Despertar a las 6 de la mañana. Se suponía que me irían a buscar entre las 7 y las 7:30 de la mañana. Como desayuno "picnic" otra vez el dichoso zumito de piña, el yogur y la magdalena.
Llegaron las 7, las 7:15, 7:30 y no pasaba nadie a buscarme. Ya me temía un "Punta Arenas 2ª parte" y que me diesen plantón, así que a las 7:45 escribí por whatsapp a la agencia para preguntar qué pasaba que no iban a buscarme. A los pocos minutos me contestaron que habían tenido un problema técnico, se disculparon y me dijeron que a las 8:15 me recogerían en el hostal. Afortunadamente así fue. No llegué a averiguar con certeza que había ocurrido, pero por algunos comentarios de otras personas de la excursión, entre risas y cachondeo, creí entender que al conductor (el mismo del día anterior) le había "fallado" el despertador. De hecho no apareció tampoco el guía.
Durante este día íbamos a seguir el tramo norte de la carretera austral. La primera parada fue a los pocos km de salir de Coyhaique, en el mirador Luis Marchant. Este mirador se encuentra sobre una meseta desde la que se observa el valle del río Simpson, la ciudad de Coyhaique en el fondo del valle y el cerro Divisadero.
A continuación seguimos por la carretera que conduce a Puerto Aysén, atravesando la Reserva Nacional Simpson. Hicimos una parada en la cascada de la Virgen. Se conoce con este nombre porque a pocos metros de distancia hay una gruta que realiza la función de santuario a la Virgen Inmaculada. Este lugar es un punto habitual de peregrinación.
Antes de llegar a Puerto Aysén tomamos un desvío en el cruce Viviana para seguir por una carretera que enlaza con la carretera austral antes de llegar al pueblo de Villa Mañihuales. Nos detuvimos en el Puente Mañihuales para ver el río homónimo. En Chile normalmente todos los puentes tienen nombre, que puede ser el del río que cruza o de algún lugar cercano. El río Mañihuales se une con el río Simpson para formar el río Aysen.
En Villa Mañihuales hicimos una parada técnica para desayunar en el café Lucymarc.
www.facebook.com/ ...902828735/
Tomé un chocolate caliente y una porción de kuchen de arándanos y frambuesa. En total fueron $3500. Estuvimos allí un buen rato, durante el cual el dueño del café nos estuvo contando cosas de su vida, que si había sido minero durante más de 30 años en Villa Mañihuales, que luego había estado viviendo en Punta Arenas y Chiloé, donde había puesto chocolaterías, antes de regresar a Coyhaique y que le había sorprendido el "olor" del ambiente y la "contaminación" causada por el uso de tanta calefacción de leña, dónde estudiaban sus hijos mayores, etc...
Salimos al fin del café y continuamos por la carretera austral, parando junto al lago Las Torres y en el Puente Cisnes.
Al fin, cuando pasamos Villa Amengual e íbamos a comenzar a subir por el Parque Nacional Queulat, se acabó la carretera asfaltada y llegó el turno del ripio. Según el plan, íbamos a comer primero en Puyuhuapi y después retroceder para visitar el Ventisquero Queulat. Como la visita de este sector tiene su horario, hicimos prácticamente todo el camino hasta Puyuhuapi sin apenas paradas. Entre los árboles aparecía de vez en cuando la visión de un glaciar o neveros en lo alto de la montaña, pero fotografiar se hacía complicado por lo espesa que era la vegetación y las numerosas curvas que trazaba la carretera, a la par que la gran velocidad a la que íbamos (o al menos así se notaba por el ripio). Tengo que decir que el paisaje, a pesar del enorme y frondoso bosque, no me impresionó. Lo encontré todo como muy polvoriento, que es fácil cuando vas dejando atrás una nube de polvo o tienes que atravesar una que ha producido otro vehículo que venía en dirección contraria. Por otro lado, encontré el bosque como muy seco. Me fijaba en el matorral bajo, en los helechos,...y tenían los colores muy apagados. Por hacer una comparación, similar al aspecto que puede tener un bosque en España después de un seco verano. No sé, esa fue la impresión que me llevé pese a estar aún en primavera.
