Cartagena - Isla grande - Cartagena ✏️ Diarios de Viajes de ColombiaMartes 20 feb. Hoy tocaba navegación hasta Isla grande, en islas del Rosario. Aquí tenéis que tener cuidado con lo que contratáis, porque la mayoría de los barcos, pasan primero por Barú, luego te llevan a un delfinario y ya por ultimo te llevan a...Diario: La ciudad perdida de Colombia y mucho mas⭐ Puntos: 4.9 (12 Votos) Etapas: 7 Localización: ColombiaMartes 20 feb Hoy tocaba navegación hasta Isla grande, en islas del Rosario. Aquí tenéis que tener cuidado con lo que contratáis, porque la mayoría de los barcos, pasan primero por Barú, luego te llevan a un delfinario y ya por ultimo te llevan a la isla. Nosotros habíamos contratado en la agencia de Mari cruz en Getsemaní un barco que nos llevaría por 45.000 pesos, directos a isla grande en 50 min. A ese precio hay que sumarle otros 15.000 de tasas por entrar en la isla. En isla grande nos alojamos en Samán hostel. Es una casita dentro de Paraíso secreto, un complejo de hostels que comparten todas las zonas comunes como la piscina, restaurante, embarcadero etc… Cada casa tiene un encargado; el nuestro fue Cristian, un paisa súper amable y que transmite muy buen rollo. Isla grande, como su nombre indica, es la más extensa de todas las islas que conforman el archipiélago del rosario. Tiene 3 pequeñas playas de agua turquesa; además de hoteles, también hay algún restaurante y un pequeño pueblo de gente que vive en cabañas de madera. En la isla no hay mucho que hacer aparte de tomar el sol y actividades acuáticas. En esta época hay siempre un viento fuerte predominante de componente norte, que aparece por las tardes y desaparece por las noches. Que esto no os asuste porque lo bueno de ser una isla, es que por las mañanas puedes ir a Playa libre que esta al norte, y por las tardes cuando salta el viento te vas a la parte sur, a Playa dulce, que está totalmente resguardada. Después de hacer el checkin, decidimos ir andando hasta Playa libre. Es la más grande de la isla, pero tened en cuenta que está a media hora andando del hostel. En la playa no hay ningún tipo de servicio excepto algún pescador que pasa vendiéndote langostas o pescado fresco y con suerte alguna cerveza. Te lo preparan allí mismo en el fuego y te lo comes como puedes en la playa. Después de comer nos fuimos a Playa dulce, al lado opuesto de la isla. Aquí sí, hay un pequeño chiringuito en el que ponen alguna cosa para comer y sobre todo bebidas. Esta playa es súper tranquila y tiene una puesta de sol preciosa. Una de las cosas que más me apetecía hacer en la isla era ir a pescar langostas. Elías, un chico que conocí en el trekking, paso por la isla antes que yo, y me busco el contacto que me llevaría a pescar. Al final no conseguí dar con él, porque el hombre tenía el teléfono sin batería y en la isla no hay electricidad para cargar el teléfono entre las 12 y las 18, pero Cristian, el casero de mi hostel, me presento a un pescador local que me llevaría al día siguiente a las 6 de la mañana. Por la noche, la isla no ofrece ningún tipo de actividad a parte de la excursión del plancton luminiscente. Había leído comentarios sobre la excursion y todo el mundo decía que era magnifico. Yo pensaba que se puede hacer todas las noches del año, pero resulta que solo se puede en las noches en las que apenas hay luna. Casualmente, esta noche era la última en la que se podía hacer hasta la siguiente luna. German no estaba muy animado, así que lo hicimos solo Eugenia y yo. El precio fue de 25.000 pesos. A las 20.00 salimos del embarcadero en un pequeño barco y en media hora llegamos hasta una laguna de manglares donde tuvimos que tirarnos al agua con las gafas de bucear. No sé si fue porque ya había algo de luna o porque el sitio no es el mejor para hacerlo, pero la verdad que no se veía apenas nada. La parte positiva fue que tuvimos un montón de cachondeo diciendo que menudo timo y que nos devolviesen el dinero, jaja. Fue un momento muy divertido y la verdad que la vuelta en el barco fue súper relajante. El mar estaba en calma absoluta y mientras navegábamos hacia el hotel, nos quedamos absortos mirando el firmamento, nunca