7 de diciembre. Este día iba a hacer una de las excursiones que esperaba con más ganas: el paseo en barca por el lago General Carrera para ver las Capillas de Mármol. El horario de recogida era entre las 7:30 y las 8:00. Como el horario de desayuno de este hostal es a partir de las 7:45, me dejaron preparado la noche anterior un desayuno picnic abundantísimo, consistente en un pequeño zumo de piña (que lo detesto) en tetra-brik, una magdalena y un yogur (ni cuchara me dejaron, así que no sé cómo querían que me lo comiese). Al final salí del hostal a las 8 de la mañana.
El día estaba soleado, pero nuestro destino quedaba a más de 200 km de distancia y quién sabía el tiempo que podía hacer. En caso de viento no se realizan los paseos en bote por el lago.
Nuestra primera parada fue a pocos km de Coyhaique en dirección a Balmaceda, junto a la carretera. Lo que allí vimos fue una cascada del río Pollux. Esta zona forma parte del valle del río Simpson.
Unos km antes de llegar a Balmaceda nos desviamos hacia la carretera austral sur, por la que transcurriría a partir de ese momento la excursión. La siguiente parada fue junto a la laguna Chiguay. Esta laguna está dentro de la Reserva Nacional Cerro Castillo, que es un área de protección del huemul, un tipo de ciervo endémico de Chile. Incluso forma parte del escudo del país.
Hicimos una breve parada en el límite entre la municipalidad de Coyhaique y la municipalidad de Río Ibánez. Pocos km después nos detuvimos en el mirador de la Cuesta del Diablo. Este mirador está junto a una carretera que describe numerosas curvas en forma de ese hasta bajar a Villa Cerro Castillo y el valle del río Ibáñez. Desde el mirador se observa cómo la carretera, llamada cuesta del Diablo, describe las "serpentinas". En la lejanía, los meandros del río Ibáñez, que con una longitud de 88 km desemboca en el lago General Carrera. También se aprecia una formidable panorámica del Cerro Castillo, de 2765 metros de altitud. Este día la cima era visible porque estaba bastante despejado.
La parada técnica para desayunar la hicimos en la Villa Cerro Castillo, pequeña población de 450 habitantes que está en la municipalidad de Río Ibáñez, unos 90 km al sur de Coyhaique. Fue fundada en 1966. La actividad principal es la ganadería, aunque el turismo tiene importancia por la cercanía del Cerro Castillo y del sitio arqueológico del "Paredón de las Manos". En el mismo pueblo hay un monumento dedicado al gaucho, en el que éste está acompañado de su perro para vigilar el ganado y el mate.
Para desayunar paramos en la hostería Villarrica. Compartí con otra persona de la excursión un sandwich típicamente chileno de churrasco con palta (aguacate). Curiosa y contundente combinación para las 10 de la mañana, pero como dicen, "allí donde fueres, haz lo que vieres". Por mi parte del sandwich pagué $2400 (el sandwich completo costaba $4800). Por último, aproveché para pagar el resto de la excursión hasta completar los $55000.
Al poco de salir de Villa Cerro Castillo la carretera asfaltada finaliza, así que el resto del camino iba a transcurrir por ripio. Paramos a los pocos minutos en un puente bajo el que pasaba el río Ibáñez por una garganta y un rato después en el mirador Ibáñez 2. Desde aquí vimos otra amplia panorámica del valle del río Ibáñez y del Cerro Castillo, desde otra perspectiva.
Más adelante, el siguiente punto fue la laguna Verde, cuyo desagüe origina el río Manso. El guía de la excursión comentó que se trata del río más corto de Chile, con apenas unos pocos centenares de metros.
Seguidamente, el mirador Confluencia, denominado así por ser el lugar donde confluyen los ríos Manso e Ibáñez. Visualmente destaca por el diferente color del agua de los dos ríos, uno con una tonalidad parecida a un azul turquesa y el otro como con una tonalidad tirando a marrón, como de estar más turbio, supongo que por los sedimentos.
Sin haber llegado al destino "estrella" del día, la jornada estaba siendo muy interesante hasta el momento, con gran cantidad de panorámicas únicas.
Luego llegó el turno de la laguna Cofré y del valle del río Murta.
Empezamos a ver cantidad de flores con forma espigada y color principalmente morado, aunque las vimos de color rosado, amarillo y de un tono como beige o marrón claro. Se llaman lupinos, aunque en la región de Aysen sus habitantes las conocen con el nombre de "chochos". Durante los meses de noviembre y diciembre, antes de que las temperaturas del verano sean demasiado altas, adornan los valles con su vivo colorido.