Referente a la carretera, no estaba en muy buen estado que digamos. Había muchas obras, aunque ese día por ser fiesta no tenía pinta de que estuvieran trabajando. El ripio no estaba especialmente bien y en muchos casos la carretera se veía reducida a un carril y había que atravesar puentecillos de madera que digamos no me transmitían demasiada confianza.
Al fin, paramos unos minutillos junto al fiordo Queulat. Si se navegase por este fiordo se llegaría al Canal Costa, por el que circulan los ferrys que van de Puerto Montt a Puerto Chacabuco. Entre el canal y el fiordo está el Parque Nacional Isla Magdalena.
Según nos íbamos acercando a Puyuhuapi nos topamos con los primeros cortes de tráfico. En el primero tuvimos suerte y pasamos después de unos pocos minutos, pero el siguiente lo pillamos de lleno y nos tocó esperar 20 minutos.
Puyuhuapi es una pequeña población turística que se encuentra en la parte más interna del fiordo Queulat. El almuerzo concertado lo teníamos en el restaurante Mi Sur. Consistió en lo siguiente:
- Como aperitivo una ensalada para compartir
- Ceviche de salmón y trucha
- Papillote de merluza, chorizo y papas
La bebida era aparte y yo tomé un zumo natural de grosellas ($2500).
Toda la comida estuvo muy buena y se notaba elaborada y con buena presentación, que no suele ser muy habitual en los almuerzos que normalmente se toma en las excursiones.
www.tripadvisor.es/ ...egion.html
Estuvimos unos minutos en Puyuhuapi, viendo la vista panorámica del fiordo. Luego retomamos el camino hacia el sector del parque nacional correspondiente al sector Ventisquero Queulat. Pillamos un corte de tráfico en el que tuvimos que esperar 20 minutos. En el siguiente, a pesar de que había una señal de "Pare" (como se llama la señal de "Stop" en Chile) en el sentido que circulábamos, como no había personal de obras, nuestro guía-conductor se lo saltó. Al llegar al otro extremo del tramo cortado sí que había empleados de la obra y le cayó a nuestro conductor una pequeña reprimenda, pero la cuestión es que llegamos a la entrada de CONAF 5 minutos antes de las 16:30. La entrada la cerraban a las 17:00 y hubiese sido muy desagradable no llegar a tiempo por tanto corte de la carretera.
En este sector hay varios senderos que se pueden recorrer:
- Sendero accesible: desde el aparcamiento se llega en pocos metros a una pasarela de madera que conduce a un mirador desde el que se observa el Ventisquero Queulat al fondo. No son ni 50 metros. En silla de ruedas no costará mucho trabajo, a pesar del estado en el que están las tablas del suelo. Con muletas tampoco es ningún problema, si bien hay que fijarse para que no se cuelen por los huecos que hay entre cada tabla.
- Sendero de la laguna de los Témpanos: Es un camino de alrededor de 600 metros de longitud, según los datos técnicos que se pueden leer sobre el mismo. Primeramente hay que cruzar por un puente colgante de madera. Sólo 4 personas deben estar simultáneamente en el puente. Después, el sendero atraviesa un bosque hasta llegar a la laguna de los Témpanos, aunque bloques de hielo no había ninguno, todo sea dicho. Detrás de esta laguna se contempla el Ventisquero Queulat en la parte alta de la montaña y la caída de agua de varias cascadas originadas en el glaciar. Antes, el ventisquero era Ventisquero Colgante Queulat, pero al ritmo que se produce el retroceso del hielo, da la sensación de que tiene los años contados.
A la vuelta fui con más calma tomando fotografías del bosque, de las grandes rocas de la morrena glaciar que estaban en el río y cómo no, del propio puente de madera.
- Sendero panorámico: Es un circuito de aproximadamente 3 km.
Pasé un calor increíble con la ropa térmica que no me podía quitar. Más o menos estuvimos una hora antes de nuestro retorno a Coyhaique.
Por el camino realizamos una primera parada en el mirador del río Cisnes.
