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Si tienes solamente dos días para visitar San Francisco la opción de visitar Golden Gate Park quizá no sea tenida en cuenta. Pero a mí me gustan más los espacios naturales que los edificios y tenía especial interés en ver el Jardín Japonés, que se encuentra en este parque. Además hoy es viernes y entrando antes de las 10, es gratuita la entrada.
Cerca del hotel, en la intersección de Lombard St. con Gough St, cogimos el autobús 28. Si, el mismo que ayer nos hizo el tour panorámico, así que sigo pensando que hay dos recorridos para esta línea. Después de pasar por Presidio, Toll Square, siguió por el mismo itinerario que ayer, solamente que hoy nos bajamos en la parada de Fulton St. con Park Presidio Blvd., y desde allí caminando para entrar en el parque.
Los fines de semana hay autobuses gratuitos que recorren todo el Golden Gate Park pero entre semana no funcionan.
Golden Gate Park es un oasis urbano de más de 400 hectáreas de superficie, es incluso más grande que Central Park. Pero menos conocido a pesar de que tiene mucho que ofrecer. Museos, conciertos al aire libre, deportes, arte, ocio… Una buena forma de recorrerlo y acceder a sus atracciones es alquilando una bicicleta.
Los que no sabemos montar en bicicleta nos tenemos que conformar con caminar.
Caminando hacia dónde creemos que se encuentra el jardín japonés atravesamos una zona poblada de rosales que luego vimos que se llama Rose Garden. De muchas variedades y colores vistosos, embriagando con su olor cuando pasas por allí. Hay una sociedad que se encarga de cuidarlas y mimarlas. El espacio se puede alquilar para fiestas, bodas, almuerzos.
Japanese Tea Garden. Es un jardín pequeño pero ostenta el rango de ser el jardín público japonés más antiguo de todo Estados Unidos. Fue construido como parte de la exposición Universal de 1894. Cuando la misma finalizó un jardinero japonés, Hagiwara, solicitó que que el mismo se mantuviera de forma permanente. Fue su cuidador muchos años, y la familia continuó con este cometido hasta que en 1942 fueron deportados, como muchos otros japoneses, a campos de concentración, medida tomada en represalia por el ataque a Pearl Harbor.
Hasta entonces ya se habían importado de Japón cerezos y otras plantas nativas, también los peces Koi. Las dos puertas ornamentales de madera y, quizá, la pagoda de cinco pisos, se obtuvieron del enclave japonés de la Exposición Internacional Panama-Pacífico. Más tarde se añadiría su gran Buda de bronce, originario de Japón, el jardín Zen y la linterna de la Paz.
Pasando la impresionante puerta principal, Bell Tower Gate, se encuentra la casa de té. Por ello tiene el nombre de Japanese Tea Garden. En dónde se puede desgustar un buen té y las galletas de la fortuna. A otras horas no tan tempranas como la que nosotros estamos usando.
Tiene varios senderos interconectados en los que ir paseando tranquilamente envueltos en este paisaje tan verdoso y seductor. Hay tres charcas conectadas entre ellas por arroyos con alguna que otra pequeña cascada. En ellas nadan los peces koi.
El sendero los va cruzando con pasarelas de bloques de piedra, puentes pequeños y hasta un puente luna o Drum Bridge. Es un puente arqueado y se les llama puente luna porque en el diseño de estos jardines se sitúa de forma que se reflejen en el agua, formando el arco del puente y su reflejo, un círculo que simboliza la luna.
Lo más destacable es la pagoda de madera de 5 pisos, el gran buda de bronce, (con más de 200 años de antigüedad), sus muchas linternas de piedra, como la conocida linterna de la Paz, que fue una contribución de los niños japoneses que la ofrecieron a Estados Unidos como símbolo de amistad, un regalo conmemorativo de la paz firmada por los dos países en 1951.
Sin olvidarnos de lo más esencial y mayoritario que conforma un jardín, sus cuidados árboles y arbustos, los bonsáis, las flores, los pequeños lagos que prolongan el paisaje con sus reflejos.
No me ha defraudado para nada. Considero que es una forma muy agradable y relajante el comenzar la mañana realizando este paseo que, además, no dura mucho rato. Y si lo comienzas antes de las 10 de la mañana los lunes, miércoles y viernes te ahorras los 8$ que cuesta la entrada.
