2018-06-03, domingo. Oakland. ✏️ Diarios de Viajes de USA

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Como colofón a nuestra incursión estadounidense, habíamos dejado un par de días para regresar a San Francisco y, darle el último carpetazo.

El viaje desde Merced hasta Oakland, -donde tenemos reservado el hotel-, ha sido tranquilo, aunque a pesar de ser festivo, no exento de tráfico. Con todo ello, hemos llegado al hotel antes de la hora del chec inn. Las chicas de recepción se han esforzado en comunicarse en “castellano”, y nos han facilitado la entrada.

Una vez dejadas las maletas en las habitaciones, hemos comido en el bar del hotel y, a renglón seguido, nos hemos lanzado a la caravana. Tras recorrer varios km. en dirección San Francisco, cuando ya estábamos enfilados hacia el puente que une Oakland con la ciudad referida, el Bay Bridge, el embotellamiento era absoluto. Una hora nos ha podido costar acceder a las cabinas de peaje. Creíamos que ahí terminaría el problema, pero no ha sido así. Esa no era la razón y la causa del dicha retención. El problema es que más adelante nos hemos encontrado unos semáforos que apenas dejaban pasar a seis u ocho vehículos en cada tanda.

Alegremente circulábamos hacia adelante, pero las paradas eran intermitentes. Parada, adelante, parada y, así sucesivamente. Al llegar a la city, hemos tenido la suerte de abandonar la freeway en la salida 2B. Callejeando, hasta llegar ante el ayuntamiento, el city hall, y hacia adelante y otras calles, hemos llegado al archinombrado y conocido Golden Gate, la “puerta de oro”, construído en 1937. Lo hemos cruzado hasta el lado de Marina, donde se alla Lone Sailor Monument, con su correspondiente mirador sobre la bahía y sobre el puente. Y cómo no, frente a tan excepcional vista, San Francisco. Toda la zona portuaria de la ciudad queda enfrentada al lugar en el que nos encontramos. Y entre ambos lados, Alcatraz. La imagen, la escena, recomendable vivirla.

Pero queríamos conseguir mejor instantánea, por ello hemos subido hasta la rotonda de la carretera Conzelman Road. Desde ahí hemos ido descendiendo, hasta una vista panorámica denominada Golden Gate Bridge Lookout. No podía faltar la parada en Golden Gate Bridge Vista Point, para caminando, acercarnos hasta Battery Spencer, desde donde se consigue una panorámica total del puente. Además, a esta hora de la tarde, el sol, ya en occidente, cuando ya va declinando en su quehacer cotidiano, cuando sus rayos se tornan en rojizos, ese es el momento de mirarlo, contemplarlo, observando cómo su color rojo se vuelve más rojo, por la mezcla de las tonalidades cromáticas.

Siete km. más adelante nos esperaba Sausalito. Ese pequeño pueblo de casas flotantes, recreadas y engalanadas de flores, plantas, jardines, esculturas, y otras tantos caprichos que a sus moradores se les van ocurriendo colgar o colocar frente a sus corredores y puertas.

Realmente es una idea muy interesante, ya que la paz que nos ha transmitido, el sosiego, la tranquilidad, la ausencia de ruidos estridentes, de músicas a compartir, de gente gritando, de televisiones públicas, de todo eso que queramos o no, tenemos que soportar en muchas ciudades.

El día, tranquilo, va a tocando su fin. Pasamos el puente Redwood Highway, para posteriormente entrar en la John Knox Freeway, que nos mete de lleno en el Richmond San Rafael Bridge, -puente muy interesante, con dos niveles, uno para la ida y otro para la vuelta-, y así desde Richmond y Berkley, llegar a Oakland. El tráfico, infernal. Cientos de entradas y salidas, coches a más de 100 km por hora. Escasa luminosidad.

Un día más en el hotel, intentando refrescar la memoria de lo vivido y sucedido a lo largo de la jornada.

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