Santa Clara
Tu mano gloriosa y fuerte
sobre la Historia dispara
cuando todo Santa Clara
se despierta para verte.
sobre la Historia dispara
cuando todo Santa Clara
se despierta para verte.
Santa Clara, 21 de diciembre
Santa Clara es la ciudad del Ché. Santa Clara es bonita, pequeña, revolucionaria. En esta pequeña ciudad el Ché libró en 1958 la batalla que lleva su mismo nombre, hizo descarrilar el tren blindado que transportaba las tropas de Batista y el armamento norteamericano y aquí es donde se trasladaron finalmente los restos del guerrillero para que reposaran en su enorme mausoleo.
Nos despertó un gatito, pero pronto se le unió un panadero. No tenía más sentido quedarse en la cama y nos levantamos bastante bien después de un reponedor sueño. Qué diferente se ven las cosas después de dormir y por la mañana!
Mavi nos había preparado el desayuno como habíamos quedado, lo apuramos todo y nos quedamos un rato hablando con ella. Hablaba con cariño de Fidel, nos explicó con mucha gracia los últimos huracanes y muy amablemente nos guardó las mochilas mientras ibamos a explorar Santa Clara.
Con el movil y la aplicación en ristre, caminamos los 2 km hasta el Mausoleo del Ché, que se levanta imponente en una explanada. Había poca gente, un puñado de turistas, unos cuantos cubanos y un par de clases escolares. La entrada al pequeño museo y al mausoleo donde descansan los restos está en la parte posterior, no se puede entrar con mochilas ni bolsos, hay que dejarlos en el guardarropía, pero como no tenía ganas de caminar (más) hicimos turnos para entrar.
En el museo hacía un frío de tres pares, aunque un tanto pobre es muy interesante y alberga muchos objetos curiosos. El mausoleo de los restos me pareció precioso. Ambos son gratuitos obviamente. Nos sentamos un rato en la plaza de delante a conectarnos pues era día 21 de diciembre y habían elecciones en casa, aún no se sabía nada así que seguimos la ruta.
La siguiente parada era el Tren Blindado. Por primera vez ya nos hicimos a la idea de donde estábamos cuando al girar una esquina nos encontramos la estampa del almendrón y Fidel. “Ah, pero si es de verdad”, pensé. Atravesamos la encantadora Santa Clara y vimos por primera vez en todo su esplendor ese increíble fenómeno cubano que son las colas. Cola para la farmacia, cola para el helado, cola para la pizza, cola para el cambio, colas.
Llegamos al Monumento al Tren Blinado, la entrada es de 1CUC por entrada para extranjeros. Así que pagamos 2CUCs (1’75€) y nos paseamos un rato por el interior de los vagones. Por el precio y el simbolismo histórico vale la pena entrar.
Al salir fuimos a ver el monumento del Ché y el niño, que es eso, ni más ni menos. Pero como está al lado pues nos acercamos, totalmente prescindible si uno no tiene tiempo o ganas de caminar.
De vuelta nos paramos en el Café-Museo Revolución, un localito muy acogedor y muy interesante cuyo dueño, por cierto, es español. Muchos objetos, muchas fotos, muchas curiosidades y una carta extensa y con precios bastante buenos. Nos tomamos un Ron Collins y un mojito de fresa por 4CUCs (3’5€).
Buscamos algo qué comer, va a tocar comer pizza así que comemos dos trozos por 14 CUP (0’45€) y damos una vuelta por Santa Clara. Se nos antoja un helado y nos compramos un barquillón de café con leche en una ventanita. Sólo tenemos dinero para un barquillón pero la señora nos regala otro y casi no deja ni que le demos las gracias (5 CUP o 0’15€). El helado delicioso por cierto.
Volvemos a casa de Mavi a recoger las mochilas y agradecerle su amabilidad. Vamos caminando cargados hacia la estación para ahorrarnos el taxi y hacemos un par de altos en el camino para ver si sabemos ya algo del resultado de las elecciones. Llegamos a la estación y sacamos los billetes, somos los primeros de la lista como nos había dicho Mavi, nos sentamos y jugamos a las cartas.
El bus no llega y la gente se impacienta. Se me acerca un neerlandés y me dice que eso en su país no pasa, que si pasa a los 5 minutos ya hay otro bus esperando. Pues en el mío no, pienso yo. De todas formas es un tipo simpático, viaja con una ucraniana muy maja y pronto se juntan dos belgas más, parecen escandalizados.
Una hora y media más tarde de lo acordado aparece el bus, no es un Viazul, es un bus regular con más mierda que el palo de un gallinero pero es lo que hay. El autobusero hace tres paradas, una para ver a su madre, otra para comer y otra para tomarse algo con sus amigos, así como lo cuento. Finalmente llegamos a Trinidad a las 21:30 y caminamos hacia la casa particular.
Cogí por airbnb una casa llamada “Casa Olivalle” y sin exagerar os puedo asegurar que no probaréis una cama y una ducha mejor en toda Cuba. Espectaculares es decir poco. Decidí tirar la casa por la ventana y nos cuesta 17€ la noche. Además han optado por un estilo decorativo minimalista y blanco que aporta un descanso a los sentidos después del estilo cubano-horror vacui. Yanet nos da la bienvenida y nos da un zumito de guayaba bien rico.
Gastos:
Transporte: 13’58€ Viazul de Santa Clara a Trinidad
Habitación: 17€
Comida y bebida: 10’35€
Etecsa:
Entradas: 1’75€
Total: 42’68€
Total por persona: 21’34€
Casa Olivalle
c/ Pedro Zerquera o Callejón del Aguacate 112
Teléfono +53 53 5 4306400
Precio: 17€ habitación doble con baño privado + 5CUC por persona el desayuno
Café-Museo Revolución
c/Independencia 313
Horario de 11 a 23. Domingos cerrado.
Museo a la Toma del Tren Blindado
Entrada: 1 CUC
Horario de 9 a 17. Domingo cerrado.
Mausoleo del Ché.
Horario de 9 a 17. Lunes cerrado.