Día: 12. Fin del trekking. Mulit - Adiarkay - Gonder ✏️ Diarios de Viajes de Etiopia

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TRACK GPS DE LA RUTA

Imagínate que le regalas a un niño la típica caja de sonidos de la granja y el niño se pone a darle a todos los botones (gallo, perro, vaca, grillo...) como un loco durante 8 horas... Pues así ha sido la noche. Imposible dormir, ni con tapones.

A las 5 estábamos de pie así que a las 6 andando con el amanecer. Hoy la ruta es una bajada de 6 kilómetros hasta Adiarkay, donde cogemos el 4x4 de vuelta a Gondar. La ruta no tiene mucho interés salvo por la panorámica final a toda las Simien y porque a partir de medio ruta se te van sumando niños que van a la escuela a Adiarkay. Niños que todos los días se hace 4km de bajada y 4km de subida. A los niños les encantamos, te miran al principio súper tímidos, luego se ríen y al final te terminan preguntando cómo te llamas.


Entre los niños, el ganado, la gente con sus bidones de agua, los pastores... En un momento llegas a Adiarkay y ahí ya sí que salen todos los críos a saludar y darte la mano. Se hace pesado pero son niños pequeños y no vas a ir poniéndoles mala cara. Al fin y al cabo no te piden nada, solo quieren darte la mano y preguntarte el nombre.

En Adiarkay llegamos a un bar y por 20 céntimos nos ponen un café y un te mientras esperamos al mulero. Mientras nos tomamos el café 4 chavales se matan por limpiarme las botas hasta que nuestro scout, Negá, les dice que se vaya.


Finalmente llega el mulero, metemos las cosas en el 4x4 y salimos. El mulero vuelve a pata desandando lo hecho con la mulita. En el 4x4 vamos con el guía Adu, el conductor y Negá en la parte de atrás. La ruta hasta Gondar son tres horas de las cuales la mitad son por pista de tierra por unos acantilados brutales y con sus curvas correspondientes. Leí que estaba chula y la verdad que es una ruta bastante espectacular.

A la hora nos damos cuenta que Negá va tumbado en el maletero. Resulta que el pobre lleva un mareo de narices. El hombre despierta ternura. Se ha esforzado con nosotros como el que más, siempre sonriendo y, sin hablar nada de inglés, enseñándonos cosas en amhárico y diciéndonos los nombres de los pueblos y picos. Le hemos tenido que dar ibuprofenos y colirio. En la subida a Bwahit hasta le dimos unos guantes y el cortaviento porque iba totalmente congelado. Le hemos invitado a nuestra comida y él nos ha ofrecido lo poco que tenía. Se ha ganado nuestra simpatía a pulso. Verlo tumbado en el todoterreno, con malísima cara, enganchado al kalashnikov sin poder ni hablar pues, aunque resulte cómico, se te cae el alma. Paramos a medio camino para que se recuperara, pero aun así se le deben haber hecho las 3 horas una pesadilla.

Llegamos a Debark. Ahí se bajan el guía y Negá. Los scouts trabajan durante diez días seguidos y luego no vuelven a trabajar durante un tiempo, me resulta increíble que este hombre vuelva hacer hoy la ruta hasta Chennek, ya que aún le quedan 4 días para trabajar contando hoy.

Nos despedimos del guía, algo frío porque tampoco es que hayamos ido mucho con él. Nos despedimos de Negá y nos pide las gotas de los ojos y nos dice que le escribamos a una turista para que le demos recuerdo, nos enseña una hoja con un email. Le damos el bote de las gotas y le decimos que dos gotas cada ocho horas, como nos dijo la médico que nos encontramos. Todo esto traduciéndole el guía. Nos despedimos de él, se lleva un pasamontaña, unos guantes, y un frontal de los chinos con pilas de recambio. Seguro que se acuerda de nosotros cuando hoy vuelva a dormir al raso en Sankaber. Un tío que ha hecho la misma ruta que nosotros, durmiendo al raso, con unas chanclas rotas, un Kalashnikov de 5 kilos, una bolsa negra y sin más abrigo que una manta vieja y un gorro amarillo. Ese trabajo no está pagado.

De Debark a Gondar es una hora y media. Llegamos a Gondar poco antes de la 1. Dormirnos en el Lodge du Chateau. El sitio está bastante bien, algo viejo pero cuidado. Según Booking la mejor opción en Gondar. Al llegar nos dan un cartel que dice que si acabamos de llegar de las Simien no dejemos las mochilas cerca de la cama pues podemos llevar pulgas... Afortunadamente creo que mate a la pulga que me pico porque desde entonces no me ha picado ninguna más, salvo la pulga psicológica que la llevo constante.

