Día 2, 4 de agosto
Islandia nos recibe con una mañana muy nublada, con una ligera lluvia a ratos, pero con una temperatura agradable ( 12º C) y sin viento, que según teníamos entendido y comprobamos en los días venideros, es de lo más molesto que te puede suceder en Islandia.
Como nos habíamos acostado muy tarde no madrugamos, por lo que cuando nos levantamos en nuestra casita no quedaba nadie, así que disfrutamos de todo solos. Aunque había un cartel de que el desayuno no estaba incluido en el precio la dueña de la casa la noche anterior nos había dicho que podíamos tomar café y galletas que tenía allí sin ningún problema.
El caso es que entre el desayuno, reorganizar el equipaje, sacar las múltiples capas de ropa que siempre llevaríamos en los asientos de atrás para poder ir usándolas en función del cambiante tiempo islandés, etc., cuando quisimos salir serían las 9:30 de la mañana.
Pasamos por las afueras de Reikiavik y enseguida que se acabaron los edificios apareció un paisaje verde que nos encantó, a pesar de que el cielo estaba bastante nublado. Aprovechamos que ya estaban abiertos los supermercados para hacer nuestra primera compra en el Bonus. Esta es la famosa cadena de supermercados del cerdito rosa. Los hay en el sur, pero a medida que vas viajando hacia el este van desapareciendo, pero suele haber más super de la otra cadena, Netto. Los horarios y dónde encontrarlos se pueden consultar en la web que he puesto en la etapa anterior.
Así pues empezamos nuestro viaje al sur de Islandia, en el que pasaremos cuatro días.
Nuestro primer destino era el Parque Nacional de Þingvellir, que es un sitio que no sólo tiene importancia histórica sino también geológica, como tantos otros sitios en este país. Es uno de los tres parques nacionales que hay en el país, el más antiguo y declarado patrimonio mundial por la UNESCO en 2004. Los otros dos también los visitaremos durante los siguientes días.
Mientras nos acercamos, vamos viendo a ambos lados de la carretera la cantidad de granjas que hay.
Como nos habíamos acostado muy tarde no madrugamos, por lo que cuando nos levantamos en nuestra casita no quedaba nadie, así que disfrutamos de todo solos. Aunque había un cartel de que el desayuno no estaba incluido en el precio la dueña de la casa la noche anterior nos había dicho que podíamos tomar café y galletas que tenía allí sin ningún problema.
El caso es que entre el desayuno, reorganizar el equipaje, sacar las múltiples capas de ropa que siempre llevaríamos en los asientos de atrás para poder ir usándolas en función del cambiante tiempo islandés, etc., cuando quisimos salir serían las 9:30 de la mañana.
Pasamos por las afueras de Reikiavik y enseguida que se acabaron los edificios apareció un paisaje verde que nos encantó, a pesar de que el cielo estaba bastante nublado. Aprovechamos que ya estaban abiertos los supermercados para hacer nuestra primera compra en el Bonus. Esta es la famosa cadena de supermercados del cerdito rosa. Los hay en el sur, pero a medida que vas viajando hacia el este van desapareciendo, pero suele haber más super de la otra cadena, Netto. Los horarios y dónde encontrarlos se pueden consultar en la web que he puesto en la etapa anterior.
Así pues empezamos nuestro viaje al sur de Islandia, en el que pasaremos cuatro días.
Nuestro primer destino era el Parque Nacional de Þingvellir, que es un sitio que no sólo tiene importancia histórica sino también geológica, como tantos otros sitios en este país. Es uno de los tres parques nacionales que hay en el país, el más antiguo y declarado patrimonio mundial por la UNESCO en 2004. Los otros dos también los visitaremos durante los siguientes días.
Mientras nos acercamos, vamos viendo a ambos lados de la carretera la cantidad de granjas que hay.