Eran por lo menos las 13:30 y paramos a comer en el Residencial Patagonia, donde la señora Clotilde. Está en el sector de cruce de la carretera austral y la ruta X-371 a bahía Murta. El almuerzo estaba incluido en el precio de la excursión, excepto la bebida. Nos pusieron una sopa, unas albóndigas de carne y de postre no me acuerdo bien, pero creo que fruta.
es.wikiloc.com/ ...id=6741653
El guía llamó a la empresa o "particular" con quien íbamos a hacer el paseo por el lago General Carrera, para confirmar hora de llegada y el tiempo que hacía. Temía que se hubiese ido estropeando a lo largo del día y que al final la lluvia o el viento afeasen o incluso impidiesen hacer la navegación, pero el guía nos dijo que hacía buen tiempo y nada de viento.
Retomamos el camino, junto al lago General Carrera. Se trata del segundo lago más grande de Sudamérica, después del lago Titicaca. El lago se extiende por territorio chileno y argentino, sólo que en Argentina tiene el nombre de lago Buenos Aires. Su superficie es de unos 1850 km cuadrados. Tiene origen glaciar y desagua en el océano Pacífico a través del río Baker. A pesar de la complicada orografía del terreno, se han formado diversos asentamientos junto a su orilla, como Puerto Ibáñez, Puerto Río Tranquilo, Chile Chico y los Antiguos (este último en Argentina).
Hablando del río Baker, nace en el lago Bertrand, donde desagua el lago General Carrera. Es en este río, en un lugar conocido como El Salto, donde estaba previsto que Endesa construyese las primeras presas hidroeléctricas de la Patagonia.
El guía de la excursión comentó que el proyecto se había conseguido paralizar por el momento gracias a la presión de los habitantes de la región de Aysen fundamentalmente, si bien no está descartado. Según él, el proyecto sólo era apoyado por gente que vivía en Aysen pero que no eran de allí y se preocupaban más por sus propios intereses que por mantener la naturaleza, costumbres y forma de vida de la región.
Nos separaban 25 km de Puerto Río Tranquilo, durante los cuales tomé multitud de fotografías del lago y de las montañas que lo rodean. El paseo lo teníamos para las 3 de la tarde. Tenía mis reparos de ir subido en una barca, pero como no hacía viento no pegaba apenas saltos. El paseo fue un completo disfrutar del entorno desde el principio hasta el final y el rato que estuvimos parados en las diferentes formaciones geológicas conocidas como Cuevas de Mármol, Capilla de Mármol y Catedral de Mármol no paramos de hacer fotografías.
La forma que han adquirido, las diferentes tonalidades, el contraste con el color del agua, el cielo y las montañas, hace sin duda un espectáculo único que yo no había visto nunca en ningún otro país. Incluso las barcas entraron en la medida de lo posible en algunas de las cavidades de estos "monumentos".
Durante miles de años el agua y el viento erosionaron estas rocas calizas, hasta dejar a la vista los estratos de mármol. Los distintos colores que se ven del carbonato cálcico, cuarzo y limonita son azules grisáceos, rosados y blancos. Con el día tan soleado, el azul turquesa del agua producía su efecto también en las tonalidades de colores de las cavidades.
En total la navegación duró una hora y media, de la cual más o menos de 45 minutos a una hora pudo ser para el trayecto por el lago y el resto el tiempo que empleamos viendo estas maravillas. Adicionalmente vimos algunas aves, en particular unos polluelos que estaban intentando echar el vuelo. Unos habían progresado más que otros.
En el viaje de vuelta hasta Puerto Río Tranquilo, sí se notaban más los saltos en la barca, debido a que soplaba el aire de frente.
Tras una breve parada en esta población, iniciamos el camino de regreso a Coyhaique. Para que no se hiciese demasiado largo y cansado (son unas 4 horas), hicimos una parada en el mirador del bosque quemado. Es un bosque en el que gran parte de los árboles aparecen fragmentados y parcialmente calcinados. Esto es el efecto de una erupción del volcán Hudson que sucedió en 1991.
Llegamos a Coyhaique alrededor de las 9 de la noche, feliz en mi caso por haber realizado esta excursión y por el magnífico día que había hecho. Iba a ser difícil que otra excursión superase el nivel marcado por ésta y al final de hecho creo que así fue.