había visto tal cantidad de estrellas. No os voy a decir que no hagáis lo del plancton, porque conozco a gente que lo ha hecho en otros días y dicen que era increíble, así que yo creo que simplemente tuvimos mala suerte con el momento o el lugar. Miércoles 21 feb A las 5.55 estaba en playa dulce junto a la casa del señor Miguel. Tuve que ir desde el hostel, andando solo entre la densa vegetación y alumbrando con el móvil porque era aún noche cerrada. El tener que andar sin apenas ver nada no fue ningún problema comparado con lo que vino a continuación. Mientras esperaba en la orilla a que cantara el gallo y Miguel se despertase, descubrí de primera mano lo que son los jejenes. Estaba plagado de estos pequeños mosquitos, y encima no me había echado repelente. No os podéis imaginar lo voraces que son; muerden y hacen muchísimo daño. Llevaba la pulsera antimosquitos, pero no servía de nada. En el anterior diario que escribí, mi primer consejo fue no comprar este tipo de pulseras porque no sirven para nada. Bueno, pues como el hombre es el único animal que tropieza dos veces con la misma piedra, volví a comprarlas. Había quedado a las 6 de la mañana, pero aquí nadie salía. Me puse la toalla cubriendo mis piernas y empecé a andar desesperado agitando los brazos por la playa para que no me picasen más; al final acabe tirándome al agua, porque aquello era insoportable. 20 minutos después de mi llegada salió de su casa el hombre y encendió una pequeña hoguera para ahuyentar a los jejenes. Yo creo que para cuando salió, no había zona de mi cuerpo que no estuviese picada. Resulta que conmigo había quedado a las 6, pero también había quedado con un francés a las 6.30, así que llegue media hora antes para nada. Mientras esperábamos al tercero en discordia, me dijo que aprovecharía para ir a por el bote. 5 minutos más tarde le veo aparecer en un cayuco remando. Las herramientas para coger los peces y langostas eran una varilla de ferralla afilada y unos ganchos oxidados. El otro chico no llegaba, así que nos pusimos a remar, pero cuando estamos a media milla aproximadamente nos pegan un silbido; el francés había llegado… Volvimos para recogerle y resulta que a él le había dicho que estuviera en la playa a las 7 de la mañana. Esto solo pasa en el caribe… Una vez subidos los 3 en el bote-kayak, estuvimos remando media hora aproximadamente hasta llegar al arrecife. La profundidad aproximada era de 6 metros, pero no había demasiada vida. Había peces, pero todos pequeños, y ni rastro de las langostas. Después de un buen rato y cuando ya empezaba a tener frio, vi una morena bastante grande. La pesca iba a ser la comida del día de Miguel y su familia, así que como no estaba muy seguro de que pudiera pescarla con la varilla de ferralla le deje a el que lo hiciera. En este punto había más profundidad, y a pesar de que el hombre lleva toda su vida en el agua, es mayor y además llevaba una cuerda atada al pie y el otro extremo a la barca para que no se fuera, así que el pobre cuando llegaba al fondo, no veía la morena. Al final baje yo y le clave dos varillas en la cabeza. Al no tener ningún tipo de aletilla, si tiraba de la varilla se saldría, así que estuvimos como una hora esperando a que se muriera para poder sacarla del agujero. Ya estábamos cansados por lo que nos subimos a la embarcación y nos pusimos rumbo a la playa. Esta vez, remaban Doryan y Miguel y yo mientras iba achicando el agua que entraba. Por el camino, nos cruzamos con dos pescadores más; eran los sobrinos de Miguel. Fuimos remando junto a ellos un buen rato mientras hablábamos de la pesca y de algo más…. Además de querer venderme productos del mar como las 5 langostas que habían pescado, me ofrecieron también productos de la tierra… delante de su tío, en un cayuco que entraba agua y a las 9 de la mañana… esto sí que no me lo esperaba, al menos aquí jajá. Al llegar a la playa, le pague a Miguel los 40.000 acordados por llevarme a pescar y compre a sus sobrinos las dos langostas más grandes por 120.000 pesos ya preparadas y servidas en la playa un rato mas tarde. Al llegar a paraíso secreto, German y Eugenia estaban desayunando mientras