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Mapa de la ruta del día 5 en PDF
Mapa de la ruta del día 5 en Publisher
Como el día 5 era domingo y muchas iglesias no se pueden visitar (incluso San Marcos y alguna otra abren más tarde), llevábamos planificado hacer esta zona junto con la de San Marco.
El tercer día nos tocó madrugar más que el segundo porque teníamos reservada la visita a las Galerías de la Academia, una de las pinacotecas más importantes del mundo especializada, como no, en los mejores cuadros de la escuela veneciana. Aunque esto último es cierto, quiero dejar claro que las maravillas que se encuentran en muchas iglesias o scuolas de Venecia no tienen nada que envidiar a muchos cuadros de las Galerías, por lo que, si se estáis interesados en la buena pintura veneciana, la visita a algunas iglesias y a las scuolas que fuimos es poco menos que obligatorio.
Ponte dell’Accademia
Salimos del hotel poco después de las 7:30 de la mañana bajando por Campo Santo Stefano, Campiello Loredan y Campo San Vidal para cruzar el Ponte dell’Accademia, de madera y hierro, construido en 1932 como estructura temporal que reemplazase al de hierro del siglo XIX. Sin embargo, se ha conservado por petición popular. Desde él hay bonitas vistas del Canal Grande hacia Santa Maria della Salute (aunque, como ya indiqué, la cúpula estaba cubierta de andamios y el sol nos daba de frente, por lo que las fotos salieron mal) y hacia el lado opuesto.
Mapa de la ruta del día 5 en Publisher
Como el día 5 era domingo y muchas iglesias no se pueden visitar (incluso San Marcos y alguna otra abren más tarde), llevábamos planificado hacer esta zona junto con la de San Marco.
El tercer día nos tocó madrugar más que el segundo porque teníamos reservada la visita a las Galerías de la Academia, una de las pinacotecas más importantes del mundo especializada, como no, en los mejores cuadros de la escuela veneciana. Aunque esto último es cierto, quiero dejar claro que las maravillas que se encuentran en muchas iglesias o scuolas de Venecia no tienen nada que envidiar a muchos cuadros de las Galerías, por lo que, si se estáis interesados en la buena pintura veneciana, la visita a algunas iglesias y a las scuolas que fuimos es poco menos que obligatorio.
Ponte dell’Accademia
Salimos del hotel poco después de las 7:30 de la mañana bajando por Campo Santo Stefano, Campiello Loredan y Campo San Vidal para cruzar el Ponte dell’Accademia, de madera y hierro, construido en 1932 como estructura temporal que reemplazase al de hierro del siglo XIX. Sin embargo, se ha conservado por petición popular. Desde él hay bonitas vistas del Canal Grande hacia Santa Maria della Salute (aunque, como ya indiqué, la cúpula estaba cubierta de andamios y el sol nos daba de frente, por lo que las fotos salieron mal) y hacia el lado opuesto.
Gallerie dell’Accademia
Por supuesto, toda la fachada de la Academia y el edificio antigo de la scuola del lado izquierdo estaba en obras que tapaban absolutamente todo salvo la puerta de entrada.
Como somos muy formalitos y obedientes, fuimos con nuestra reserva de primera hora de la mañana (8:15) y estábamos allí 10 (realmente 15) minutos antes del turno de entrada tal como indicaban en la página de reserva. La verdad es que hacía una mañana soleada (con nubes), pero fresca, algo de frío se pasaba. A todo esto, el tiempo que nos tocó en Venecia fue bastante bueno, con sol y nubes, salvo las ligeras lluvias del primer día de llegada. Total, que estamos allí delante de la puerta cerrada pasando frío, enredando, sacando alguna que otra foto para matar el tiempo (pude incluso grabar los andamios de la Academia y de la Salute en un solo plano
) y nos percatamos de que ¡somos los únicos que estamos esperando para entrar! O sea, que lo de la reserva (y el haber pagado 1€ más por reservar) no había servido de nada. Con esto no quiero decir que en otras épocas y otro horario no sea conveniente hacerla. Cuando a las 8:15 en punto abren la puerta, le digo al que lo está haciendo enseñándole nuestras reservas: “Abbiamo prenotato l’Accademia solo per noi” (“Hemos reservado la Academia sólo para nosotros”), cosa que debió entender, tanto mi italiano de viaje como la coña, porque respondió con gesto de asombro y esbozando una sonrisa algo así como “Solo per voi?!”.
Entramos, dejamos obligatoriamente la mochila en consigna (previo pago de 0,50€ que no te devuelven, lo mismo hacen en el Museo del Vetro de Murano) y comenzamos la visita. Del interior no tenemos fotos porque no se podían hacer, estaba muy vigilado y, tal como os indicaba, éramos los únicos visitantes (poco después fueron entrando algunos más), con lo cual era bastante problemático escaquearse, por lo que os dejo algunos enlaces con sus pinturas: Academia Página 1 y Academia Página 2.
Hay mucha pintura de temática religiosa que a más de uno puede echar para atrás, pero hay obras realmente muy buenas. No es un museo muy grande. Nos llevó poco más de una hora visitarlo, pero cada cual tiene su propio ritmo.
La exposición, repartida en 24 salas, está ordenada principalmente de manera cronológica, desde la época bizantina hasta el barroco y rococó.
La sala 1 tiene muestras de los “primitivos venecianos” del XIV, con alguna obra destacable de Paolo Veneciano y Jacobello del Fiore.
