Día 3: Ópera, ayuntamiento, fortaleza de Askerhus, Catedral y tren a Myrdal ✏️ Diarios de Viajes de Noruega

Esta mañana nos levantamos sin prisas, a las 8 y pico, desayunamos tranquilamente, metimos todo en las maletas y sobre las 10 salimos del apartamento y dejamos las maletas en la recepción, en un cuarto bajo llave.

Sacamos 3 billetes de 24 horas del transporte con la app del móvil (30 euros), y cogimos el metro hasta la estación central y nos acercamos a ver la ópera por fuera. Estaba nublado, sol y nubes, y temíamos que lloviera pero no nos llovió en toda la mañana.
*** Imagen borrada de Tinypic ***
Subimos mi madre y yo a ver la ópera por arriba. Bajamos, recogimos a mi padre y cogimos el tranvía 12 hasta el ayuntamiento. Hicimos algunas fotos en el puerto de en frente y entramos por detrás al ayuntamiento, tras comprar algunos recuerdos que nos faltaban (37,58). El ayuntamiento era gratis, aunque solo se veía el salón de abajo, muy bonito, eso sí, con unas pinturas muy chulas.
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Salimos y estuvimos un rato sentados mirando al mar. Después nos fuimos a dar una vuelta por la fortaleza de Askershus. No entramos a ver ningún museo ni castillo, pero dimos por ahí una vuelta hasta llegar al patio del castillo, hicimos algunas fotos y nos volvimos.
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Hacía ahora muchísimo sol y calor. Cogimos de nuevo el tranvía 12 hasta la estación central a buscar para comer. Había leído recomendaciones del restaurante Egon, de que había bufet de pizzas libre, pero lo vimos demasiado lujoso y nos fuimos a buscar otro a la calle Karl Johannes, y al final entramos al otro Egon y comimos a la carta, una sopa cremosa de pescado muy rica, y tres platos diferentes de salmón y bacalao, con agua del grifo, 943 kr (105,45 euros).
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No venían a las mesas, había carta en español y después había que ir a pedir a la barra y ya sí te lo traían.

Al salir de allí nos cayó un chaparrón, tanto que nos pusimos los chubasqueros de los chinos que llevábamos y todo el mundo nos miraba, hasta llegar a la catedral, y esperamos allí como pudimos hasta que abrieron. La entrada era gratuita y era mona por dentro, sobre todo las pinturas, aunque no tenía mucho más. Como iba a haber una misa a las 16,30, salimos.
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Ya no llovía e incluso a veces salía el sol. Entramos a la estación central del tren a ver si había baño pero había que pagar 20 kr, así que nos fuimos en metro a las 17 h al hotel a por las maletas y allí fuimos al baño.

Volvimos en metro a la estación central y allí pasamos la tarde, muy aburridos y sin poder entrar al baño, y de vez en cuando dando paseos. A mi padre se le ocurrió la idea de que fuéramos nosotras dos al Burger King a por un helado y así íbamos al baño, y nos fuimos las dos, pasando un poco de miedo por la gentecilla que había por la calle (gente pidiendo y gente de fiesta) y antes nos habíamos perdido dentro de la estación, y salimos por una puerta extraña, donde había como un puente.

Compramos un frapé capuchino por 36 kr (4,02 euros) y nos dio el código para el baño, pero como era en inglés me enteré mal en un número y menos mal que nos lo dijo número por número otro que había arriba. Volvimos a la estación, nos cambiamos de sitio y cenamos sándwiches que llevábamos hechos en el apartamento, y compramos unas frutas por 3,91 euros en la estación.

Cuando fue hora vino el tren y a las 23,25 salió hacia Bergen, pero nosotros nos bajaríamos en Myrdal para ir después a Flam. Todo este trayecto hasta Flam, nos costó por adelantado en la web de la nsb 243,28 euros.