París y vuelta a casa ✏️ Diarios de Viajes de Francia

---

Día 9. Parque Astérix.

El parque Astérix es una pasada, no sabría calificarlo de otra manera. Las atracciones son muy buenas, divertidas, y realmente no hay colas muy largas salvo en aquellas “estrella”, como las montañas rusas o alguna otra de ese estilo. La temática y los decorados están muy logrados, y para nosotros, que crecimos con ellos, fue realmente una gozada y una vuelta al pasado. El parque es gigante, dividido en varios sectores, y con bastantes tiendas y restaurantes. Si tuviera que ponerle alguna pega, es que allí está todo en francés, ni siquiera inglés...ya conocemos a estos orgullosos franceses. Otra pega, y bastante importante, es que no tienen fuentes de agua para beber, por lo que debes recurrir a lo que tú lleves en la mochila o nevera (Decathlón se ha puesto las botas este verano vendiendo las suyas) o compras las botellas pequeñas al módico precio de 2,70€. Pero bueno, mereció la pena. Por cierto, compramos las entradas on-line como un mes antes, y menos mal, porque al principio, para entrar al parque, se montan unos pifostios importantes por la cantidad de gente que hay.
Al salir del parque, casi a las 23:00, optamos por ir al camping Campix, muy cerca de Chantilly, y del que teníamos muy buenas referencias en los diversos foros caravaneros. Está un poco alejado de la civilización, y como encima llegamos de noche “anochada”, la entrada nos pareció un camino de cabras, pero resultó una gran experiencia.

Día 10. Día de descanso (activo).

Tan grata fue la experiencia y nos gustó tanto el sitio, que decidimos cambiar el planning, y pasar el día allí, para de paso poner todas las lavadoras y secar todos los ropajes usados hasta el momento. El camping además está dotado de una piscina, donde como ya se podrán imaginar, pasaron los enanos la mayor parte del día, excepto por la tarde después de comer, a eso de las cinco más o menos, que se nos vino encima una tormenta que salió de la nada. Recogimos todo, nos duchamos en las instalaciones, recargamos agua y vaciamos las otras, y salimos rumbo a Disney. Hay que decir que el parking de EuroDisney cuesta 40€ el día, así que esa noche, nos arrimamos al arcén derecho (llegamos sobre las nueve y media o así y fuimos de los primeros, aunque ya habían algunas caravanas aparcadas) y dormimos allí.

Día 11. Disneyland París.

Nos despertamos pronto, para entrar al parking pues abren puertas a las ocho, pero ojo, solo para entrar con vehículos; el parque abre al público a las 10:00, y para aquellos que se quedan en los hoteles propios del mismo a las 9:00. Buscamos el sitio, desayunamos, preparamos las mochilas y los Tupperware con la comida ya hecha para no perder tiempo.
El parque...a ver, está bonito, vives la magia del mundo Disney, pero es una locura. Colas como poco de una hora, todo a reventar de gente, y las atracciones, sinceramente y a excepción de algunas de ellas (sobre todo en el parque de los Estudios)...yo las catalogaría como una castaña, nada que ver con lo que habíamos visto y disfrutado en Astérix, y mucho menos todavía comparable con Futuroscope. Y todo lleno de tiendas, por todos lados. Yo la defino como “ciudad tragaperras”. Eso sí, el espectáculo nocturno de fuegos es una pasada de bonito, te vienen además todos los recuerdos de las pelis que has visto de la factoría y disfrutas muchísimo, al menos para gente melancólica como yo.

Día 12. Disneyland París.