En la sala 2, un retablo de Carpaccio (Crocifissione e apoteosi dei 10.000 martiri del Monte Ararat) y, cómo no, Giovanni Bellini con sus madonnas y santos, también en la sala 13, donde trasladaron las obras de las salas 4 y 5. En la 13 figura una de las obras maestras de la colección: La tempestad de Giorgione.
En las salas 6 a la 10 hay obras importantes de Tiziano y de Tintoretto, entre ellas Il Miracolo di San Marco, aunque me gustaron bastante más las de la Scuola Grande di San Rocco. Es curioso ver como en algún lienzo de Tintoretto (por ejemplo Madonna col Bambino e i Santi o Il Ricco Epulone) utiliza al mismo modelo para retratar diferentes personajes en el mismo cuadro (¿Escasez de materia prima? ¿Abundancia de hermanos gemelos en la época?). En la 10 hay una pared entera con La Cena en Casa de Leví, de Paolo Veronese. Esta espléndida obra iba a llamarse La Última Cena, pero la Inquisición obligó al pintor a cambiarle el título porque era indecoroso incluir en la Última Cena escenas con “perros, enanos (seres demoníacos), borrachos y alemanes (protestantes)”. En tamaño, tema e incluso la composición me recuerda a Las Bodas de Canaan del mismo autor, que está en el Louvre, cuando nosotros lo visitamos hace unos años en la misma sala que La Gioconda. Increíble, todos mirando y fotografiando este último cuadro (nosotros también, vaya) y pasando de la espléndida obra del Veronese. ¡Lo que hacen los mitos! También está en esta sala la Pietà de Tiziano, su última obra con un estilo radicalmente diferente al colorido de Il Frari.
En la 11 hay obras de Tièpolo, el mejor pintor veneciano del XVIII, alguna (Los fieles devotos) muy afectada por los bombardeos de la II Guerra Mundial.
En las salas 12 a 18 (que parten de un corredor) hay paisajes sencillos, pinturas de género, pintores no venecianos y obras interesantes de Tièpolo, Pietro Lunghi y vistas de Canaletto y Guardi, los dos pintores, con estilos totalmente distintos, del paisaje urbano de Venecia. Poquitos Canalettos hay en Venecia, por cierto.
Pero quizá lo más interesante esté en las salas 20 y 21: con vuelta al Renacimiento hay una serie de grandes lienzos anecdóticos de la vida, costumbres y aspecto de Venecia como Los pasos de la cruz en 8 cuadros de diferentes autores, La procesión del corpus en la Plaza de San Marcos (se pueden ver los mosaicos antiguos de la fachada de la basílica de San Marcos de los que hoy sólo se conserva el de la zona inferior izquierda) y El milagro de la cruz en el canal de san Lorenzo (muy curioso) de Gentile Bellini (no Giovanni, el de las Vírgenes y santos). La cura del loco poseido por demonios de Vittore Carpaccio (1496) muestra el último puente de Rialto de madera y el Fondaco dei Tedeschi antes del incendio de 1505. También es muy destacable la serie de 8 cuadros de éste último sobre La Vida de santa Úrsula. Las estilizadas figuras de Carpaccio recuerdan mucho a las de Sandro Botticelli, otro espléndido pintor renacentista.
Para terminar, en la Sala 24 (Sala dell’Albergo) hay dos obras destacables: La Presentación de la Virgen de Tiziano (tiene otra obra con el mismo tema Tintoretto en la iglesia Madonna dell’Orto de Cannaregio) y un tríptico grandioso de Antonio Vivarini y Giovanni d’Alemagna.
Ponte delle Maraviglie
Salimos hacia la izquierda por la Calle Gambara y la Calle Corfu, hasta llegar a un canal. Ahí torcimos nuevamente a la izquierda (Fondamenta Priuli). El primer puente, Ponte delle Maraviglie, es el escenario de una historia que habla de una familia que habitaba el palacio próximo. Vivían siete hermanas de belleza asombrosa, salvo una que era realmente fea y estaba triste por ello. Pero una noche sin nubes, un joven que amaba a una de las hermanas vio en el cielo siete estrellas, todas brillaban salvo una que era débil. En ese momento, la estrella débil se convirtió en la más brillante y de la misma manera la muchacha se convirtió en la más hermosa de todas las hermanas, con lo que el hombre eligió casarse con la muchacha y...
Cruzamos el puente y en la tienda Amurianum (Saca de la Toleta 1190/B) compramos algún souvenir: otra figura de la Comedia del Arte pintada a mano (un malabarista), una bola de cristal con nieve dentro y una reproducción pequeña en resina de la Piazza San Marco bastante aceptable. En total 17€ (+ un imán de la fachada de la basílica de San Marco, 3€ más). Comparadlo con los precios del día anterior en el sestiere de San Polo en que sólo las figuras, algo más pequeñas, eran de 20€ o más. Continuamos andando y en Fondamenta de la Toleta 1169 vimos el escaparate de la tienda (estaba cerrada, era domingo) que hizo las máscaras que salen en la película de Stanley Kubrick Eyes whide shut, protagonizada por Nicole Kidman y Tom Cruise.
Por supuesto, toda la fachada de la Academia y el edificio antigo de la scuola del lado izquierdo estaba en obras que tapaban absolutamente todo salvo la puerta de entrada.
