[align=justify]La primera visita prevista era a la cascada de Bridalveil Fall.
Se accede por sendero pavimentado con una subida corta de 20 minutos hasta la cascada Bridalveil Fall, tiene agua durante la mayor parte del año, pero en estos momentos su caudal es como el de todo el valle formidable.
[/align]Hacemos el regreso hasta el coche para trasladarnos hasta el fondo del parque y estacionar en el último aparcamiento permitido para iniciar los trail, otra opción es parar en el visitor center y usar los buses gratuitos del parque, pero como era temprano conseguimos aparcar, este aparcamiento no muy grande se llena con facilidad y luego no te dejan acceder. Ya te llama la atención el cartel advirtiéndote que no dejes comida en lo coches sino está envasada, que uses unos contenedores que hay en las inmediaciones a prueba de osos.
Lo previsto es uno de los trails más impresionantes del parque, el “The Mist Trail”, o “Rastro de la niebla”, volviendo por el John Muir Trailes estos senderos te llevan hasta las cascadas Vernall y Nevada Fall, y se conoce con ese nombre por la niebla que forma la caída de agua de Vernall Fall.
Para llegar hasta la parte superior de la cascada hay que subir 600 escalones labrados en el granito, que tiene fama de resbaladizos al estar mojados por el agua que cae desde la cascada, al llegar arriba se puede volver por el Jhon Muir Trail, sobre todo para no hacer de bajada los escalones que deben ser más peligrosos que a la subida.
Caminando llegamos al lugar donde salen diferentes trail incluyendo el nuestro, pasando por la parada 16 del bus, que te deja más cerca, pero te ahorras luego el engorro de estar esperando los buses, y no viene del trecho que hay hasta el aparcamiento.
Los trail están perfectamente indicados, junto a varias advertencias sobre los osos y la necesidad de llevar agua, cruzamos el rio Merced dejándolo a nuestra derecha y enseguida se empieza a coger altura, el sendero pavimentado no tiene ninguna dificultad nada más que la pendiente. Las vistas del valle desde luego ayudan en la subida
Después de una leve bajadita llegamos a un puente donde nos volvemos a encontrar con el rio, que si abajo iba con una fuerza inusitada, aquí baja completamente desbocado.
Empezamos la ascensión hasta la caída de la cascada, y pronto nos dimos cuenta de que con el nivel de agua que llevaba el río, no iba a ser una bruma lo que caía sobre el recorrido, era como si lloviese, nos colocamos los impermeables y comenzamos la subida.
A medida que íbamos subiendo la cantidad de agua que caía, y el viento que desplaza la caída del agua era como si estuvieses en medio de un vendaval de agua y viento que te iba azotando, los escalones no estaban mojados, eran un arroyo de agua que bajaba, y que te obligaba a meter los pies en enormes charcos.
Continuamos la subida eso si con bellas estampas sobre la caída del agua y los arcoíris que se formaban, en algunos lugares apenas se veía de la cantidad de agua que caía, más que llover era como si estuviesen echando agua con una enorme manguera.
Una vez que salimos de la zona de caída de la cascada, aunque el desnivel era importante, pero por lo menos no te caía agua encima, y después del último repecho llegamos a la parte superior de la cascada, donde hay una especie de playa de piedra donde pudimos recomponernos y secarnos un poco, porque estábamos chorreando, incluyendo calcetines y zapatos.
Allí se congrega mucha gente a descansar después de la subida a secarse, admirando la enorme caída de agua y la fuerza con que el rio llegaba a la misma.
Una vez que nos habíamos secado un poco continuamos nuestro camino para empalmar con el Jhon Muil Trail para hacer el regreso, ya que bajar por los escalones no es que fuese imposible ni mucho menos, pero sí bastante más arriesgado a un resbalón inoportuno.
El sendero nos volvió a dejar esplendidas imágenes de la fuerza del rio, y unas excepcionales vistas sobre la caída de la cascada, antes de empezar a descender para volver al inicio, dando más vuelta pero desde luego bastante más secos.
Teníamos pensado continuar hasta Nevada Falls, pero una torcedura en el tobillo nos hizo descartarlo, más por precaución que por otra cosa, por suerte no paso de un leve dolor y la vuelta se pudo hacer sin mayores contratiempos.
La vuelta por el Jhon Muil Trail, no es tan espectacular como la subida por el Mist Trail, y desde luego se da por buena la mojada y los escalones por las impresionantes vistas que hemos disfrutado, y poder sentir la fuerza de la naturaleza tan cerca de nosotros.
Volvimos tranquilamente disfrutando del paisaje hasta la vuelta al coche y desde allí con paradas en el rio Merced, de nuevo al hotel, para darnos un bañito en la piscina y poder cenar algo en las escasas opciones que te ofrece el Portal.