Cataratas Victoria (I): a vista de pájaro ✏️ Diarios de Viajes de Africa SurTraslado desde Kasane (Botswana) hasta la población de Victoria Falls (Zimbabwe), pasando la frontera en Kazangula. Tarde conociendo el mítico Victoria Falls Hotel y sobrevolando las cataratas Victoria en helicóptero.Diario: BOTSWANA, ZIMBABWE Y CATARATAS VICTORIA: Tras la Senda de los Elefantes⭐ Puntos: 5 (32 Votos) Etapas: 21 Localización: Africa SurDía 14: Kasane- Victoria Falls y vuelo en helicóptero sobre las cataratas Entrábamos ya en la recta final del viaje, la guinda del pastel: dos días en Victoria Falls, la pequeña localidad que toma su nombre de las famosas Cataratas Victoria. Llamadas Mosi-oa-Tunya, “el humo que truena” por el estruendo que provocan al despeñarse y la bruma que generan, sin duda se trata de uno de los mayores espectáculos de la naturaleza que hemos visto nunca. El planning para los dos días era el siguiente: primero nos desplazaríamos hasta la frontera de Kazangula para cruzar de nuevo a Zimbabwe, nos instalaríamos en nuestro hotel (el histórico Victoria Falls Hotel) y por la tarde haríamos el vuelo escénico en helicóptero sobrevolando las cataratas. Al día siguiente tendríamos toda la jornada libre para visitar el parque de las Cataratas, el mercadillo local o hacer alguna de las múltiples actividades que ofrece el lugar. El tema del cruce de la frontera Botswana-Zimbabwe es peliagudo debido a la corrupción que impera, acumulándose colas impresionantes para que acabes hasta los webs de esperar y te decidas por pagar la mordida correspondiente para que te cuelen directamente . Por tanto, es muy recomendable madrugar mucho y llegar cuanto antes, ya que conforme avanza el día se va acumulando gente y las colas son más largas (y excepto en el tramo final, la cola se hace a pleno sol). Estoy hablando de varias horas de cola, así que no es una cosa trivial . Así que a las 6 estábamos en pie para desayunar a las 6:30 en el fabuloso buffet del Cresta Mowana (de nuevo, una maravilla). Rellenamos ya los papeles necesarios para hacer los trámites fronterizos, y así una cosa menos, aunque luego vimos que hubiéramos tenido tiempo más que de sobra, por lo menos en la aduana de Zimbabwe. Sobre las 7:25 estábamos en marcha, de nuevo en nuestro camión (que había vuelto a por nosotros junto con su conductor, Zebh) ya cargado con el equipaje. Los tiempos fueron los siguientes: - A las 7:50 estábamos en la frontera, en las oficinas de aduana de Botswana, donde no había nadie haciendo cola y pasamos al momento. Hasta aquí, todo bien. - Avanzamos un poco más hasta la aduana correspondiente a Zimbabwe y aquí llegó el infierno: había ya una cola considerable, pese a ser tan temprano. Nos pusimos a la cola sobre las 8. Recomendación muy importante: aparte del pasaporte y los papelotes, llevad agua, gorra y crema solar, gran parte de la cola se hace a pleno sol y podéis acabar convertidos en una uva pasa. En el tramo final sí que hay un pequeño cobertizo que sirve de refugio, pero como mucho sirve para la última hora. Pese a haber llegado a las 8 de la mañana, hicimos dos horacas y media de cola para cruzar: estuvimos hasta las 10:30 . El problema es el siguiente: tan solo están operativas dos de las 7 o 8 ventanillas totales que habría para atender a la gente. Aparte, esas dos ventanillas se toman su tiempo, no penséis que van a toda leche, this is África… De esa forma, se montan colas impresionantes que prácticamente no avanzan, y cuando la desesperación hace mella de los “colistas”, muchos acaban pagando un pequeño incentivo a los policías para saltarse la cola y pasar directos. Por supuesto, ni la empresa ni la guía son partidarios de entrar en ese juego que solo ayuda a perpetuar una corrupción que es uno de los principales problemas del país (por no decir el más importante), así que nosotros hicimos la cola de rigor. Dos horas y media puede sonar a mucho, pero nos comentaron que un grupo anterior de otra ruta que había llegado sobre las 10 de la mañana estuvo hasta las 4 de la tarde para conseguir cruzar. Así que estáis avisados, si no queréis contribuir a la corrupción y pensáis hacer la cola religiosamente, madrugad cuanto más mejor . Cuando por fin nos atendieron, únicamente nos sellaron el pasaporte conforme entrábamos en Zimbabwe, no fue necesario pagar visado porque ya habíamos tramitado a nuestra llegada el visado de doble entrada (45 