Como somos muy formalitos y obedientes, fuimos con nuestra reserva de primera hora de la mañana (8:15) y estábamos allí 10 (realmente 15) minutos antes del turno de entrada tal como indicaban en la página de reserva. La verdad es que hacía una mañana soleada (con nubes), pero fresca, algo de frío se pasaba. A todo esto, el tiempo que nos tocó en Venecia fue bastante bueno, con sol y nubes, salvo las ligeras lluvias del primer día de llegada. Total, que estamos allí delante de la puerta cerrada pasando frío, enredando, sacando alguna que otra foto para matar el tiempo (pude incluso grabar los andamios de la Academia y de la Salute en un solo plano
) y nos percatamos de que ¡somos los únicos que estamos esperando para entrar! O sea, que lo de la reserva (y el haber pagado 1€ más por reservar) no había servido de nada. Con esto no quiero decir que en otras épocas y otro horario no sea conveniente hacerla. Cuando a las 8:15 en punto abren la puerta, le digo al que lo está haciendo enseñándole nuestras reservas: “Abbiamo prenotato l’Accademia solo per noi” (“Hemos reservado la Academia sólo para nosotros”), cosa que debió entender, tanto mi italiano de viaje como la coña, porque respondió con gesto de asombro y esbozando una sonrisa algo así como “Solo per voi?!”.Entramos, dejamos obligatoriamente la mochila en consigna (previo pago de 0,50€ que no te devuelven, lo mismo hacen en el Museo del Vetro de Murano) y comenzamos la visita. Del interior no tenemos fotos porque no se podían hacer, estaba muy vigilado y, tal como os indicaba, éramos los únicos visitantes (poco después fueron entrando algunos más), con lo cual era bastante problemático escaquearse, por lo que os dejo algunos enlaces con sus pinturas: Academia Página 1 y Academia Página 2.
Hay mucha pintura de temática religiosa que a más de uno puede echar para atrás, pero hay obras realmente muy buenas. No es un museo muy grande. Nos llevó poco más de una hora visitarlo, pero cada cual tiene su propio ritmo.
La exposición, repartida en 24 salas, está ordenada principalmente de manera cronológica, desde la época bizantina hasta el barroco y rococó.
La sala 1 tiene muestras de los “primitivos venecianos” del XIV, con alguna obra destacable de Paolo Veneciano y Jacobello del Fiore.
En la sala 2, un retablo de Carpaccio (Crocifissione e apoteosi dei 10.000 martiri del Monte Ararat) y, cómo no, Giovanni Bellini con sus madonnas y santos, también en la sala 13, donde trasladaron las obras de las salas 4 y 5. En la 13 figura una de las obras maestras de la colección: La tempestad de Giorgione.
En las salas 6 a la 10 hay obras importantes de Tiziano y de Tintoretto, entre ellas Il Miracolo di San Marco, aunque me gustaron bastante más las de la Scuola Grande di San Rocco. Es curioso ver como en algún lienzo de Tintoretto (por ejemplo Madonna col Bambino e i Santi o Il Ricco Epulone) utiliza al mismo modelo para retratar diferentes personajes en el mismo cuadro (¿Escasez de materia prima? ¿Abundancia de hermanos gemelos en la época?). En la 10 hay una pared entera con La Cena en Casa de Leví, de Paolo Veronese. Esta espléndida obra iba a llamarse La Última Cena, pero la Inquisición obligó al pintor a cambiarle el título porque era indecoroso incluir en la Última Cena escenas con “perros, enanos (seres demoníacos), borrachos y alemanes (protestantes)”. En tamaño, tema e incluso la composición me recuerda a Las Bodas de Canaan del mismo autor, que está en el Louvre, cuando nosotros lo visitamos hace unos años en la misma sala que La Gioconda. Increíble, todos mirando y fotografiando este último cuadro (nosotros también, vaya) y pasando de la espléndida obra del Veronese. ¡Lo que hacen los mitos! También está en esta sala la Pietà de Tiziano, su última obra con un estilo radicalmente diferente al colorido de Il Frari.
En la 11 hay obras de Tièpolo, el mejor pintor veneciano del XVIII, alguna (Los fieles devotos) muy afectada por los bombardeos de la II Guerra Mundial.
En las salas 12 a 18 (que parten de un corredor) hay paisajes sencillos, pinturas de género, pintores no venecianos y obras interesantes de Tièpolo, Pietro Lunghi y vistas de Canaletto y Guardi, los dos pintores, con estilos totalmente distintos, del paisaje urbano de Venecia. Poquitos Canalettos hay en Venecia, por cierto.
Pero quizá lo más interesante esté en las salas 20 y 21: con vuelta al Renacimiento hay una serie de grandes lienzos anecdóticos de la vida, costumbres y aspecto de Venecia como Los pasos de la cruz en 8 cuadros de diferentes autores, La procesión del corpus en la Plaza de San Marcos (se pueden ver los mosaicos antiguos de la fachada de la basílica de San Marcos de los que hoy sólo se conserva el de la zona inferior izquierda) y El milagro de la cruz en el canal de san Lorenzo (muy curioso) de Gentile Bellini (no Giovanni, el de las Vírgenes y santos). La cura del loco poseido por demonios de Vittore Carpaccio (1496) muestra el último puente de Rialto de madera y el Fondaco dei Tedeschi antes del incendio de 1505. También es muy destacable la serie de 8 cuadros de éste último sobre La Vida de santa Úrsula. Las estilizadas figuras de Carpaccio recuerdan mucho a las de Sandro Botticelli, otro espléndido pintor renacentista.