Nos paramos varias veces, tanto para mirar las ovejas, que salen corriendo y no posan para las fotos, como para acercarnos a los cercados donde se encuentran los caballos, que se acercan en cuanto nos ven y nos comen de las manos. Hay que tener cuidado porque las vallas están electrificadas y dan calambre…
Al primer lugar al que se llega si uno viene desde Reikiavik es el lago más grande de Islandia el Þingvallavatn.
Nos pareció precioso. Estaba rodeado de un campo de lava lleno de musgo, algo que luego también veríamos mucho a lo largo de todo el país, pero que la primera vez nos encantó. Además había muchas nubes en el cielo y los reflejos en el agua eran espectaculares.
Desde allí fuimos al centro de visitantes de Hakið, donde también por primera, aunque no única vez, tuvimos que pagar por aparcar el coche y entrar en el baño, 500 ISK. Al hilo de esto me gustaría decir que en otros sitios te cobran solo por pasar al cuarto de baño y eso nos suele resultar muy molesto, pero también hay que pensar que no cobran entrada por acceder a ninguna de las “atracciones” naturales que tiene el país, así que por dejar algún dinerillo en determinadas zonas no hay que enfadarse…
Esta es una espectacular perspectiva de Þingvellir con la vista de la dorsal mesoatlántica de la que hablé al principio, pero aquí emergida.
Desde allí fuimos al centro de visitantes de Hakið, donde también por primera, aunque no única vez, tuvimos que pagar por aparcar el coche y entrar en el baño, 500 ISK. Al hilo de esto me gustaría decir que en otros sitios te cobran solo por pasar al cuarto de baño y eso nos suele resultar muy molesto, pero también hay que pensar que no cobran entrada por acceder a ninguna de las “atracciones” naturales que tiene el país, así que por dejar algún dinerillo en determinadas zonas no hay que enfadarse…
Esta es una espectacular perspectiva de Þingvellir con la vista de la dorsal mesoatlántica de la que hablé al principio, pero aquí emergida.
Foto de visticeland.com
Justo al lado del edificio sale un camino que lleva a recorrer uno de los sitios geológicamente más espectaculares de Islandia: el contacto visible entre las placas tectónicas de América del Norte y Europa, que aquí aparece en forma de gran grieta, llamada Almannagjá. Es el lugar donde mejor se ve el contacto, aunque éste se produce a lo largo de toda la longitud del país.
El camino a recorrer lo marca la propia grieta. Las placas se están separando, entre 1 y 2 cm al año, lo que algunas veces se hace visible, como en 2011, cuando en el propio camino que sale en la foto apareció un agujerito y cuando fueron a repararlo resulta que se trataba de una apertura de 15 m de largo y 10 de profundidad, ¡y la gente pasando por encima!
Continuamos caminando por la grieta y hacia la derecha aparecen caminos para poder bajar a la explanada y miradores desde los que obtener vistas como esta del río Öxará desembocando en el lago Þingvallavatn.
Pero lo mejor es seguir caminando por la grieta hasta llegar a Lögber, el promontorio donde se reunía el Parlamento. Los colonos procedentes de Noruega comenzaron a llegar a partir del año 870. Claro, al principio eran unas cuantas familias que se asentaban en granjas (de ahí la cantidad de granjas históricas que uno puede visitar a lo largo del país).
Después la población fue creciendo y entendieron que era necesario reunirse para establecer algún tipo de norma que regulara su convivencia. Y así lo hicieron, en asambleas regionales. Pero lo novedoso del planteamiento islandés es que descubrieron que no solo sería conveniente reunirse por regiones, sino que sería muy positivo el tener una asamblea de ámbito nacional. Así, un poco antes del año 930 los jefes de cada comunidad decidieron enviar a un islandés al continente escandinavo a que aprendiese sobre legislación con la intención de que sus normas fueran lo más modernas. Una vez con el asunto claro enviaron un mensajero que comunicara a todo islandés que se iba a producir una asamblea en la zona de Bláskógar, ya que había explanadas grandes donde la gente pudiera acampar, protegida por la dorsal mesoatlántica, agua y madera para las hogueras, y así, en el año 930 se creó el más antiguo parlamento europeo y Bláskógar se convirtió en Þingvellir (þing=parlamento vellir=explanada).