Luego, el guía dijo de parar otra vez en el café Lucymarc para merendar y si era posible tomar las sopaipillas. Yo me quedé pensando qué sería eso, ¿algún tipo de sopa? ¿mojar pan o bizcochos en una bebida caliente?,.... Días más tarde lo averiguaría, porque en el café Lucymarc no fue posible. Para lo que no hubo problema fue para tomar un té y una porción de kuchen de ciruelas, que me costó $2000.
Seguidamente, en vez de regresar a Coyhaique desde Villa Mañihuales por la carretera que va al cruce Viviana y se une con la que va a Puerto Aysén, cogimos un desvío por la carretera 7 (la verdadera carretera austral) con dirección a Villa Ortega. El paisaje por el valle que atravesamos fue casi de lo que más me gustó. A un lado y otro de la carretera y en los prados había cantidad de lupinos en flor, de vez en cuando había rebaños de vacas y terneritos. Traté de hacer algunas fotos desde la furgoneta, pero entre que íbamos a buena velocidad y que se estaba haciendo de noche, me salían todas movidas. Casi al final de este tramo de carretera se hizo una parada que no estaba programada para fotografiar un campo de lupinos morados que se veían en un prado.
Tras pasar Villa Ortega, enlazamos con la carretera que une Coyhaique con Puerto Aysén y en pocos minutos llegábamos a la ciudad. Después de las 21:30.
La excursión estuvo bien, pero no me gustó tanto como la del día anterior, en la que el listón había quedado muy alto. Sobre todo es que se me hizo demasiado pesado el tramo de ripio, los cortes de tráfico y los botes que pegué dentro de la furgoneta. Llegué bastante dolorido.
Como era incluso más tarde que el día anterior y no hay 2 sin 3, pues fui a cenar otra vez a La Casona.
- Ensalada de tomate y palta (aguacate).
- Caldillo de congrio: Estaba bueno, pero sin llegar al nivel del de Punta Arenas, que al ser de pescado y mariscos estaba más sabroso. Éste en cambio era sólo de congrio.
- Melón
Con la bebida y la propina la cuenta fue de $13600.
Después de la cena, al regresar al hostal, contacté vía whatsapp con la agencia con la que había hecho las excursiones estos días para decirles que al día siguiente quería hacer la excursión de medio día "Circuito por el sector 6 lagunas", cuyo precio era de $29000.
Llegaron las 7, las 7:15, 7:30 y no pasaba nadie a buscarme. Ya me temía un "Punta Arenas 2ª parte" y que me diesen plantón, así que a las 7:45 escribí por whatsapp a la agencia para preguntar qué pasaba que no iban a buscarme. A los pocos minutos me contestaron que habían tenido un problema técnico, se disculparon y me dijeron que a las 8:15 me recogerían en el hostal. Afortunadamente así fue. No llegué a averiguar con certeza que había ocurrido, pero por algunos comentarios de otras personas de la excursión, entre risas y cachondeo, creí entender que al conductor (el mismo del día anterior) le había "fallado" el despertador. De hecho no apareció tampoco el guía.
Durante este día íbamos a seguir el tramo norte de la carretera austral. La primera parada fue a los pocos km de salir de Coyhaique, en el mirador Luis Marchant. Este mirador se encuentra sobre una meseta desde la que se observa el valle del río Simpson, la ciudad de Coyhaique en el fondo del valle y el cerro Divisadero.
A continuación seguimos por la carretera que conduce a Puerto Aysén, atravesando la Reserva Nacional Simpson. Hicimos una parada en la cascada de la Virgen. Se conoce con este nombre porque a pocos metros de distancia hay una gruta que realiza la función de santuario a la Virgen Inmaculada. Este lugar es un punto habitual de peregrinación.
Antes de llegar a Puerto Aysén tomamos un desvío en el cruce Viviana para seguir por una carretera que enlaza con la carretera austral antes de llegar al pueblo de Villa Mañihuales. Nos detuvimos en el Puente Mañihuales para ver el río homónimo. En Chile normalmente todos los puentes tienen nombre, que puede ser el del río que cruza o de algún lugar cercano. El río Mañihuales se une con el río Simpson para formar el río Aysen.
