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Al igual que el día anterior, madrugar y tener la catarata prácticamente para nosotros solos fue un lujazo, cuando volví de Islandia hice un curso de fotografía (os habréis dado cuenta que me hacía falta) y mi profesor dijo que las mejores fotografías siempre las traía la gente que vivía en autocaravanas porque disfrutan en solitario de lugares asombrosos con las mejores luces. Así que aunque no supiera reflejarlo las fotos, esos momentos los disfrutamos muchísimo.
En el lado derecho del salto de agua hay unas escaleras que te llevan hasta la cima, da un poco de impresión subir si tienes vértigo, pero en peores situaciones me he visto... Y la recompensa es sensacional, ves la catarata desde arriba que impresiona bastante.
La idea era hacer parte de la caminata que sale desde allí, (son 23km en total), pero estaba cerrado el acceso
Así que le propuse a mi chico rellenar la mañana intentando llegar al avión abandonado en la playa. Mientras preparaba el viaje leí que solo se podía acceder con 4x4, pero el día anterior al pasar junto al lugar donde tenía marcado que estaba el avión vimos muchos coches aparcados, así que como estaba cerca, fuimos a ver.Efectivamente había un parking y lo que parecía una carretera de grava estaba cerrada para el acceso de vehículos pero se podía ir andando. Empezamos a caminar, al poco rato nos encontramos a dos chicas que volvían y les pregunté si se iba por ahí a ver el avión, riendo nos dijeron que si pero que era "a long, long way", no nos desanimamos y seguimos caminando, pero por más que caminábamos el horizonte no se acercaba, sabíamos que el avión estaba en la playa pero no llegábamos nunca, para colmo la grava hacía la caminata poco llevadera. Al final, y tras mucho esfuerzo, llegamos.
La historia del avión es que pertenecía a las fuerzas aéreas americanas y tuvo que efectuar un aterrizaje forzoso durante la guerra fría, por suerte no hubo víctimas, y por la razón que fuera no lo retiraron de allí. Impresiona más por el entorno en el que está que por el avión en si mismo, parece una obra de arte steam punk en lugar de un objeto real.
A la vuelta controlamos el tiempo que tardamos, fueron sólo 50 minutos, pero que laaargos, es un camino muy llano y sin ningún atractivo. Tener en cuenta que al fin y al cabo eran ya muchos días dando tumbos y acusamos el cansancio. Lo que no dejaba de pensar mientras caminaba era en los supervivientes del accidente aéreo, ¡anda que pasar por eso y luego tener que pegarte semejante caminata!
Yo, sinceramente, no sé si recomendarlo, el sitio es chulísimo, pero si decidís ir mentalizaros que es un camino largo y monótono.
Llegamos con los pies cocidos, descansamos un poco, nos bebimos un litro de café y volvimos a la catarata para usar los baños públicos.
Llegando a la catarata vimos un camioncito de comida, a la vuelta nos paramos, vendían fish and chips, así que tachamos otra cosa de las que teníamos apuntadas, probar el famoso bacalao islandés. Estaba delicioso, no sorprendimos mucho, la calidad es excelente.
Si no habéis probado el fish and chips os recomiendo que lo hagais, a mi no me gustan las fritangas, pero el año pasado estuve haciendo un voluntariado en Nueva Zelanda y en Wellington los viernes siempre nos lo traían, yo la primera vez que lo ví me dio bastante asco, te lo dan en un papel y te lo tenías que comer ahí mismo, sin plato ni nada, pero allá donde fueres... Así que hice de tripas corazón y empecé a comer, ¡que rico esta! No empalaga ni está aceitoso.
Pero volvamos a Islandia que pierdo el hilo...
Con la panza llena seguimos hasta la poza de Seljavallalaug, era imprescindible esa parada porque en los baños de la catarata no había duchas y después de la caminata interminable empezaba a oler a tigre en la furgo.
Lo encontramos fácil, y a pesar de que había bastante gente alrededor la piscina estaba vacía, tocamos el agua... ¡estaba fría! Bueno no fría como el río que atravesamos para llegar, un poco de agua caliente entraba por un tubo, pero ni siquiera llegaba a templada. Pero necesitaba ese baño, así que me metí, me pegué al tubo lo más que pude y cuando me empezaron a castañetear los dientes salí.