Para cenar, como el hostal Viento Sur queda un poco apartado de las calles más comerciales y la iluminación no era buena, decidí repetir en el restaurante La Casona. En este caso opté por un plato de congrio en salsa de centolla con papas salteadas y un zumo de pulpa de frambuesa. En total fueron $14000, esta vez sin propina porque estuve esperando demasiado rato a que me llevasen la cuenta y me cobrasen.
El día estaba soleado, pero nuestro destino quedaba a más de 200 km de distancia y quién sabía el tiempo que podía hacer. En caso de viento no se realizan los paseos en bote por el lago.
Nuestra primera parada fue a pocos km de Coyhaique en dirección a Balmaceda, junto a la carretera. Lo que allí vimos fue una cascada del río Pollux. Esta zona forma parte del valle del río Simpson.
Unos km antes de llegar a Balmaceda nos desviamos hacia la carretera austral sur, por la que transcurriría a partir de ese momento la excursión. La siguiente parada fue junto a la laguna Chiguay. Esta laguna está dentro de la Reserva Nacional Cerro Castillo, que es un área de protección del huemul, un tipo de ciervo endémico de Chile. Incluso forma parte del escudo del país.
Hicimos una breve parada en el límite entre la municipalidad de Coyhaique y la municipalidad de Río Ibánez. Pocos km después nos detuvimos en el mirador de la Cuesta del Diablo. Este mirador está junto a una carretera que describe numerosas curvas en forma de ese hasta bajar a Villa Cerro Castillo y el valle del río Ibáñez. Desde el mirador se observa cómo la carretera, llamada cuesta del Diablo, describe las "serpentinas". En la lejanía, los meandros del río Ibáñez, que con una longitud de 88 km desemboca en el lago General Carrera. También se aprecia una formidable panorámica del Cerro Castillo, de 2765 metros de altitud. Este día la cima era visible porque estaba bastante despejado.
La parada técnica para desayunar la hicimos en la Villa Cerro Castillo, pequeña población de 450 habitantes que está en la municipalidad de Río Ibáñez, unos 90 km al sur de Coyhaique. Fue fundada en 1966. La actividad principal es la ganadería, aunque el turismo tiene importancia por la cercanía del Cerro Castillo y del sitio arqueológico del "Paredón de las Manos". En el mismo pueblo hay un monumento dedicado al gaucho, en el que éste está acompañado de su perro para vigilar el ganado y el mate.
Para desayunar paramos en la hostería Villarrica. Compartí con otra persona de la excursión un sandwich típicamente chileno de churrasco con palta (aguacate). Curiosa y contundente combinación para las 10 de la mañana, pero como dicen, "allí donde fueres, haz lo que vieres". Por mi parte del sandwich pagué $2400 (el sandwich completo costaba $4800). Por último, aproveché para pagar el resto de la excursión hasta completar los $55000.
Al poco de salir de Villa Cerro Castillo la carretera asfaltada finaliza, así que el resto del camino iba a transcurrir por ripio. Paramos a los pocos minutos en un puente bajo el que pasaba el río Ibáñez por una garganta y un rato después en el mirador Ibáñez 2. Desde aquí vimos otra amplia panorámica del valle del río Ibáñez y del Cerro Castillo, desde otra perspectiva.
Más adelante, el siguiente punto fue la laguna Verde, cuyo desagüe origina el río Manso. El guía de la excursión comentó que se trata del río más corto de Chile, con apenas unos pocos centenares de metros.
Seguidamente, el mirador Confluencia, denominado así por ser el lugar donde confluyen los ríos Manso e Ibáñez. Visualmente destaca por el diferente color del agua de los dos ríos, uno con una tonalidad parecida a un azul turquesa y el otro como con una tonalidad tirando a marrón, como de estar más turbio, supongo que por los sedimentos.
Sin haber llegado al destino "estrella" del día, la jornada estaba siendo muy interesante hasta el momento, con gran cantidad de panorámicas únicas.
Luego llegó el turno de la laguna Cofré y del valle del río Murta.
Empezamos a ver cantidad de flores con forma espigada y color principalmente morado, aunque las vimos de color rosado, amarillo y de un tono como beige o marrón claro. Se llaman lupinos, aunque en la región de Aysen sus habitantes las conocen con el nombre de "chochos". Durante los meses de noviembre y diciembre, antes de que las temperaturas del verano sean demasiado altas, adornan los valles con su vivo colorido.