En Villa Mañihuales hicimos una parada técnica para desayunar en el café Lucymarc.
www.facebook.com/ ...902828735/
Tomé un chocolate caliente y una porción de kuchen de arándanos y frambuesa. En total fueron $3500. Estuvimos allí un buen rato, durante el cual el dueño del café nos estuvo contando cosas de su vida, que si había sido minero durante más de 30 años en Villa Mañihuales, que luego había estado viviendo en Punta Arenas y Chiloé, donde había puesto chocolaterías, antes de regresar a Coyhaique y que le había sorprendido el "olor" del ambiente y la "contaminación" causada por el uso de tanta calefacción de leña, dónde estudiaban sus hijos mayores, etc...
Salimos al fin del café y continuamos por la carretera austral, parando junto al lago Las Torres y en el Puente Cisnes.
Al fin, cuando pasamos Villa Amengual e íbamos a comenzar a subir por el Parque Nacional Queulat, se acabó la carretera asfaltada y llegó el turno del ripio. Según el plan, íbamos a comer primero en Puyuhuapi y después retroceder para visitar el Ventisquero Queulat. Como la visita de este sector tiene su horario, hicimos prácticamente todo el camino hasta Puyuhuapi sin apenas paradas. Entre los árboles aparecía de vez en cuando la visión de un glaciar o neveros en lo alto de la montaña, pero fotografiar se hacía complicado por lo espesa que era la vegetación y las numerosas curvas que trazaba la carretera, a la par que la gran velocidad a la que íbamos (o al menos así se notaba por el ripio). Tengo que decir que el paisaje, a pesar del enorme y frondoso bosque, no me impresionó. Lo encontré todo como muy polvoriento, que es fácil cuando vas dejando atrás una nube de polvo o tienes que atravesar una que ha producido otro vehículo que venía en dirección contraria. Por otro lado, encontré el bosque como muy seco. Me fijaba en el matorral bajo, en los helechos,...y tenían los colores muy apagados. Por hacer una comparación, similar al aspecto que puede tener un bosque en España después de un seco verano. No sé, esa fue la impresión que me llevé pese a estar aún en primavera.
Referente a la carretera, no estaba en muy buen estado que digamos. Había muchas obras, aunque ese día por ser fiesta no tenía pinta de que estuvieran trabajando. El ripio no estaba especialmente bien y en muchos casos la carretera se veía reducida a un carril y había que atravesar puentecillos de madera que digamos no me transmitían demasiada confianza.
Al fin, paramos unos minutillos junto al fiordo Queulat. Si se navegase por este fiordo se llegaría al Canal Costa, por el que circulan los ferrys que van de Puerto Montt a Puerto Chacabuco. Entre el canal y el fiordo está el Parque Nacional Isla Magdalena.
Según nos íbamos acercando a Puyuhuapi nos topamos con los primeros cortes de tráfico. En el primero tuvimos suerte y pasamos después de unos pocos minutos, pero el siguiente lo pillamos de lleno y nos tocó esperar 20 minutos.
Puyuhuapi es una pequeña población turística que se encuentra en la parte más interna del fiordo Queulat. El almuerzo concertado lo teníamos en el restaurante Mi Sur. Consistió en lo siguiente:
- Como aperitivo una ensalada para compartir
- Ceviche de salmón y trucha
- Papillote de merluza, chorizo y papas
La bebida era aparte y yo tomé un zumo natural de grosellas ($2500).
Toda la comida estuvo muy buena y se notaba elaborada y con buena presentación, que no suele ser muy habitual en los almuerzos que normalmente se toma en las excursiones.
www.tripadvisor.es/ ...egion.html
Estuvimos unos minutos en Puyuhuapi, viendo la vista panorámica del fiordo. Luego retomamos el camino hacia el sector del parque nacional correspondiente al sector Ventisquero Queulat. Pillamos un corte de tráfico en el que tuvimos que esperar 20 minutos. En el siguiente, a pesar de que había una señal de "Pare" (como se llama la señal de "Stop" en Chile) en el sentido que circulábamos, como no había personal de obras, nuestro guía-conductor se lo saltó. Al llegar al otro extremo del tramo cortado sí que había empleados de la obra y le cayó a nuestro conductor una pequeña reprimenda, pero la cuestión es que llegamos a la entrada de CONAF 5 minutos antes de las 16:30. La entrada la cerraban a las 17:00 y hubiese sido muy desagradable no llegar a tiempo por tanto corte de la carretera.