En un pequeño plano que teníamos, diseñado para recorrer el parque en bicicleta, vimos que el jardín de Shakespeare no estaba lejos y decidimos echarle un vistazo. Para llegar al mismo tuvimos que atravesar el Music Concourse. A lo lejos vimos el edificio modernista del Young Museo al que no nos acercamos porque no pensábamos visitarlo. Luego me arrepentí un montón porque habíamos perdido la oportunidad de ver, en sus exteriores, la estatua de Cervantes y de Don Quijote y Sancho Panza. Españoles inmortalizados por el mundo.
El Music Concourse es una amplia plaza de forma oval al aire libre con una plataforma curiosa en uno de sus extremos. Construida en un estilo clásico con forma de media cúpula y extendiéndose, a ambos lados, con dos filas de columnas. Es utilizada para actuaciones musicales y tiene el extraño nombre de Spreckels Temple of Music. La plaza tiene tres fuentes centrales y árboles plantados, los cuales perfectamente cuidados y podados dan armonía al conjunto. Está rodeada de varias estatuas. Nosotros, de camino, solo vimos la de Verdi y Beethoven.
Shakespeare Garden es un jardín pequeño, rectangular, en el que están plantadas más de 200 variedades de plantas con la particularidad de que todas ellas han sido mencionadas en obras del gran escritor inglés. Hay bancos para sentarse y descifrar con qué obra está relacionada cada planta. El jardín es utilizado también para celebrar bodas.
Se nos había pasado más de la mitad de la mañana sumergidos en este oasis verde que casi se nos olvida que estamos en San Francisco y que hay que intentar ver otras cosas. Cubierto nuestro objetivo de ver el jardín japonés ya era hora de dirigirnos a otro lugar. Fuimos a salir del parque dirección Lincoln Way y pasamos delante de la entrada norte, en Martin Luther King Jr.Drive, del SF Botanical Garden. Es un jardín botánico importante, el más grande de la costa oeste de EEUU. La entrada cuesta 8$ pero aquel día había un cartel de entrada libre, no se porqué. En un plano había un área cercana de plantas de Nueva Zelanda y quisimos echarle un vistazo. Llegamos hasta ellas y de camino vimos que el jardín está bastante bien, como para dedicarle un buen rato. Pero solo dimos un corto paseo.
En Lincoln Way cogimos el autobús 7 que atraviesa toda la Haight St., el corazón del barrio Haight Ashbury, unos de los barrios donde nació el movimiento bohemio de los idealistas hippies. Desde el autobús tuvimos la oportunidad de ver sus casas con fachadas multicolores, los comercios “diferentes”, incluso la famosa casa con las piernas de mujer con tacones rojos asomando por la ventana.
Nos bajamos en Market St. y aquí vamos a coger otro transporte diferente, el tranvía. El Tranvía “F” es otra línea histórica con algunos tranvías de más de 150 años, traídos de diversos lugares del mundo para su restauración y posterior utilización.
Con el tranvía “F” nos fuimos hasta Castro, el primer barrio gay de los EEUU. Aunque no nos adentramos mucho en él ya que nuestro objetivo estaba en la Misión Dolores. Pero si pudimos ver algunas casas victorianas y los divertidos banderines arcoíris, bandera de la comunidad gay.
La Misión San Francisco de Asís o Misión Dolores es el edificio más antiguo de San Francisco. Está situado en la 16th St., esquina con la propia Dolores St.
La pequeña iglesia de estilo colonial español fue fundada en 1776 por misioneros españoles bajo la supervisión del Padre Junípero Serra. Como digo, es pequeñita pero tiene unos muros de adobe bastante gruesos, 1,2 m., lo que permitió que aguantara bien el terremoto de 1906. Los troncos originales de secuoya que soportan el techo siguen firmes y aún hay restos de pinturas de los indios Ohlone, hechas con tinturas vegetales.
En el terremoto la iglesia parroquial, actualmente basílica, no corrió la misma suerte y el edificio que hoy se ve, se construyó en 1918. Su interior es austero y su fachada es claramente churrigueresca.
Se visita un pequeño museo con fotos y objetos relacionados con la historia de la misión, un diorama creado para la exposición mundial de 1939 en Treasure Island, un pasillo cubierto con una exposición de dibujos y fotografías históricas que van desde las primeras tribus hasta la visita de Juan Pablo II a la misión en 1987 y un cementerio que parece un jardín.
Hay en el centro del jardín una estatua del Padre Junípero Serra y una pequeña choza a imagen de las antiguas usadas por los indios nativos.