Para terminar, en la Sala 24 (Sala dell’Albergo) hay dos obras destacables: La Presentación de la Virgen de Tiziano (tiene otra obra con el mismo tema Tintoretto en la iglesia Madonna dell’Orto de Cannaregio) y un tríptico grandioso de Antonio Vivarini y Giovanni d’Alemagna.
Ponte delle Maraviglie
Salimos hacia la izquierda por la Calle Gambara y la Calle Corfu, hasta llegar a un canal. Ahí torcimos nuevamente a la izquierda (Fondamenta Priuli). El primer puente, Ponte delle Maraviglie, es el escenario de una historia que habla de una familia que habitaba el palacio próximo. Vivían siete hermanas de belleza asombrosa, salvo una que era realmente fea y estaba triste por ello. Pero una noche sin nubes, un joven que amaba a una de las hermanas vio en el cielo siete estrellas, todas brillaban salvo una que era débil. En ese momento, la estrella débil se convirtió en la más brillante y de la misma manera la muchacha se convirtió en la más hermosa de todas las hermanas, con lo que el hombre eligió casarse con la muchacha y...
Cruzamos el puente y en la tienda Amurianum (Saca de la Toleta 1190/B) compramos algún souvenir: otra figura de la Comedia del Arte pintada a mano (un malabarista), una bola de cristal con nieve dentro y una reproducción pequeña en resina de la Piazza San Marco bastante aceptable. En total 17€ (+ un imán de la fachada de la basílica de San Marco, 3€ más). Comparadlo con los precios del día anterior en el sestiere de San Polo en que sólo las figuras, algo más pequeñas, eran de 20€ o más. Continuamos andando y en Fondamenta de la Toleta 1169 vimos el escaparate de la tienda (estaba cerrada, era domingo) que hizo las máscaras que salen en la película de Stanley Kubrick Eyes whide shut, protagonizada por Nicole Kidman y Tom Cruise.
Squero di San Trovaso
Regresamos sobre nuestros pasos hasta volver a cruzar el Ponte delle Maraviglie, continuando a mano derecha hasta que enfrente, del otro lado del canal, vimos la iglesia de San Trovaso y a continuación, el Squero (astillero) di San Trovaso. Éste último es un varadero muy pintoresco y raro dentro de la arquitectura veneciana por su aspecto tirolés (los que lo edificaron venían de los Dolomitas), en el que se construyen tres o cuatro góndolas al año, siguiendo las técnicas del siglo XIX, y también se reparan. Pero, por desgracia (para nosotros, no para ellos), no había nadie trabajando porque era domingo.
Regresamos sobre nuestros pasos hasta volver a cruzar el Ponte delle Maraviglie, continuando a mano derecha hasta que enfrente, del otro lado del canal, vimos la iglesia de San Trovaso y a continuación, el Squero (astillero) di San Trovaso. Éste último es un varadero muy pintoresco y raro dentro de la arquitectura veneciana por su aspecto tirolés (los que lo edificaron venían de los Dolomitas), en el que se construyen tres o cuatro góndolas al año, siguiendo las técnicas del siglo XIX, y también se reparan. Pero, por desgracia (para nosotros, no para ellos), no había nadie trabajando porque era domingo.
A Giacomo Casanova se le recuerda por sus dotes de gran seductor y por su rocambolesca fuga de los Piombi, las prisiones del Palazzo Ducale. Pero también fue filósofo, poeta, abad, abogado, novelista, ensayista, matemático, experto en finanzas, masón, aventurero, libretista, viajero, espía, comediógrafo, violinista, ocultista y muchas otras cosas más. En el antiguo astillero de San Trovaso, el veneciano se reunió en secreto con su amigo Giuseppe Balsamo, el mítico Conde de Cagliostro, famoso mago y profeta. Escondidos en una felze, la antigua cabina de las góndolas para preservar la intimidad, intercambiaron conocimientos sobre prácticas y misterios relacionados con la vida eterna. Para algunos, no es improbable que Casanova esté aún vivo porque habría podido poner en práctica las fórmulas necesarias para prolongar la existencia. De su tumba no quedan vestigios. La leyenda refiere que Casanova decidió regresar a Venecia conservando el anonimato de su presencia y que desde entonces sigue aún hoy viviendo en ella. Las opiniones divergen en cuanto a cómo se perpetúa su existencia: unos sostienen que aún vive dentro de su propio cuerpo incorrupto y otros explican que Casanova se reencarna sucesivamente en el cuerpo de un nuevo veneciano.
Isola della Giudecca (desde Zattere)
Seguimos en la misma dirección hasta que llegamos al Canale della Giudecca y a la Fondamenta del Zattere. Del otro lado del canal se puede contemplar la isla de la Giudecca con las estructuras neogóticas de la mole del Mulino Stucky (1895) en la punta de la derecha,
Isola della Giudecca (desde Zattere)
Seguimos en la misma dirección hasta que llegamos al Canale della Giudecca y a la Fondamenta del Zattere. Del otro lado del canal se puede contemplar la isla de la Giudecca con las estructuras neogóticas de la mole del Mulino Stucky (1895) en la punta de la derecha,
un poco más a la izquierda apenas se distingue la iglesia de Santa Eufemia,
un poco más aún a la izquierda la iglesia del Redentore, obra de Andrea Palladio, autor también de la de San Giorgio Maggiore (la que está en una pequeña isla frente a San Marco, la mejor de Venecia de este arquitecto)
y a la izquierda de todo la iglesia de Le Zitelle, obra también de Palladio.