Después la población fue creciendo y entendieron que era necesario reunirse para establecer algún tipo de norma que regulara su convivencia. Y así lo hicieron, en asambleas regionales. Pero lo novedoso del planteamiento islandés es que descubrieron que no solo sería conveniente reunirse por regiones, sino que sería muy positivo el tener una asamblea de ámbito nacional. Así, un poco antes del año 930 los jefes de cada comunidad decidieron enviar a un islandés al continente escandinavo a que aprendiese sobre legislación con la intención de que sus normas fueran lo más modernas. Una vez con el asunto claro enviaron un mensajero que comunicara a todo islandés que se iba a producir una asamblea en la zona de Bláskógar, ya que había explanadas grandes donde la gente pudiera acampar, protegida por la dorsal mesoatlántica, agua y madera para las hogueras, y así, en el año 930 se creó el más antiguo parlamento europeo y Bláskógar se convirtió en Þingvellir (þing=parlamento vellir=explanada).
Desde esta roca el lögsögumaður explicaba las leyes a todos los reunidos en la explanada, pero cualquiera podía hablar y plantear lo que le pareciera oportuno. Este señor que explicaba las normas era elegido por la asamblea o lögrétta por un periodo de 3 años.
El Alþing se reunía una vez al año y en el año 1000, en el que el cristianismo ya tenía suficientes seguidores como para constituir un problema religioso, ya que existían dos lögsögumaður, uno que representaba a los cristianos y otro a los paganos. Se decidió que el representante de los paganos debía escoger qué religión practicar, porque eran muy modernos, pero aquello de gestionar a dos grupos religiosos les debió de parecer un follón y decidieron cortar por lo sano. Así, el orador pagano dijo que todos los islandeses serían cristianos, pero que los paganos podrían seguir practicando su religión en privado sin que fueran castigados por ello. Así que de un plumazo, todos cristianos y se construyeron una iglesia.
El Alþing se reunía una vez al año y en el año 1000, en el que el cristianismo ya tenía suficientes seguidores como para constituir un problema religioso, ya que existían dos lögsögumaður, uno que representaba a los cristianos y otro a los paganos. Se decidió que el representante de los paganos debía escoger qué religión practicar, porque eran muy modernos, pero aquello de gestionar a dos grupos religiosos les debió de parecer un follón y decidieron cortar por lo sano. Así, el orador pagano dijo que todos los islandeses serían cristianos, pero que los paganos podrían seguir practicando su religión en privado sin que fueran castigados por ello. Así que de un plumazo, todos cristianos y se construyeron una iglesia.
Este parlamento duró hasta 1262, cuando se disolvió y los islandeses juraron lealtad al rey Noruego. En 1843 recuperó sus poderes, pero su sede se trasladó a la actual, en Reikiavik.
Dejamos atrás la Roca de la Ley y seguimos caminando por la grieta hasta llegar a Drekkingarhylur, una especie de piscina en el río Öxará, donde se ahogaban a las mujeres infractoras de la ley por adulterio, infanticidio o perjurio (no sé cómo ni dónde castigaban a los hombres por estos mismos crímenes, si es que los castigaban…).
Tras la piscina del horror se cruza por un pequeño puente el Öxará y se continúa hasta llegar a la cascada Öxarárfoss, la primera que vimos en Islandia, muy modestita, pero que no deja de tener su encanto.
Una vez terminadas las visitas de la parte más cercana a la falla lo mejor es volver por el otro lado del río, para así tener una perspectiva diferente de lo que ya hemos visto previamente y ver el resto del conjunto histórico. Aunque solo el paseo por donde acampaban los antiguos islandeses en sus reuniones parlamentarias ya merece la pena. Queda algún vestigio de las bases de piedra sobre las que cada año se construían las tiendas en las que dormían y que también empleaban para comerciar.
