ETAPA 9: POR FIN…MACHUPICCHU ✏️ Diarios de Viajes de Peru

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Según lo que hemos averiguado, estas son las alternativas para llegar a Aguas Calientes:
Coger un autobús que sale de Ollantaytambo y que hace 3-4 hs de camino sinuoso por montaña hasta la central hidroeléctrica. De ahí hay que caminar unas dos horas hasta Aguas Calientes. Pensando en que se pierde un día y que además tenemos maletas, descartamos la opción.
Coger el tren que tomamos nosotros (Inkarail o Perurail) desde Ollantaytambo hasta Aguas Calientes.
Los que no necesitan ninguna de estas opciones son los que hacen el camino del Inka u otros caminos que ofrecen las agencias (Salkantay, etc.) previo pago. Porque si se quiere hacer el camino del Inka, hay que pagar, no se puede ir solos, hay que ir con agencia.
Si se hace el camino en tren como nosotros, merece muchísimo la pena coger el tren durante el día, ya que el camino es increíble. Es el mismo que hacen los que recorren el camino del Inka. El tren va como por un túnel ente una vegetación increíble, se ve una montaña altísima que está llena de nieve, el camino es precioso. El tren tiene muchísimo cristal por todos lados, así que no se pierde vistas por ningún lado. Nosotros cogimos Perurail. A la ida elegimos uno un pelín más caro que se llama Vistadome, ya que tiene más cristal para ver el paisaje. ¡Ojo!! En junio en Perú se hace muy pronto de noche. A las 17:15 era ya noche cerrada.
Llegamos a Aguas calientes para ir directo al hotel. Todos los turistas del mundo parecía que estaban en este pueblecito. En el resto de Perú no hay ni la mitad de gente de lo que hay allí metido.
El pueblo es feo, es solo un punto de partida para ir a Machu Picchu. Al estar encajonado entre montañas, a partir del mediodía ya no le da el sol, y todo huele mucho a humedad.
Luego por la noche dimos una vuelta a la plaza y compramos el bus para subir a la ciudadela de Machu Picchu el día siguiente. Nos costó 24 dólares ida y vuelta . Por media hora de subida y otra media de bajada. Carísimo. La otra opción es subir andando, pero no lo recomendamos por la siguiente razón: lo ideal es entrar en la ciudadela cuando está amaneciendo y menos turistas hay, por lo tanto, habría que subir el monte de noche…y por otro lado, para qué cansarnos antes de tiempo. A estas alturas ya da igual para lo que hemos pagado.
Nos dispusimos a acostarnos pronto, ya que al otro día a las 5.00 nos levantaríamos para coger el bus a primera hora. En este pueblo, también había fiesta, como en todos, pero en este caso, la caseta donde se reunían y tocaban estaba justamente debajo del hotel. Así que estuvieron tocando las trompetas y el bombo hasta las tantas, por momentos parecía que estaban dentro de la habitación ☹. Por suerte, nosotros dormimos igual aunque estén haciendo ruido.
12/06 Nos levantamos y desayunamos. ¡Llegó el día tan esperado! Llegamos a las 5.30 a la cola. Y ya era enorme. No hay problema porque de repente a las 5.30 empiezan a venir autobuses uno detrás de otro, así que sólo esperamos 30 minutos, y nos subimos al bus. Para cuando subimos nosotros, ya habían subido otros 12 autobuses antes, calculo que unas 700 personas.
Por fin! Con mucha ilusión, entramos a la ciudadela de Machupicchu. Una vez dentro, giramos a la izquierda y subimos directamente al mirador de La Casa del Guardián, para encontrarnos con las ruinas justo enfrente. Disfrutamos muchísimo de las vistas del Macchupicchu. Fue genial porque abajo en la ciudadela aún no había aún nadie andando, y donde estábamos había tan poca gente que nos sacamos miles de fotos solos y pudimos sentarnos a contemplarlo tranquilamente. Tal es así, que estuvimos dos horas completas sentados con esas vistas tan bonitas, leyendo la guía de viaje y viendo como de a poco iba entrando el sol en todas las ruinas de la ciudadela. Ya a las 9.30, después de tanto tiempo contemplando y haciendo miles y miles de fotos (todas iguales jajaj), decidimos bajar a pasear entre las ruinas. Es interesante pero nada destacable comparado a las vistas desde el mirador.
Menos mal que fuimos temprano, habíamos leído en la Lonely Planet que de 10 a 14 aquello era un mundo de gente… y así es. Luego de hacer todo el recorrido por las ruinas, se nos ocurrió volver a subir al mirador del Guardián para despedirnos del Machu Picchu con una última vista. Eso fue horroroso, ya estaban allí todos los grupos de las excursiones, había gente por todos lados, así que te obligaban a circular en un solo sentido, no podías detenerte y ya no nos permitían sentarnos donde habíamos estado antes. Además, el sol del mediodía ya se notaba y hacía bastante calor. Por suerte con nuestro par de horas allí arriba en el mirador tan tranquilos antes pudimos disfrutarlo bien.
Salimos del Parque y volvimos en bus al pueblo. Luego cogimos el tren de vuelta a Ollantaytambo, no sé por qué razón desde España no cogimos directamente vuelta hacia Cuzco, aún no me lo explico, así que una vez que llegamos a Ollantaytambo, en cuanto salimos cogimos estas furgonetas que te llevan una vez se llenan hacia Cuzco por 10 soles cada uno.
Llegamos por la noche a Cuzco, directo al hotel donde teníamos las maletas, y a dormir.
Creo que para 2018 las visitas a Machupicchu han cambiado, ya van por turnos, solo se puede entrar con guía, nada de comida, ni palo selfie ni mochilas…La verdad que es una pena. Tuvimos suerte la verdad, porque disfrutamos tanto estar solos tranquilos a primera hora de la mañana al lado de la Casa del Guardián viendo como amanecía y entraba el sol….

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