La jornada de hoy es otro ejemplo perfecto de suma de intereses. Seguimos teniendo sed de Dolomitas. Nos espera el Sasso Piatto. La ruta es Siusi-Compaccio-Saltria-Tirlerhof.
Desde Seis/Siusi subimos en teleférico hasta Compaccio/Compatsch, a 1850 metros. Es una localidad que está justo en el centro de Seiser Alm, encima de la pradera de Marinzen donde estuvimos hace pocos días. Dejamos el coche en el parquing 0 (3€ el día o 0,40 la hora) en Seis/Siusi. Solo ver el tamaño del aparcamiento hace suponer que aquello es un megacentro turístico. La carretera de subida a Compaccio/Compatsch suele estar cerrada de 9 a 17, así que vamos disfrutando del paisaje mientras subimos en una cabina llenita de gente, bicicletas incluidas. El corte del Plattkofel/Sasso Piatto se ve perfecto, con la trasera del Langkofel/Sassolungo, desde una perspectiva distinta a la que estábamos a costumbrados desde Fassa, y la Punta Grohmann entre ellos.
En la estación de llegada hay baños, cafeterías, y tiendas deportivas y de souvenirs. Nada de eso nos interesa, tenemos claro nuestro objetivo. Las posibilidades para explorar Seiser Alm/Alpe di Siusi desde aquí son infinitas: telesilla Panorama, paseo circular por Bullaccia, telesilla Florian desde Saltria para subir a la base del Sasso Piatto… Las vistas, como siempre, de impresión. Aquí el macizo de Schlern/Sciliar, con sus 2563 metros parece diferente (intuimos el Rifugio Bolzano, famoso por ser punto de partida y llegada de varias rutas), junto al Santner Spitze a su derecha.
Nuestro destino está en el extremo opuesto de esta cadena montañosa: el pequeño pueblo de Saltria, bajel Plattkofel/Sasso Piatto. La forma de llegar, además de caminando, es en el Alm bus 11 (la parada se encuentra al salir de la estación del teleférico de Compaccio a la derecha, a unos 120 metros); una vez allí hay muchísimas señales de senderos.
La ruta hacia el Hotel Tirler es la misma que conduce hasta el refugio en la base del Sasso Piatto, a 2297 metros.
Nos lleva por prados y bosques de abetos; es un camino llano y sin pérdida. Puede hacerse con carrito de bebé.
En un rato muy ameno y fácil llegamos a la Alm-Hütte Tirlerhof; es un hotelazo de lujo con precios prohibitivos, decorado con pinturas murales, pero con una terraza de acceso libre.
Además del restaurante exterior, con mesas de bancos compartidos, tiene una zona espectacular para disfrutarla con niños.
Zona de juegos, animales (llamas y cabras) y el sendero de brujas que sale desde el mismo hotel, con distintas paradas con atracciones hechas de madera: juegos de bolos a tamaño gigante, columpio, casita del árbol…
La felicidad de las pequeñas cosas.
Además la bruja Curandina entretiene a la chiquillería. Todo esto en un entorno natural magnífico… no tiene precio. Pero no solo está pensado para los niños, los mayores, senderistas… público de cualquier tipo tiene cabida. ¡Que se lo digan al que duerme al sol en las camas-hamacas de la segunda fila! Les eché el ojo nada más llegar.
Después de jugar y de varias cervecitas al sol en las hamacas (doy fe de que esto es impagable), comimos en la terraza. Nos atendió un joven que chapurreaba español y enseguida nos buscó mesa; colores y hojitas para pintar para nuestro hijo… Nos dimos un homenaje de huevos y speck con papas asadas y canederli de espinacas y queso, que es como se les llama a los knödel por aquí, unas albóndigas de pan que tenían el tamaño de una pelota de tenis (3 eran excesivas para una sola persona). La siesta a pleno sol en aquellas hamacas la teníamos ganada.
Para acabar el día fuimos a la piscina municipal de Telfen (de pago), en Via Telfen 7, que pertenece también a Castelrotto. Es totalmente exterior, rodeada de césped. Tiene cafetería, baños, cambiadores, taquillas, columpios, juguetes de agua para los niños… Varias piscinas con poca profundidad para los más pequeños y una normal, con trampolines y jacuzzi.
Como no podía ser de otra manera, nuestro hijo probó el trampolín de mayores con sus manguitos… y le gustó, así que allí estuvo dando varios saltos. El Schlern/Sciliar se ve de frente totalmente desde aquí. Igual que vimos acercarse una tormenta que hizo que nos fuéramos rápidamente. ¡Así son los Alpes!