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Hoy nos tocaba una de las mayores sorpresas de nuestro viaje: COMINO!!!
Volvimos a madrugar para llegar a coger el primer barco hacia la pequeña isla a las 9:00, aunque hasta casi y veinte no salimos ya que éramos 10 personas solamente.
La empresa con la que fuimos es esta www.cominoferries.com/
No se si hay más. El precio del billete de ida y vuelta es de 10€
El paseo se hace muy ameno con el vaivén del agua y viendo la isla cada vez más cerca.
En unos 20-25 minutos llegamos. Nos recibía la “blue lagoon” completamente vacía. Bueno, vacía salvo una plaga de medusas impresionante.
Pero eso no le restaba encanto. ¡Qué bonito todo!
Aunque Comino por su tamaño pudiera considerarse de una zona poco importante, hay que tener en cuenta que se encuentra en una situación estratégica entre Malta y Gozo. Esto tiene relevancia ya que en esta localidad se encuentra la Torre de Santa Maritja o Santa Marta, la cual forma parte del entramado defensivo del país.
Un buen rato después de estar boquiabiertos contemplando el azul del agua nos dirigimos hacia la citada torre. Las vistas durante el paseo son preciosas.
La torre fue construida por el arquitecto Vittorio Cassar en 1618 y estaba caracterizada por su estructura recia, con paredes muy gruesas y con un muro circundante. Medía 12 metros a los que había que sumar otros 8 metros de la plataforma sobre la que ese alzaba. Durante siglos garantizó las comunicaciones con los fuertes de Santa Ágata y Chambrai.
Volvió a recobrar el carácter militar durante las dos guerras mundiales, pero desde 1982 se ha utilizado como punto de vigilancia del contrabando.
En nuestros días se ha convertido en otro reclamo turístico más después de su restauración entre 2002 y 2004.
Al ser el día de Jueves Santo la torre estaba cerrada. Si alguna vez queréis saber si una torre en Malta está abierta y se puede visitar sólo tenéis que fijaros en si tiene bandera. Esa es la señal que te indica si está abierta.
Desde la torre nos dirigimos hacia el viejo hospital que está situado a pocos metros de la torre.
El edificio fue utilizado en primer lugar como un hospital de aislamiento construido por las autoridades militares británicas en la última década del S.XIX. Allí acudían los soldados afectados por la peste.
Años después, en 1948 pasó a ser empleado como escuela para los pocos niños que vivían en la isla. Siguió funcionando como tal hasta 1965.
Actualmente no se si se empleará para algo, pero no parece que esté excesivamente descuidado.
De aquí continuamos el paseo por la isla encontrándonos al único habitante que dicen que hay. Muy amablemente nos saludó mientras estaba a sus quehaceres.
Llegamos hasta otro edificio que nos encontramos. Suponemos que eran antiguas viviendas con sus correspondientes caballerizas y cuadras de animales.
Nos dirigimos entonces hacia el único hotel que hay en la isla y que en ese momento estaba en obras.
El hotel posee un par de calas propias a las que pudimos acceder puesto que estaba cerrado.
Emprendimos la vuelta hacia la zona donde llegan las barcas no sin antes acercarnos a cada bonito rincón a hacer fotos.
Cuando nos acercábamos a la laguna azul íbamos hablando sobre si nos bañaríamos o no por el tema de las medusas y un chico, que trabajaba haciendo actividades por la isla, nos comentó que era bastante peligroso.
Nos compramos un par de cervezas Cisk, por 2,5€ cada una creo, en uno de los escasos puestos que hay (supongo que en verano sean más caras) y buscamos una roca para sentarnos tranquilamente mientras la tomábamos.
La gente se bañaba con la cantidad de medusas que había
. Nosotros no nos arriesgamos. Con la mala suerte que tenemos para esas cosas seguro que nos picaban 
La idea era pasar la tarde allí, pero al ver que no nos meteríamos en el agua decidimos regresar en el ferry de las 12:30 porque estábamos achicharraditos. A partir de esa hora ya te llevan de vuelta pasando por unas cuevas con un color de agua maravilloso. Totalmente recomendable.
Llegamos al hotel a comer y decidimos emplear la tarde en la piscina, que ya habíamos pasado suficiente calor por la mañana. De hecho nos quemamos y eso que cada dos por tres nos dábamos protector solar.
Así que si vais a Comino un día caluroso y despejado llevad muuuuucha protección y aplicáosla varias veces y cada poco tiempo.
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