La Habana
De Viñales a La Habana, 28 de diciembre
Maritza nos prepara el desayuno y nos cobra 2'5CUC por cabeza esta vez, se lo hemos pedido un poco más pequeño porque aún no estamos muy finos. El transporte acordado llega a las 8:20, podemos elegir asiento porque somos los primeros y nos vuelven a soltar el rollo de no decirle nada al resto porque pagan más. En total nos cobran 15CUC por cabeza de puerta a puerta.
Los cubanos así en general hablan mucho pero escuchan poco. Le repetimos la dirección al conductor como quince veces y las quince se olvida, le intentamos guiar con nuestro gps pero nos ignora también, finalmente sube a un niño de unos 10 años que sabe donde está nuestro edificio y allí nos deja. Reservamos una habitación en un piso en el edificio Caracas que albergaba la embajada de Venezuela antes de la revolución.
Nos abre el pintor, la puerta de la casa también, nos dice que la dueña ha salido un momento. Me encanta esta confianza que se gastan unos con otros, luego la dueña, Yoli, me diría que no conocía de nada al pintor y aún así nos la encontramos pintando junto a él más tarde.
El piso tiene una estética años 40 muy guay, Yoli tiene muy buen gusto decorando. Se encuentra en el barrio de Cayo Hueso, a unos dos kilómetros del centro, pagamos 18€ la noche porque tenía un descuento de Airbnb de 35€ y se le aplicó al total de la reserva.
Dejamos las cosas y vamos hacia el centro caminando, como nuestra casa está en la calle paralela al callejón de Hamel primero sacamos la nariz por ahí. Hay unos tipos un tanto sospechosos en la entrada y nos llaman con la mano, no hay nada que nos atraiga menos que alguien que nos llame, así que pasamos de largo. Al centro se llega casi por inercia, pasamos por delante del barrio chino, pasamos por obispo, por otra calle adyacente donde pensaban que no hablaba español y quisieron timarme con un bocadillo pero para su mala fortuna sé leer. Llegamos al Capitolio que en 1950 era el edificio más alto de la ciudad, ahora ya no, ese honor se lo quedó el mastodóntico y horrible monumento a José Martí. El Capitolio está en obras ahora mismo y por lo menos mientras estuvimos no se podía entrar. Le están pegando un buen lavado de cara. Delante del Capitolio compramos dos burgers por 15CUP y luego por la Habana Vieja nos tomamos dos limonadas por 10CUP.
Caminamos por la Habana Vieja, somos unos campeones de caminar. El trabajo de conservación que han hecho y están haciendo en esa parte es muy bueno. A la observación se le añade el juego de buscar todos los apellidos catalanes que veamos en los negocios, no son pocos. La calle de la Bodeguita del Medio hasta los topes, ni nos molestamos en entrar ni parar.
Algo va mal, me encuentro fatal y tengo sudores fríos, volvemos corriendo a la casa al lavabo y a descansar. Con lo que me gusta Cuba y me está matando poco a poco.
Me armo de valor y salimos a la calle. Cerca se hospedan unos amigos del pueblo que casualmente también venían a pasar el fin de año a La Habana y luego continuaban el viaje por Cuba, llegaban ese día. Localizamos la casa y preguntamos si han llegado los españoles, que es más fácil. Todavía no, los espera más tarde, dejamos recado de que hemos pasado y entre que calles se encuentra el edificio Caracas. Encontramos una ventanita que dispensa zumos, me sienta fatal. Menudo desastre, pero eso no empaña el hecho de que La Habana me tiene fascinada.
Gastos:
Transporte: 24€
Habitación: 18€
Comida y bebida: 5€
Etecsa: 0€
Entradas: 0€
Total: 47€
Total por persona: 23'5€
La Habana, 29 de diciembre
Yoli nos invita a café, es muy simpaticona, toda una señora. Lo primero que hacemos es pasarnos por el chiringuito de Etecsa (3CUC / 2'5€) a comprar tarjetas nauta, el dia anterior se había caído el sistema mientras hacíamos cola y cerraron la ventanita. Desayunamos un par de pastelitos que vende una chica en el parque por 4CUPs (0'13€), ahí sigo jugándomela, yo no aprendo.