La entrada cuesta 5$. Yo creo que merece la pena esta visita por su importancia en la historia de San Francisco y resulta también interesante.
El barrio Mission tiene una gran influencia y presencia hispanohablante. Sus calles y nombres de comercios te lo van mostrando. La calle Dolores está poblada de palmeras y casas victorianas y está considerada como una de las calles más bonitas de la ciudad. Muchas cosas llevan mi nombre, la calle, un hotel, una tienda, (es que me llamo Dolores), y todo ello deriva del nombre de la misión que, a su vez, fue tomado del nombre de un arroyo cercano llamado arroyo de Nuestra Señora de los Dolores.
En la esquina de Dolores St. con Market St. vimos un supermercado de la cadena Whole Foods Market que tenía una galería cubierta con mesas en las que la gente estaba comiendo. Son unos supermercados ecológicos con diversidad de productos raros y desconocidos. No se si todos lo tienen, no los conozco, pero este supermercado tenía una amplia sección con comida hecha y expuesta para servirse con una pinta estupenda. Es comida sana y puedes diseñarte tu ensalada y tu almuerzo, a tu gusto. Se sirve en unas cajas que según el tamaño así pagas. Y fuera de las cajas registradoras hay una zona con mesas y una barra delante de una gran cristalera que da a la calle, para ver la vida pasar mientras comes. En la galería del exterior estaba todo ocupado así que comimos en una de las mesas. Todo lo que escogimos estaba riquísimo y a muy buen precio. Puedes comer por 10 o 15 dólares.
Nuestra siguiente parada iba a ser Civic Center y aunque no estaba muy lejos nos volvimos a subir en el tranvía F. Tenemos poco tiempo y tenemos la Muni Pass que hay que darle uso.
Civic Center es la zona cultural y gubernamental de la ciudad con varios edificios de estilo clásico, el llamado Beaux-Arts. Está dispuesto alrededor de una gran plaza simétrica, Civic Center Plaza. Por aquí se encuentra el Ayuntamiento, War Memorial House, la Biblioteca Pública, el museo de Arte Asiático y alguno otro. Toda la zona de Civic Center es un monumento histórico nacional.
Nuestro interés se centra en el Ayuntamiento, el City Hall. Este ayuntamiento abrió sus puertas en 1915 sustituyendo al anterior que fue destruido en el terremoto de 1906. Y es cierto que guarda un cierto parecido con “Los Inválidos de París”, sobre todo por su gran cúpula y sus líneas clásicas. Esta cúpula tiene una altura de 90 m., más alta que la cúpula del Capitolio en Washington y considerada una de las más grandes del mundo.
Su interior es impresionante, no te esperas encontrar esta magnificencia, más parecida a un palacio. Presenta bellas paredes y techos de estuco, suelos de mármol y una monumental escalera también de mármol.
Es un lugar bastante elegido para casarse. Mientras lo visitábamos veríamos cinco parejas de novios que andaban por allí.
Nos volvimos a subir al tranvía F hasta casi el final de Market St., en la confluencia con California St. En California St. esperamos a que se pusiera en movimiento alguna unidad del Cable Car. Había un par de ellas en descanso. No había nadie esperando y fuimos los primeros en subirnos por lo que pudimos sentarnos en el banco exterior que tiene visión a la calle.
La línea 61, California St. va solamente por esta calle, desde su confluencia con Market St., cerca de Embarcadero, atraviesa el Distrito Financiero, Chinatown, sube a Nob Hill y desciende hasta Van Ness Avenue. Las otras dos líneas de Cable Car utilizan sólo un vagón y por ello tienen que darle la vuelta manualmente al final de la línea. Esta línea de California St. se compone de dos vagones que son bidireccionales, con un mecanismo de agarre en cada extremo, por lo que no es necesario girar los vagones.
Fue una experiencia distinta que no habíamos conocido. Viajando a poca velocidad y por en medio de la calle nos permitía ir viendo muchos detalles de los edificios, la gente que circulaba. Era casi como ir caminando deprisa por estas calles, pero sin tener que subir las terribles cuestas, que ya se encargaba de ello el tranvía. Así pudimos ver la sección del barrio chino que atraviesa esta línea y que fue lo único que vimos de este barrio ya que no lo visitábamos.
Nos habíamos subido en esta línea para visitar Grace Cathedral.
