Miércoles 29 de Junio
Al despertarnos comprobamos que ahora desde la terraza tenemos vistas al monte Otemanu, así que después del incidente de ayer ya no queremos nuevos cambios de habitación.
Vistas desde la cama
Vistas desde la terraza
Preparamos la mochila para la excursión y nos vamos a desayunar. El desayuno, prácticamente idéntico que en Moorea, incluso diría que algo mejor el de Moorea que este, pero vamos, que puedes desayunar de todo.
A las 08:45 estamos listos en el muelle y puntuales nos viene a recoger nuestra barquita para la excusión. Ya viene con gente de otros hoteles, y todavía pasamos a recoger a otra pareja más.
Os presento a nuestro guía Tau, que tenía la fantástica habilidad de tocar el Ukelele y llevar la lancha con los pies.
El día estaba radiante. La verdad que tuvimos mucha suerte, porque a pesar de no tener muy buen tiempo, justo los días de la excursiones si que hay sol. Por eso mi recomendación es no llevar las excursiones contratadas antes, y hacerlo allí una vez compruebas el tiempo, puesto que la excursión de hoy con el día nublado tiene que perder gran parte de su encanto.
Después de un buen paseo por la laguna, y mientras el guía nos va contando cosillas de la isla, de la cultura, de él mismo… llegamos a la primera parada para nadar con las rayas.
Ellos te dejan gafas y tubo, si sois muy escrupulosos, mejor llevarte las tuyas propias. Lo que no te dejan son aletas, que yo sí que las eché en falta para poder sumergirte más fácil, sobre todo cuando estás con los tiburones.
El guía nos dice que si vemos algún pez más grande, no nos asustemos, que son atunes amarillos… mientras se cachondea, jaja… que no va a pasar nada.
Creo que se refería a estos atunes amarillos.
Y aquí las rayas
Si tenéis una go-pro, o conocéis a alguien que os la pueda dejar (como hicimos nosotros), no dudéis en llevarla para grabar bajo el agua.
La siguiente parada es sobre un trozo de arrecife donde nadas entre cientos de pececillos de colores, incluso consiguen sacar a una morena de su escondite con un poco de comida.
De nuevo a bordo, y ahora ya salimos de la laguna a mar abierto, para la parte más emocionante, nadar entre tiburones. Se puede observar como ha cambiado el color del agua, del azul turquesa, a un azul más intenso. Alguna chica que iba con nosotros, aquí no se atrevió a meterse al agua, pero la verdad es que nosotros no tuvimos en ningún momento sensación de peligro. Eso sí, son animales salvajes, no estáis en un zoo, así que un poco de precaución y cordura hay que tener.
Son tiburones puntas negras “pequeños” de menos de 2 metros.
Por el fondo sí que ronda un tiburón limón algo más grande, unos 3 metros. En el video engaña por la perspectiva porque está bastante en el fondo, pero os puedo asegurar que era un buen trozo más grande que los otros que nos rodeaban.
Tras este apasionante momento con los lindos pececillos, nos dirigimos de nuevo al interior de la laguna, para comer en un motu. Todo el día en remojo te abre el apetito. Allí tienen preparado un pequeño buffet con comida típica, que está bastante rica, y unos refrescos y cervezas. Con el estómago lleno, te dejan un rato de tiempo libre, para pasear, darte un bañito, o echarte una siestecita bajo una palmera como hicimos nosotros.
Pasado un buen rato, nos convocan de nuevo a todos junto a la zona donde hemos comido, y nos enseñan como preparan ellos los sombreros, y los platos con los hemos comido, con las hojas de las palmeras.
También nos dan una clase de cómo abrir cocos, sacar el jugo, el agua, y preparar la leche de coco para finalizar el día.
Lancha de nuevo de vuelta, amenizada con el Ukele de Tau, y nos va dejando por los hoteles.
Esta noche hay un buffet en la playa, así que decidimos que vamos a ir. La verdad que es caro, pero no tienes muchas opciones más para cenar. El restaurante dónde cenamos ayer, y otros dos a la carta, con precios todavía más elevados.
El buffet son 9000 XPF (75 €) por persona, bebida aparte. Cenamos bien, pero no merece la pena pagar tanto. Por ese precio puedes cenar a la carta en los otros restaurantes.