Segundo día en EuroDisney. Para no cansar mucho, la consigna está justo al lado de la entrada (segunda entrada, pues hay una primera que debes pasar por seguridad). Si ven de frente el parque, la consigna queda a vuestra derecha. Si vais a entrar (nosotros ya teníamos las entradas a través del Corte Inglés) con los bonos, estos deben canjearse por los tickets para poder entrar. En cuanto a atracciones, el primer día lo hicimos fatal con los fast-pass, presos de los nervios. A ver, dispones de cuantos quieras en el día y los que buenamente puedas aprovechar, pero realmente creo que en un buen día, podrías pillar hasta 4. Nosotros le cogimos el tranquillo al segundo día. Según entramos, fuimos a por el primero (normalmente te dan hora para más adelante), y ya después nos fuimos a la primera cola. Solo puedes sacar el siguiente fast-pass hasta quince minutos antes de que se acabe el que ya tienes en vigor. Por lo que, justo antes de ir a esa atracción para la que ya habíamos obtenido el fast-pass, fuimos a por el siguiente, y así sucesivamente. En cuanto a las atracciones, en el parque “original”, detrás del famoso castillo está el mundo Disney de siempre, con la casa de Mickey Mouse, Pinocho, y todo eso. Por los costados del parque, los más “recientes”, entre ellos el Space Mountain. Mientras, en el parque de los Estudios, están las atracciones más novedosas y atractivas (valga la redundancia). Para mi gusto, estas fueron las que más nos gustaron: las tortugas, las montañas rusas (para mayores o jóvenes con un alto grado de adrenalina), la casa del terror (no dejarse llevar por el nombre) y el simulador de Star Wars, y ya de modo más suave y tranquilo para niños: Ratatuille, Piratas del Caribe, Peter Pan...y no recuerdo ahora mucho más la verdad. Pero bueno, en resumen, lo pasamos bien aunque con la sensación de no amortizar ni de lejos la pasta que cuesta la entrada (nosotros cuatro fueron unos 570€ los dos días).

Día 13. París.

Para este día había dispuesto otro de los platos fuertes del viaje (¿cuántos llevamos ya?), pero este era especial por el mayor de nuestros hijos, quien con siete años siempre ha estado enamorado de París, especialmente de la Torre Eyffel. Pero claro, el cansancio ya empezaba a hacer mella en todos, así que fue uno de los días que más tarde salimos. Dejamos nuestro tanque en el mismo EuroDisney, pues no dejan circular con caravanas en la ciudad, y no dí con ningún cámping ni parking que me convenciera del todo, sobre todo por las conexiones directas mediante tren o metro, y claro, aquí teníamos línea directa. Eso sí, nos hicimos un lío para comprar los billetes en la estación, así como con algunas estaciones, por lo que tardamos más todavía en llegar al centro. Pero una vez nos acercamos y ya se dejó ver el “amasijo de hierros”, su cara de emoción, alegría, ilusión...mereció la pena. Después de hacer cola para pasar por el control de seguridad, pues han vallado todo el perímetro, volvimos a hacer otra cola para poder entrar. Nosotros optamos por subir las escaleras hasta el segundo piso (la otra opción es subir hasta arriba en ascensor), por lo que subimos los 610 escalones para llegar hasta este segundo piso, y si les sirve de referencia, los tres niños subieron sin problemas. Una vez aquí, otra cola para coger el ascensor y subir a lo más alto. Sobra decir que las vistas son una pasada y puedes disfrutar de un paisaje maravilloso. Bajamos otra vez en ascensor y finalmente las escaleras. Después nos dirigimos hacia Mont Martre, donde ya habíamos estado hacía ocho años y teníamos un muy grato recuerdo. Buscamos unos bocatas para comer, subimos en funicular al Sagrado Corazón, y seguimos hacia la plaza de los pintores, sin lugar a dudas, uno de los lugares más pintorescos y agradables para pasar la tarde, mientras te comes una deliciosa crepé de Nutella. Hicimos algunas compras de recuerdos para la familia, y ya se nos hizo tarde, pues el último tren para EuroDisney salía a las 22:00, y no queríamos correr riesgos. Sí, ya sé que faltaron infinidad de lugares, sitios mágicos e históricos por visitar, pero así ya tenemos excusa para otro viaje más sosegado y enfocado a esta capital de ensueño.

