Hoy no madrugamos. Aun así como tampoco somos de trasnochar nos hemos levantado temprano.
Hemos desayunado en la terraza y a las 7 nos han traído la Moto. Tras dejar en la recepción un par de mochilas con cosas para no ir cargados hemos arrancado sobre las 8.
En Bohol teníamos cuatro objetivos para ver: cascadas, el río, los monos tarsiers y unas montañas llamadas "chocolate hills". Nuestra idea hoy era ver un par de cascadas y el río pero ingenuos de nosotros no contábamos con que los tiempos que promedia google aquí se duplican y se hacen duros sobre la moto. Nos hemos dado cuenta yendo a la cascada Camugao. Cuando no es un tráfico horroroso, son curvas o carretera llena de baches. Vamos que hemos tardado en llegar a la cascada casi una hora, a buena hora se nos ha ocurrido ir a esa cascada, error. Primero hemos parado en unas que pillaban de camino "Kawasan falls", el nombre es igual que las de Cebú pero la cascada es un hilo de agua lastimero. Cuando por fin hemos llegado a Camugao íbamos asfixiados de calor y encima para acceder a la cascada hay que andar 10 minutos entre arrozales y luego descender al cauce del río.
La cascada al menos está bien. No hay un alma, que por otra parte es normal porque está perdida de la mano de dios. La cascada es bastante alta aunque tampoco lleva mucha agua. Cae en una laguna encajonada con puntos alrededor de los que se puede saltar. Tras una hora de moto había que tirarse al agua si o sí. Después de tirarme de 15 metros en Cebú ya soy un experto así que hasta de cabeza!
Tras marear en la cascada la idea era ir hasta el alojamiento de Loboc pasando de camino a ver los tarsiers y después ir a las chocolate hill... Pues me quedo corto si tacho el plan de ambicioso. De la cascada a Loboc hemos tardado otra hora. Por el camino hemos pasado por los tarsiers de Corella pero al ver que había hasta autobuses aparcados hemos seguido hacia Loboc.
A Loboc hemos llegado a las 12 y con ganas de cualquier cosa menos de moto. Así que las Chocolate hills ni de broma porque están a una hora.
El alojamiento "Water to forest" esta genial. Ellos hacen las salidas en Paddle Surf y el alojamiento es muy autentico. Al momento de hacer la reserva te mandan un mail para que hagas un adelanto. Ahi es bueno decirles que estas interesado en el tour de paddle surf del "atardecer + luciernagas" y que te reserven una tabla. El tour empieza a las 17:00 y termina a las 20:00. El alojamiento son unas cabañas en lo alto a la orilla del río. El río es una chulada porque es bastante ancho bordeado de palmeras. Para llegar al alojamiento son dos kilómetros de carretera de bache al lado del río pasando por casitas locales y filipinos poniéndose finos porque es viernes. Al llegar hemos dejado las cosas y nos hemos tumbado en la hamaca de la cabaña. Hemos comido en el alojamiento y hemos visto donde podríamos ir sin que sea una paliza de moto. las 17 tenemos que estar en las cabañas porque hacemos la actividad de paddle surf por el río con el atardecer y las luciérnagas. Mirando el mapa hemos decidido poner rumbo a una tirolina que nos dijo un chaval ayer que estaba bien y la tenemos a 10 minutos.
Tras reposar la comida volvemos a castigar nuestros culos con la moto hasta la tirolina. Nada más llegar compramos los tickets y cuando vamos hacia la tirolina nos fijamos en un grupo de 20 chinos que van delante de nosotros... Nos ha tocado esperar como 20 minutos a que se tiraran todos los chinos. Que locura esta gente, yo no sé qué pasa en china pero los chinos son tremendos. Cuando por fin nos ha tocado la escena es graciosa. Te ponen una especie de delantal al que enganchan unos mosquetones. Una vez enganchan los mosquetones te tumbas boca abajo y quedas colgado como superman. Al grito de uno, dos, tres te tiran hacia el cañón del río. La experiencia mola mucho porque cruzas el río entero desde lo alto y encima boca abajo. Al llegar al final frenas y toca bajar... Para volver al inicio solo se puede en una especie de teleférico en el que caben 7 personas... Delante tenemos como a 30 chinos... 40 minutos para bajar, 40 minutos rodeados de chinos hiperemocionados con todo. Al menos no te aburres porque no dejan de sorprender.
