La última mañana en Florencia visitamos el Museo Bargello (8.15 – 12.30 7€), destacable por las esculturas de Miguel Ángel y Donatello y luego la zona de la Iglesia de Santa Croce (9.30 – 17.30 4€) con las tumbas de Galileo y Miguel Ángel, los frescos de Giotto y la magnífica e inacabada Capilla Pazzi de Brunelleschi. Comimos un bocata cerca de la Iglesia (4€).
Fachada de la Iglesia de Santa Croce
Tumba de Miguel Ángel en la Iglesia de Santa Croce
Fachada de la Capilla Pazzi en el claustro de la Iglesia de Santa Croce
Por último, dimos una vuelta final por la zona de la Signoria y nos comimos un pedazo de helado en Come era una volta (3€), enorme y buenísimo. Está en una callejuela contigua al Duomo cerca de donde están las ambulancias de la Cruz Roja enfrente del Campanile.
Después de reponer fuerzas con unas pizzas al taglio cerca de los Uffizi, fuimos a por nuestro coche alquilado con AVIS, cerca de la Iglesia de Ognissanti. Así que a las 17 horas ya teníamos nuestro Peugeot 206 para recorrer la Toscana en los próximos 6 dias.
Como alojamiento escogimos un agroturismo cerca de Castelflorentino, Locanda Le Boscarecce (http://www.leboscarecce.com), una especie de masia rural en medio de viñedos y campos de cereales y girasoles gestionada por Susana y su familía. La casa está realmente bien, apartada de cualquier ruido, tranquila, con piscina, pistas de tenis, etc... Las habitaciones de la casa son enormes, con baños independientes y con vistas a la campiña toscana. Uno de los factores que nos hizo decidir por este lugar fue que también cuentan con restaurante, muy muy bueno, por lo que algunas noches nos quedamos allí (con menú de 30€/pax exquisito). El precio era un pelín caro 100€/dia con desayuno incluido, pero nos valió mucho la pena.
Para llegar a nuestro alojamiento decidimos dar un recorrido por la famosa carretera SR222 que atraviesa el Chianti desde Florencia a Siena. Muy muy bonito, con paisajes de encanto y viñedos por todos los lados. De camino hicimos un alto en Castellina in Chianti, pequeña ciudad donde el vino inunda todos los rincones. A destacar la bodega de la cooperativa local, donde se vendían productos de la zona a muy buen precio. El pueblo es pequeño pero encantador, con sus calles peatonales y sus casas pintadas de colores vivos y llenas de terrazas decoradas con flores.
Viñedos entre Florencia y Castellina in Chianti (SR222)
Tras visitar este pueblo, abandonamos la SR222 a la altura de Poggibonsi, donde cogimos la SR429 con destino a Castelflorentino. Las indicaciones para llegar al agroturismo son bastante claras. (Aclarar que las carreteras toscanas en general están muy bien señalizadas y nosotros fuimos sin GPS, sólo con un mapa de carreteras nos sobró). Una vez nos instalamos, nos dimos un chapuzón y nos quedamos a cenar en el agroturismo. Exquisito, como hemos comentado antes.
Fachada de la Iglesia de Santa Croce
Tumba de Miguel Ángel en la Iglesia de Santa Croce
Fachada de la Capilla Pazzi en el claustro de la Iglesia de Santa Croce
Por último, dimos una vuelta final por la zona de la Signoria y nos comimos un pedazo de helado en Come era una volta (3€), enorme y buenísimo. Está en una callejuela contigua al Duomo cerca de donde están las ambulancias de la Cruz Roja enfrente del Campanile.
Después de reponer fuerzas con unas pizzas al taglio cerca de los Uffizi, fuimos a por nuestro coche alquilado con AVIS, cerca de la Iglesia de Ognissanti. Así que a las 17 horas ya teníamos nuestro Peugeot 206 para recorrer la Toscana en los próximos 6 dias.
Como alojamiento escogimos un agroturismo cerca de Castelflorentino, Locanda Le Boscarecce (http://www.leboscarecce.com), una especie de masia rural en medio de viñedos y campos de cereales y girasoles gestionada por Susana y su familía. La casa está realmente bien, apartada de cualquier ruido, tranquila, con piscina, pistas de tenis, etc... Las habitaciones de la casa son enormes, con baños independientes y con vistas a la campiña toscana. Uno de los factores que nos hizo decidir por este lugar fue que también cuentan con restaurante, muy muy bueno, por lo que algunas noches nos quedamos allí (con menú de 30€/pax exquisito). El precio era un pelín caro 100€/dia con desayuno incluido, pero nos valió mucho la pena.
Para llegar a nuestro alojamiento decidimos dar un recorrido por la famosa carretera SR222 que atraviesa el Chianti desde Florencia a Siena. Muy muy bonito, con paisajes de encanto y viñedos por todos los lados. De camino hicimos un alto en Castellina in Chianti, pequeña ciudad donde el vino inunda todos los rincones. A destacar la bodega de la cooperativa local, donde se vendían productos de la zona a muy buen precio. El pueblo es pequeño pero encantador, con sus calles peatonales y sus casas pintadas de colores vivos y llenas de terrazas decoradas con flores.
Viñedos entre Florencia y Castellina in Chianti (SR222)
Tras visitar este pueblo, abandonamos la SR222 a la altura de Poggibonsi, donde cogimos la SR429 con destino a Castelflorentino. Las indicaciones para llegar al agroturismo son bastante claras. (Aclarar que las carreteras toscanas en general están muy bien señalizadas y nosotros fuimos sin GPS, sólo con un mapa de carreteras nos sobró). Una vez nos instalamos, nos dimos un chapuzón y nos quedamos a cenar en el agroturismo. Exquisito, como hemos comentado antes.