Regreso a España, conclusiones y presupuesto. ✏️ Diarios de Viajes de Uzbekistan

El día anterior había concertado el transporte en recepción desde el hotel hasta el aeropuerto de Urgench por 15$. Además, el hotel que había reservado para la última noche en Tashkent, el City Line Boutique, no me convencía nada, ni por ubicación ni por comentarios, así que lo cancelé el reservé el Shodlik Palace, que cerca de la Avda. Navoyi me parecía mucho mejor situado. Ya de paso, para ir gastando los dólares que me quedaban, contraté con Advantour los traslados entre el hotel y el aeropuerto internacional de Tashkent por 10$ cada uno de ellos.

Con cerca de 3 horas de antelación salí del hotel en taxi. Aunque parezca que Urgench está cerca de Khiva, se tarda casi más de 45 minutos en llegar. Una vez en el aeropuerto, como es minúsculo y hay muy pocos vuelos, se hace muy rápida la facturación y el paso de controles, así que me sobró muchísimo rato al final.

En el avión, de hélices, nos fueron colocando en asientos según nos iba indicando la tripulación. No sé si el criterio era por peso o por cuál. Cuando despegó y durante todo el vuelo, era bastante ruidoso, así que cuando aterrizó respiré tranquilo . El avión no se veía precisamente como el último modelo. Llegamos 15 ó 20 minutos antes de tiempo, por lo que cuando salí de la terminal y del punto de control, el conductor no estaba todavía y ya tenía a unos cuantos taxistas detrás de mí ofreciéndome transporte, especialmente uno pesado que se pegó a mí esperando que aceptara. Por suerte, después de 5 ó 10 minutos llegó el conductor de Advantour, un chico joven que hablaba inglés.

La primera impresión del hotel Shodlik Palace no fue muy buena que digamos. Está en Pakhtakorskaya, 5. A 5 minutos de la céntrica avenida Navoi, junto a un parque y a unos 15-20 minutos de la Plaza de la Independencia. El edificio por fuera es horrendo. Puro cemento u hormigón y por dentro no mejora mucho. Es un hotel de 4* pero no tiene punto de comparación con el Wyndham Tashkent, por ejemplo. Parece que se le han ido cayendo estrellas con el paso de los años y viendo que en la página web indica que la última renovación fue realizada en 1997, entonces no me extraña (en Booking sólo tiene un 7.7).

El personal de recepción no me pareció simpático. Tampoco es que fuera lo contrario, pero sí más seco. Además, fue el único alojamiento en el que para registrarme me pidieron las tarjetas de registro que me habían dado en los hoteles anteriores.

El ascensor por dentro tiene una pinta bastante descuidada. No me dio la sensación de que correspondiese al de un hotel (cualquiera que fuese su categoría).

En cuanto a la habitación, sin duda fue la peor de todas en las que estuve. Antigua, colchón de la cama que se hundía, TV antigua (quiero decir, no de pantalla plana) que ni siquiera funcionaba, botella de agua de cortesía.....con el precinto medio roto y empezada, minibar vacío, armario. El cuarto de baño era más bien pequeño y tan antiguo como la habitación, con ducha y algún producto de baño. Para completar la decoración de la habitación había unos cuantos mosquitos .

shodlikpalace.com/en/

Tras "establecerme" en la habitación, fui a comer al restaurante Afsona, en la calle Taras Shevchenko, 30. Pedí un taxi en recepción, dándome un precio de 10000 soms. El restaurante Afsona se define como un restaurante de comida uzbeka contemporánea. Tienen menús del día, pero me quería dar un pequeño homenaje como despedida , por lo que pedí a la carta:

- Zumo natural de zanahoria
- Samsa con espinacas y queso
- Dimlama con pollo: es un guiso de carne cocinada en su propio jugo en una olla bien sellada. El guiso va acompañado de patatas, zanahorias, tomate, especias, pimientos, apio y perejil.
- Pahlava: mucho más bueno que el que me había comido en Khiva.

La cuenta, con el 20% de servicio, fue de 60500 soms, o sea equivalente a unos 7'5€ con el cambio que llevaba (8000 soms por euro). Fue el más caro del viaje, pero mereció la pena sin duda alguna.

Desde allí, tenía mis dudas de si desplazarme en taxi a algún lugar o volver al hotel. Opté por esto último, porque por un lado me había quedado con sólo unos pocos miles de soms después de pagar y por otro me había quedado con los dólares justos. Básicamente no me fiaba de quedarme tirado por ahí sin dinero efectivo. El taxi hasta el hotel me costó 7000 soms.

