Comenzamos el día hablando con los encargados del hotel y preguntándoles el precio de la excursión que queríamos hacer al día siguiente, visitando Rayen y Mahan. Aunque en principio nos habíamos planteado también visitar Bam lo descartamos por ser similar a Rayen (aunque ya sabemos que era de mayor tamaño) y por estar a más distancia, así como los Kaluts, que también descartamos porque en agosto las temperaturas son infernales allí y nos íbamos a meter una paliza en coche para luego no poder disfrutar del lugar por ser un auténtico horno.
Acordamos el precio por unos 40 euros y que nos recogería un taxista al día siguiente. Con eso ya arreglado nos dirigimos de nuevo al bazar que recorrimos en toda su extensión (casi 3 kilometros). Por el camino visitamos la mezquita Vakil y ya en el Bazar lo primero que visitamos fue la mezquita del viernes, con su pequeña torre con reloj, que se encuentra en un extremo del bazar donde éste se prolonga ya al aire libre.
A continuación recorrimos el bazar, más animado que el día anterior, y visitamos el haman Ganjali Jan, del siglo XVII, de época safávida y bellamente decorados con azulejos. Hoy es un museo y está decorado con maniquíes de personas que reflejan la actividad del haman en la época.
Muy cerca del haman se encuentra el Vakil tea house and restaurant, otros antiguos baños que ahora se han acondicionado como casa de té y restaurante. Si no vas a tomar nada te cobran entrada para visitarlos pero nosotros optamos por comer allí. El interior es realmente precioso y cuenta con dos grandes salas, una para tomar té, amenizada con música en vivo y otra que funciona como restaurante donde destaca la gran mesa circular colocada sobre el espacio de una antigua fuente. La mayor parte de la gente que comía allí eran iraníes porque Kerman casi no recibe turismo extranjero, sobre todo desde que Bam quedó destruída por el terremoto. ¿y la comida? Kebab, por supuesto. Sin comentarios, se nos iba a poner cara de kebab con arroz.
Después de recorrer todo el bazar cogimos un taxi para ir hasta Gonbad e Jabaliye, un edificio que se encuentra en las afueras de Kerman. El edificio es realmente pequeño pero cuenta con una hermosa cúpula y no se sabe muy bien cual era su función. Al entrar nos encontamos con un biombo que tapaba el interior y al hombre que cobraba la entrada. No merece la pena pagar porque lo más llamativo del edificio es el exterior y en el interior la cúpula, que se puede ver desde la entrada sin pagar. Dentro había una exposición de antiguas lápidas que no merecía mucho la pena porque además no tienen ninguna explicación y no sabes qué es lo que estás viendo.
Como desde el taxi que nos había llevado hasta allí habíamos visto la antigua ciudadela y una zona muy chula de parque con cascadas decidimos dar un paseo de vuelta hacia el centro de Kerman. El paseo nos llevó algo más de 1 hora pero mereció la pena porque descubrimos que Kerman, pese a ser una ciudad que todo el mundo se imagina árida por estar a la puerta del desierto es sorprendentemente verde a sus afueras y cuenta con muchos zonas de parques muy bien cuidadas. Pasamos por la zona de las cascadas artificiales que habíamos visto desde el taxi, una zona muy bonita y nueva y seguimos caminando al lado de una antigua ciudadela, hasta que volvimos a entrar en la ciudad propiamente dicha.
Nuestra siguiente visita fue el mausoleo Gonbad-e Moshtaghieh, del siglo XIX, también conocido como Seh Gonbad o las tres cúpulas, debajo de las cuales se encuentra las tumbas de un místico, un jeque y la de Moshtag Alí Sha. Nada más entrar en los jardínes del mausoleo nos enganchó un hombre que nos hizo de guía por el mausoleo y nos llevó a visitar las tres tumbas. Al terminar, como no, le dimos una propinilla por la visita guiada.
Desde ahí hasta el comienzo del bazar había un paso así que para alli fuimos y vimos como a ese hora del atardecer, sobre las 8 de la tarde, el bazar era un hervidero de gente que iba a hacer sus compras o simplemente salía a pasear, aprovechando que ya no hacía tanto calor. Contemplamos la mezquita del viernes iluminada por la noche y nos tomamos unas ricas y grandes samosas por unos céntimos, con las que ya cenamos de sobra.