Eran por lo menos las 13:30 y paramos a comer en el Residencial Patagonia, donde la señora Clotilde. Está en el sector de cruce de la carretera austral y la ruta X-371 a bahía Murta. El almuerzo estaba incluido en el precio de la excursión, excepto la bebida. Nos pusieron una sopa, unas albóndigas de carne y de postre no me acuerdo bien, pero creo que fruta.
es.wikiloc.com/ ...id=6741653
El guía llamó a la empresa o "particular" con quien íbamos a hacer el paseo por el lago General Carrera, para confirmar hora de llegada y el tiempo que hacía. Temía que se hubiese ido estropeando a lo largo del día y que al final la lluvia o el viento afeasen o incluso impidiesen hacer la navegación, pero el guía nos dijo que hacía buen tiempo y nada de viento.
Retomamos el camino, junto al lago General Carrera. Se trata del segundo lago más grande de Sudamérica, después del lago Titicaca. El lago se extiende por territorio chileno y argentino, sólo que en Argentina tiene el nombre de lago Buenos Aires. Su superficie es de unos 1850 km cuadrados. Tiene origen glaciar y desagua en el océano Pacífico a través del río Baker. A pesar de la complicada orografía del terreno, se han formado diversos asentamientos junto a su orilla, como Puerto Ibáñez, Puerto Río Tranquilo, Chile Chico y los Antiguos (este último en Argentina).
Hablando del río Baker, nace en el lago Bertrand, donde desagua el lago General Carrera. Es en este río, en un lugar conocido como El Salto, donde estaba previsto que Endesa construyese las primeras presas hidroeléctricas de la Patagonia.
El guía de la excursión comentó que el proyecto se había conseguido paralizar por el momento gracias a la presión de los habitantes de la región de Aysen fundamentalmente, si bien no está descartado. Según él, el proyecto sólo era apoyado por gente que vivía en Aysen pero que no eran de allí y se preocupaban más por sus propios intereses que por mantener la naturaleza, costumbres y forma de vida de la región.
Nos separaban 25 km de Puerto Río Tranquilo, durante los cuales tomé multitud de fotografías del lago y de las montañas que lo rodean. El paseo lo teníamos para las 3 de la tarde. Tenía mis reparos de ir subido en una barca, pero como no hacía viento no pegaba apenas saltos. El paseo fue un completo disfrutar del entorno desde el principio hasta el final y el rato que estuvimos parados en las diferentes formaciones geológicas conocidas como Cuevas de Mármol, Capilla de Mármol y Catedral de Mármol no paramos de hacer fotografías.
La forma que han adquirido, las diferentes tonalidades, el contraste con el color del agua, el cielo y las montañas, hace sin duda un espectáculo único que yo no había visto nunca en ningún otro país. Incluso las barcas entraron en la medida de lo posible en algunas de las cavidades de estos "monumentos".
Durante miles de años el agua y el viento erosionaron estas rocas calizas, hasta dejar a la vista los estratos de mármol. Los distintos colores que se ven del carbonato cálcico, cuarzo y limonita son azules grisáceos, rosados y blancos. Con el día tan soleado, el azul turquesa del agua producía su efecto también en las tonalidades de colores de las cavidades.
En total la navegación duró una hora y media, de la cual más o menos de 45 minutos a una hora pudo ser para el trayecto por el lago y el resto el tiempo que empleamos viendo estas maravillas. Adicionalmente vimos algunas aves, en particular unos polluelos que estaban intentando echar el vuelo. Unos habían progresado más que otros.
En el viaje de vuelta hasta Puerto Río Tranquilo, sí se notaban más los saltos en la barca, debido a que soplaba el aire de frente.
Tras una breve parada en esta población, iniciamos el camino de regreso a Coyhaique. Para que no se hiciese demasiado largo y cansado (son unas 4 horas), hicimos una parada en el mirador del bosque quemado. Es un bosque en el que gran parte de los árboles aparecen fragmentados y parcialmente calcinados. Esto es el efecto de una erupción del volcán Hudson que sucedió en 1991.
Llegamos a Coyhaique alrededor de las 9 de la noche, feliz en mi caso por haber realizado esta excursión y por el magnífico día que había hecho. Iba a ser difícil que otra excursión superase el nivel marcado por ésta y al final de hecho creo que así fue.
Para cenar, como el hostal Viento Sur queda un poco apartado de las calles más comerciales y la iluminación no era buena, decidí repetir en el restaurante La Casona. En este caso opté por un plato de congrio en salsa de centolla con papas salteadas y un zumo de pulpa de frambuesa. En total fueron $14000, esta vez sin propina porque estuve esperando demasiado rato a que me llevasen la cuenta y me cobrasen.