Viernes 21 de abril de 2017: Presa de Aswán + Templo de Philae + Obelisco Inacabado + Vuelo a El Cairo
Nos levantamos y fuimos a desayunar. A las 7.30 am empezaban las últimas visitas de nuestra estadía en Egipto. Dejamos nuestro equipaje preparado en la puerta de la habitación, según nos habían indicado el día anterior, porque ya a la mañana teníamos que abandonar los camarotes.
Primero vimos la presa de Aswán (EGP 20, entrada incluida), donde paramos 10 minutos para sacar fotos. A mi criterio, esta visita es totalmente prescindible, aunque es la que nunca falta en los programas de las agencias.
Después fuimos al Templo de Philae (otro de mis favoritos), dedicado a la diosa Isis, y para eso partimos en lancha desde un muelle para llegar al templo porque este se encontraba en una isla.
Pasamos por un patio inmenso con una larga hilera de columnas a ambos lados, llegamos al primer pilono, luego al segundo, recorrimos la sala hipóstila y entramos al santuario donde había un altar de granito. Miramos con atención los relieves y los detalles de las columnas.
Al igual que el resto de los templos, me hubiera gustado dedicarle más tiempo para ver todo con más detenimiento.
Una vez en el micro fuimos a una tienda de esencias, donde nos explicaron las distintas características de cada una. Nos ofrecieron karkadé y a las mujeres que querían les hacían un masaje. Pasamos como una hora en la tienda, no compramos nada pero los demás sí.
A continuación fuimos a un negocio de algodón y lino (a pedido del grupo). Aquí compramos algunas cosas para regalar. El algodón se vía bueno y los precios de lo que vimos, en líneas generales, eran más baratos que en Argentina. Si hubiera tenido que elegir, hubiese cambiado la visita a la tienda de esencias por este negocio. En realidad, hubiese cambiado la visita a las dos tiendas por más tiempo en Philae
La última parada era el obelisco inacabado, donde solo algunos subimos a verlo; otros se quedaron en el bus o en una cafetería. El calor era insoportable pero la visita duró poco, así que lo aguantamos.
Volvimos al Amarco a almorzar (pagamos EGP 120 por persona porque ese almuerzo ya no estaba incluido) y a las 15.30 pm nos pasaron a buscar para llevarnos al aeropuerto porque a las 18.00 pm salía nuestro vuelo a El Cairo (no todos viajamos en el mismo vuelo, íbamos en tandas). Como no podíamos volver a los camarotes, que estaban preparados para los próximos pasajeros, aprovechamos para liquidar algunas compras en el negocio de las chilabas y adornos y luego hicimos el check-out
Cuando llegó la hora de partir, nos despedimos de la motonave y nos llevaron al aeropuerto; solo nos quedaba esperar a que se hiciera la hora de embarcar. El guía se fue en un vuelo anterior y ya no lo veíamos más; también nos despedimos de él y quedamos seis que viajamos juntos. El vuelo fue corto, duró una hora. Esta vez nos tocaron a todos asientos juntos .
Llegamos a El Cairo, nos recibió otro coordinador y nos trasladaron al hotel Intercontinental City Stars, que estaba conectado a un centro comercial de seis pisos que tenía de todo.
Aquí nos reencontramos con Ahmed, que nos ayudó con el check-in, nos hicieron un upgrade en la habitación y nos dieron una royal suite en la planta 16 (lástima que por pocas horas ). La habitación era gigante; la mitad era baño . Tenía una sala de estar con mesa, sillones, escritorio, televisor, frigobar, caja de seguridad; un cuarto con plancha, armarios y una silla; un baño muy completo con ducha, jacuzzi y muchos elementos de aseo personal. También había interruptores que controlaban las luces de cada ambiente.
Nos acomodamos y fuimos a recorrer el centro comercial, pero era tan grande y estábamos tan cansados que el paseo duró poco. No logramos despedirnos de nuestros compañeros que estaban en el mismo hotel, porque no habíamos arreglado nada y cada uno hizo lo suyo. Nos limitamos a preparar el equipaje y descansar, porque al día siguiente a la mañana salía nuestro vuelo de Egyptair con destino a Atenas...