A partir de ahí, tenía pensado ir andando hasta la Plaza de la Independencia que estaba a 15-20 minutos según me dijeron (en vez de ir en metro) y luego visitar el Museo de Historia de los Pueblos de Uzbekistán y si me daba tiempo ir en metro hasta el Parque Alisher Navoi o incluso al Bazar Chorsu para un vistazo rápido.

No me salió nada de lo previsto. Para empezar, el hotel Shodlik está en un parque y entre éste y la Plaza de la Independencia hay unas instalaciones de entretenimiento (¿deportivas?) bastante grandes rodeadas por una calle que parece peatonal (al menos por donde entré no podían entrar los coches). Me metí en el recinto y comencé a andar por esa calle, con la idea de atravesar la zona y salir por otra puerta cercana a la Plaza de la Independencia, pero me dio la impresión de que era una zona cerrada, por lo que después de varios minutos caminando (y aprovechando que un perro se me acercó a ladrarme) me di la vuelta. Entonces me fui hacia el hotel, buscando una calle que según el mapa me podía conducir en la dirección adecuada, pero terminé en la avenida Navoiy, alejándome del sitio al que quería ir. Al final tuve que volver al hotel porque me había cansado demasiado tratando de encontrar el camino hasta la dichosa plaza.

Después de un rato de descanso, volví a salir a la calle y esta vez me fijé que al lado del hotel había una verja que daba acceso a un camino que bordeaba por el exterior las instalaciones por las que había andado anteriormente. Me imaginé que por este camino si llegaría más cerca de la Plaza de la Independencia, pero como no estaba seguro de si habría una puerta de salida más adelante y tampoco vi que hubiese un horario, no me aventuré, no fuesen a cerrar la puerta a una hora determinada y me pillase a mí dentro.

Total, que aunque era tarde para ver museos, si podía tener un ratillo para ir hasta la plaza en metro. Cuando llegué a la estación más cercana al hotel, lo que no me imaginaba es que el nombre estuviese escrito en cirílico (supongo que las líneas y estaciones de metro fueron construidas durante la dominación soviética de Uzbekistán). Cuando entré en la estación, vi que había una máquina en la que supuse que se compraban los billetes. Pero como todo lo que ponía estaba en uzbeko, tampoco estoy seguro. Para preguntar sólo había al lado 2 policías, que dudo mucho que supiesen algo de inglés, visto lo visto hasta el momento. Se me quitaron las ganas de "investigar" o preguntar a otra gente y otra vez regresé al hotel.

El resto de la noche fue bastante aburrido. Me entretuve en el hotel leyendo hasta que llegase la hora de que pasasen a buscarme para llevarme al aeropuerto, a eso de las 12 de la noche.

Pedí que me preparasen un desayuno "picnic" por la hora de salida del vuelo, que era a las 2:45. El desayuno consistió en un sandwich (tomate, queso y lechuga), una botella de agua y una manzana pequeñita y pocha. Teniendo en cuenta esto, creo que me alegré de no gastarme ni un duro en cenar en uno de los restaurantes del hotel.

Pagué los 57$ de la habitación y salí ya hacia el aeropuerto con Advantour. No he visto aeropuerto con más controles que el de la terminal internacional de Tashkent :

1. Antes de entrar en la terminal tuve que pasar por el correspondiente puesto de control, enseñando pasaporte y billete. Le pasaron un artefacto al bolso de mano (a la maleta ni caso) que sería un detector de algo.

2. Nada más entrar en la terminal, a pasar el equipaje por un escáner.

3. Luego me tocó rellenar el formulario de aduana (2 copias). Tuve que declarar lo que llevaba de valor, indicando la cantidad de cada tipo de divisa que iba a sacar del país.

4. Facturación, que fue lentísima.

5. Otro control en el que pasaron la maleta por una cinta, me pidieron el pasaporte y los formularios de aduana de salida y la copia del formulario de aduana rellenado a la entrada del país. Yo llevaba todas las tarjetas de registro de los hoteles, pero no me las pidieron, ni en este punto de control ni en otros.

6. Control policial. De nuevo a entregar el pasaporte y la tarjeta de embarque, a la que le ponen un sello.

7. Nuevo escaneo del equipaje y otro sello a la tarjeta de embarque.

8. Puerta de embarque. Otra vez a enseñar el pasaporte y la tarjeta de embarque.

Por fin en el avión. ¿Estamos locos o qué? Hace tiempo leí en un artículo de viajes de un periódico, que en el listado de los 10 peores aeropuertos del mundo, el de Tashkent lo habían puesto en 4º lugar, debido al número de controles de seguridad existentes que podían desesperar al más paciente. ¡No me extraña!.