Cambiamos dinero para el día siguiente en un local que se encuentra en la gran plaza que hay al final del bazar y ya de camino al hotel compramos algo de fruta en una tienda, vimos de nuevo como el tanatorio seguía lleno de gente (nunca faltan clientes) y dimos por finalizado el día. Mañana nos esperan Rayen y Mahan.
Acordamos el precio por unos 40 euros y que nos recogería un taxista al día siguiente. Con eso ya arreglado nos dirigimos de nuevo al bazar que recorrimos en toda su extensión (casi 3 kilometros). Por el camino visitamos la mezquita Vakil y ya en el Bazar lo primero que visitamos fue la mezquita del viernes, con su pequeña torre con reloj, que se encuentra en un extremo del bazar donde éste se prolonga ya al aire libre.
A continuación recorrimos el bazar, más animado que el día anterior, y visitamos el haman Ganjali Jan, del siglo XVII, de época safávida y bellamente decorados con azulejos. Hoy es un museo y está decorado con maniquíes de personas que reflejan la actividad del haman en la época.
Muy cerca del haman se encuentra el Vakil tea house and restaurant, otros antiguos baños que ahora se han acondicionado como casa de té y restaurante. Si no vas a tomar nada te cobran entrada para visitarlos pero nosotros optamos por comer allí. El interior es realmente precioso y cuenta con dos grandes salas, una para tomar té, amenizada con música en vivo y otra que funciona como restaurante donde destaca la gran mesa circular colocada sobre el espacio de una antigua fuente. La mayor parte de la gente que comía allí eran iraníes porque Kerman casi no recibe turismo extranjero, sobre todo desde que Bam quedó destruída por el terremoto. ¿y la comida? Kebab, por supuesto. Sin comentarios, se nos iba a poner cara de kebab con arroz.
Después de recorrer todo el bazar cogimos un taxi para ir hasta Gonbad e Jabaliye, un edificio que se encuentra en las afueras de Kerman. El edificio es realmente pequeño pero cuenta con una hermosa cúpula y no se sabe muy bien cual era su función. Al entrar nos encontamos con un biombo que tapaba el interior y al hombre que cobraba la entrada. No merece la pena pagar porque lo más llamativo del edificio es el exterior y en el interior la cúpula, que se puede ver desde la entrada sin pagar. Dentro había una exposición de antiguas lápidas que no merecía mucho la pena porque además no tienen ninguna explicación y no sabes qué es lo que estás viendo.
Como desde el taxi que nos había llevado hasta allí habíamos visto la antigua ciudadela y una zona muy chula de parque con cascadas decidimos dar un paseo de vuelta hacia el centro de Kerman. El paseo nos llevó algo más de 1 hora pero mereció la pena porque descubrimos que Kerman, pese a ser una ciudad que todo el mundo se imagina árida por estar a la puerta del desierto es sorprendentemente verde a sus afueras y cuenta con muchos zonas de parques muy bien cuidadas. Pasamos por la zona de las cascadas artificiales que habíamos visto desde el taxi, una zona muy bonita y nueva y seguimos caminando al lado de una antigua ciudadela, hasta que volvimos a entrar en la ciudad propiamente dicha.
Nuestra siguiente visita fue el mausoleo Gonbad-e Moshtaghieh, del siglo XIX, también conocido como Seh Gonbad o las tres cúpulas, debajo de las cuales se encuentra las tumbas de un místico, un jeque y la de Moshtag Alí Sha. Nada más entrar en los jardínes del mausoleo nos enganchó un hombre que nos hizo de guía por el mausoleo y nos llevó a visitar las tres tumbas. Al terminar, como no, le dimos una propinilla por la visita guiada.
Desde ahí hasta el comienzo del bazar había un paso así que para alli fuimos y vimos como a ese hora del atardecer, sobre las 8 de la tarde, el bazar era un hervidero de gente que iba a hacer sus compras o simplemente salía a pasear, aprovechando que ya no hacía tanto calor. Contemplamos la mezquita del viernes iluminada por la noche y nos tomamos unas ricas y grandes samosas por unos céntimos, con las que ya cenamos de sobra.
Cambiamos dinero para el día siguiente en un local que se encuentra en la gran plaza que hay al final del bazar y ya de camino al hotel compramos algo de fruta en una tienda, vimos de nuevo como el tanatorio seguía lleno de gente (nunca faltan clientes) y dimos por finalizado el día. Mañana nos esperan Rayen y Mahan.