Gran Torii Sentado ✏️ Diarios de Viajes de JaponJueves, 3 de Agosto: Tocaba dejar Kyoto, pero la verdad es que sin mucha pena ya que los siguientes puntos de nuestra ruta prometían mucho y teníamos muchas ganas de llegar y disfrutarlos. Los días en Kyoto fueron algo raros por todo lo que había...Diario: Japón en Verano 2017: el viaje de las experiencias.⭐ Puntos: 5 (10 Votos) Etapas: 28 Localización: JaponJueves, 3 de Agosto: Tocaba dejar Kyoto, pero la verdad es que sin mucha pena ya que los siguientes puntos de nuestra ruta prometían mucho y teníamos muchas ganas de llegar y disfrutarlos. Los días en Kyoto fueron algo raros por todo lo que había pasado, pero al menos pudimos conocer algo de la ciudad y las excursiones pudimos realizarlas sin problemas. A las 8 de la mañana, puntual como siempre, nuestro Shinkansen salía en dirección a Hiroshima. Un breve trasbordo para coger el siguiente tren que nos llevaría a la parada de Miyajimaguchi, lugar donde hay que bajarse para poder coger el ferry hasta la isla sagrada. Llegar al ferry es sencillo, al salir de la estación queda justo en frente, aunque para llegar hay que ir por pasos subterráneos en una parte. Todos los tramos, tanto tren como el ferry están incluidos en la JR PASS. El trayecto en ferry es corto, solo dura unos 10 minutos, pero te sirve para apreciar de cerca lo abrupto que es el relieve de la isla. Realmente la isla no es muy grande, 9x4 Km, pero el punto más alto, que es el monte Misen, tiene una elevación considerable de 530m. Sobre las 11 de la mañana estábamos desembarcando en el puerto de Miyajima, ¡por fin estábamos allí! Las expectativas con la isla eran muy altas, habíamos leído muy buenas críticas sobre ella y la verdad es que no defraudó. Debido a lo que leímos por los foros decidimos pasar una noche en Miyajima, y elegimos el hotel Sakuraya porque era el más barato de los que quedaban, y eso que lo hicimos con bastantes meses de antelación. Lo mejor que tiene es la ubicación, pues está al lado del puerto y a pocos minutos del centro neurálgico de la isla, pero no me convenció. Las habitaciones eran un poco pequeñas y el baño también y con las maletas y demás apenas quedaba sitio. Aquí probamos por primera vez los futones, y bueno, prefiero una cama normal . Tras dejar las maletas en el hotel, aunque sin habitación porque era demasiado pronto, salimos a descubrir la isla. La primera parada, evidentemente fue el gran Torii que preside la bahía. De camino encontramos también muchos ciervos, igual que en Nara, pero eran más tranquilos y tímidos. Como era por la mañana pillamos la marea baja y pudimos caminar por la arena hasta llegar a la base del torii. Habíamos visto miles de fotos, de todas las maneras posibles, con agua, sin agua, de día, de noche, con gente, sin gente... pero aún así, nos encantó. Se construyó en 1168 y debido a su situación geográfica sobre el mar, el gran torii ha sufrido varios daños a lo largo de los años, por lo que se ha reconstruido en varias ocasiones. El torii actual es una reconstrucción de 1875 y es el octavo torii del que se tiene constancia. El torii está hecho de madera de alcanforero de 500 o 600 años de antigüedad, muy resistente a la descomposición y a los insectos, además de madera de cedro y de ciprés. Este tipo de puertas servían como frontera entre el mundo de los espíritus y el mundo humano, y se pintaban de este rojo bermellón porque creían que este color mantiene alejados a los malos espíritus y así bloqueaban la entrada a los demonios. Enfrente del gran torii encontramos el santuario de Itsukushima o Itsukushima Jinja (厳島神社), uno de los santuarios sintoístas más bonitos y mejor preservados de todo Japón. Es Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO desde 1996, y cuando sube la marea parece que está flotando sobre el agua. Caminando por la zona cercana al santuario se podía ver también la pagoda de cinco pisos de Miyajima. La verdad es que el conjunto de los edificios rojos y el entorno natural tan verde es espectacular, totalmente recomendable. Desde el santuario nos acercamos hasta el templo Daisho-In, a unos 10 minutos a pie. Este templo se encuentra en uno de los caminos que suben hacia el monte Misen. Mucha gente que visita la isla sólo unas horas no se acerca a verlo y la verdad es que a mi particularmente me encantó, es de mis favoritos de los que vimos en Japón. Se trata de uno de los primeros templos budistas pertenecientes a la escuela Shingon. Cuenta con varios edificios y cientos de esculturas. Hay una escalera que lo