Por lo demás, los dos vuelos que tenía que hacer transcurrieron con normalidad. Por suerte en Estambul la escala fue sólo de 1 hora y media.

Llegué al aeropuerto de Madrid sobre las 11 de la mañana y con ello daba por finalizado el viaje.


PRESUPUESTO TOTAL:

Entre todos los gastos de transporte internacional e interno, hoteles, restaurantes y entradas, el presupuesto final fue de alrededor de unos 1800-1900€. Probablemente si hubiese hecho la planificación del viaje con bastante más tiempo de antelación, habría ahorrado algo en alojamientos y quizás en el avión, aunque no parece Uzbekistán un destino en el que haya ofertas. Para compensar, la comida es bastante barata en los restaurantes y el gasto es irrisorio. Los precios de la entradas por lo general son también muy económicos, con excepciones.

CONCLUSIONES FINALES:

Ninguna de las 3 ciudades "históricas" que he visitado me ha decepcionado, sino todo lo contrario. Samarcanda con su mausoleo de Gur-e Amir, el Registán y la Necrópolis de Shah i Zinda, y las ciudades antiguas de Bukhara y Khiva en su totalidad.

Otro tema aparte es el tiempo que dedicarle a cada una de estas ciudades. En general diría que me sobró tiempo en las 3. Pienso que en Samarcanda es suficiente con un día completo, en Bukhara dos días (de los cuáles, medio día para visitar los alrededores de la ciudad) y en Khiva depende. Si sólo se pasea por las calles, sin entrar a ningún monumento, con medio día es suficiente, desde mi punto de vista. Si se compra la entrada válida para 2 días, entonces un día completo. Son demasiados museos para ver tan seguido (acabas saturado) y la mayoría de ellos no me resultaron interesantes, salvo los que mencioné anteriormente.

Ésta es la perspectiva de un viaje realizado a principios de junio, con la duración más larga de los días y sobretodo el calor, que te obliga a pasar unas cuantas horas en el alojamiento para descansar. Quizás a principios de primavera o en otoño sea diferente o se aproveche mejor el tiempo, pero en definitiva, creo que con una semana se puede hacer perfectamente este viaje.

Con respecto a Tashkent, no encontré que fuese una ciudad tan horrible como para salir de ella en cuanto se llega. Para un día completo hay lugares suficientes para entretenerse. A mí, no obstante, se me atravesó por las distancias de unos sitios a otros, que hicieron que aprovechase la estancia mucho menos de lo que lo podría haber hecho.

En lo que se refiere a la comida, iba un poco preocupado con los comentarios sobre diarreas, hepatitis e indisposiciones varias. Lo cierto es que al final, no sé si por las vacunas, porque hayan mejorado las condiciones higiénicas en el país en los últimos años o por los sitios que procuro elegir para comer (ni me gusta comer en puestos ni me meto en cualquier restaurante), o lo que me controlé en comer, no tuve ningún problema, aunque tengo que reconocer que la comida uzbeka facilita el tránsito intestinal por decirlo de alguna manera, jaja. La gastronomía uzbeka no es muy amplia que digamos, por lo que si quitas también las ensaladas, te quedas en poco más que algunas sopas y carne, pero dentro de lo repetitivo que se haga, no me pareció que estuviese tan mal. Me gustó la comida típica más de lo previsto.

Por último, hablando del idioma, el inglés no sirve de mucho fuera de los hoteles y de algunos restaurantes. Entablar conversaciones o hacer una simple pregunta de cómo ir a un lugar es algo complicado en ocasiones, a no ser con chicos jóvenes que ya estudian este idioma en los colegios. Con el resto de gente, el ruso parece que puede ser una opción mejor.

En resumen, aunque no haya sido el viaje de mi vida ni uno que probablemente repetiría (al fin y al cabo son 3 ciudades las que destacan y ya las he vsitado), sí que es interesante por el tipo de arquitectura monumental y la mezcla étnica que se observa en la gente, desde personas que puedan ser de origen ruso y que podrían pasar perfectamente por europeas, a gente con rasgos más orientales (quizás descendientes de mongoles, chinos, uzbekos o de etnias de otros países de Asia Central como Tayikistán o Kirguizistán) o de aspecto más parecido a iraníes, afganos, ...