Gondar es una ciudad enorme y, salvo un castillo y una iglesia, para mi no tiene nada de interés más que un sitio de paso antes o después de las Simien. Antes de ducharnos vamos a sacar dinero y a comer en restaurante al lado del lodge. En el tramo que vamos a sacar dinero un hombre se pone pesadísimo para que contratemos algo con él. Mientras intentamos deshacernos de él pasa un autobús escolar y nos tiran chinas desde las ventanillas mientras se ríen de nosotros. Vaya bienvenida Gondar!

Viendo semejante recibimiento aceleramos el ritmo y nos metemos a comer. Comemos decentemente en un sitio lleno de etíopes pero que se ve decente. Después de comer nos metemos a la habitación y nos duchamos e intentamos recuperar la sensación de limpieza sin prisa alguna.

A las 4 nos tomamos un té en la terraza del lodge mientras nos decidimos a salir a la jungla o no. El objetivo es ver el complejo del castillo, vale 200 birr entrar (6€) por lo que se presupone que debemos estar alejados del acoso de la gente. Afortunadamente el lodge está al lado de la entrada.

Nos animamos a salir. Nuevamente los únicos occidentales, te mira todo el mundo y te dicen cosas. Llegamos a la entrada del castillo y pasamos dentro. Un remanso de paz. El castillo es una rareza en Etiopía y está muy bien conservado, sin reformas extravagantes y pudiendo pasar a las estancias que quieras de las ruinas. Nada más entrar nos sentamos frente al castillo a leer la historia. A los cinco minutos se nos acercan tres chavales, nos dicen que si se pueden echar una foto con nosotros. Aun a pesar de lo surrealista, les decimos que sí y ellos tan contento se echan fotos con nosotros poniéndose cada vez uno entre nosotros dos. Cuando terminan les digo "Faranji photo!" a lo que me responde uno de ellos diciéndome muy seriamente que nosotros no somos Faranji, que somos turistas. Esto confirma que faranji es un término despectivo que usan los etíopes para referirse a los turistas. Vamos que no me venga los espíritus libres diciendo que faranji significa "Hombre blanco" porque faranji significa "Guiri" con la misma connotación peyorativa con la que lo usamos nosotros hacia ingleses o alemanes.



Después de darnos las gracias se van y recorremos tranquilamente el complejo del castillo. La verdad que la visita merece la pena, tanto por el descanso del acoso de la ciudad, como por lo agradable del paseo. Aquí nuevamente hay muchísimas águilas sobrevolando los jardines y posándose en las ruinas. Deben tener aquí comida en forma de palomas y ratas para 20 generaciones de águilas.

Estamos poco más de una hora y volvemos al lodge. A las 18 decidimos ir al restaurante al que van todos los turistas. Para llegar lidiamos con un par de acosadores que despachamos diciendo que mañana nos vamos en avión. Atravesando un campo de fútbol, bastante siniestro, hasta llegar al restaurante en el que nos reciben tocando una especie de corneta y seguidamente un músico con un instrumento típico. El sitio se llama Four Sister. Vale que está enfocado para los turistas, pero el sitio está muy bien cuidado, te tocan música etíope, te queman café para que lo huelas, las camareras llevan su traje típico y la comida da seguridad. Quien huya de sitios turísticos le animo que vaya a un bar típico de la gente de Gondar, pero que no aparezca ni en tripadvisor, a ver qué tal le reciben.

Tras comer como reyes por diez euros volvemos al hotel, al menos al ser de noche pasamos más desapercibidos. Hay bastante ajetreo de gente y llegando al lodge nos para un hombre a saludarnos. Resulta que era el cocinero de uno del grupo de españoles con los que coincidimos en las Simien. El cocinero nos ayudó con nuestro hornillo porque estaba roto y arreglándolo se quemó la mano, y le regale un mechero como agradecimiento. El hombre se acodaba de nosotros. Iba con su hija, nos la presentó y nos animó a ir al bar de su mujer a beber cerveza local. Tras despedirnos seguimos nuestro camino y nos fuimos para el lodge.

A prepara la mochila para el vuelo de mañana a Lalibela y a dormir. Hecho el Danakil y el Trekking de las Simien nos quedamos más que satisfechos.

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