Nuestra visita final fue a la zona donde se encuentra la iglesia o Þingvallakirkja, una de las primeras que se construyeron en Islandia, aunque el edificio que vemos es de 1859. A su lado se encuentra Þingvallabær una granja que se construyó para conmemorar los 1000 años de existencia del parlamento, que actualmente es la oficina de los guardas del parque y la residencia de verano oficial del primer ministro. También hay un pequeño cementerio.
Una vez que terminamos la visita volvimos a centro de visitantes para disfrutar de las vistas desde el mirador que hay al lado del mismo. La visita en total dura más o menos 1,5 horas, teniendo en cuenta las múltiples paradas para mirar, hacer fotos, etc.
Como ya se nos había hecho la hora de comer decidimos aprovechar unas mesas que había por allí para prepararnos nuestra primera de muchas “comidas campestres” en Islandia y probamos nuestro primer Skyr, que nos encantó y lo añadimos a nuestra dieta diaria desde entonces.
Tras la comida de nuevo al coche para, rodeando el lago Laugarvatn (donde no paramos porque estaba lloviendo) llegar a la región geotermal de Haukadalur, donde se encuentra Geysir.
Un poco antes de llegar hay una recta desde la que se ve una enorme concentración de vapor de agua procedente del suelo. Se aparca al lado del centro de visitantes, que es un restaurante con una tienda enorme. Tanto el acceso como el aparcamiento son gratuitos.
De cualquier punto del suelo mana vapor de agua, aunque hay manantiales de agua caliente,
Como ya se nos había hecho la hora de comer decidimos aprovechar unas mesas que había por allí para prepararnos nuestra primera de muchas “comidas campestres” en Islandia y probamos nuestro primer Skyr, que nos encantó y lo añadimos a nuestra dieta diaria desde entonces.
Tras la comida de nuevo al coche para, rodeando el lago Laugarvatn (donde no paramos porque estaba lloviendo) llegar a la región geotermal de Haukadalur, donde se encuentra Geysir.
Un poco antes de llegar hay una recta desde la que se ve una enorme concentración de vapor de agua procedente del suelo. Se aparca al lado del centro de visitantes, que es un restaurante con una tienda enorme. Tanto el acceso como el aparcamiento son gratuitos.
De cualquier punto del suelo mana vapor de agua, aunque hay manantiales de agua caliente,
fumarolas,
y por supuesto géiseres:
Pero precisamente el famoso, el que dio nombre a todos los géiseres del mundo está inactivo, o al menos solo erupciona cuando hay actividad sísmica. Sin embargo, su colega Strokkur, en la foto de arriba, lo hace puntualmente cada 5 minutos, al menos cuando nosotros estuvimos allí. Puede llegar hasta 30 m de altura.
La pena es que casi todo el tiempo que estuvimos allí llovía.
Tras comprobar el poder del calor de la tierra nos vamos a ver una de las cataratas más famosas de Islandia, Gulfoss. Esta es la vista que se tiene justo antes de acercarse a ella.
La pena es que casi todo el tiempo que estuvimos allí llovía.
Tras comprobar el poder del calor de la tierra nos vamos a ver una de las cataratas más famosas de Islandia, Gulfoss. Esta es la vista que se tiene justo antes de acercarse a ella.
Y esta la parte más baja, donde el agua cae con tanta fuerza que al rebotar en el suelo da la sensación de que el agua sube.
El camino sube hasta la parte de la catarata superior, desde donde se puede seguir caminando un poco río arriba. Además hay un mirador elevado desde el que se tienen estas vistas.
Tras esta visita aprendimos dos cosas: que las cascadas en Islandia tenían pinta de ser espectaculares y que, aunque no lloviera, para visitar una de ellas siempre hay que llevar el chubasquero y los pantalones de agua, en caso contrario, uno acaba empapado.