En este sector hay varios senderos que se pueden recorrer:
- Sendero accesible: desde el aparcamiento se llega en pocos metros a una pasarela de madera que conduce a un mirador desde el que se observa el Ventisquero Queulat al fondo. No son ni 50 metros. En silla de ruedas no costará mucho trabajo, a pesar del estado en el que están las tablas del suelo. Con muletas tampoco es ningún problema, si bien hay que fijarse para que no se cuelen por los huecos que hay entre cada tabla.
- Sendero de la laguna de los Témpanos: Es un camino de alrededor de 600 metros de longitud, según los datos técnicos que se pueden leer sobre el mismo. Primeramente hay que cruzar por un puente colgante de madera. Sólo 4 personas deben estar simultáneamente en el puente. Después, el sendero atraviesa un bosque hasta llegar a la laguna de los Témpanos, aunque bloques de hielo no había ninguno, todo sea dicho. Detrás de esta laguna se contempla el Ventisquero Queulat en la parte alta de la montaña y la caída de agua de varias cascadas originadas en el glaciar. Antes, el ventisquero era Ventisquero Colgante Queulat, pero al ritmo que se produce el retroceso del hielo, da la sensación de que tiene los años contados.
A la vuelta fui con más calma tomando fotografías del bosque, de las grandes rocas de la morrena glaciar que estaban en el río y cómo no, del propio puente de madera.
- Sendero panorámico: Es un circuito de aproximadamente 3 km.
Pasé un calor increíble con la ropa térmica que no me podía quitar. Más o menos estuvimos una hora antes de nuestro retorno a Coyhaique.
Por el camino realizamos una primera parada en el mirador del río Cisnes.
Luego, el guía dijo de parar otra vez en el café Lucymarc para merendar y si era posible tomar las sopaipillas. Yo me quedé pensando qué sería eso, ¿algún tipo de sopa? ¿mojar pan o bizcochos en una bebida caliente?,.... Días más tarde lo averiguaría, porque en el café Lucymarc no fue posible. Para lo que no hubo problema fue para tomar un té y una porción de kuchen de ciruelas, que me costó $2000.
Seguidamente, en vez de regresar a Coyhaique desde Villa Mañihuales por la carretera que va al cruce Viviana y se une con la que va a Puerto Aysén, cogimos un desvío por la carretera 7 (la verdadera carretera austral) con dirección a Villa Ortega. El paisaje por el valle que atravesamos fue casi de lo que más me gustó. A un lado y otro de la carretera y en los prados había cantidad de lupinos en flor, de vez en cuando había rebaños de vacas y terneritos. Traté de hacer algunas fotos desde la furgoneta, pero entre que íbamos a buena velocidad y que se estaba haciendo de noche, me salían todas movidas. Casi al final de este tramo de carretera se hizo una parada que no estaba programada para fotografiar un campo de lupinos morados que se veían en un prado.
Tras pasar Villa Ortega, enlazamos con la carretera que une Coyhaique con Puerto Aysén y en pocos minutos llegábamos a la ciudad. Después de las 21:30.
La excursión estuvo bien, pero no me gustó tanto como la del día anterior, en la que el listón había quedado muy alto. Sobre todo es que se me hizo demasiado pesado el tramo de ripio, los cortes de tráfico y los botes que pegué dentro de la furgoneta. Llegué bastante dolorido.
Como era incluso más tarde que el día anterior y no hay 2 sin 3, pues fui a cenar otra vez a La Casona.
- Ensalada de tomate y palta (aguacate).
- Caldillo de congrio: Estaba bueno, pero sin llegar al nivel del de Punta Arenas, que al ser de pescado y mariscos estaba más sabroso. Éste en cambio era sólo de congrio.
- Melón
Con la bebida y la propina la cuenta fue de $13600.
Después de la cena, al regresar al hostal, contacté vía whatsapp con la agencia con la que había hecho las excursiones estos días para decirles que al día siguiente quería hacer la excursión de medio día "Circuito por el sector 6 lagunas", cuyo precio era de $29000.