7 de octubre de 2018
Mapa de la etapa 10
Packwood termina para nosotros. Podría haber sido nuestro campamento base durante tres intensos días en los que descubrir y gozar de la cercanía de Mount Rainier, pero en su lugar ha sido el refugio para tres días de mal tiempo e imposibilidad de disfrutar de la naturaleza en la puerta de casa. En cualquier caso, recordaremos con cariño esta casa prefabricada de extraña disposición pero acogedora calefacción, y no descartamos que sea nuestra primera opción si en el futuro decidimos quitarnos la espina de este National Park que la meteorología nos ha negado.
No perdemos la esperanza de aprovechar la zona hasta el último minuto. De hecho, pasamos tres minutos decididos a salir a toda prisa hacia el ya conocido Visitor Center de Paradise, concretamente los que van desde las 7:18 a las 7:21, cuando la webcam que apunta a la cima de Rainier pasa de mostrar la montaña a volver a reflejar cómo las nubes la ocultan por completo.
Los engañosos dos minutos de claridad en la webcam
Así que abortamos la operación “salir casi con el pijama puesto” y agotamos nuestro tiempo en nuestro más reciente hogar. Por poner algo en el aspecto negativo, llama un poco la atención que seamos nosotros los que tenemos que bajar las sábanas hasta la lavadora y sacar la basura a los contenedores exteriores, sobre todo teniendo en cuenta el alto importe que pagamos en la reserva en concepto de tareas de limpieza. La mayoría de alojamientos nos han cobrado poco o nada en ese aspecto, y no han requerido de ninguna acción en particular a nuestra salida. Son las 10:15 cuando nuestro Jeep se pone en marcha y comenzamos un nuevo tramo hacia el sur.
Hasta la próxima, Packwood
Dejamos atrás el bosque que nos ha acunado tres noches
Según se acerca el momento de regresar a la interestatal I-5 vuelve la lluvia y el cielo cubierto. No son buenas noticias ya que nuestro plan para hoy, que ya sabíamos que pendía de un hilo, era visitar un mirador que exige una perfecta visibilidad para que merezca la pena viajar hasta él. Se trata del “Johnston Ridge Observatory”, que tras algo más de una hora desviándonos de nuestra ruta por la carretera 504 nos ofrecería un mirador elevado hacia Mount Saint Helens, un volcán activo de más de 2.500 metros de altura cuya última y más potente erupción -que provocó un auténtico caos de terremotos y cenizas- data de 1980. Sabíamos que dependíamos de una gran casualidad para que justo en este día el volcán estuviera despejado, ya que tiene tendencia a atraer todas las nubes de la zona. Para rematarlo la webcam que nos permite saber en tiempo real la situación en el mirador ha dejado de funcionar, privándonos así de esa referencia que nos permita tomar la decisión en el último momento. A las 12:00, a nuestro paso por Castle Rock, superamos el punto de no retorno para decidir tomar el desvío o no. La decisión está clara. Mientras tanto, por la radio suena “Bye, bye, bye” de N’Sync. Muy acertado. Otra cosa que queda pendiente para el “viaje de quitarse espinas clavadas” que ya empieza a coger forma en nuestra cabeza.
Volvemos al estado de Oregon. Y durante varias millas nos acompaña en carretera un coche con una gran pegatina trasera con un versículo de la Biblia. Cuando podemos verlo un poco más de cerca, otras dos pegatinas más pequeñas acompañan a la principal: una de soporte a Donald Trump y otra contraria al aborto. El paquete completo.
De nuevo en Oregón
Full combo
Nos gastamos 56 euros en un nuevo Walmart, estrenando el regreso a la política de “sin tasas” de Oregon. Comemos en el mismo coche, en el aparcamiento de una gasolinera Love’s en la que volvemos a llenar el depósito por 3,09 dólares el galón, regresando a los precios más económicos en comparación a los de Washington.
Aprovechando que el día ha quedado totalmente despejado de planes por el tiempo, hacemos una parada en el Columbia Gorge Outlets que se encuentra de paso en nuestro trayecto. Si no supiéramos que mañana nos espera un día dedicado en exclusiva a las compras en el conveniente Woodburn Premium Outlets, esta sería una muy buena segunda opción. No hay tanta variedad de tiendas, pero las que hay -Famous Footwear, Tommy Hilfiger, Gap, Levi’s…- presentan descuentos suficientemente atractivos como para que tengamos que resistir la tentación de llevarnos algo aquí y ahora.
