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Hoy toca levantarse temprano, los días revueltos en la zona del Parque Nacional han pasado, la previsión anuncia días soleados a partir de hoy y hasta más allá del día de regreso, por eso dejamos las rutas en la zona del Parque para la segunda parte de las vacas, evitándonos así el mal tiempo, que en alta montaña no es nada aconsejable. Nos espera el Valle de Pineta y una de las rutas más populares del mismo; la de las "Cascadas del río Cinca". Es el mismo río que pasa a escasos metros de nuestro camping (aunque nosotros no fuimos capaces de llegar al mismo por el poco caudal veraniego). Desayunamos y preparamos las mochilas con nuestro condumio diario mientras los peques siguen aprovechando el sueño. Cuando se despiertan los vestimos con la ropa de "faena" y salimos pitando para el valle de Pineta. Preferimos hacer las salidas tempranito porque de esta forma nos evitamos las horas de más calor, encontramos menos gente y podemos aprovechar la piscina del camping hasta el cierre (8 p.m.).
El río Cinca nace en el valle de Pineta y a partir de Bielsa discurre paralelo a la A-138 hasta desembocar (junto al río Ara) en el Embalse del Mediano superada la localidad de Aínsa.
Volvemos a circular por la misma carretera por la que habíamos entrado en España días atrás y que hasta este día no habíamos vuelto a tomar porque todas las rutas de los primeros días iban en otras direcciones (Boltaña o Morillo de Tou). La carretera ofrece vistas hacia "nuestra" Peña Montañesa y vemos gente que ya está aprovechando las pozas del río para darse un bañito matutino, tomamos nota. Atravesamos una bonita zona en donde la carretera se encajona en los barrancos excavados por el río (hay gente haciendo descenso de cañones), a la altura de Bielsa seguimos las indicaciones hacia el valle de Pineta, quedan 14 kms por una carretera de montaña mas estrecha pero en buen estado y sin excesivas curvas. Tardamos casi 50 minutos en llegar al aparcamiento del Valle de Pineta, en una pradera sombreada, gratuíto, desde el que comenzaremos nuestra ruta. Pocos coches, todavía hace algo de fresco pero el día se presenta con un sol radiante.
Desde el parking ya se ve, al fondo, el Circo de Pineta y las cascadas del río Cinca, nuestro destino. En el aparcamiento, además de un pequeño bar, hay un puesto de información del P. Nacional, aunque ya teníamos prevista la ruta a hacer preguntamos si es apta para niños, nos recomiendan esta o la de los Llanos de La Larri (misma longitud pero con menor desnivel). Se puede hacer una ruta circular que engloba las dos anteriores pero son algunos kms más y no queremos sobrecargar a los niños.
Empezamos caminando por un espeso bosque de Hayas durante unos 15 minutos. Después el camino se abre, para que podamos admirar como el agua fluye buscando resquicios y juntas para dar paso a torrentes verticales . Seguimos nuestra ruta que comienza a tirar hacia arriba hasta cruzar un puente verde donde tendremos el primer contacto cercano con un caudaloso torrente.
Seguimos caminando por un corto tramo totalmente llano hasta encontrarnos con las indicaciones de la ruta, podemos seguir hacia las cascadas o hacia los llanos. Vemos que el sendero asciende ahora en una moderada pendiente a través de un espeso bosque de hayas, nos tomamos un pequeño descanso para avituallarnos y recuperar fuerzas.
Siguiendo las indicaciones ascendemos por el hayedo disfrutando del frescor que nos ofrece la espesa vegetación. Continuamos ascendiendo y el bosque se hace menos espes para empezar a dejarnos ver de nuevo y más cercanas, las impresionantes cascadas..
Traspasada la zona boscosa el sendero transcurre durante unos cientos de metros por una zona más abierta entre helechos de bastante altura, es el tramo que se me hace menos llevadero porque el calor se hace notar más sofocante debido al matorral que nos rodea y a la pendiente.
En pocos minutos superamos este corto tramo
y llegamos a un abrevadero - fuente de agua potable en la que descansamos unos minutos y nos refrescamos. A partir de este punto el sendero se vuelve pedregoso, caminamos entre piedras producto de los desprendimientos de las laderas del circo glaciar, los árboles han desaparecido y son sustituidos por multitud de arbustos y flores pirenaicas. Pese a que el desnivel no ha disminuido se camina cómodo porque el viento refresca los calores. Volviendo la vista hacia atrás la panorámica del Valle de Pineta nos llena el espíritu de paz y energías renovadas.
Desde aquí hasta los pies de las cascadas nos queda un último esfuerzo, superamos el tramo final (de mayor pendiente) ya con el rumor del agua en nuestros oídos, hemos llegado, el paisaje es espectacular. Nos sentamos sobre las rocas y disfrutamos con calma de los bocatas entre foto y foto. La sucesión de cascadas emociona, entre saltos de agua se forman preciosas pozas de aguas turquesa. Es curioso observar como en apenas unos segundos y debido a alguna nube que tapa el sol de forma momentánea, se pasa del calor al fresco que hace necesario el uso de un cortavientos.
No resisto la tentación de bajar a los pies de la cascada, un puente y un par de saltos permite cruzar el torrente y situarse a los pies del último salto de agua, aprovecho para refrescar los pies en el agua congelada y sacar un par de fotos.
Es hora de regresar por donde hemos venido, el camino es ahora descendente, tardamos bastante menos tiempo en llegar hasta llegar al punto en el que convergen las rutas, aquí cambiamos el camino de regreso, volvemos por la otra orilla del río Cinca atravesando un sombrío hayedo, hacemos una pequeña parada a orillas del torrente para recuperar las rodillas y tras las últimas fotos llegamos al coche.
El último tramo vuelve a atravesar el hayedo siempre a orillas del río, cruzamos el puente para acceder al parking y llegamos a la pradera. Cuando llegamos al coche son cerca de las tres de la tarde y el número de personas y de vehículos en el parking es muy superior, además volvemos a ver a gente que comienza la ruta en chanclas y con una botella de agua en la mano
.De vuelta en el camping no hay mejor reconstituyente que una buena sesión de piscina y jacuzzi. Los peques van a hacer una pizza con los monitores del camping y disfrutamos de unas horas sin ningún tipo de preocupación. Mañana, el Cañón del Añisclo.
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