ILHA DO IBO: Tierra remota ✏️ Diarios de Viajes de MozambiqueEn la mayoría de las ocasiones es el destino lo que nos motiva a movernos por el mundo, pero el trayecto en sí resulta esencial para vivir el viaje. Es entonces cuando nos sentimos en un otro lugar, lejos de la rutina, lejos del confort. Una vez...Diario: MOZAMBIQUE: La vuelta al Sur de África en 80 días (y7)⭐ Puntos: 4.7 (10 Votos) Etapas: 6 Localización: MozambiqueEn la mayoría de las ocasiones es el destino lo que nos motiva a movernos por el mundo, pero el trayecto en sí resulta esencial para vivir el viaje. Es entonces cuando nos sentimos en un otro lugar, lejos de la rutina, lejos del confort. Una vez en el destino, nos hacemos al entorno y nos adaptamos a esa nueva realidad. Las chapas a Quissanga parten de la avenida 25 de septiembre, en pleno centro de Pemba, alrededor de las 4:30h al grito de Ibo, Ibo!. A esa hora ya me había adaptado a las sábanas de la habitación de Residencial Lys. Cuando el sol de la mañana me despierta, eran las cinco y pico de la mañana. ¡Me había dormido!. Salgo como un rayo, pero en la vacía avenida ningún chaval grita Ibo desde la puerta de ninguna de las furgonetas que pasan. Uno de ellos me indica otro vehículo que va en dirección norte, tal vez encuentre otro transporte en algún cruce que me lleve hasta mi destino. No tengo nada que perder y subo en la chapa indicada. Las calles están vacías y avanzamos rápido hacia las afueras de la ciudad. Allí donde se bifurcan las carreteras, la gente espera para tomar el transporte adecuado. El minibús se llena y avanzamos sin demora. Los chavales que gritan el destino se encargan también de cobrar, de ubicar las cargas (equipajes, fardos o animales) y de parar en los destinos de cada pasajero. A pesar de estar ocupados en todo momento, no se olvidan de ti. Así, en un cruce perdido de la carretera a Tanzania, la chapa para y el chaval me señala un camión con gente en el remolque. Es el transporte que me ha de llevar al puerto de Quissanga, que arranca enseguida tras acabar de completar el pasaje. Me acomodo entre sacos y esterillas, agarrado a la cabina. Aquello se menea de una forma bestial. ¡Vaya manera de ejercitar las abdominales! Llegamos a Quissanga alrededor de las 14h. A esa hora el bote supuestamente ya había zarpado. Sin embargo, había mucha gente esperando al final de la carretera, sentada alrededor de un gran árbol. Pregunté a varias personas y todas parecían decir que sí, que pronto vendría una barca que nos llevaría a Ibo. Con la tranquilidad que da no estar solo en el confín del mundo, junto a una decena de personas tranquilamente esperando el transporte a Ibo, esa isla remota del archipiélago de las Quirimbas. Allí, reparo en una mujer que sirve de un cubo platos de pescado y mandioca. Le compro un plato de estofado. Estaba muy bueno, aunque algo frío. Me siento y empiezo a leer, pero el cansancio hace que me duerma. Al cabo de una hora, uno de los muchachos que trapichean en el lugar me despierta y me apremia a tomar el bote. Cargo la mochila y hundo mis pies en el barro. Un padre y su hijo se ofrecen por unos poco meticales a acercarnos al bote, que no puede acercarse más por la marea baja. Una vez todo el pasaje a bordo, el barco despliega su vela latina y, en silencio, empieza la marcha. Quién me iba a decir que después de aquel agotador día iba a acabar disfrutando de uno de los mejores momentos del viaje. Mar, sol y viento. Nada más y nada menos. Una vez en Ibo, parece que el tiempo se detenga, que el barco te haya llevado al lugar más remoto del universo, con unos personajes escondidos tras los muros de los edificios, esperando a que te acerques para explicarte la historia de sus vidas, la historia de la isla. Pasear por las calles de este lugar es sencillamente mágico. No entiendes qué hacen esos edificios majestuosos en esa recóndita isla, la mayoría abandonados. Da igual las veces que pases ante sus fachadas, a cada momento del día, el juego de luces y sombras, las hacen diferentes a la mirada. Entonces descubres una puerta entreabierta, un cartel que dice servir café de Ibo y entras. En una sala un par de mesas te están esperando. Un hombre interrumpe su juego con sus hijos y te sirve un café delicioso. En la sala contigua tiene expuestos artículos variados para su venta. Tras explicarte un poco de su historia me pregunta por mi camino. Ah, el fuerte! Y desde el fuerte de São João Baptista tienes las mejores vistas del Índico. Pero además, escondida entre sus dependencias entre las muestras de algunos artesanos plateros, encuentras una sencilla exposición que es parte del relato del lugar. Y así transcurren los tranquilos días en este lugar del mundo, paseando y recomponiendo la historia del lugar como quien monta un puzzle sorbo a sorbo en el lugar más remoto del mundo. Índice del Diario: MOZAMBIQUE: La vuelta al Sur de África en 80 días (y7)
Total comentarios: 2 Visualizar todos los comentarios
📊 Estadísticas de Etapa ⭐ 0 (0 Votos)
Últimos comentarios al diario: MOZAMBIQUE: La vuelta al Sur de África en 80 días (y7)
Total comentarios: 2 Visualizar todos los comentarios
CREAR COMENTARIO EN LA ETAPA
Diarios relacionados
Galería de Fotos
|