Nos levantamos y fuimos a desayunar. A las 7.30 am empezaban las últimas visitas de nuestra estadía en Egipto. Dejamos nuestro equipaje preparado en la puerta de la habitación, según nos habían indicado el día anterior, porque ya a la mañana teníamos que abandonar los camarotes.
Primero vimos la presa de Aswán (EGP 20, entrada incluida), donde paramos 10 minutos para sacar fotos. A mi criterio, esta visita es totalmente prescindible, aunque es la que nunca falta en los programas de las agencias.
Después fuimos al Templo de Philae (otro de mis favoritos), dedicado a la diosa Isis, y para eso partimos en lancha desde un muelle para llegar al templo porque este se encontraba en una isla.
Pasamos por un patio inmenso con una larga hilera de columnas a ambos lados, llegamos al primer pilono, luego al segundo, recorrimos la sala hipóstila y entramos al santuario donde había un altar de granito. Miramos con atención los relieves y los detalles de las columnas.
Al igual que el resto de los templos, me hubiera gustado dedicarle más tiempo para ver todo con más detenimiento.
Una vez en el micro fuimos a una tienda de esencias, donde nos explicaron las distintas características de cada una. Nos ofrecieron karkadé y a las mujeres que querían les hacían un masaje. Pasamos como una hora en la tienda, no compramos nada pero los demás sí.
A continuación fuimos a un negocio de algodón y lino (a pedido del grupo). Aquí compramos algunas cosas para regalar. El algodón se vía bueno y los precios de lo que vimos, en líneas generales, eran más baratos que en Argentina. Si hubiera tenido que elegir, hubiese cambiado la visita a la tienda de esencias por este negocio. En realidad, hubiese cambiado la visita a las dos tiendas por más tiempo en Philae
La última parada era el obelisco inacabado, donde solo algunos subimos a verlo; otros se quedaron en el bus o en una cafetería. El calor era insoportable pero la visita duró poco, así que lo aguantamos.
Volvimos al Amarco a almorzar (pagamos EGP 120 por persona porque ese almuerzo ya no estaba incluido) y a las 15.30 pm nos pasaron a buscar para llevarnos al aeropuerto porque a las 18.00 pm salía nuestro vuelo a El Cairo (no todos viajamos en el mismo vuelo, íbamos en tandas). Como no podíamos volver a los camarotes, que estaban preparados para los próximos pasajeros, aprovechamos para liquidar algunas compras en el negocio de las chilabas y adornos y luego hicimos el check-out
Cuando llegó la hora de partir, nos despedimos de la motonave y nos llevaron al aeropuerto; solo nos quedaba esperar a que se hiciera la hora de embarcar. El guía se fue en un vuelo anterior y ya no lo veíamos más; también nos despedimos de él y quedamos seis que viajamos juntos. El vuelo fue corto, duró una hora. Esta vez nos tocaron a todos asientos juntos .
Llegamos a El Cairo, nos recibió otro coordinador y nos trasladaron al hotel Intercontinental City Stars, que estaba conectado a un centro comercial de seis pisos que tenía de todo.
Aquí nos reencontramos con Ahmed, que nos ayudó con el check-in, nos hicieron un upgrade en la habitación y nos dieron una royal suite en la planta 16 (lástima que por pocas horas ). La habitación era gigante; la mitad era baño . Tenía una sala de estar con mesa, sillones, escritorio, televisor, frigobar, caja de seguridad; un cuarto con plancha, armarios y una silla; un baño muy completo con ducha, jacuzzi y muchos elementos de aseo personal. También había interruptores que controlaban las luces de cada ambiente.
Nos acomodamos y fuimos a recorrer el centro comercial, pero era tan grande y estábamos tan cansados que el paseo duró poco. No logramos despedirnos de nuestros compañeros que estaban en el mismo hotel, porque no habíamos arreglado nada y cada uno hizo lo suyo. Nos limitamos a preparar el equipaje y descansar, porque al día siguiente a la mañana salía nuestro vuelo de Egyptair con destino a Atenas...