esperaban ansiosos mi llegada. Yo que soy muy optimista, pensaba que iba a pescar 20 langostas y ya había invitado a todo el hostel a comerlas al medio día jajajaa. Bueno, el caso es que a las 13 en punto estábamos en playa dulce para comernos las langostas y estaban riquísimas. Después de pasar toda la tarde en la playa, fuimos al pueblo y nos compramos un montón de cervezas para tomárnoslas a la noche con nuestras nuevas amigas chilenas. Tanto la comida como la bebida, son bastantes caras en Paraíso secreto, por lo que os recomiendo traer algo de Cartagena y así os ahorrareis unos pesillos. En el hostel no hay nevera, pero sí que hay una máquina de hielos, así que, si conseguís un recipiente, podéis montaros una buena fiesta por un módico precio. Jueves 22 feb Nuestro último día en la isla fue el más tranquilo de todos. Después de desayunar, nos fuimos a Playa libre. Estuve un rato buceando con Doryan, y aparte de eso poco más. Queríamos ir a ver una avioneta hundida que hay en un arrecife, dicen que perteneció a Pablo Escobar, pero resulta que estaba en otra zona de la isla, así que me quede sin verla. Algunos hombres se ofrecieron a llevarnos en su barco, pero el precio era demasiado alto, sobre todo teniendo en cuenta que nosotros llevábamos nuestro propio material. A las 12 estábamos en paraíso secreto para montar en el barco, que nos llevaría primero a Playa blanca en barú y después de dos horas aquí, hasta Cartagena, pero resulto que había huelga de barqueros o algo así en Barú, y teníamos que esperar hasta las 14 para coger el barco que nos llevase directos a Cartagena. Pasamos nuestros últimos momentos de la isla en la piscina del complejo, que dicho sea de paso, esta genial y no la habíamos disfrutado nada. A las 15.00 estábamos en Cartagena. Supongo que a estas alturas os habréis fijado en que después de bucear no tenía bigote y si barba. Para bucear siempre me afeito por que si no, me entra agua en las gafas por el bigote. Os cuento esto porque yo me había llevado mi máquina de afeitar, pero resulta que la corriente en Colombia es a 110v, así que no me funcionaba, y tuve que quitarme solo el bigote con una cuchilla, de ahí mis pintas. Esta noche íbamos a salir de rumba en Cartagena, así que, en cuanto llegamos al hostel me fui a buscar una peluquería donde me arreglasen la barba. En la pelu trabajaban 3 chicas negras que estaban como una cabra. Estuvimos bromeando y diciendo barbaridades todo el rato que estuve allí, acabamos llorando de la risa literalmente. Mejor no os cuento las cosas que me decían… Me cayeron tan bien que les dije que se vinieran de fiesta con nosotros esa noche. Cuando ya estaba visible para poder pasear por las calles de la ciudad amurallada, nos fuimos a hacer las últimas compras. Compramos casi todo en una tienda de artesanía que se llama, El Centavo menos. Eugenia compro montones de cosas y yo un cuadro súper bonito. William, el encargado de la tienda entiende muchísimo de pintura y se portó genial con nosotros. Después de las compras nos fuimos a Getsemaní. Habíamos quedado a las 21.00 en la plaza trinidad con nuestras amigas peluqueras. Era jueves y estaba todo a tope. Queríamos ir al Café Habana, pero la entrada cuesta 30.000 pesos, y no queríamos poner en compromiso a nuestras nuevas amigas, ya que nos habían dicho que no querían gastar mucho, así que nos fuimos a la ciudad amurallada a Tu Candela. Tu candela es una discoteca grande, de entrada libre, pero con las consumiciones carísimas. 5 euritos cada cerveza. La música es un poco de todo, pero el ambiente era un poco raro; las mesas estaban llenas de europeos mayores con chicas morenas jóvenes; cada uno que piense lo que quiera… la verdad que yo no recomendaría este local. Al día siguiente teníamos que madrugar, así que dejamos a nuestras nuevas amigas en la pista de baile y nos fuimos a dormir no sin antes despedirnos de Eugenia. Nuestros caminos se separaban y con todo el dolor en el corazón teníamos que decir adiós a nuestra amiga. Ojalá volvamos a vernos y que sea pronto. Índice del Diario: La ciudad perdida de Colombia y mucho mas
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