Es la sede del Obispo Episcopal de la Diócesis de California. Proviene de la histórica Grace Church que fue construida durante el año de la fiebre del oro, en 1849, cuya estructura fue destruida en el terremoto de 1906. Este edificio actual se comenzó a construir en 1928 y se finalizó en 1964. Construido en un elegante estilo neo gótico tiene una cierta semejanza con Notre Dame de París. Es uno de los monumentos religiosos más importantes de San Francisco, es “la iglesia de la ciudad”.
En su portada principal llama la atención las magníficas puertas doradas, las Puertas Ghiberti. Conocida así por ser una réplica de las Puertas del Paraíso de Lorenzo Ghiberti, en Florencia.
Se entra por el lateral izquierdo y la salida es por esta puerta principal. La entrada es gratuita. Su interior no es nada ostentoso pero tiene un ambiente especial, fruto de la luz azulada que penetra por sus vidrieras y los altos techos con los arcos apuntados propios del arte gótico.
Tiene ciertas particularidades que la hacen distinta a otra iglesia. Una capilla para enfermos de SIDA, una vidriera original de la Catedral de Chartres (regalo de la misma), un icono de María Magdalena que conmemora la ordenación de la primera mujer obispo en la iglesia Episcopal y una serie de ventanas de “Iniciativa humana” como la Ventana Einstein o la del astronauta John Glenn. También destaca un Crucifijo español, del siglo XIII, una fuente bautismal, un órgano de viento Skinner y una serie de murales de reconocidos artistas que cuentan la historia de la catedral de San Francisco y de California.
Grace Cathedral se encuentra en el barrio de Nob Hill. Es este un barrio de familias y gente acomodada, de clase alta en dónde proliferan también los hoteles más famosos y caros. La iglesia está en la zona oeste del Huntington Park. El famoso hotel Fairmont está en la zona este del mismo parque. Al sur el hotel Intercontintal Mark Hopkins y el hotel Scarlet Huntington. En el centro del Huntington Park hay una fuente que es una réplica exacta de la Fuente de las Tortugas de la plaza Mattei de Roma y otra muy bonita también.
El Cable Car Museum y las líneas de Cable Car Powel-Mason y Powel Hyde no se encuentran muy lejanos.
Ibamos caminando por Hyde St. y ante las cuestas que había que afrontar y el poco tiempo de que disponíamos decidimos subirnos en el Cable Car de esta línea, Hyde-Powel para realizar el trayecto que nos llevaría hasta Russian Hill.
De nuevo por esta calle Hyde aparecen preciosas mansiones coloristas. Y podemos ver más de cerca la Pirámide Transamerica. Si bien ya la hemos visto de lejos en varias ocasiones es ahora cuando la podemos apreciar un poco mejor, sin llegarnos a su base. Es el edificio más alto de San Francisco con 260 m. Es claramente una pirámide, de color blanco y con cuatro lados que acaba en una aguja que por sí sola mide un poco más de 64 m. Su color blanquecino es debido a que se encuentra cubierta con cuarzo triturado.
No se puede uno ir de San Francisco sin ver Lombard Street. Aunque sea una chorrada.
La calle Lombard tiene casi 4 km. de largo, comienza en Presidio y termina en Coit Tower. En esta larga calle es dónde tenemos el hotel.
Su fama viene de una sección corta de la misma, la que baja de Russian Hill y la característica que le ha hecho famosa son sus ocho curvas cerradas, haciendo zigzag, con una inclinación de 27 grados. Hay calles más inclinadas en San Francisco pero esta es la más conocida.
Se decidió en 1922 realizar estos zigzag para rebajar la pendiente de la calle y aunque en origen se podía circular en ambos sentidos desde 1936 solo se circula en una dirección. Con el tiempo se plantaron unos jardines, perfectamente cuidados y en los que predomina las coloridas y vistosas hortensias, y esto unido a las mansiones coloristas le aporta un carácter pintoresco. Cientos de turistas se acercan hasta allí para fotografiarla y muchos para deslizarse con el coche por estas curvas cerradas.
Y nosotros no podíamos ser menos. Recorrimos la calle bajando por las escaleras laterales. Atestadas de gente. Al igual que la calle, saturada de coches que bajan en caravana, lentamente, porque no se puede conducir a más de 8 km. y porque son muchos los que quieren bajar. La mayoría haciéndose un selfie o grabándose a la par que van conduciendo.
Desde allí y luego por Columbus Av. llegamos a Whasington Square en el distrito de North Beach en la que sobresale la imponente iglesia blanca de San Pedro y San Pablo.