bordea por detrás flanqueada por una cantidad ingente de pequeñas esculturas que puede hacer las delicias de cualquier aficionado a la fotografía. También un gong que se toca con un tronco, un pasadizo subterráneo, y muchos altares para realizar ofrendas. Todo inmerso en una vegetación exuberante. Tras visitar el templo volvimos a la zona del santuario para buscar un sitio para comer. Vimos algunos puestos callejeros, establecimientos donde vendían las típicas ostras de Miyajima, etc., pero nosotros optamos por un restaurante que tenía buena pinta y creo que acertamos. Yo me pedí un donburi con ostras fritas que me supo a gloria. El local tenía mesas estilo occidental y otras de estilo japonés, de las que son bajas y tienes que comer sentado en el suelo. Como estaba lleno no pudimos elegir y nos tocó una de estilo japonés. Después dimos una vuelta por la calle principal, Omontesando, llena de más restaurantes y tiendas de recuerdos. En una de las tiendas se puede ver un enorme cucharón de madera. Volvimos al hotel para hacer el checkin y dejar las maletas en las habitaciones y el grupo se separó de nuevo. Juanlu e Isa se quedaron un poco en el hotel y los otros 4 nos fuimos hacia el parque Momjidani. Aquí cojimos el teleférico que te lleva a la cima del monte Misen, que cuesta 1000 yenes el trayecto de ida y 1800 el de ida y vuelta. Realmente son dos tramos de teleférico y hay que cambiar en una estación intermedia. Nosotros compramos sólo el de ida ya que teníamos intención de bajar dando una caminata por el monte. Hay tres rutas de senderismo que conducen desde la ciudad a la cima del Misen o al revés: – Ruta Momijidani, es la más corta pero la más empinada. Nos lleva casi todo el recorrido por bosques. Duración entre hora y media a dos horas desde la ciudad a la cumbre. – Ruta Daisho-in, es la que ofrece mejores vistas y es menos dura que las otras dos. Duración similar a la anterior. – Ruta Omoto, es algo más larga, algo más de dos horas caminando. Desde arriba se contemplan unas excelentes vistas de la zona que rodea a la isla y también se pueden visitar algunos templos. Elegimos la ruta del Daisho-in porque leímos que era la menos dura, pero ¡madre mía! Casi todo el camino de bajada eran escaleras irregulares que hicieron que algunos acabáramos con las rodillas y los gemelos doloridos. Encima encontramos carteles avisando de que podía haber serpientes venenosas, aunque por suerte no vimos ninguna. Cuando llegamos de nuevo a la zona del santuario y el gran Torii estaba atardeciendo y nos sentamos a ver la puesta de sol. Fue un momento muy bonito, la verdad, y además había mucha menos gente que por la mañana, es cierto que muchos de los visitantes se van temprano y la isla se queda casi desierta por la noche. Fue una gozada ver cómo el cielo se iba tiñiendo de amarillos y naranjas mientras el sol se ponía, mereció mucho la pena pasar allí un buen rato. Encontrar un sitio para cenar nos costó algo más que para la comida, ya que casi todo estaba cerrado. Al final encontramos una especie de restaurante italiano donde pedimos unas pizzas y listos. Nos hizo gracia que en la mesa de al lado una pareja de japoneses habían pedido un plato de jamón y se lo comían mojándolo en un bol con salsa de soja ¡Habrá que probarlo! Supongo que para ellos nosotros también cometeremos atrocidades varias con la comida japonesa. Esa noche nos fuimos temprano a dormir ya que estábamos muertos. Además del madrugón la bajada del monte nos había dejado tocados y preferíamos descansar temprano porque el día siguiente también prometía, era uno de los que yo más ganas tenía de que llegaran. Imagenes relacionadas Índice del Diario: Japón en Verano 2017: el viaje de las experiencias.
01: Introducción
02: Itinerario y medios de transporte
03: Visitas inesperadas.
04: Hyvää huomenta, Helsinki!
05: Aprovechando el tiempo
06: Aprovechando el tiempo II
07: En busca de la Geisha perdida
08: Kyoto Express
09: Ciervos y Toriis
10: Garzas y bueyes
11: Gran Torii Sentado
12: Vacaciones infernales
13: Tú a Boston y yo a California
14: Un monstruo viene a verme
15: Matsusaka?!?!?! WTF!!
16: ¡Bienvenidos a España!
17: Un pueblo en las montañas
18: La ciudad de las carrozas y los muñecos.
19: Con el chacachá del tren...
20: Fantasmas y samurais
21: Terror japonés en 3D
22: City of lights
23: Relaciones internacionales
24: Los illuminatti.
25: Templos y empanadillas bajo la lluvia.
26: Amigos Invisibles
27: La tormenta perfecta
28: El fina de la aventura.
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