Zattere ai Gesuati
Los zattere eran balsas que transportaban la madera desde el interior por los canales hasta esta zona, para después acabar en los arsenales. Hoy, los Zattere son un largo y ancho paseo, típica zona de passegiata veneciana, sobre todo por la tarde, cosa que no era nuestro caso, pero había algo de movimento.
Los zattere eran balsas que transportaban la madera desde el interior por los canales hasta esta zona, para después acabar en los arsenales. Hoy, los Zattere son un largo y ancho paseo, típica zona de passegiata veneciana, sobre todo por la tarde, cosa que no era nuestro caso, pero había algo de movimento.
Cogiendo a la izquierda por el Zattere ai Gesuati, en la esquina con Calle dei Frati, está la que algunos consideran la mejor heladería de Venecia, Gelateria Nico. Su helado típico del paseo, de chocolate y avellana (¿sabrá a Nocilla?) hundido en nata montada, es el gianduiotto (nombre procedente de una chocolatina turinesa de chocolate y avellana cuya forma es similar a la de un barco boca abajo). Pedí uno, pero nos dijeron que a esa hora no lo tenían. Después pedí otro en el Lido, pero me enteré que era un helado muy potente (mucha cantidad, aparte de la nata, por eso lo tomarán para pasear) y en ese momento, antes de cenar, no me apetecía semejante cosa y me quedé sin probarlo. En Nico pedí uno de pistacho (1,20€) que no resultó ser ni tan barato ni tan rico como el de Il Doge de Campo de Santa Margheritta, porque éste era de pistacho dulce y el de Nico de pistacho amargo, que me gusta bastante menos.
La primera iglesia que está a continuación es Santa Maria della Visitazione (con obras de Sebastiano Ricci, G.B. Tièpolo y Piazzetta) representa uno de los ejemplos más relevantes del estilo rococó veneciano en su interior, pero estaba cerrada. A un lado de la fachada hay una bocca di leone (buzón con una boca de león, en este caso un rostro humano) con la inscripción “Denoncie contra la sanità per il sestier de Osso Duro”. ¿Osso Duro será el nombre antiguo o variante antigua de Dorsoduro?
La primera iglesia que está a continuación es Santa Maria della Visitazione (con obras de Sebastiano Ricci, G.B. Tièpolo y Piazzetta) representa uno de los ejemplos más relevantes del estilo rococó veneciano en su interior, pero estaba cerrada. A un lado de la fachada hay una bocca di leone (buzón con una boca de león, en este caso un rostro humano) con la inscripción “Denoncie contra la sanità per il sestier de Osso Duro”. ¿Osso Duro será el nombre antiguo o variante antigua de Dorsoduro?
La siguiente iglesia, que sí que estaba abierta, tal como esperábamos, es la iglesia dominica de los Gesuati con una bonita fachada y decorado el interior con dos frescos en el techo de Tièpolo, quizá lo más interesante.
Campo Sant’Agnese
Doblada la esquina a mano izquierda nos metimos por Rio Terrà Antonio Foscarini, dejamos Campo Sant’Agnese a la derecha, en el que se puede ver un palacio gótico con la fachada bastante inclinada. Desde hacía algunos días en un caluroso verano de 1921, Elisa Zurlin, viuda de guerra de un soldado muerto en la Primera Guerra Mundial, en la oscuridad de la noche cuando atravesaba el Campo Sant’Agnese para regresar a casa, escuchaba sobre su cabeza como un insistente aletear. Una tarde el marido de una de sus amigas la acompañó a casa y observó el mismo fenómeno. Una de sus amigas le aconsejó: “Si esta noche escuchas el zumbido, dirás: `¡Cazadores, compartid vuestra caza conmigo!´ Y si son espíritus, algo sucederá”. Cuando llegó al campo y volvió a escuchar el aleteo, pronunció las palabras indicadas por su amiga. Y una voz le respondió: “¡Estira tu delantal, que te lo echo dentro!”. Elisa sintió un objeto caer en él, pero, asustada, escapó deprisa sin mirar lo que llevaba. Al llegar a casa comprobó que su delantal estaba lleno de huesos humanos. Al día siguiente, ella y su amiga fueron a casa de una vieja que vivía en el Campo di Ognissanti y tenía fama de bruja. “Tienes que conseguir un gato completamente negro, lo metes en tu delantal con los huesos, y esta noche, atraviesas el campo. Cuando escuches el aletear dirás: `¡Cazadores, venid a recoger vuestra caza!´”. Después de seguir las instrucciones de la vieja, sintió un fuerte tirón en el delantal, como para quitarle el contenido del delantal. “Si no hubieses traído esto contigo, ahora mismo me pertenecerías”. Era el diablo, al que la joven viuda había casi entregado su alma.
Siguiendo el Rio Terrà Antonio Foscarini en el lado derecho está Capriccio (Rio Terrà Foscarini, 881), con diseños modernos de cristal de Murano, muy elegantes, originales… y caros. Siguiendo un poco más adelante llegamos hasta cerca de un bonito edificio en cuyo lateral está el nombre de la calle (Calle Sella Rota) que se mete a mano derecha.
