CUZCO OTRA VEZ
Volvimos de Machu Pichu bien entrada la noche. Como además estábamos molidos después de subir el Wayna Pichu nos fuimos a la cama temprano. Al día siguiente teníamos todo el día libre en la ciudad.
Una vez desayunados volvimos de nuevo a la plaza de armas para conseguir fotos con la luz de la mañana y desde allí caminamos buscando algo que nos quedara por ver.
Yo tenia noticias de un curioso mural con la historia de la ciudad y mirando en el mapa vimos que se encontraba cerca del Korikancha.
En el camino pasamos por el mercado de San Pedro, un mercado cubierto destinado no solo al comercio de comida de los propios lugareños sino también con varias tiendas de recuerdos, licores y ropa a buen precio.
En una de las tiendas compre una botella de Pisco, un aguardiente de uva, el ingrediente principal del Pisco Sour, el famoso combinado peruano. un autentico pelotazo que tumba a cualquiera si se prepara en su versión mas fuerte (con 3 partes de licor, una de agua azucarada, una de zumo de limón y media clara de huevo).
El korikancha desde fuera, dejando ver los muros incaicos originales con el templo de Santo Domingo construido encima.
El mural inca en la avenida del Sol relata 5 episodios de la historia de Cuzco. Los orígenes, el Imperio Inca, la conquista española, la rebelión y la modernidad. Su autor es Juan Bravo. Por su colorido tiene cierto aire de comic.
A la vuelta pasamos por el Arco de Santa Clara (conmemorativo de la alianza Perú-Bolivia) que da entrada a la Plaza de San Francisco.
Cuando llegamos a la plaza de armas andaba toda revuelta por una concentración de motos y allí estaban todas, bien colocadas, con muchos curiosos a su alrededor y el mejor escenario posible para un fondo de fotografía, La Catedral.
Como era la hora de comer buscamos un restaurante típico del que tenia noticias.
Se trata de la Quinta Eulalia. Una típica picantería cuzqueña difícil de encontrar porque mas bien parece un patio familiar.
Pedimos Chairo (típica sopa-cocido peruano), cuy chactado y rocoto relleno a unos precios muy económicos. Sitio muy recomendable, lastima no haberlo encontrado antes.
Ya quedaba poco para que cerraran cuando visitamos el Museo Inka situado detrás de la catedral.
Se ubica en una casona señorial llamada la casa del almirante por su constructor original Francisco Aldrete Maldonado, llamado al almirante aunque luego haya sufrido varias reconstrucciones. Actualmente pertenece a la Universidad San Antonio Abad de Cuzco.
Se exhibe la mayor colección de vasos ceremoniales de madera pero también cerámica, tejidos, armas e incluso algunas momias.
Se nos hizo de noche por las callejuelas escondidas de los aledaños de la plaza junto a los indestructibles muros incaicos donde abundan pequeños pubs originales con terraza en la calle y música moderna.
Cenamos pronto en un establecimiento que no recuerdo y nos fuimos pronto a dormir porque al día siguiente volaríamos a Lima.