Eguna erabat aspergarria izango zela esan genezakeen hasi aurretik, baina egia esateko, niretzako, egun ederra izan da.
9:15etan etorri da gure bila taxia. Autobus geltokian arazoak sortu dira maletak, motxilak eta hainbat poltsa edo pakete, maleteroan sartu ahal izateko. Pittin bat atzeratuta abiatu gara gure jomugara.
Aurreko egunean, Atacamara etorri ginen egunean, oso malda aldapatsua irudi zitzaidan jaitsiera Boliviako mugatik herriraino. Gaur, askoz aladapatsuagoa irudi zait gure autobus erraldoi hura igo behar izan duenean.
Como decía en las líneas precedentes, el día, que apriori podía suponerse aburrido, anodino, para mi gusto no lo ha sido así. Hemos arrancado de la estación de autobuses con algún que otro problema previo para ubicar todos los bultos dentro del mastodonte.
La cuesta por la que descendimos desde Bolivia, hoy nos ha tocado ascenderla. Si el día anterior me pareció muy inclinada, hoy al subirla, me ha parecido muchísimo más. En algún momento, ni en primera podía el pobre autobús. Pero la perícia de los conductores ha conseguido que llegásemos sin contratiempos a la aduana con Argentina.
Dos horas habremos tardado en pasar de ventanilla en ventanilla y, finalmente, por el control de equipajes. Hoy a mí me ha tocado abrir la maleta. Parece que el ordenador ha levantado sospechas.
El viaje, por no olvidarlo, ha sido apoteósico. Hemos estado rodando entre los 4500 y 4800 metros de altitud. El paisaje muy agreste, árido, frío, inhóspito, sin apenas vegetación, con algunas hierbas que van superviviendo a semejante altitud. De vez en cuando algunas vicuñas, y recreando el paisaje, lagos, lagunas, volcanes, restos de bombas volcánicas, llanuras interminables, bórax, nieve, sal, y una carretera perfectamente asfaltada.
Ante mí se ha ido proyectando una película a través de la enorme pantalla de la ventanilla. Las tonalidades del paiasaje han ido cambiando según la hora y la luz del día. Y el guión, a medida que avanza el triler, iba apresando al espectador. Y como el desenlace de las grandes obras, se ha producido cuando hemos tenido que descender hacia el valle que nos ha llevado hasta Purmamarca. Montañas erosionadas, colores entremezclados, rosas, verdes, grises, ocres, marrones, crema; verticales, horizontales; simulaban una sinfonía que iba envolviendo al espectador.
A partir del descenso al valle, la niebla ha hecho acto de presencia, que posteriormente se ha convertidoen lluvia.
Con algo de retraso sobre la hora prevista de llegada, una vez en la Central de Autobuses, hemos tomado un taxi, para acercarnos hasta el apartamento que teníamos contratado.