cascada (en la foto parecen muy pocos metritos desde donde estábamos pero había bastante más distancia) y traspasarlos para llegar a las rocas. Fue un flipe. Nunca pensé hacer eso en mi vida. Y allí estaba yo con Dani! Pff!!! Sin palabras!
Pero tocaba la cruda realidad de hacer el camino de vuelta así que después de un rato en ese agua que cortaba, nos preparamos y comenzamos a subir. Decidimos empezar la ruta los primeros ya que poco a poco nos irían adelantando. Esa tarde hicimos troscientos millones de planes para la vuelta de buscar huecos y practicar más senderismo. De hecho, uno de los primeros findes libres que tuvimos nos dedicamos a buscar unas botas buenas para los domingos pero… la realidad ya os imagináis cuál es, no? Ahí están las botas con la etiqueta puesta, jajaja!
El camino de vuelta no tuvo más complicaciones que las agujetas tempranas. Nos llevaron a comer al restaurante que estaba pactado. Fue también un poco descontrol con la comida y sobre todo con la bebida aunque hicieron lo posible por servirnos comida acorde a todos los gustos (nada del otro mundo: unas ensaladas, pollo para unos y no recuerdo si unas tortillas francesas para los que no comiesen carne (no tenían plan b pero se adaptaron). Si sois de buen comer, llevaros algo en la maleta para completar.
Al final de los viajes te quedas siempre con las experiencias de ver sitios nuevos pero sobre todo, si tienes la oportunidad de conocer a gente, también te quedas con las personas con quien te cruzas. Es una pena que no nos quedásemos con los contactos de gente de la excursión porque guardo un recuerdo fantástico de la parejita india-alemana que sale primera en la foto. Eran increíbles. Y por supuesto también nos reímos muchas veces contando que conocimos en esta excursión a unos daneses (los chicos de la derecha del fondo) que se fliparon cuando les hablamos de las series danesas que veíamos. Somos unos frikis seriéfilos totales pero nunca nos imaginamos estar hablando de estas cosas con unos chicos super simpáticos en la Cuba profunda!
La última noche de Trinidad quisimos aprovecharla cenando en casa con la familia que tan bien nos había tratado. La comida estuvo super rica pero lo mejor de todo fue el ambiente. Fue super emotivo estar con ellos hablando de historias de canciones famosas
Si tuviese que elegir un día solo de este viaje, habréis adivinado que es este por todo lo que para mí significó. Viajar te da taaanntos motivos para seguir haciéndolo, que me costaría mucho imaginarme no volver a hacerlo. Ojalá que mis metas siempre sean el siguiente viaje!
La siguiente etapa de nuestro viaje marca casi el final de nuestra ruta. Nos vamos de todo incluido a Cayo Coco!!
PD: Si tenéis curiosidad, leeros la biografía de Polo Montañez!