De nuevo entre percheros
Una nueva parada rápida de compras en un local de la cadena Trader Joe’s para recargar nuestras reservas de los cereales favoritos de L y retomamos la marcha, esta vez para detenernos en un centro comercial “de los de toda la vida. Cuando bajamos del coche y nos dirigimos a una de las entradas del Clackamas Town Center a mí me viene a la cabeza un pensamiento un tanto tétrico: es domingo y nos dirigimos a un centro comercial estadounidense muy concurrido. Suena a la premisa para esas lamentables noticias que varias veces al año llegan a los informativos hablando de un tiroteo masivo. Para rebajar la tensión intentas pensar en la cantidad de centros comerciales que deben estar abarrotados por todo el país ahora mismo y en cuál es la probabilidad de que te toque a ti, pero el pensamiento ya está ahí.
Pasamos por otra tienda más de Famous Footwear, y la fijación de L por llevarse un par de zapatillas New Balance al fin se apunta un tanto. Con un 25% de descuento, consigue un modelo que encaja perfectamente con sus gustos por 42 dólares, precio final. Paseamos un poco más por los pasillos del centro comercial antes de terminar la visita: un salón de juegos en el que celebrar eventos tales como cumpleaños, con chavales pegados a grandes televisores en los que predomina la presencia de partidas de Fortnite. Otra tienda de Hot Topic, con la misma falta de stock de la figura de Doctor Who que ando buscando que en todas las demás. Una tienda física de la conocida tienda Think Geek, llevando el coleccionismo y merchandising de la cultura pop a cotas muy altas con todo tipo de artículos que harían las delicias de las vitrinas más exigentes. Y por último, junto a la salida y tras atravesar el inmenso pabellón de locales de restauración, unos cines que nos apuntamos como posible alternativa si los próximos días siguen tan lluviosos como se prevee.
No hay escapatoria de Fortnite
Thinkgeek juega en otra liga
Vaya castañazo...
Nos lanzamos al último tramo al volante del día, el cual nos lleva rumbo al este por una carretera de un solo carril por sentido hasta más allá de la localidad de Sandy. Según nos acercamos a la meta la lluvia se intensifica y cae con más fuerza que durante todo el día, sabiendo que así será más divertido el proceso de descargar todo lo que llevamos en el maletero. Conducimos lentamente por un camino de tierra con vegetación a lado y lado, buscando en cada entrada una “sandía gigante” que debería servirnos de referencia para saber cuál es nuestra entrada. Lo encontramos, giramos y tras unos metros nos encontramos… ¡patos! ¡Patos viniendo hacia nosotros!
Vale la pena poner las cosas en contexto. Nuestro nuevo alojamiento, y es algo que ya sabíamos a través de su ficha en Airbnb, es una pequeña casa anexa a la vivienda principal en… una granja. Así que los patos, y su estanque estratégicamente instalado junto a nuestra puerta, es algo que ya anticipábamos y teníamos ganas de presenciar con nuestros propios ojos. Pero además hay que sumar un par de cerdos. Y cabras. Y gallinas. Y, rizando el rizo, un par de alpacas. Pero evidentemente esas ruidosas aves que van patrullando la zona y emitiendo graznidos se llevan toda nuestra atención.
Animales aparte, nos da la bienvenida a la “Green Acres Farm” su dueña, Julie. En el interior del estudio privado que hemos reservado encontramos una única estancia amplia bien distribuida para dar cabida a dos camas, un pequeño salón con sillones y televisor, una mesa con taburetes y una pequeña cocina con nevera, microondas, fregadero y fogón portátil pero sin horno. Es aquí donde encontramos varios cestos con cereales, chocolatinas y otras delicias obsequio de la casa. El cuarto de baño es lo único separado de la estancia principal, y dentro de él nos espera una ducha. Junto a la entrada, en una estufa que simula ser una chimenea, reposa un tarro de lo que parece comida para animales junto a un papel invitándonos a que se lo echemos a cualquiera de los inquilinos de la granja si queremos pasar un rato con ellos.
Green Acres Farm
Vecinos (I)
Vecinos (II)
Vecinos (III)
Vecinos (y IV)
Con el equipaje ya descargado, echando vistazos de vez en cuando al exterior para controlar las “patopatrullas” y comprobando que la conexión a Internet es buena, llega la hora de cenar. Con algo de comida precocinada calentada al microondas, disfruto del estreno de Jodie Whitaker como la nueva reencarnación del Doctor, y a las 23:00 decidimos que es hora de irse a dormir.
Equipo 13th
Comfort food
Para mañana nos importa muy poco la previsión del tiempo, ya que ni una granizada podría echar por tierra nuestros planes: renovar nuestro armario aprovechando los precios de la cadena Simon Outlets. Así que cerramos los ojos con la mente muy tranquila pero cuando en España ya pasa de las 8 de la mañana todavía hay tiempo a que L en el silencio de la noche lance el aire una frase para echar un poco por tierra los ánimos:
“¿Te das cuenta de que en una semana estaremos en el trabajo?”