Mi novio se entretuvo más, nadó, y exploró la piscina, dijo que junto a las rocas también se estaba más calentito. Pero yo ya me sentía limpia y no volví a meterme.
Las fotos que tengo, no sirven, os pongo esta que he sacado de la red.
Nos encontramos bastantes españoles allí, hasta entonces sólo habíamos coincidido con unos en la cueva de hielo que definieron el país como "carilandia" y cada vez que pagábamos algo nos acordábamos. La vuelta hasta el coche la hicimos con una pareja de españoles y en quince minutos nos contamos la vida, si me leéis ¡un abrazo y mucha suerte!
Y con las energías renovadas tras el baño, nos encaminamos a otros de los "imprescindibles" de Islandia, Seljalandsfoss, la catarata que se puede ir por detrás. ¿Quien no ha soñado con hacerlo? Se vé que todo el mundo, porque el parking se parecía al de Jokulsarlon, no cabía un alfiler.
Al bajar de la furgo ya empezaba la aventura, todo el parking estaba cubierto por una enorme placa de hielo. Fuimos agarrándonos a todo lo que pudimos hasta que conseguimos salir. Más de lo mismo en el caminito hasta la catarata, pero al menos tenía una cuerda de la que no me solté hasta llegar al puente, ¡eso si que era de locos!, una placa de hielo aún más gorda y redondeada. Me paré a estudiar como lo hacían los que conseguían cruzar sin caerse y al final me atreví a cruzarlo.
Fuimos por la izquierda, que parecía que había menos gente, pero a medida que me iba acercando a las escaleras, iba viendo que no me iba a atrever. Estaba igual que el puente, solo que era un tramo infinitamente mas largo, así que dejé a mi novio, que es más valiente, intentándolo y yo me fui por la derecha, donde no había tantas escaleras a ver que tal estaba por esa parte.
Había el mismo hielo pero era una cuesta suave, si me caía al menos sería como un tobogán, y poco a poco fui acercándome a la catarata.
Me reuní con mi novio detrás de la catarata.
Había poca gente por ahí, la gran mayoría se habían quedado en el camino (como casi hago yo), fijaos en la siguiente foto, la fila de gente que hay por atrás, pensando en si empezar o no el ascenso.
Salimos por donde yo había entrado porque mi novio dijo que el otro camino era imposible, y de repente vimos caer una estalactita de la montaña, y un señor nos empezó a gritar en inglés que nos tapáramos la cabeza, así que tuvimos que salir corriendo con las manos en la cabeza para evitar que nos cayera un tempano de hielo encima. Por supuesto me caí, pero al menos avancé más deprisa y esquivé las estalactitas.
En la cuesta abajo final era imposible no caerse así que nos tiramos, pero a mi chico se le ocurrió tirarse bocabajo, parecía un pinguino y los chinos se volvieron locos, yo creo que debe haber cientos de videos suyos. Nos echamos unas buenas risas.
Llegamos a la furgo mas empapados que nunca, entre el agua de la catarata y los toboganes de hielo improvisados, pero fue el momento más divertido de las vacaciones.
Nos despistamos al salir del parking y giramos en dirección contraria, metiéndonos en una F road, osea carretera solo para 4x4, cuando vimos que aquello no podía ser la N1 ya habíamos avanzado varios kilómetros, dimos la vuelta como pudimos y despacito despacito salimos de allí, pero en un momento la furgo se nos fue, empezó a patinar y perdimos el control, afortunadamente se freno sola, pasamos mucho miedo. El seguro no te cubre en las F road si no vas en 4x4 pero todo se quedó en un susto, poco después estábamos a salvo en la N1 haciendo foto a las ovejas.
Dormimos en el camping de Selfoss, la poblacioón, no la catarata con el mismo nombre que está al norte. La situación es buena porque el pueblo está en todo el meollo del sur, pero a mi el camping no me gustó, hacía mucho frío en los baños, tanto que ni siquiera pude ducharme, y en la cocina no había nada para cocinar, tuvimos que bajarlo todo de la furgo, sartenes, platos, cubiertos, todo.
Pero bueno, cargamos las baterias y ya que estábamos allí aprovechamos para cocinar y cenar cómodamente.
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