Día 14. Chauvigny.

El haber cambiado los planes unos días antes para descansar como hicimos en el camping Campix, supuso que tuvimos que ajustar muchísimo el plan de vuelta...y otras cosas. Por ejemplo, para este día tenía hecha una reserva para visitar el pueblo de Chauvigny en un “velo raíl”, una atracción turística que consiste en recorrer 17km a lomos de una bicicleta “gigante” a través de los raíles de un viejo tren. Pero claro, cuando pregunté si había opción de reservar para el día siguiente, me dijeron que nanai de la china, que ya tenían todo cubierto, por lo que me quedé bastante rascado. Como llegamos sobre las nueve y poco de la noche, ya que fue una tirada de unos 420-430km, el camping al que íbamos a pernoctar estaba cerrado (era municipal), pero tenía justo al lado de la entrada otro terreno para poder pasar la noche, que también pertenecía al camping.

Día 15. Chauvigny- Lourdes.

Pudimos acceder al camping desde temprano, y cuando pregunté a la señora por donde habíamos aparcado, me dijo que no había problemas, que se podría incluso pasar una segunda noche si fuese necesario. Pasamos la mañana en el camping, donde nos duchamos, los niños jugaron en una pequeña zona infantil de juegos con columpios, recargamos el agua y vaciamos las sucias (todo gratuito por cierto), y a la una del mediodía (horario de oficina de la señora de recepción) pusimos rumbo a Lourdes, última etapa francesa del viaje. Este fue otro de los trayectos más largos que hicimos, de unos 620km (seguimos pagando el cambio de planes en París), y cuando llegábamos a los Pirineos, apreciamos el cambio de temperatura, bajando considerablemente el termómetro y recibiéndonos con un temporal de agua y truenos. Aun así, entramos en Lourdes, a pesar también de un “simpático” gendarme francés, quien nos detuvo cuando estábamos llegando al camping, con una mala leche y poca delicadeza/respeto para decirnos que por allí no se podía circular con coche. Menos mal que su compañero sí hablaba español, y cuando le enseñamos incluso el móvil con la ubicación del camping y le explicamos lo que había, nos dejó pasar sin mayor problema; no se pueden imaginar el careto del otro chovinista mal parido...en fin, que llegamos al camping car Agos-Vidalos (Avenue du Lavedan) sin más problemas, en un entorno maravilloso con un paisaje precioso y con bastante más frío del que habíamos pasado durante todo este viaje.


Día 16. Lourdes.

Para este día teníamos dos planes previstos, la visita obligada a la basílica y por otro lado subir a la estación de Hautacam, uno de los puertos míticos del Tour de Francia, por cierto. En previsión de las lluvias que pronosticaban, hicimos esto último por la mañana, y fue todo un acierto. Ya de por sí el camino que sube es increíble, además que se palpa la afición de la gente por el ciclismo. Una vez llegamos arriba (unos 10km de ascensión), llegaba uno de los puntos culminantes del viaje también para los enanos, pues nos tiramos en trineo montaña abajo, en un recorrido muy corto de curvas, pero emocionante para todo aquel que lo hace. Además era barato, pues los adultos pagan 4€ y los niños 2€ (acompañados por un adulto). Además ofrecen diversas promociones, como un pack de 5 viajes o incluso de 10. El caso es que nos lo pasamos todos bien, disfrutamos, comimos en la caravana y fuimos de vuelta al camping. Menos mal que lo hicimos así, porque cuando ya habíamos bajado por segunda vez en el trineo, empezó a nublarse todo, bajó además tanto la niebla que apenas se veía nada. Y ya esa tarde, nos dirigimos a Lourdes, aparcamos en un parking exclusivo para autobuses (guaguas para nosotros los canarios) y caravanas, y de ahí hasta el pueblo hay que ir caminando, unos veinte minutos más o menos. De Lourdes...ustedes me disculparán, pero al margen de lo bonito que es el pueblo y el paraje donde está enclavado (la basílica también es muy bonita), me parece otra “ciudad tragaperras”, pero Disney tiene más encanto y hasta mayor justificación. En fin, que ahí pasamos la tarde bajo la lluvia y nos despedíamos así de las tierras francesas, pasando la última noche en el camping.