USD cada uno) que nos autorizaba a entrar dos veces en el país. Entre la frontera y Victoria Falls hay sobre una hora en camión (en coche imagino que será más rápido), así que sobre las 11:45 ya estábamos allí, frente al flamante Victoria Falls Hotel. Las habitaciones todavía no estaban listas, pero dimos una vueltecita para verlo, ya que sin duda es digno de ser admirado. De hecho, aunque no estéis alojados allí, es altamente recomendable acercarse a hacerle una visita, no os pondrán ningún problema para entrar y si os apetece podéis tomar algo en su terraza, desde donde se puede disfrutar del humo de las cataratas a lo lejos . El Hotel Victoria Falls (en inglés, Victoria Falls Hotel) es un hotel histórico situado en un área espectacular, con vistas en un extremo de la segunda garganta y el puente Victoria Falls desde su terraza. Tiene un aire colonial que da la impresión de hacernos retroceder en el tiempo hasta la época de los grandes exploradores. Este hotel fue inaugurado en 1904 para acomodar a los trabajadores que participaban en la construcción de un nuevo ferrocarril, el tren que estaba planeado que uniese Ciudad del Cabo y El Cairo, dos puntos estratégicos en el continente africano. Más tarde fue un punto de parada para el servicio de transporte aéreo BOAC entre Southampton y Sudáfrica. El hotel ha alojado a miembros de la familia real británica en varias ocasiones, de hecho la anterior reina madre tenía siempre una habitación preparada por si se decidía a aparecer, ya que le gustaba mucho ir allí. En la entrada, a la izquierda, podéis ver este mural: Estas son alguna de las salas que se pueden ver en el hotel, de camino a la fabulosa terraza: Las vistas desde el jardín del hotel: La piscinaca, que probaríamos al día siguiente: Y ésta es la terraza donde se sirve el desayuno, con vistas al vapor de la catarata y desde donde se pueden disfrutar salidas de sol espectaculares: Más información en la web del hotel: www.victoriafallshotel.com/ Extraído de aquí: la historia del Victoria Falls Hotel no está completa sin hacer referencia al desarrollo del sistema ferroviario de Zimbabwe. El controvertido Cecil Rhodes encargó a su amigo y colega Sir Charles Metcalfe que supervisara el desarrollo de la red ferroviaria del país, y Metcalfe decidió intentar hacer realidad el sueño de Rhodes de construir una línea de tren que se extendiera desde el Cabo hasta Cairo. Así que empezó a trabajar en los planos del primer puente sobre el río Zambezi. Rhodes insistió en que el puente debía ser construido en un lugar donde la bruma de las cataratas se depositara en los trenes que pasasen por él (manías que tenía el hombre, yo lo veo poco práctico por la oxidación y tal), así que el sitio elegido para la construcción está un poco más abajo del Boiling Pot, con gran proximidad a las cataratas. El hotel Victoria Falls fue construido y operado por la administración ferroviaria (inicialmente era tan solo una nave de madera para alojar a los trabajadores, pero enseguida vieron que se le podía sacar mucho más partido), pero a principio de los 70 fue alquilado al grupo hotelero Southern Sun (fundadores del actual African Sun Limited). A finales de los 90 otro importante operador hotelero, Meikles Africa Hotels, entró también a participar en la gestión del hotel. Hoy en día la propiedad en sí todavía pertenece a Ferrocarriles Nacionales de Zimbabwe, pero está operado 50/50 por una asociación entre African Sun y Meikles Africa. Temas económicos y comerciales aparte, el Victoria Falls Hotel es uno de los hoteles más antiguos de África y sin duda está anclado en la historia. Se trata de un lugar donde recordar una era marcada por la elegancia, distinción y el lujo de los visitantes que albergaba. Actualmente las habitaciones necesitarían una reforma (por lo menos, algunas de ellas), pero la verdad es que forma parte de su encanto, es como regresar al pasado. Lo único que no me gustó fueron las cabezas de animales disecados que había en algunas salas, pero no hay que olvidar que, en la época de máximo apogeo del hotel, la caza era una actividad top, claro . Tras el tour por el alojamiento, que nos llevó tres cuartos de hora, la habitación seguía sin estar lista, así que fuimos a dar una vuelta por Victoria Falls y de paso a comer algo. Victoria Falls es una población muy turística (bueno, hay una zona turística, que es la que vemos los visitantes, y el