Vamos a ver si nuestros amigos están despiertos ya, los saludamos, nos piden que les expliquemos un poco como van las casas de cambio e internet y quedamos que ya nos escribiríamos para quedar antes del día 31. La casa particular de nuestros colegas está cerca del famoso restaurante La Guarida y allí que vamos, la entrada parece libre, nos paseamos por todas las estancias menos la cocina, que ya me parecía pasarse y nadie dice nada. Un sitio con mucho encanto, pena que siempre esté llenísimo, otra vez será.
Salimos a pasear por el Malecón y lo disfrutamos por primera vez. El tráfico es escaso y fluido, la vista clara a lado y lado y las olas chocan contra la isla, una gozada. Nuestro objetivo de hoy es ir al Museo de la Revolución, callejeamos un poquito y finalmente entramos en el Museo, que antes era el Palacio Presidencial.
La entrada al Museo es de 8CUCs lo cual me parece la respuesta civilizada a cogerte por los tobillos y sacudirte para que se te caiga el dinero de los bolsillos. Que sea más barato para los cubanos me parece bien, aunque debería ser gratuito, pero 8CUCs (6'5€) es una salvajada, de hecho los chicos que llevamos delante al ver el precio se van, nosotros por interés entramos. El Museo es interesante, cubre toda la historia de la revolución y el antiimperialismo y las agresiones yanquis, además está el Granma, es un plus. Está hecho una porquería, espero que el atraco a mano armada de la entrada se emplee en restaurarlo. Hay baño por cierto, y es de pago, por si alguien busca un lavabo público en LH.
Mientras estamos en el patio escuchamos como llaman a P. Flipamos, nos giramos y es Oscar y su panda de mexicanos, pero como puede ser! Con lo grande que es La Habana y Cuba! Nos invitan a ir esa noche a la Fabrica de Arte, ya veremos, depende de lo cansados que estemos.
Decidimos ir a comer a un japonés en la calle Aguacate, allí tomamos una limonada el dia anterior y nos pareció interesante probarlo. Pedimos dos boles de arroz con gambas y pescado empanizado y dos limonadas por 7.50CUC. Vale la pena, lo recomendamos y dejamos la dirección a pie de etapa. Disfrutamos de la ciudad, La Habana es bastante fácil de navegar y un@ se siente en casa enseguida, por lo menos a nosotros nos daba la sensación de que ya la conocíamos, igual es por ese aire a Barcelona que tiene.
Callejeamos, miramos libros, miramos pósters, miramos entradas de las casas y los negocios, los precios de los productos liberados y los escaparates de las tiendas. Nos sentamos a bebernos un merecido mojito (6.50CUC) en un local muy chulo, El Dandy. Para finalizar comimos dos sándwiches y dos sodas por 6.50CUC en un garito del centro y luego compré un pastelito y un mrengue por 2CUP y un agua por 2CUC. Además compramos un póster en una librería muy chula del centro.
Gastos:
Transporte: €
Habitación: 18€
Comida y bebida: 23€
Etecsa: 2.5€
Entradas: 13€
Total: 56'5€
Total por persona: 28'25€
La Habana, 30 de diciembre
Desayunamos en un lugar cercano a la casa que encontramos por maps.me, que también marca negocios locales. Dos cafés con leche y dos trozos de pastel 3 leches por 5.80CUC. Me pareció un precio muy correcto.
El día se había levantado nubladísimo, se estaba bien caminando por la calle pero parecía que quería llover. Como no hacía calor ni sol asfixiante pusimos rumbo a la Plaza Revolución y nos hicimos las fotos pertinentes allí. Luce más con el dia despejado segurísimo. Luego nos fuimos de paseo por el barrio del Vedado, donde la fisonomía Habanera cambia a un complejo de casitas, algunas más bonitas y arregladas que otras.