Cuando nos ha tocado bajar ha sido con 5 de ellos. Los tíos iban contentísimos hasta se han puesto a balancear el teleférico mientras gritaban y se reían. Con la tontería hemos echado ya media tarde. De la tirolina hemos ido a un puente de bambú que no es gran cosa salvo porque hemos visto una vaca bañándose bajo el puente, tras grabarla hemos vuelto al alojamiento. Por el camino hemos parado en una panadería a comprar ensaimadas filipinas para desayunar mañana, ayer comimos en el buceo y nos hemos quedado con ganas.
De vuelta al alojamiento nos hemos tumbado un rato y a las 17 ya estábamos en bañador, con un remo en la mano a la orillas del río. Vamos hacer SUP (stand up paddle) que viene a ser ir de pie encima de una tabla, más ancha que la de surf, y remando con una pala. No tiene ningún misterio ya que el río es súper tranquilo y el agua baja muy lentamente. La actividad consiste en remar río arriba para luego volver con el atardecer mientras se hace de noche y se va en busca de luciérnagas. Vamos un guía filipino, una holandesa, una alemana (que no para de cascar), una surcoreana y nosotros dos. La actividad ha sido lo mejor del día, junto a la tirolina, sin duda. La escena de los seis remando río arriba es genial. Hemos llegado a una zona con lianas para tirarte, el único que se ha animado a tirarse he sido yo. Desde ahí se da media vuelta y con el atardecer de frente vas río abajo. Ya de noche y con la luz de la luna la sensación de ir remando es para recordar. Eso si el SUP cansa. Llevábamos ya casi una hora remando a la luz de la luna y cuando empezábamos a creer que lo de las luciérnagas era un timo llegamos a un árbol que parpadeaba entero como si fuera un arbolito de navidad. Cientos de luciérnagas revoloteando por el árbol parpadeando a la vez. Alguna luciérnaga se acercaba a nosotros y te pasaban brillando al lado. Muy chulo. Yo había visto luciérnagas antes en indonesia y en Sudáfrica pero nunca tantísimas juntas. La imagen es calcadita al árbol de navidad.
Después de un rato toca una hora de remar río arriba hasta nuestro embarcadero. Ha sido la parte más cansada pero a mí ha encantado. Vas remando solo, todo iluminado ténuemente y de vez en cuando te sale al paso una luciérnaga. No todo es idílico, a medio camino he topado con una rama en el medio del río que me ha tirado al agua, así que el resto del trayecto ha sido idílico pero mojado.
Hemos llegado a las 20 tras tres horas en la tabla, cuando estábamos viendo las luciérnagas el guía dijo que si se te acerca una da buena suerte pues ha sido como si el mismísimo Disney nos hubiera escuchado. Dejando la tabla una luciérnaga se nos ha acercado hasta el punto de cogerla con la mano y quedarse posada recorriendo la mano mientras brillaba hasta que se ha ido al soplarle, imagino que esto funcionará como las estrellas fugaces así que por si acaso el deseo se pide.
El cansancio acumulado de todo el día al sol y el remo se notaba. Nos esperaban con la cena preparada y tras comer sin penas hablar hemos caído en la cabaña como si nos hubieran pegado un tiro.
Hemos desayunado en la terraza y a las 7 nos han traído la Moto. Tras dejar en la recepción un par de mochilas con cosas para no ir cargados hemos arrancado sobre las 8.
En Bohol teníamos cuatro objetivos para ver: cascadas, el río, los monos tarsiers y unas montañas llamadas "chocolate hills". Nuestra idea hoy era ver un par de cascadas y el río pero ingenuos de nosotros no contábamos con que los tiempos que promedia google aquí se duplican y se hacen duros sobre la moto. Nos hemos dado cuenta yendo a la cascada Camugao. Cuando no es un tráfico horroroso, son curvas o carretera llena de baches. Vamos que hemos tardado en llegar a la cascada casi una hora, a buena hora se nos ha ocurrido ir a esa cascada, error. Primero hemos parado en unas que pillaban de camino "Kawasan falls", el nombre es igual que las de Cebú pero la cascada es un hilo de agua lastimero. Cuando por fin hemos llegado a Camugao íbamos asfixiados de calor y encima para acceder a la cascada hay que andar 10 minutos entre arrozales y luego descender al cauce del río.