Días 17-18. Soria.

Vuelta a España, llegando hasta Soria, haciendo parada en Pamplona para comer, después de unos 500km, que sin embargo se pasaron más rápidos que en el resto del viaje, no sé si ya por las ganas de descansar un poco más en casa. Llegamos al camping “El Concurso”, en el pueblo de Abéjar, donde pasamos las dos últimas noches de esta aventura. Por cierto, este camping está muy bien, con piscina y zonas para jugar los críos, restaurante y bien dotado para los caravanistas (electricidad, agua y vaciado de aguas), a razón de 40€ el día. También disponen de animación para los más enanos por las mañanas. Eso sí, estaba atestado de gente, pero se estaba muy bien.

Día 19. Madrid.

Vuelta a Madrid, llegamos al aeropuerto, nos despedimos y entregamos la caravana, pensando ya en el viaje y el destino del próximo año...en otra autocaravana, ¡por supuesto!

Después de 4.000km y tres semanas, algunas conclusiones del viaje:

Creo que ha sido un viaje fantástico, donde se cumplió casi todo, y donde tuvimos playa, historia, cultura, ciudades, parques de atracciones...completito vamos. Pero para el próximo viaje habrá que suavizar la intensidad, aunque bien es cierto que Francia merece un viaje así, porque es preciosa y muy grande.
- El cambio de planes en París supuso no haber parado en la región de la Dordoña, como por ejemplo en el castillo de Castelnud o los jardines de Marqueyssac. Incluso antes de llegar a Chauvigny, teníamos previsto hacer parada en Blois o visitar el castillo de Clos Lucé, a donde llegamos cuando ya habían cerrado. Este castillo fue el lugar de residencia en los últimos años de vida de Leonardo da Vinci.
- Futuroscope es una auténtica flipada, y para aquellos que les guste además la tecnología y esas cosas...impresionante. Nos costó creo que sobre 180-190€ los siete.
- Burdeos es una ciudad bonita, que me dio la impresión de que quiere apostar por el turismo, pero sin embargo le falta un “algo no sé qué” para convertirse en eso, teniendo además muchas cosas y lugares para visitar y disfrutar, creo que le falta más publicidad y poner más medios para el turista. De todas formas, se puede patear sin problemas.
- Por su parte Nantes, sin tener aparentemente tanto, sí que se sabe vender bien, y yo al menos, me quedé con la pena de no haberla podido patear. La dejo por tanto pendiente para un viaje única y exclusivamente a la Bretaña.
- Saint Michelle, es más bella en vivo aún que en las fotos. De los mejores recuerdos visuales sin duda alguna.
- Me ha sorprendido gratamente las horas de luz de la costa atlántica, haciéndose de noche prácticamente que a las diez y media de la noche. Los atardeceres, muchos de ellos al volante, han sido espectaculares. De hecho, los traslados largos los había previsto para última hora de la tarde en previsión de que se hiciera de noche y así los enanos cayeran dormidos en el trayecto...pero con esta peculiaridad, no fue así.
- En cuanto a la caravana, los cámping y parkings, están totalmente preparados y son una maravilla. Aunque lo puse en el diario, recuerdo que casi todos los lugares los encontré en la aplicación CaraMaps.
- En lo que se refiere a gastos, en gasolina fueron como 750€, mientras que en peajes habrán sido entre 250-300€.

Espero que aquellas personas que hayan llegado hasta el final lo hayan disfrutado y les haya podido ayudar en algo. Muchas gracias...¡y hasta el año que viene!


[img]https://[/img]

---