PASSO PORDOI-SASS PORDOI-PIZ BOÉ.
Otro día que amanece despejadísimo, con 15 grados. Es el día de conocer el Sass Pordoi.
Desde Canazei son 27 curvas o tornanti que suben hasta el Passo Pordoi, pero conducir por aquí es tan maravilloso (sobre todo si te llevan, como a mí ) que apenas es molesto.
El funivia Sass Pordoi se coge en el Passo Pordoi y sube hasta el Sass Pordoi.
Una vez arriba, parecíamos haber logrado el absoluto. Bestial, alucinante... las imágenes hablan por sí solas.
Hay dos terrazas panorámicas exteriores. De frente esta visión colgada del vacío.
En los laterales y en la trasera vistas de excepción del Grupo del Sella, el Piz Boé, el Sassolungo, el Catinaccio de Antermoia, el Rosengarten, Roda di Vael…
La ausencia de vegetación en las cimas hace que parezca que estamos ante un paisaje entre desértico y lunar.
La Marmolada y los tornanti se ven a la perfección desde aquí arriba.
Caminamos un buen rato, bajando entre las rocas hacia el sendero que conduce al Piz Boé (sendas 627 y 638, 2h, 30’ ). Hay que bajar con cuidado, porque hay mucha piedrilla suelta y hay que ir "trepando" hacia arriba o hacia abajo.
Una vez acabada esa parte, empieza otra más llana, hasta que iniciamos el ascenso. Hacemos más o menos la mitad, hasta la zona que parece de zigzag, pero no llegamos hasta arriba; había familias con niños, un poquito mayores que el nuestro, que recorrían sin dificultad ese camino.
En en pueblo de Fontanazzo hay un parque infantil espectacular (Via Albolina, en el desvío de la “Dolciaria Fassana”), enorme, con muchos columpios diferentes (toboganes, tirolinas, camas para saltar…) Nuestro hijo, después de la semihazaña del Piz Boé, todavía tuvo energía de sobra para probarlos todos.
Pero lo mejor es el enclave, entre el Sass Pordoi a un lado y el Catinaccio al otro.
CANAZEI-PECOL-BELVEDERE. Después de comer en la zona de sombra y mesas del mismo parque, nos dirigimos a Canazei para coger el funivie a Pecol y desde aquí a Belvedere.
De frente el Grupo del Sassolungo, el Sassopiatto, la punta Groshmann y el Grupo del Sella, con el Sass Pordoi y el Piz Boé. A nuestra espalda, la Marmolada y el Lago Fedaia.
Bajamos una cuesta algo pronunciada hasta el Chalet Belvedere y desde aquí caminamos hasta el Rifugio Fredaiola. Nuestro terremoto cae en cuestión de segundos en su portabebé a la espalda, así que nos detenemos todo cuanto queremos para disfrutar del milagro de estar aquí.
Desde aquí se puede hacer el sendero al Lago Fedaia, a Viel del Pan y al Piz Boé.
De vuelta, con las energías recargadas, paramos un poquito en el Chalet Belvedere, que tiene un balancín de madera en el exterior y algún otro juego, y subimos la cuesta deseando llegar ya a nuestro rato de relax en la piscina y pequeño spa.