Entramos en el Hotel Nacional y nos paseamos por el jardín y su primer piso que ha sido restaurado y conserva el encanto de hace 70 años, pasamos por el famoso Coppelia y quisimos tomar un helado pero el de seguridad nos dijo que teníamos que ir al de turistas y después nos dejaría entrar. Precios quintuplicados cuando no decuplicados, sólo dos sabores y cuatro turistas sentados en dos mesas tristes. Nos indignamos y nos fuimos, una pena porque queríamos verlo.
Para volver cogimos el autobús que recorre todo Vedado hasta Plaza Fraternidad, gracias a la misma aplicación que también te chiva los números de bus y su trayecto. Pagamos 1 CUP por el viaje (0'06€ en total). Yoli nos explicó que a los cubanos los taxistas les piden 20CUP por trayecto, nosotros no cogimos ningún taxi excepto para ir al aeropuerto, pero quizá a alguien le interese la info.
Nos fuimos a El Dandy, un local muy molón donde el día anterior habíamos tomado un mojito: pedimos una ensalada, quesadillas y 2 mojitos por 17CUC, no es barato pero valió la pena. Luego lo rematamos con un par de heladitos de a peso, en total 15CUPs (0'45€) sin tener que pasar por la caja turística.
Luego paseamos por la Habana Vieja, entramos en el Hotel Ambos Mundos, subimos hasta la azotea y bajamos curioseando todas las plantas. La habitación de Hemingway costaba 5CUC por persona la entrada, me gusta Hemingway pero para eso me voy a su casa, que por cierto no pudimos visitar y nos hubiera encantado. Aprovechamos para ir a reservar mesa para cenar la nochevieja, elegimos un restaurante ruso con vistas al Malecón. En la calle Obispo cogimos dos pizzas y dos refrescos y nos los comimos sentados en un parque con wifi.
Gastos:
Transporte: 0'06€
Habitación: 18€
Comida y bebida: 22€
Etecsa: 1.5€
Entradas: 0€
Total: 42€
Total por persona: 22€
La Habana, 31 de diciembre y 1 de enero
Mis anotaciones se acaban el día anterior, ya no tengo nada más. Siempre me pasa cuando voy de viaje, los últimos dos días son invisibles, aunque gracias a las fotos podemos seguir lo que hicimos, los gastos no los llevamos, así que los pondré más o menos aproximados.
El días 31 habíamos quedado con nuestros amigos del pueblo para ir a comer y pasear por La Habana. Como buenos madrugadores que somos primero fuimos a comprar 2 tarjetas Etecsa (1'5€) desayunamos en la misma pastelería que el día anterior 2 cafés con leche y dos pastelitos (5CUC - 4€) y paseamos por La Habana. Menudo trajín tienen ese día los cubanos, desde primera hora ya están en la calle asando cochinos, así, como quien tiene una finca en el campo y hace brasa, pues lo mismo.
Pasear por La Habana puede llenar días y así se nos fueron pasando sin hacer lo que queríamos hacer ni ir donde queríamos ir, pero lo disfrutamos igualmente y como siempre, así quedan para otro viaje. Habíamos quedado a las 12 en las escaleras del Museo de la Revolución, como cabía suponer cuando llegaron empezaron a despotricar del precio de las entradas y del museo en sí. Evidentemente. Pues nada, pusimos rumbo al pequeño restaurante japonés, cosa que celebraron por lo de cambiar un poco la dieta sin gastar mucho.
Paseamos un rato y decidimos ir a tomar algo, como habían muchos locales cerrados acabamos en el típico Los Dos Hermanos en la Avenida del Puerto. Allí pedimos 5 mojitos y una infusión mientras escuchábamos un grupo en directo, nos trajeron la cuenta y hasta el rato no nos dimos cuenta de que nos habían cobrado un mojito de más. Obviamente reclamamos y nos lo devolvieron en un santiamén, vaya, no queremos ser malpensados, pero todos pensamos que lo habían hecho adrede. Seguimos paseando por la Habana Vieja un buen rato más.
Corrimos hasta el Malecón para conectarnos en el mejor punto wifi que conocíamos y llegamos justo a tiempo para cuando daban las campanadas en casa. Bueno, en mi caso mis padres y mi hermana estaban repartidos por el continente americano también así que nos felicitamos en previsión. Parece mentira pero uno de los momentos que tengo más grabados es la tarde cayendo sobre el Malecón y todos sentados en fila con el móvil, en ese momento me pareció todo muy surrealista.