poblado donde viven los autóctonos, que normalmente no se ve). La zona guiri son un par de calles con tiendas, restaurantes y dos mercadillos locales de artesanía. Si no se para en las tiendas o en los mercadillos, se visita rápido. Mapita orientativo con algunos restaurantes y puntos de interés: Aviso: los vendedores callejeros son muy pesados y muy insistentes . Pero muy, muy pesados, no había visto cosa así en la vida… Se te pegan desde que sales de la zona del hotel y te van acompañando por el camino ofreciéndote su artesanía, sin dar tregua. Cuando te suelta uno, te pilla otro, y así hasta que consigues refugiarte en alguna tienda o restaurante (de hecho, el sitio donde comimos destacaba en su entrada “no harassing” (no acoso), como punto positivo del local). En fin, id psicológicamente preparados porque eso sí que es un acoso y derribo brutal y no lo que hago yo para conseguir convencer a mi churri de viajar a algún destino… Muy importante: no contestar nada ante el acoso, hay que ignorar totalmente (a no ser que os interesen los pongos que os ofrecerán, en ese caso podéis regatear pero estaréis ayudando a perpetuar este comportamiento de agobio total al viajero). Lo suyo es ir a una tienda o al mercadillo a comprar, pero si les funciona ir agobiando a los guiris, será el cuento de nunca acabar. Si no respondéis con ignorancia absoluta y respondéis aunque sea para decir que no os interesa, habréis entrado en el juego y no os quitaréis de encima al vendedor hasta vuestro regreso a Europa, probablemente. Recordad que sabe dónde os alojáis, y allí estará esperando cada vez que salgáis del hotel . Pues bien, tras esquivar a unos cuantos acosadores (y observar también que las calles y parques de Victoria Falls están llenos de babuinos y facoceros que campan a sus anchas), entramos en The River, una cervecería artesana donde aparte de hincharte a birras también se puede comer algo. El local está muy bien, moderno y amplio. Tiene terracita, pero dentro se está genial porque hay aire acondicionado. Comida buena (platos bastante abundantes) y a buen precio, según la tónica de Victoria Falls, que no es barato. Y el servicio es bastante rápido para ser África. Un par de fotos de la barra y la birra: Tras la comida cotilleamos un poco por las tiendas de la zona, pero abandonamos rápido porque es imposible ir mirando sin que vengan ya a intentar convencerte de comprar, así que regresamos al hotel a descansar un rato. Ya eran sobre las 15 y la habitación estaba lista, estábamos en el ala antigua del hotel, con vistas a este patio (frecuentemente visitado por grupos de mangostas): La habitación, como digo, se ve antigua porque han querido conservar este aire colonial que hoy en día está pasadillo, pero todo estaba impecable y muy limpio: Habíamos quedado en la puerta del hotel sobre las 17 para ir a hacer el vuelo en helicóptero, y allá que nos fuimos. El aeródromo está a las afueras de Victoria Falls, en 10- 15 minutos en van nos plantamos allí. Primero nos pusieron un video de seguridad, con todas las explicaciones necesarias, y luego nos pesaron para distribuirnos en los distintos asientos de los helicópteros. Había suficientes helicópteros disponibles para que todos tuviésemos sitio junto a las ventanas, esto es un punto muy positivo porque a veces en este tipo de vuelos te puede tocar sentarte en medio y acabas viendo fatal (habiendo pagado lo mismo que el resto). No sé si fue cosa de la agencia o siempre es así, pero punto a destacar el poder disfrutar todos del paisaje con ventanilla propia. Como siempre, te distribuyen según sus criterios para equilibrar el peso y al acercarnos al helicóptero mi sorpresa no pudo ser mayor cuando veo que me indican que suba delante, junto al piloto… ¡triunfo total! Ir de copiloto es una pasada, y ya iban dos de dos veces (en la Costa Oeste de USA también fui de copiloto en el helicóptero sobre el Gran Cañón, ver crónica aquí: El Gran Cañón a vista de pájaro: Desert View Drive y vuelo en helicóptero). Aquí hay que decir que es muy sospechoso que siempre me toque volar al lado del piloto, demasiada casualidad, así que estoy barajando dos teorías que podrían explicar el motivo: 1) Los pilotos me aman 2)Me ven pinta de loca y prefieren llevarme al lado para tenerme bien controlada. Me inclino por esta última opción, claro. Entre una cosa y otra eran sobre las 17:30 cuando volamos, el espectáculo es