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Aterrizamos en el aeropuerto de Fiumicino o Leonardo da Vinci (como nuestro Barajas-Adolfo Suarez) y nos recogen por encargo del dueño del apartamento que se ofreció a contratarnos el traslado pagando 40 euros directamente al conductor, ya que el aeropuerto está a 30 kilómetros de Roma. Y ya nos dimos cuenta de que la ciudad eterna es una ciudad espiritual porque mi primer acto de fe fue confiar en llegar sanos y salvos al apartamento ¡que locura de conducción! Y de carreteras.. a menos que las ruedas de ese vehículo sean triangulares en vez de redondas ¡Yiiihaaa, qué de botes!
Como diría Obélix: “están locos estos romanos”.
Y es que circulan entre los dos carriles sobre la línea, y así adelantan casi rozándose, sin respetar stop, ni cedas, no hay carriles...
Finalmente llegamos a nuestro apartamento y qué maravilla, a escasos minutos de San Pedro con vistas a la cúpula, es amplio con grandes camas, cómodo y bien equipado.
Os paso enlace por si a alguien le interesa: Apartamento
Bajó el dueño con nosotros a enseñarnos las paradas de autobús y la localización del Carrefour Express. Aprovechamos para comprar algo de cenas y desayunos y una vez deshechas las maletas salimos a pasear, por supuesto derechitos a esa cúpula que nos llevaba llamando un rato. Ya tenían colocadas las sillas, vallas y adornos para la celebración del domingo de ramos del día siguiente.
La Basílica de San Pedro se encuentra en la Plaza del mismo nombre y conforman el Estado de la Ciudad del Vaticano. Diseñada por Miguel Ángel fue objeto de muchas discusiones en su desarrollo hasta que finalmente Maderno realizó la última reforma. La plaza fue proyecto de Bernini, tiene dos partes diferenciadas, una primera trapezoidal junto a la basílica y otra ovalada a continuación con un obelisco egipcio en medio. Las dos estructuras están rodeadas por una enorme columnata de orden toscano, con un corredor que sostiene a 142 santos. Si se mira desde arriba asemeja a dos brazos que abrazan al que llega a San Pedro e invita a entrar al templo. Perdonadme el juego, no lo he podido evitar...
Después cogimos la Via della Conciliazione hasta el Castel Sant'Angelo que en este momento ya anochecido y con la luces ofrece unas vista espectacular desde el puente.
El Castell en realidad es un mausoleo mandado construir por el emperador Adriano para albergar su tumba y en la parte superior debió haber una escultura en bronce de una cuadriga conducida por él, actualmente una estatua de San Miguel Arcángel.
Cruzamos el puente y tras avanzar un poco se nos descubre una vista preciosa de Roma de noche con sus monumentos iluminados en el marco de los ramajes y el río Tiber.
Cruzamos a la altura del puente Umberto I y paseando llegamos a la Piazza Navona con mucho ambiente en los laterales con sus trattorias y en el centro con sus tres fuentes iluminadas.
La piazza fue en su inicio el antiguo Stadium de Domiciano y así lo reza en una placa. La primera fuente que vemos al entrar es la de Neptuno, en el centro la fuente de los Cuatro Ríos representan el principal río de los cuatro continentes. Llama la atención y es una curiosidad la leyenda por la cual uno de los personajes se está tapando la cara horrorizado, y es que a Bernini (arquitecto escultor de la fuente) estaba enfrentado a Borromini (arquitecto de la iglesia de St Agnese que está enfrente), y amante de su estilo clásico le horrorizaba el estilo más rompedor del segundo con sus formas de entrantes y salientes y curvaturas por lo que quiso demostrar su desagrado ante el edificio reflejado en el gesto del personaje. Sin embargo esto no pudo ser ya que la construcción de la iglesia fue posterior a la fuente.
En el centro de la fuente de alza otro obelisco de los 13 que hay en Roma, de los cuales ocho son del Antiguo Egipto como el que hemos visto en San Pedro, y cinco reproducciones de la Antigua Roma, como en este caso.
La tercera fuente de la plaza es la Fuente del Moro.
Entramos en la pequeña iglesia Santa Agnese a la finalización de un oficio religioso; de planta ovalada y cubierta con una magnífica cúpula está ubicada en los que en su día fueron las gradas del Stadio.
Como anécdota, me topé con una compañera de trabajo y su familia que sabíamos que estaríamos en la ciudad pero…”total, si es una ciudad grande será difícil coincidir”….pues mira, nada más llegar.
A continuación emprendimos la vuelta al apartamento en orden inverso.
¡Estamos en Roma! Senātus Populusque Rōmānus
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