Otra vez a nuestro coche y tras algo más de media hora de carretera llegamos al cráter de Kerið. Actualmente hay que pagar por visitarlo (400 ISK por persona), está en un terreno privado, así que sus dueños han decidido explotarlo y obtener beneficio del asunto.
Forma parte de la cadena de cráteres de la zona volcánica del oeste de Islandia, que va desde la península de Reykjanes hasta el glaciar Langjökull, aunque este es el más bonito por su lago color turquesa en el fondo.
Otra vez a nuestro coche y tras algo más de media hora de carretera llegamos al cráter de Kerið. Actualmente hay que pagar por visitarlo (400 ISK por persona), está en un terreno privado, así que sus dueños han decidido explotarlo y obtener beneficio del asunto.
Forma parte de la cadena de cráteres de la zona volcánica del oeste de Islandia, que va desde la península de Reykjanes hasta el glaciar Langjökull, aunque este es el más bonito por su lago color turquesa en el fondo.
Parece ser es el cono por donde salió la lava de un volcán, pero no es así, sino que se produjo por la existencia de una bolsa de magma bajo la superficie que se fue vaciando durante el periodo en que se formaron las coladas de lava de esta zona, hasta que se vació y la parte de arriba colaspó y quedó este agujero. El agua del lago es subterránea e indica donde se encuentra el nivel freático de la zona.
Con esto sí que dimos por finalizada la jornada, así que pusimos rumbo al hotel, una cabaña situada al lado del río Rangá, donde había pescadores, pescando salmón.
Decidimos salir a cenar a buscar un restaurante donde cenar en Hella, que era el pueblo al lado del que estaba el hotel, y nos topamos con la que iba a ser la realidad de la inmensa mayoría de los pueblos en los que íbamos a dormir en Islandia: unas pocas casas juntas, normalmente con una gasolinera y no más de dos restaurantes (en el mejor de los casos). Nosotros habíamos planeado ir comprando comida para comer sobre la marcha donde nos pillara la hora y no condicionar el trayecto a la búsqueda de restaurante, pero sí cenar cada día en uno. En fin, nos pareció que incluso en algún lugar podríamos tener problema para que hubiera sitios donde cenar, pero no, en todos los sitios encontramos restaurantes.
El caso es que fuimos a uno que se llamaba Kannslarinn, que es el restaurante de un hotel, y dio la casualidad de que había un camarero español, que nos dijo que abrían también temprano por si queríamos desayunar. Así que cenamos y nos marchamos a descansar después de nuestro primer día completo en Islandia.
Con esto sí que dimos por finalizada la jornada, así que pusimos rumbo al hotel, una cabaña situada al lado del río Rangá, donde había pescadores, pescando salmón.
Decidimos salir a cenar a buscar un restaurante donde cenar en Hella, que era el pueblo al lado del que estaba el hotel, y nos topamos con la que iba a ser la realidad de la inmensa mayoría de los pueblos en los que íbamos a dormir en Islandia: unas pocas casas juntas, normalmente con una gasolinera y no más de dos restaurantes (en el mejor de los casos). Nosotros habíamos planeado ir comprando comida para comer sobre la marcha donde nos pillara la hora y no condicionar el trayecto a la búsqueda de restaurante, pero sí cenar cada día en uno. En fin, nos pareció que incluso en algún lugar podríamos tener problema para que hubiera sitios donde cenar, pero no, en todos los sitios encontramos restaurantes.
El caso es que fuimos a uno que se llamaba Kannslarinn, que es el restaurante de un hotel, y dio la casualidad de que había un camarero español, que nos dijo que abrían también temprano por si queríamos desayunar. Así que cenamos y nos marchamos a descansar después de nuestro primer día completo en Islandia.
ALOJAMIENTO HELLA:
• Lax-á West Rangá Lodge: no tiene web, pero se puede reservar en cualquier web para ello. Muy básicas, pero bien ubicadas y con unas bonitas vistas del río.
INFORMACIÓN:
• south.is
• Þingvellirn
• Gullfoss