Para llegar a Coit Tower hay que subir bastante ya que se encuentra en lo alto de Telegraph Hill. Así que en la esquina de Columbus y Union nos subimos en el autobús 39 que nos llevó directamente a las puertas de la torre, muy amablemente aleccionados por su conductor, de origen cubano, que decía ser simpatizante de los españoles y de los andaluces en particular. ¿????.
Coit Tower es una torre que mide 64 metros de alto y esto, unido a que se encuentra en lo alto de una colina, en el Pioneer Park en el barrio Telegraph Hill, la convierte en uno de los mejores miradores de San Francisco.
Es también conocida como Lillie Coit Memorial Tower porque fue construida en 1933 con parte del legado que Lillie H. Coit dejó al morir para embellecer la ciudad.
Construida en estilo art deco, en hormigón armado sin pintar, tiene forma de flauta o de boquilla de manguera de bomberos, según la quieras ver. En su interior, en la planta baja, unos 30 artistas locales pintaron murales en sus paredes en 1933. Cada pieza representa un aspecto diferente del período de la Gran Depresión. Aunque la entrada es gratuita hay que pagar el ascensor que sube a lo alto de la torre, 8$.
A las 5:30 cerraban las taquillas y llegamos por los pelos. Nos retrasamos bastante en la espera del ascensor, (había mucha gente y las plazas del ascensor eran limitadas) por lo que no pudimos disfrutar mucho de las vistas desde la torre ya que el tiempo se nos echaba encima.
Rápidamente fuimos pasando de una ventana a otra de la cima de la torre para ver el maravilloso panorama de todo San Francisco, 360º de la ciudad ante nuestra vista. También a nuestros pies la propia colina donde se alza la torre rodeada de Pioneer Park.
Cuando bajamos no estaba el autobús 39 en la plazoleta y como no sabíamos lo que tardaría decidimos bajarnos andando. La bajada es muy pendiente, por una serie de escaleras de madera empinadas que reciben el nombre de Filbert Steps. Van atravesando zonas de bonitos jardines, pertenecientes a Pioneer Park, que apenas miramos ya que las bajamos casi corriendo.
El motivo de tener tanta prisa es que se nos ha echado el tiempo encima. Son las 6 de la tarde y a esa hora teníamos que estar en el pier 33 porque a las 6:30 tenemos los tickets para la visita a Alcatraz. Hemos apurado demasiado el tiempo por el hecho de visitar la torre Coit.
Aunque según el mapa no estábamos muy lejos, caminando no sabíamos cuanto nos llevaría. Cogimos el primer taxi que vimos y en 10 minutos estábamos en el embarcadero, con tiempo de situarnos al final de la larga cola que había para embarcar. Pese a esta larga cola de gente el ferry salió puntual.
Teníamos las entradas compradas con tres meses de anticipación, antes no se pueden comprar y después te expones a que no haya entradas libres, sobre todo en este horario de tarde-noche y dependiendo, claro está, de las fechas en que quieras ir. Yo quería reservar para un día antes pues esta era nuestra última noche en la ciudad y prefería estar más tranquilos. Pero me despisté un día y ya no pude conseguir las entradas. El precio del horario nocturno es de 42.50$
La isla de Alcatraz se encuentra en el centro de la Bahía de San Francisco y es visible desde múltiples sitios. La de veces que la habremos fotografiado en los dos días que estuvimos en la ciudad. Pero ahora es distinto. Vamos hacia ella y poco a poco se nos va haciendo más visible.
La isla ha tenido varios usos, fortificación militar, prisión militar y prisión federal hasta 1963. Es parque nacional desde 1972 y actualmente es un sitio histórico operado por el servicio de parques nacionales como parte del Parque Nacional Golden Gate. Es un sitio visitado por muchos turistas atraídos por la mítica prisión.
El ferry llega al muelle y poco más allá del desembarque reúnen a los visitantes y les dan la bienvenida. Luego hay que subir la colina hasta la prisión. Por el camino se pasa delante de otras dependencias como una torre de vigilancia, cuartel de la guardia, capilla militar, cuarteles y apartamentos, algunas de ellas en estado ruinoso. Cuando llegas a los edificios de la cárcel te dan un folleto y una audioguía en español. En concreto en la zona que en su día fueron los vestuarios y duchas.
