2 noches en Berg en Dal Camp
Después de cinco días disfrutando de los gatos y más en la sabana de Satara fuimos bajando sin prisas acompañados del amanecer, de jirafas, cebras, facóceros,...rumbo a Berg en dal. Habíamos quitado una noche intermedia en Skukuza para dársela a Satara lo cual se traducía en bajar del tirón sin prisas los 171 km que nos separaban del sur del Parque, unas teóricas 3h aprox. sin paradas según el cuaderno.
Esa mañana, como todas madrugamos,…cargamos equipaje y bajamos bicheando dirección hacia Tshokwane, buscábamos leopardos que hasta el momento habían sido muy esquivos y fugaces. En la bajada decidimos adentramos por un pequeño loop pista…y de nuevo los astros se alían con nosotros para regalarnos uno de los momentos leopardiles del viaje, avistamiento íntimo y bonito también de los que se quedan para siempre en la memoria.
Lo encontramos sentado, tan elegante como tranquilo, allí estaba aseándose el hermoso gato, y nosotros con el motor parado y dispuesto a disfrutarlo en silencio pues nunca se sabe cuanto durará la manifestación de este otro bonito fantasma. Por suerte se acerca sin prisas hacia nosotros, su cola erguida, su mirada serena, su piel increíble….y mi piel de pollo de tantas emociones y bonitas sensaciones.
La suerte nos acompaña y decide tumbarse junto a nosotros, y sobre un seco tronco se acicala, se relaja, nos mira, nos posa…
Nos hipnotiza …
Se adormece, …
Desayunamos a su lado disfrutando de su baño de sol,... hasta que Lorenzo apretó, y el gato abrigado se levantó, se casi despidió y se marchó.
Y nosotros continuamos nuestra marcha muy atentos. Sin duda la carretera de Tshokwane , su cauce seco, sus charcas, pozas, árboles,…cunetas….siempre nos guarda sorpresitas es una de las carreteras donde hay que ponerse bien los ojos de avistador perros salvajes, leopardos,…pululan por la zona, allí vimos el año pasado al leopardo en super acción, hoy tocaba un leopardo esta vez algo a lo lejos haciendo la digestión en la rama de un árbol mientras los buitres esperaban pacientes las migajas de la cena, del festín.
Continuamos bajando y en los alrededores de Skukuza disfrutamos de una leona guardando su presa, una patitiesa jirafa de la que se habían comido hasta las enormes rótulas
Tanto nos entretuvimos con los gatos, elefantes,…bebes facóceros…que llegamos algo tarde a la zona de picnic de Afsaal, donde comimos nuestro picnic fugaz y continuamos hacia Berg en Dal antes de que se acabara la tarde para acabar rodeados de elefantes y rinos, muchos rinos
Si te gusta este increíble animal prehistórico, Berg en Dal te encantará. Además de los rinos el camp y la zona tienen muchos encantos. Es una zona más montañosa, y suele sorprender por sus laderas, el mucho verde y los interesantes avistamientos pese a su cercanía a los límites del parque y a la puerta/gate de Malelane.
Por la mañana Berg en Dal nos regaló también sorpresas leoninas
Con rugidos incorporados como bandas sonoras, algo de sexo animal, un poco de romanticismo…
Miradas para el recuerdo...
De allí nos traemos el mejor avistamiento de perros salvajes de este viaje, de los que pudimos disfrutar mucho rato.
Los perros salvajes o licaones molan, sorprende su altura, su tamaño, actividad frenética y su jerarquía que es muy interesante. Volvimos a encontrar alguno con collar radiotransmisor pues su escaso nº, unos 350 según el cuaderno de Sanparks, los convierte en especie a proteger y especie objetivo de estudio.
…Pero reconozco que solo dos noches nos supo a poco y nos dejó una sensación de paso fugaz por nuestro coqueto Berg en dal, que ya conocíamos y al que le tenemos cariño. Una zona muy recomendable, un camp ideal para las salidas y entradas por Malelane gate, perfecto para una primera/última noche o para varios días.
Tiene restaurante con mesas en el interior y en el exterior, donde este año hemos tenido concierto de hienas y de hipos mientras cenábamos la mejor hamburguesa del viaje. Un take away pequeñito, un supermercado/tienda pequeñito pero suficiente para lo cotidiano y comprar los primeros mapas o últimos recuerdos, una sala de exposición/interpretación junto a recepción, algunos paneles interpretativos…y algo que lo hace diferente, un trail alrededor del perímetro del campamento el “rhino trail” que puede recorrerse con facilidad y sirve para estirar las piernas después del mucho coche.
La zona es montañosa y diferente, el camp rodeado de árboles y laderas aquí los bungalows son de ladrillos vistos, son bastante apañadetes, coquetos, reformados y amplios, por supuesto con barbacoas in every where, zona de acampada, gasolinera, piscina y algún que otro murciélago Por que sí, recordar que estos pequeños mamíferos come frutas suelen a veces colarse en habitaciones, baños y porches.
Desde los rinos, a elefantes a los tres felinos más codiciados pueden avistarse en sus alrededores….Los ecosistemas se solapan y los territorio gatunos quedan cerca quizás por ello es una de las zonas usadas por tour operadores para intentar ver los llamados big five (leones, leopardos, elefantes, búfalos y rinos) en un solo y fugaz día.
De allí nos traemos muchos rinos para el recuerdo, los leones matutinos, alguna leona playera, bonitos elefantes y el mejor avistamiento de perros salvajes del viaje que en manada iban buscando el desayuno con algo de prisas.
De los alrededores recomiendo echar un vistazo por las pistas de los alrededores de Gardenia Hide, pasar por la S114, S25, S118, … asomarse al cauce y a la represa….
Desde Berg en Dal se puede llegar hasta el camp de Pretoriuskop. Es una carretera en la que se suelen dar avistamientos de cheetahs, pero al parecer lo que tiene más fama del campamento es su piscina. Como zona no sé si será buena o mala, pero para nuestro gusto como campamento gana Berg en Dal.