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Estando en Bariloche y disponiendo de tiempo vale la pena acercarse a Chile a través del paso internacional Samoré, que conmemora la labor realizada por la Iglesia, y en concreto de su enviado el cardenal italiano Antonio Samoré para la resolución pacífica del conflicto limítrofe entre Chile y Argentina en los años 80. Hay autobuses diarios desde Bariloche a Puerto Varas y Puerto Montt, que emplean algo más de 7 horas en el trayecto; otra opción es alquilar un coche, pero hay un recargo importante (creo que era alrededor de 70 euros) por viajar a Chile, aunque con la ventaja de acortar el tiempo del trayecto y visitar los lugares de interés que hay en el mismo.
Los trámites aduaneros no son excesivamente lentos, aunque los que estamos acostumbrados al espacio Schengen nos parecerán una lata. Recordad que hay que hacer los mismos trámites (control de personas, mercancías y vehículo) en las aduanas de los dos países, tanto a la ida como a la vuelta: se aparca el coche en la fila y se va a pie al edificio de control; una vez pasado el control se recoge el auto para pasar al otro país, previo registro del coche.
La carretera recorre un paisaje fantasmagórico de árboles muertos o moribundos como consecuencia de las cenizas volcánicas que esparció el cercano Calbuco. Es un fenómeno al que no estamos acostumbrados en España, pero que aquí calibramos en toda sus crudeza. No obstante, me di cuenta que la Patagonia chilena zona es mucho más verde que la argentina, de la que venimos, debido a la gran pluviosidad que se da aquí. Este ecosistema húmedo y templado se conoce como bosque o selva valdivianos.
Lo primero que nos encontramos al entrar en Chile por este paso andino es el Parque Nacional Puyehue, con sus correspondientes lagos y el Hotel Termal, resort de lujo rural. Pronto apreciamos que las carreteras chilenas están bastante mejor que las argentinas, un detalle es que los arcenes están asfaltados, mientras que en Argentina eran puro ripio.
Antes de Puerto Varas nos encontramos la ciudad de Osorno, donde podemos hacer una parada para comer. También hay un gran centro comercial que no tiene nada que envidiar a los europeos. Los amigos argentinos me dicen que en Chile todo es más barato, especialmente los electrodomésticos y la electrónica, pero no lo tengo muy claro; me estuve fijando en algunas prendas deportivas, como botas de montaña, y no me parecieron especialmente baratas.
Puerto Varas es la típica población turística del sur de Chile, asentada en la orilla sur del inmenso lago Llanquihue. Su origen es un asentamiento de emigrantes centroeuropeos, como tantas poblaciones de la zona. Y no tuvieron mal gusto en la elección, porque el lugar es bellísimo, enmarcado por los volcanes Calbuco y Osorno, en los que todavía se aprecia sus casquetes nevados. Cuenta con múltiples posibilidades de alojamiento, como los lujosos Hotel La Cabaña o el Bellavista, emplazados en lugares con hermosas vistas sobre el lago. Nosotros escogemos una opción más modesta como el Hostel Malmec, entre la calle Santa Rosa y San Pedro, que queda muy cerca del centro.
Puerto Varas bulle de turistas, mayoritariamente jóvenes extranjeros, que vienen a recorrer los bellos parajes de los alrededores y a disfrutar del ambiente de hostels, pubs y restaurantes. Cuenta también con atractivos arquitectónicos como las casas de madera forradas de tablas de alerce, entre las que destaca la casa Kuschel (calle Klenner, esquina Turismo), antes museo y hoy propiedad privada, por lo que desgraciadamente no puede visitarse. Hay otros atractivos como la Iglesia del Sagrado Corazón, fundada por alemanes, o el curioso museo de Pablo Fierro, donde podemos encontrar una infinidad de cachivaches antiguos, relojes, grabados, etc.
La oferta gastronómica y de copas no le va a la zaga. Por ejemplo nosotros comimos muy buen pescado en el restaurante Las Buenas Brasas (calle San Pedro 543), y también puede ser muy agradable una cena informal en el pub Puerto Varas (calle Santa Rosa 068 - 2° Piso) donde entre otras cosas se puede tomar una sabrosa pizza acompañada con una de sus muchas cervezas artesanales en una bonita terraza, oyendo música suave. También merece la pena una visita al Barista (calle Walker Martínez 211) para tomar un aceptable café y una porción de sus ricas tartas, no es nada barato (pocas cosas lo son en Puerto Varas) pero están muy buenas.
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