La audioguía es muy buena, buenísima. Yo hasta diría que es lo que mantiene interesante este recorrido por pasillos y celdas, celdas y pasillos, casi todos iguales. Tiene unos narradores que en su día fueron protagonistas de la historia de Alcatraz. Son cuatro funcionarios de prisiones que vivieron allí con sus familias y cuatro presos de la cárcel. Nos acompañan en todo momento por este laberíntico recorrido contando historias interesantes sobre algunas celdas y pabellones de la prisión. Las diminutas celdas normales, el comedor, la biblioteca, la cocina, el patio de recreo (visto desde una ventanucha), las celdas de castigo en el Bloque D. Los corredores de la prisión están nombrados como si fueran calles, los nombres más usuales en calles de EEUU, Times Square, Broadway…
Te van contando, alternándose los narradores, los presos más famosos, las costumbres y hábitos a los que estaban sujetos. Hasta hacen una simulación del cierre de celdas. Y se pasa, lógicamente, por las celdas de los protagonistas de “Fuga de Alcatraz”, caracterizada tal y como salen en la película, cabezas de muñecos incluídas. Es la fuga más famosa. El 11 de junio de 1962 Frank Morris, John y Clarence Anglin llevaron a cabo con éxito unas de las más complicadas fugas jamás concebidas. Estas celdas se encuentran en el blque B y allí te explican lo que hicieron y como consiguieron escapar. Aunque el informe oficial dice que se ahogaron en su huida, sus cuerpos no fueron encontrados y sí objetos de los fugitivos en la cercana isla Angel. Todavía hoy día el caso sigue abierto y sobre ellos pesa aún una orden de busca y captura. Incluso familiares de los hermanos Anglin aportaron alguna prueba de que ellos vivían en Brasil. Después de esta fuga, la prisión fue objeto de investigaciones y con los grandes problemas de estructura y los gastos excesivos de su mantenimiento, la prisión cerró en marzo de 1963.
Es un recorrido bastante interesante, si bien a mi al final me parecía algo tedioso ver tanto barrote y celda. En cambio a mi marido le supo a poco. En un momento del recorrido se puede salir al exterior, junto al faro y la casa del director de la prisión. Allí permanecí bastante rato, con las bonitas vistas de la ciudad, la misma se encuentra a pocos kilómetros de la isla, su skyline alumbrado por los últimos rayos de sol, el revoloteo frecuente de las gaviotas.
En resumen, es una de las mejores cosas que se pueden hacer en San Francisco. No siempre se puede visitar una prisión y menos una prisión tan mítica y famosa como esta. Y la isla también merece la pena su visita. Se encuentra muy cuidada de flores y vegetación y desde la misma se consiguen unas vistas envidiables de la bahía, la ciudad de San Francisco y del puente Bay Bridge que desde aquí se puede ver más cercano.
Las vistas de la ciudad se siguen prolongando en la vuelta del ferry, con el último sol reflejándose en sus más altos edificios, avanzando la penumbra y al llegar al embarcadero, la noche total.
Con esta última visita y después del día deambulando de acá para allá, nos habíamos desinflado. Lentamente fuimos dando un paseo por los muelles de Fiserman’s Warf que estaban mucho menos ambientados que la noche anterior. Cogimos el mismo autobús que ayer, el 30, y volvimos al hotel.
Tenemos que retirarnos pronto porque nuestro vuelo sale a las 7:00 y vienen a recogernos a las 3:00. Un traslado acordado desde la recepción del hotel que fue puntual y cumplidor.
Inicialmente teníamos el vuelo comprado con salida desde San Francisco a las 9:35. Era un billete de America Airlines con vuelo compartido con Iberia y escala en Chicago. Iberia, que le encanta modificar horarios, cambió la hora de su vuelo desde Chicago y nos redujo el tiempo de escala considerablemente. Tanto que los de América Airlines consideraron que era inferior a los 90 minutos permitidos y nos recolocaron en el único que había plazas, el que salía a las 7:00 h. Ese horario ya lo había visto cuando compré los vuelos y lo descarté precisamente para evitar el tremendo madrugón.
Afortunadamente la larga vuelta a casa, resultó sin incidencias, no como a la ida.
Y escribiendo todo este recorrido, con el propósito de no olvidarlo y poder recordarlo cuando quiera, he conseguido rememorarlo y casi vivirlo de nuevo. Me parece increíble haber vivido todo ello y haber visto tantos sitios maravillosos.
Y si alguien encuentra alguna información que le venga bien, pues todavía mejor.
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