Doblada la esquina a mano izquierda nos metimos por Rio Terrà Antonio Foscarini, dejamos Campo Sant’Agnese a la derecha, en el que se puede ver un palacio gótico con la fachada bastante inclinada. Desde hacía algunos días en un caluroso verano de 1921, Elisa Zurlin, viuda de guerra de un soldado muerto en la Primera Guerra Mundial, en la oscuridad de la noche cuando atravesaba el Campo Sant’Agnese para regresar a casa, escuchaba sobre su cabeza como un insistente aletear. Una tarde el marido de una de sus amigas la acompañó a casa y observó el mismo fenómeno. Una de sus amigas le aconsejó: “Si esta noche escuchas el zumbido, dirás: `¡Cazadores, compartid vuestra caza conmigo!´ Y si son espíritus, algo sucederá”. Cuando llegó al campo y volvió a escuchar el aleteo, pronunció las palabras indicadas por su amiga. Y una voz le respondió: “¡Estira tu delantal, que te lo echo dentro!”. Elisa sintió un objeto caer en él, pero, asustada, escapó deprisa sin mirar lo que llevaba. Al llegar a casa comprobó que su delantal estaba lleno de huesos humanos. Al día siguiente, ella y su amiga fueron a casa de una vieja que vivía en el Campo di Ognissanti y tenía fama de bruja. “Tienes que conseguir un gato completamente negro, lo metes en tu delantal con los huesos, y esta noche, atraviesas el campo. Cuando escuches el aletear dirás: `¡Cazadores, venid a recoger vuestra caza!´”. Después de seguir las instrucciones de la vieja, sintió un fuerte tirón en el delantal, como para quitarle el contenido del delantal. “Si no hubieses traído esto contigo, ahora mismo me pertenecerías”. Era el diablo, al que la joven viuda había casi entregado su alma.
Siguiendo el Rio Terrà Antonio Foscarini en el lado derecho está Capriccio (Rio Terrà Foscarini, 881), con diseños modernos de cristal de Murano, muy elegantes, originales… y caros. Siguiendo un poco más adelante llegamos hasta cerca de un bonito edificio en cuyo lateral está el nombre de la calle (Calle Sella Rota) que se mete a mano derecha.
Colección Peggy Guggenheim
Nos metimos a mano derecha, pero por la Calle Nuova Sant’Agnese y Piscina del Forner, siguiendo las calles paralelas al Canal Grande por la parte trasera de los palacios que dan a él, pasando por la del Palacio Cini (palacio-museo con una interesante colección pictórica y de diversos objetos), el Palacio Barbarigo y llegamos a la Colección Peggy Guggenheim a la que no pudimos entrar porque eran las 10:40 y habíamos reservado los Itinerarios Secretos del Palazzo Ducale para las 11:10, con lo que no daba tiempo. Tiene una muy buena colección de arte moderno, pero ya antes de salir para Venecia me imaginé que no tendríamos ocasión de visitarla, por cuestión de prioridades y de horarios (por ejemplo, cierra el martes, día que podría haber sido el mejor para haber ido). Es uno de los sitios prioritarios para la próxima vez que volvamos a Venecia, que espero que la haya.
Ca’ Dario
A continuación está la parte trasera de Ca’ Dario, en una encantadora placita (Campiello Barbaro) con árboles y las enormes glicinias (sin flores en octubre, claro, pero enormes) de un palacio que es un lugar maldito por excelencia, con una sucesión de historias de asesinatos, bancarrotas y suicidios de sus dueños (y esto no es una leyenda): todos los venecianos saben que sus propietarios, si no se mueren por muerte violenta, antes o después terminan en la ruina. El actual propietario es un acaudalado americano al que no le gusta que se le acerquen los turistas a preguntarle. Por algo será.
Nos metimos a mano derecha, pero por la Calle Nuova Sant’Agnese y Piscina del Forner, siguiendo las calles paralelas al Canal Grande por la parte trasera de los palacios que dan a él, pasando por la del Palacio Cini (palacio-museo con una interesante colección pictórica y de diversos objetos), el Palacio Barbarigo y llegamos a la Colección Peggy Guggenheim a la que no pudimos entrar porque eran las 10:40 y habíamos reservado los Itinerarios Secretos del Palazzo Ducale para las 11:10, con lo que no daba tiempo. Tiene una muy buena colección de arte moderno, pero ya antes de salir para Venecia me imaginé que no tendríamos ocasión de visitarla, por cuestión de prioridades y de horarios (por ejemplo, cierra el martes, día que podría haber sido el mejor para haber ido). Es uno de los sitios prioritarios para la próxima vez que volvamos a Venecia, que espero que la haya.
Ca’ Dario
A continuación está la parte trasera de Ca’ Dario, en una encantadora placita (Campiello Barbaro) con árboles y las enormes glicinias (sin flores en octubre, claro, pero enormes) de un palacio que es un lugar maldito por excelencia, con una sucesión de historias de asesinatos, bancarrotas y suicidios de sus dueños (y esto no es una leyenda): todos los venecianos saben que sus propietarios, si no se mueren por muerte violenta, antes o después terminan en la ruina. El actual propietario es un acaudalado americano al que no le gusta que se le acerquen los turistas a preguntarle. Por algo será.
