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Hoy no había mucha prisa en levantase, pues no hacía falta ir muy pronto al mercado de Portobello, en Nothing Hill. Así que tranquilamente desayunamos en el apartamento y nos vamos hacia el metro y después de un cambio de línea, llegamos hasta la parada Nothing Hill. Al salir vemos que a pesar de todo, todavía es pronto, así que nos paramos a tomar un café y ver cómo terminan de montar algunos puestos.
Ya con las pilas cargadas con la cafeína, comenzamos a callejear por la calle principal, Portobello Road. El sábado es el día mejor para ir a este mercado, ya que todas las tiendas de la calle principal y algunas perpendiculares, sacan sus productos en puestos a la calle y el ambiente es increíble. La mayoría son de antiguedades o cosas curiosas, artesanía, libros, discos, litografías...bueno una locura. Poco a poco se va llenando de gente, y además el día acompaña, con una temperatura que hace muy agradable la mañana.
Además de los puestos, también queremos ver las típicas casas de colores del barrio, y cómo no, la famosa librería y la puerta azul de la peli Nothing Hill. Y las encontramos todas.
Al final de la calle, encontramos una zona más amplia, en donde había un área con mesas y bancos, una barra de bar sólo para bebidas, y alrededor más de una docena de sitios con comidas muy variadas, sándwiches, paellas, bocadillos, guisos exóticos, de todos los gustos y a todos los precios. Comimos unos sándwiches de queso a la plancha y luego un plato de pato desmigado con ensalada, todo muy bueno y recién hecho.
Ya con el estómago lleno, volvemos a recorrer la calle en sentido contrario, de nuevo hacia el metro, y ahora lo cogemos hasta la entrada norte de Hyde Park. Entramos por allí al parque, que ahora viene bien un paseo, y lo atravesamos tranquilamente de norte a sur, disfrutando del ambiente. Al ser sábado y hacer buen tiempo, estaba bastante animado, aunque al ser tan grande, siempre parece que tienes todo el espacio que necesitas para relajarte un rato.
En la salida sur del parque, paramos a tomar un café, y tenemos de frente el Albert Memorial, monumento que fue encargado por la reina Victoria como homenaje a su difunto marido, el príncipe Alberto. El espacio que ocupa es enorme y resulta impresionante.
Nada más cruzar la acera, nos encontramos con el Royal Albert Hall, teatro y sala de conciertos de fama mundial.
Lo bordeamos, y dando un pequeño paseo de 5 minutos, llegamos hasta el Museo de Historia Natural, que teníamos muchas ganas de ver. Ya sólo el edificio es impresionante por fuera y por dentro. Dentro, infinidad de esqueletos de animales, de todas las especies, pero destaca por supuesto la inmensa ballena azul de la sala principal y los dinosaurios que tienen una zona especial. Un sitio genial para pasar un buen rato y como siempre, gratis. Increíble. Así que nos quedamos hasta que cerraban.
Al salir, fuimos hacia la parada del bus y cogimos el 414 que nos dejaba en la puerta de Harrods. Era un antojo simplemente el verlo, curiosear un poco las plantas, sobre todo la de alimentación que es un lujo, la decoración, los techos y ver la famosa escalera egipcia.
Quitado el antojo consumista, aunque no compramos nada, nos acercamos al metro que estaba casi en la puerta, y fuimos hasta Leicester, ya que allí cerca estaba un pub del que nos habían hablado que era muy original. Es el Waxi O'Connors y realmente era curioso. Está construido en una antigua iglesia, y mantiene elementos de ella, y además tiene dentro varias salas con sus respectivas barras, todas ellas alrededor del tronco de un árbol enorme, que lo convierte en un laberinto.
De allí vamos ya hacia el apartamento, parando antes el el Tesco a comprar algo para cenar, leche y alguna cosa para los desayunos. Lo dejamos en casa y como era pronto, salimos a tomar unas pintas en algunos pub que teníamos mirados desde que preparamos el viaje, tanto por curiosos o antiguos o por bonitos.
Así que nos cogimos el bus 15 y nos fuimos al pub Ye Olde Cheshire Cheese, que dicen que es el más antiguo de Londres (hay varios que se disputan este título), y realmente es muy curioso, con varias salas independientes, su chimenea..
De allí, desandando el camino del bus, vamos hacia otro, The old Bank of England, que como su nombre indica, era un antiguo banco, con una preciosa decoración y que tiene la peculiaridad que su reloj está parado en el momento en que se hizo la última transacción. Muy chulo.
Ya era hora de volver a casa, cenar y descansar para el día siguiente, que habrá que volverse a levantar pronto, para aprovechar bien el día.
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