Volviendo hacia Cayo Hueso nos vuelven a llamar, no puede ser! Es Oscar otra vez! Nos invita a una fiesta de Año Nuevo. Vamos a comprar ron para llevarnos a casa y a descansar al piso. Nuestros colegas cenan en la casa particular pero nuestra Yoli que pasa de cocinar se va a una fiesta en la calle.
Así que salimos al restaurante ruso con bonitas vistas al Malecón. Nos instalan en la terraza y cenamos muy bien. Salieron tres entrantes, un principal, dos bebidas y dos cafés por menos de 25 CUCs, dejamos algo de propina porque el chico era un encanto. Pasamos por la fiesta de Oscar pero solo ver la que había montada decidimos no entrar, así que nos fuimos a El Dandy de nuevo a por unas copas antes de medianoche.
En El Dandy nos pedimos un par de cócteles y esperamos a que dé la medianoche, no pasa nada en especial, básicamente todos los turistas hacemos la cuenta atrás así como cada uno buenamente puede y a las doce suben la música y alegría y jolgorio. Lo que no sabíamos es que en Cuba a las doce se tira agua por la ventana, cubazos de agua. Primero escuchamos dos golpes fortísimos, una ligera conmoción y luego vemos que todo está mojado, luego pasa de la tradición a la caza del turista. Nosotros salimos, nos escondemos debajo de los balcones y en dos saltos me planto en una zona que está seca, P. viene detrás mío y casi lo alcanza un cubetazo. Y así hasta Cayo Hueso, a nosotros no nos pilló ni una gota, pero si que vimos como empapaban a otros incautos. La verdad es que nos lo pasamos muy bien.
El día 1 me levanto mala malísima. Hacemos las maletas, felicitamos el año a Yoli y nos deja conservar las llaves hasta que tengamos que volver a buscar las maletas para ir al aeropuerto. Salimos a desayunar, casi todos los sitios están cerrados, encontramos un dispensario de pan donde compramos un bollo o chocopan (le han enseñado el chocolate así de lejos) por unos pocos CUPs. Llegamos hasta casi el centro donde contratamos un taxi para ese mediodía, 20 CUCs al aeropuerto.
Como hay hambre y habrá que comer porque el avión sale hacía el mediodía y si no no tendremos tiempo, volvemos a El Dandy, qué queréis, no había casi nada abierto.
Luego vamos hasta el Museo del Chocolate, allí sin pedirlo nos traen dos chocolates fríos. Nos dicen que es eso o nada, que no hay nada más, así que nos lo bebemos, están muy buenos. Así que volvemos a la casa paseando y despidiéndonos de La Habana.
El almendrón viene puntual a recogernos, el hombre tiene mucha cháchara y mucha crítica, pone al gobierno a caldo y nosotros escuchamos. Nos deja en la misma terminal a la que llegamos, entramos y nos cuesta 5 minutos darnos cuenta de que nos hemos equivocado. Hemos de ir a la otra. Salimos corriendo y paramos otro coche, nos dice que 5 CUCs, le decimos que nos queda un CUC en moneditas varias y no tenemos nada más, se pone nervioso y dice que nos recoge más adelante porque ahí no puede parar. Caminamos algo más, para y no lleva a la otra terminal.
Es pequeña, hay que ir preparado porque casi no venden ni comida ni bebida, es básicamente una sala enorme. Nuestro vuelo acaba saliendo 1:30h tarde porque los cubanos van un poco lentos limpiando y avituallando el avión, pero por suerte los vientos van de cola y nos hacen llegar a la hora. Allí nos pegamos la gran carrera para llegar a nuestro vuelo a Barcelona, cuando llegamos están embarcando los últimos ya. Ambos vuelos bien. Pero como siempre, lo peor es el rodalias a casa, que tarda casi más que los vuelos.
Como último apunte os diré que nada más llegar estuve una semana mala en cama, básicamente con grastroenteritis y una simpática gripe. Así que cuidadín con el hielín!