En el arranque del Río della Fornace - San Gregorio se celebraban las Forze d’Ercole (Fuerzas de Hércules), juegos de fortaleza y de destreza, menos cruentos que los puñetazos del Ponte dei Pugni, en los que, de manera similar a los castellers de Cataluña, los castellani y los nicolotti competían construyendo pirámides humanas a las que los hombres se subían unos sobre los hombros de los otros. Por lo general se hacía subir a un niño a la cima de estos edificios vivientes que podían llegar a tener hasta ocho pisos. Existían muchas variantes de la forma básica de tales edificios humanos. Se mencionan los nombres de La Bella Venecia, La Gloria, El Coloso de Rodas, La Virgencilla, La Casa de Mahoma, y muchas más.
Continuamos por Calle Bastion y Campo San Gregorio. Según una historia transmitida desde el siglo XIV por los vecinos del barrio, dos enamorados pasaron delante de un pequeño cementerio al lado de San Gregorio (en la actual Calle dei Morti), donde había muchos huesos esparcidos entre las tumbas. El muchacho vio una calavera y para demostrarle su osadía a su novia, dio una patada al cráneo, que fue rodando hasta caer al canal. La muchacha celebró con risas la ocurrencia. Pocos meses después, los jóvenes se casaron y fueron a vivir a un lugar cercano. La noche de bodas llamaron a su puerta. El hombre fue a abrir y se encontró con una bellísima muchacha. “¿Quién eres?”, le preguntó. “Soy la que tú de una patada arrojaste al canal”. El joven, pensando que le tomaba el pelo, le cerró la puerta en las narices y, riéndose, volvió al piso superior. Pero al entrar en la habitación palideció: el rostro de su mujer, que lo miraba con una expresión de terror, estaba completamente desfigurado, y todos sus hermosos dientes blancos estaban esparcidos sobre la cama.
Proseguimos por la Calle dell’Abazia, en la que se pueden observar elementos de la antigua e inmensa abacía de la que ya queda muy poco, hasta llegar a Santa Maria della Salute. Continuar hasta la Punta de la Dogana (Aduana) para contemplar las vistas de San Marco, San Giorgio Maggiore o la Giudecca era totalmente imposible, por estar todo vallado por culpa de las obras. Las viejas leyendas hablan de que, en un gran hueco debajo de Punta de la Dogana, está la morada de una espantosa criatura de apariencia prehistórica que se deja ver rara vez en noches sin luna y con el mar encrespado. Se dice que fue visto por última vez en 1933 por dos pescadores: emergió una boca desmesuradamente grande que engulló una gaviota e intentó tragarse otras. La bestia, de unos 8 metros de largo y 1 de diámetro, tenía un cuerpo oscuro, liso y espiraliforme y su cabeza de forma caballuna con fauces enormes y dientes blancos como sierras parecía rozar apenas el agua, al mismo tiempo que su cuerpo se movía ondulándose rítmicamente.
Santa Maria della Salute
Por lo que se refiere a Santa Maria della Salute, obra cumbre de Baldassare Longhena y templo votivo dedicado a la Virgen en agradecimiento por el cese de la peste que causó la muerte a un tercio de la población veneciana, creo haberos dicho en más de una ocasión (lo sé, lo sé) que las cúpulas estaban cubiertas de andamios… ¡Qué rabia!
Continuamos por Calle Bastion y Campo San Gregorio. Según una historia transmitida desde el siglo XIV por los vecinos del barrio, dos enamorados pasaron delante de un pequeño cementerio al lado de San Gregorio (en la actual Calle dei Morti), donde había muchos huesos esparcidos entre las tumbas. El muchacho vio una calavera y para demostrarle su osadía a su novia, dio una patada al cráneo, que fue rodando hasta caer al canal. La muchacha celebró con risas la ocurrencia. Pocos meses después, los jóvenes se casaron y fueron a vivir a un lugar cercano. La noche de bodas llamaron a su puerta. El hombre fue a abrir y se encontró con una bellísima muchacha. “¿Quién eres?”, le preguntó. “Soy la que tú de una patada arrojaste al canal”. El joven, pensando que le tomaba el pelo, le cerró la puerta en las narices y, riéndose, volvió al piso superior. Pero al entrar en la habitación palideció: el rostro de su mujer, que lo miraba con una expresión de terror, estaba completamente desfigurado, y todos sus hermosos dientes blancos estaban esparcidos sobre la cama.
Proseguimos por la Calle dell’Abazia, en la que se pueden observar elementos de la antigua e inmensa abacía de la que ya queda muy poco, hasta llegar a Santa Maria della Salute. Continuar hasta la Punta de la Dogana (Aduana) para contemplar las vistas de San Marco, San Giorgio Maggiore o la Giudecca era totalmente imposible, por estar todo vallado por culpa de las obras. Las viejas leyendas hablan de que, en un gran hueco debajo de Punta de la Dogana, está la morada de una espantosa criatura de apariencia prehistórica que se deja ver rara vez en noches sin luna y con el mar encrespado. Se dice que fue visto por última vez en 1933 por dos pescadores: emergió una boca desmesuradamente grande que engulló una gaviota e intentó tragarse otras. La bestia, de unos 8 metros de largo y 1 de diámetro, tenía un cuerpo oscuro, liso y espiraliforme y su cabeza de forma caballuna con fauces enormes y dientes blancos como sierras parecía rozar apenas el agua, al mismo tiempo que su cuerpo se movía ondulándose rítmicamente.
