DIA 5. FLAM ✏️ Diarios de Viajes de Baltico y Fiordos

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En Flaam el barco atracaba a las 7:00 h. Nosotros teníamos reservado el tren a las 8.30 h. No sé si lo he comentado ya, pero a pesar de que los desembarques se hacían por turnos de letra, todos los días bajamos nada más atracar, era todo muy ágil, nosotros al ser un grupo y no tener todos la misma letra, no tuvimos problemas para desembarcar juntos.

Cuando llegamos al tren, después de enseñar el billete al revisor, nos dirigimos hacia los vagones 6 y 7, pero estaban reservados para excursiones, eran casi todos orientales, debían ser del otro crucero que estaba en el puerto, un NCL creo recordar. Asi que nos subimos en el vagón 5, y fue justo el que paró delante de la cascada, así que bajamos de los primeros, pudimos hacer foto de la cascada sin nadie. Los paisajes durante el trayecto son muy bonitos. Seguimos las indicaciones de los foreros y nos sentamos casi todos en el lado derecho. Cuando llegamos a Myrdal preguntamos al revisor si podía parar en Hareina y nos dijo que sí, pero que teníamos que bajar por el vagón 3. Así lo hicimos. Desde la parada del tren fuimos andando por el camino que lleva a Flaam. Al rato de caminar hay que cruzar un puente que cruza el río y enseguida aparece un sendero a la izquierda que lleva a la cascada Brekefossen. Está indicado, son 500 metros hasta la explanada de arriba, pero todo cuesta arriba. Una vez arriba las vistas son maravillosas, en las fotos que haces parece que tienes un fondo puesto detrás, de lo perfecto que es el paisaje. Algunos subieron un poco más, hasta el camino que lleva detrás de la cascada, pero estaba en muy mal estado, muy embarrado. Después de disfrutar de las vistas bajamos por el mismo camino y seguimos el camino hasta Flam.
A las 12:15 h. teníamos reservado el crucerito por el fiordo. Llegamos justo a tiempo y montamos. Aunque la primera parte que recorre es la misma que hace el crucero, luego navega por el brazo más estrecho, y el paisaje es precioso. Aquí no nos acompañó el tiempo, llovía a ratos, hacía viento frío y mucha humedad, por lo que costaba quedarse fuera disfrutando del paisaje.
Una vez en Gudvangen algunos fuimos al parque vikingo. Nos hicieron precio de grupo. No teníamos mucho tiempo, pero es curioso de ver. Hay actores vestidos de vikingos, unos contando historias, otras explicando el uso de algunas herramientas (todo en inglés, claro). Puedes tirar con el arco, con el hacha, y entrar en todas las casas que tienen.
Volvimos a Flaam en autobús, sólo tardó 20 minutos. Mi intención era ir andando hasta la granja Otternes, pero se puso a llover con fuerza mientras volvíamos, así que descarté la idea. Vimos el museo del ferrocarril, la cervecería, hicimos algunas compras y vuelta al barco.
Esa noche era la noche tropical, y en el restaurante los camareros desfilaron al son de la música y nos hicieron levantarnos para bailar.

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