impresionante pero la luz ya estaba bastante baja y había algo de neblina, así que mi recomendación sería intentar volar justo una horita antes, entre 16:30 y 17, que la luz debe de ser ideal (contando la época que fuimos, claro, a finales de Agosto. En otro mes, la mejor hora será otra, aunque es una maravilla siempre). Al estar en movimiento, cuesta obtener buenas fotos, pero aquí os dejo algunos ejemplos de lo que pudimos disfrutar desde el aire: Se veía claramente el cambio de altura del terreno originado cuando los movimientos sísmicos habían abierto las entrañas de la tierra, creando esa interrupción en el río Zambezi que dio lugar a la brutal caída de las cataratas: En algunas zonas, tenía cierto parecido con Canyonlands o el Gran Cañón (salvando muy mucho las distancias): Hicimos el vuelo que permite el máximo tiempo sobre las cataratas, 13- 15 minutos. Hay otros vuelos que quizá en total sean más largos, pero están menos tiempo sobre ellas. Nosotros las fuimos sobrevolando haciendo un recorrido en ocho repetidas veces, para que todos las viéramos desde las diferentes perspectivas posibles. Ninguna queja, ¡fue un vuelo fantástico! Sobre las 18:15 estábamos de vuelta en el hotel y tras una duchita nos fuimos a Mama África, un restaurante cercano donde teníamos reserva a las 19:30 (por si acaso, había llamado el día anterior para reservar mesa para dos). Este restaurante es muy pintoresco, tiene terraza y la comida es típica africana y muy buena. De precio estaba bien, en la línea de Victoria Falls (caro comparado con el resto de África, precios europeos) pero no excesivamente caro. Los platos son muy abundantes y para cenar tuvimos suficiente con un plato cada uno y unas cervecitas. Y el servicio es muy amable y atento a todo, la propina es bien merecida. También había música en directo. Este restaurante es muy recomendable para parejas o grupos pequeños, pero no para grupos grandes, ya que al parecer en ese caso no dan abasto y van lentísimos (no fue nuestro caso, tardaron solo media hora en traernos la comida, que para el ritmo africano es muy rápido. Yo tomé un guiso de verduras con salsa típica y arroz (avisé de que no lo quería picante, eso sí) y mi compi comió la clásica carne seca que tienen por allí con salsa de cacahuete, arroz, un guiso de calabaza y un tipo de verdura que no estamos seguros de qué era (parecían algas). ¡Muy rico todo! Sobre las 21- 21:15 h estábamos de vuelta en el hotel, moverse por Victoria Falls de noche es seguro y no hay problema (aplicando siempre el sentido común, claro). Imagino que les interesa tener el tema controlado porque, obviamente, el turismo es su principal fuente de ingresos y no interesa que la zona empiece a crear mala fama. Y así acabamos el día, marcado por las grandes emociones aéreas. Nos faltaba todavía disfrutar de las cataratas a pie, desde más cerca, y ése era nuestro plan para el día siguiente. Con esa perspectiva nos fuimos a dormir, oyendo en rugido de las cataratas en la distancia desde el silencio de la noche . Índice del Diario: BOTSWANA, ZIMBABWE Y CATARATAS VICTORIA: Tras la Senda de los Elefantes
01: Así empezó todo...
02: Itinerario previsto y alojamientos
03: Preparativos y algunos datos prácticos
04: Parques Nacionales de Zimbabwe: resumen y datos varios
05: Parques Nacionales y reservas de Botswana: resumen y datos varios
06: ¡Ya estamos de vuelta! Conclusiones finales y reflexiones sobre la ruta
07: El largo viaje hacia Hwange, la puerta al reino de los elefantes
08: Hwange National Park, territorio salvaje
09: Rumbo a Matobo, el hogar de las piedras basculantes
10: Matobo National Park: kopjes, arte rupestre y rinocerontes
11: El salto a Botswana: pajarillos y pajarracos en el santuario de Aves de Nata
12: Makgadikgadi Pans: baobabs, suricatas y noche al raso en el salar de Ntwetwe
13: Safari en Makgadikgadi Pans National Park: este año se llevan las rayas
14: Del Kalahari al delta del Okavango, el corazón de Botswana
15: Delta del Okavango: safari a pie y paseos en mokoro, emoción y relax en Botswana
16: Moremi Game Reserve: vuelo en avioneta y me pareció ver un lindo gatito...
17: De Moremi a Savuti, entre jirafas y elefantes
18: Chobe Riverfront: safari en 4x4 y crucero por el río
19: Cataratas Victoria (I): a vista de pájaro
20: Cataratas Victoria (II): cara a cara
21: El viaje de vuelta a casa
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