Santa Maria della Salute
Por lo que se refiere a Santa Maria della Salute, obra cumbre de Baldassare Longhena y templo votivo dedicado a la Virgen en agradecimiento por el cese de la peste que causó la muerte a un tercio de la población veneciana, creo haberos dicho en más de una ocasión (lo sé, lo sé) que las cúpulas estaban cubiertas de andamios… ¡Qué rabia!
Elisabetta, la mujer de unos de los maestros de obras de Santa Maria della Salute, estaba aterrorizada y petrificada. Una noche de 1636, a las sombras de la luz de la luna en la Calle dei Morti que va de San Gregorio al hospicio de la Trinidad, un viejo la estaba observando desde hacía unos minutos. Se trataba de un fantasma, puesto que a través de su imagen era posible ver los ladrillos de la pared situada detrás de él, aunque parecía no querer hacerle daño. Oyó voces cercanas y pidió auxilio. Pero el viejo había desaparecido. A partir de ahí, ocurrieron unos hechos extraños que perjudicaban a quienes trabajaban en la construcción de la Basílica de la Salute: los niños que jugaban con los hijos de los obreros desaparecían bruscamente, se oían voces sofocadas por las noches, perros negros gruñones se desvanecían si se les amenazaba, vidrios de ventanas que comenzaban a tintinear, golpes en las puertas, arrastrar de muebles, ruidos de cadenas, garras arañando el suelo y algunas veces gruñidos sordos como de perros enfurecidos peleando. Finalmente hubo agresiones a personas: mantas arrancadas de la cama y alguien o algo tiraba de los pelos a mujeres y niños, y quien trataba de defenderse, recibía un fuerte cachete dado por una mano invisible. Incluso las familias de los obreros que habían abandonado la obra seguían siendo perseguidas, así como las de los nuevos contratados. Mientras se estaba demoliendo el hospicio y la iglesia de la Trinidad para la construcción de la Basílica de la Salute, se empezó a advertir un zumbido que, unos días más tarde, se convirtió en un murmullo de voces. La zona fue cerrada y puesta bajo la vigilancia de un pelotón de gendarmes al mando del comandante Girolamo Sartori. La tercera noche se escuchó una voz. El viejo comandante entró en la iglesia donde ya solo quedaban los muros: “¿Quién eres?”. Una voz respondió: “Soy un espíritu proveniente de cualquier parte...cielo, infierno, tierra... fui creado hace millones de años…”. “¿Qué deseas?”, preguntó Sartori, pero, en lugar de respuesta, un grito espantoso, como de mil voces, desgarró la quietud de la noche, y la sangre empezó a manar por las paredes y el suelo del viejo edificio, al tiempo que en los muros del convento aparecían inscripciones: “Ayudadnos a obtener la luz, misas y oraciones”. Los gendarmes, aterrorizados, corrían de un lado a otro. De repente, todo desapareció sin dejar huella. El viejo comandante ordenó a sus hombres ponerse a excavar y al cabo de pocas horas, se pudo comprobar que en el viejo cementerio, solo las cruces y lápidas habían sido movidas, pero los cuerpos seguían aún en su lugar. Los encargados habían preferido simular el traslado de los muertos. Los huesos estaban apilados en los sepulcros porque durante la peste tumbas y criptas eran convertidas en fosas comunes donde se amontonaban los cuerpos para evitar el contagio. Y ahora los muertos reclamaban una sepultura digna y en paz. Los culpables fueron condenados al exilio y los restos humanos recogidos y colocados en otro lugar. Los fenómenos espiritistas cesaron, pero nunca se supo dónde fueron a parar los huesos. Las crónicas refieren que, para sostener el peso de la basílica de la Salute en construcción, fue necesario empotrar en el terreno fangoso un millón de pilotes. La leyenda narra que en el centro del suelo de la Salute, fueron enterradas por un pelotón de gendarmes, decenas de pequeñas cajas de madera con restos humanos. Encabezaba el grupo un viejo comandante experimentado: Girolamo Sartori.
Fuimos a visitar Santa Maria della Salute por dentro. Comparado con el exterior, sorprende la sobriedad del interior, también las dimensiones de la cúpula y el espacio diáfano que hay bajo ella. En el altar, un bonito retablo de mármol y antiguo icono, y la sacristía parece muy interesante por lo que vamos a entrar a ver las pinturas de Palma el Viejo, Tiziano (retablo de San Marcos coronado con san Cosme, san Damián, san Roque y san Sebastián y frescos en el techo El sacrificio de Isaac y David y Goliat) y Las bodas de Canaan, obra maestra de Tintoretto…
Fuimos a visitar Santa Maria della Salute por dentro. Comparado con el exterior, sorprende la sobriedad del interior, también las dimensiones de la cúpula y el espacio diáfano que hay bajo ella. En el altar, un bonito retablo de mármol y antiguo icono, y la sacristía parece muy interesante por lo que vamos a entrar a ver las pinturas de Palma el Viejo, Tiziano (retablo de San Marcos coronado con san Cosme, san Damián, san Roque y san Sebastián y frescos en el techo El sacrificio de Isaac y David y Goliat) y Las bodas de Canaan, obra maestra de Tintoretto…
Pero es imposible, son las 10:50 y quedan menos de 20 minutos para coger el vaporetto a Vallaresso e ir andando al Palazzo Ducale para los Itinerarios Secretos. Afortunadamente, nada más salir de la iglesia, pillamos un vaporetto de la línea 1.
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