DIA 4. MIREPOIX Y CARCASSSONNE ✏️ Diarios de Viajes de Francia

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Comenzamos el día con la ilusión de llegar a Carcassone, pero nos desviamos un poco para conocer la localidad de Mirepoix. En 1209, esta pequeña localidad, se convirtió en una de las más importantes ciudades de la zona, al serle otorgada la carta de costumbres y privilegios. Durante los siglos XII-XIII se concentró en ella el mayor número de casas Perfectas en la zona, amparadas por el señor de la región, Peire Roger de Mirepoix, cátaro que recibió el consolament: Mirepoix es el centro de la herejía: todos los caballeros que participan de la vida de la vila son cátaros, empezando por su señor, Peire Roger.




la Plaza de los Porches, centro histórico, que conserva todo el encanto medieval francés, está rodeada de soportales, con vigas de madera, donde actualmente se repiten las tiendas y restaurantes. Sobre los porches, las casas con entramado de madera, pintadas con vivos colores, dan a la plaza un atractivo y evocador ambiente de feria de mercado medieval. También visitamos la Catedral de San Maurico (Monumento histórico de Francia desde 1907), donde estaban celebrando misa. Salimos de la villa por La Porte d’Aval, puerta de la antigua muralla que delimitaba la ciudad, conservada en perfecto estado, construida en 1372.


Tomamos camino con dirección a Carcassonne, con idea de comer en el centro de fortaleza.
Carcassonne en francés, Carcassona en occitano, es una comuna francesa, capital del departamento del Aude, en la región de Occitania. La ciudad es conocida por su ciudadela amurallada, un conjunto arquitectónico medieval restaurado por Eugène Viollet-le-Duc en el siglo XIX y declarada en 1997 Patrimonio de la Humanidad por la Unesco.

Para entender esta ciudad, debemos conocer un poco de su historia. En 1067, a través de una unión matrimonial propia de la época, Carcasona pasó a ser propiedad de Raimundo Bernardo Trencavel, vizconde de Albi y de Nimes. Los siglos siguientes, los Trencavel se aliaron unas veces con los Condes de Barcelona, otras con los de Toulouse. Por ejemplo, a finales del siglo XII, el vizconde de Carcasona era feudatario del rey de Aragón, Alfonso II. Los Trencavel construyeron el castillo condal y la basílica de San Nazario, dentro de la fortaleza medieval.

Carcasona es famosa por su papel durante la cruzada contra los albigenses. En agosto de 1209, el ejército de los cruzados de Simón de Montfort forzó la rendición de la ciudad cátara de Carcassonne, después de un sitio de quince días, tomó como prisionero a Raimundo Roger Trencavel y se convirtió en el nuevo vizconde. Amplió las fortificaciones y Carcasona se convirtió en una ciudadela de la frontera entre Francia y la Corona de Aragón. En el año 1213, la batalla de Muret, ganada por Simón de Montfort contra el rey Pedro II de Aragón, marcó el preludio de la dominación de los reyes de Francia sobre Occitania. En 1240, Ramón Trencavel II, hijo de Ramón Roger Trencavel, intentó reconquistar sus antiguos dominios, pero no lo consiguió, siendo expulsado junto con los ciudadanos que le apoyaron en la revuelta. La ciudad pasó a estar definitivamente bajo el control del rey de Francia en 1247. Cuando Ramón Trencavel II renunció formalmente a su título de vizconde entregando el sello familiar, Luis IX perdonó entonces a las gentes que secundaron la revuelta y les permitió volver a Carcasona con la condición de que se quedasen en la orilla occidental del río. Así se fundó la parte nueva de la ciudad, al pie de la colina, llamada la Ciudad Baja o Bastida de San Luis. (La Historia es importante para hacer turismo y entender dónde estamos y el porqué de las cosas).


Nuestra llegada a la fortaleza fue un poco caótica; aparcamos un poco lejos de la entrada, hacía muchísimo calor, vimos muchos coches y muchos parking llenos alrededor.En nuestras posteriores visitas, ya nos ubicamos mejor, y dejamos el coche en el parking de pago frente a la Puerta de Narbona. Os recomiendo tener alguna noción o plano de Carcassonne para distinguir entre la parte alta donde se ubica la Fortaleza, Ciudadela medieval o Cité, y la parte baja, donde está la Bastida de San Luis o centro ciudad de Carcassonne. Ambas están separadas por el Puente Viejo (siglo XIV), pero a una distancia considerable para ir andando, especialmente, con el calor de agosto.


La Cité tiene acceso por dos puertas: Puerta de Audade y Puerta de Narbona. Cerca de ambas puertas hay parking de pago, pero yo recomendaría la entrada por la segunda, para evitar la empinada subida. La Puerta de Narbona (siglo XIII), te recibe con dos impresionantes torres contrafuertes y el puente levadizo. Desde aquí observas la doble muralla con 52 torres defensivas que rodea la ciudadela y el foso o liza que la circunda. Es una de las imágenes más bellas de Carcassonne, especialmente al atardecer. En el interior del torreón se encuentra la oficina de turismo, y tras pedir información, conviene perderse por el entramado de sus calles, y sus plazas, repletas de tiendas y restaurantes de todo tipo (demasiado turístico para mi gusto). Entre tanta oferta, nos decidimos a comer en la terraza-patio de un restaurante muy chulo en la rue Saint-Jean, “Les Bourriols de la Cité”. Nos atendieron de maravilla, el hijo del dueño era un joven muy simpático que se esforzaba por hablar español, y el menú del día, con la especialidad de la casa, los bourriols, nos encantó. Para postre, no podían faltar unas crepes rellenas de chocolate. Allí mismo, se encuentra la salida del Museo de la Inquisición, y resultaba divertido ver bajar por unas estrechas escaleras a toda la gente que salía al patio con cara de despistados. Al terminar, nos dedicamos a pasear por las calles, ver tiendas y placitas, en definitiva, a descubrir la Cité.

En torno a las 5 de la tarde, nos acercamos a recoger las llaves y hacer el check-in de nuestro nuevo hotel para las próximas tres noches. En esta ocasión, elegimos “Aux Angels Gardiens”, una casona típicamente francesa, situada en un pueblecito de las afueras de Carcassonne. La casa está decorada con gusto, tiene una bonita piscina en la parte trasera y la habitación es amplia, limpia y cómoda. Patricia, la dueña, está completamente volcada en el cuidado de su propiedad, en preparar los fabulosos desayunos, y en atender a sus clientes. Debido al intenso calor en estos días de agosto, pudimos disfrutar de un estupendo baño en la piscina, donde tomamos el sol durante un ratito y descansamos muy agusto. Era domingo y toda la zona de la Bastida de San Luis, estaba sin vida y con las tiendas cerradas, de manera, que nos acercamos al Lago de la Cavayére, lugar muy refrescante y bonito donde se alquilan barquitas, patines y tablas de surf, y donde se disfruta de cualquier deporte náutico.


Sobre las ocho de la tarde, subimos, nuevamente, a la fortaleza o Cité, para cenar y disfrutar de un paseo nocturno por sus calles. En esta ocasión, cenamos de tapas, en un restaurante recomendado por Patricia, llamado L`Escargot, en rue Viollet le Duc. Durante los siguientes días, repetiríamos en este lugar, de manera que tuvimos ocasión de probar todos sus platos, especialmente las tapas de comida típica francesa.

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