La cascada al menos está bien. No hay un alma, que por otra parte es normal porque está perdida de la mano de dios. La cascada es bastante alta aunque tampoco lleva mucha agua. Cae en una laguna encajonada con puntos alrededor de los que se puede saltar. Tras una hora de moto había que tirarse al agua si o sí. Después de tirarme de 15 metros en Cebú ya soy un experto así que hasta de cabeza!
Tras marear en la cascada la idea era ir hasta el alojamiento de Loboc pasando de camino a ver los tarsiers y después ir a las chocolate hill... Pues me quedo corto si tacho el plan de ambicioso. De la cascada a Loboc hemos tardado otra hora. Por el camino hemos pasado por los tarsiers de Corella pero al ver que había hasta autobuses aparcados hemos seguido hacia Loboc.
A Loboc hemos llegado a las 12 y con ganas de cualquier cosa menos de moto. Así que las Chocolate hills ni de broma porque están a una hora.
El alojamiento "Water to forest" esta genial. Ellos hacen las salidas en Paddle Surf y el alojamiento es muy autentico. Al momento de hacer la reserva te mandan un mail para que hagas un adelanto. Ahi es bueno decirles que estas interesado en el tour de paddle surf del "atardecer + luciernagas" y que te reserven una tabla. El tour empieza a las 17:00 y termina a las 20:00. El alojamiento son unas cabañas en lo alto a la orilla del río. El río es una chulada porque es bastante ancho bordeado de palmeras. Para llegar al alojamiento son dos kilómetros de carretera de bache al lado del río pasando por casitas locales y filipinos poniéndose finos porque es viernes. Al llegar hemos dejado las cosas y nos hemos tumbado en la hamaca de la cabaña. Hemos comido en el alojamiento y hemos visto donde podríamos ir sin que sea una paliza de moto. las 17 tenemos que estar en las cabañas porque hacemos la actividad de paddle surf por el río con el atardecer y las luciérnagas. Mirando el mapa hemos decidido poner rumbo a una tirolina que nos dijo un chaval ayer que estaba bien y la tenemos a 10 minutos.
Tras reposar la comida volvemos a castigar nuestros culos con la moto hasta la tirolina. Nada más llegar compramos los tickets y cuando vamos hacia la tirolina nos fijamos en un grupo de 20 chinos que van delante de nosotros... Nos ha tocado esperar como 20 minutos a que se tiraran todos los chinos. Que locura esta gente, yo no sé qué pasa en china pero los chinos son tremendos. Cuando por fin nos ha tocado la escena es graciosa. Te ponen una especie de delantal al que enganchan unos mosquetones. Una vez enganchan los mosquetones te tumbas boca abajo y quedas colgado como superman. Al grito de uno, dos, tres te tiran hacia el cañón del río. La experiencia mola mucho porque cruzas el río entero desde lo alto y encima boca abajo. Al llegar al final frenas y toca bajar... Para volver al inicio solo se puede en una especie de teleférico en el que caben 7 personas... Delante tenemos como a 30 chinos... 40 minutos para bajar, 40 minutos rodeados de chinos hiperemocionados con todo. Al menos no te aburres porque no dejan de sorprender.
Cuando nos ha tocado bajar ha sido con 5 de ellos. Los tíos iban contentísimos hasta se han puesto a balancear el teleférico mientras gritaban y se reían. Con la tontería hemos echado ya media tarde. De la tirolina hemos ido a un puente de bambú que no es gran cosa salvo porque hemos visto una vaca bañándose bajo el puente, tras grabarla hemos vuelto al alojamiento. Por el camino hemos parado en una panadería a comprar ensaimadas filipinas para desayunar mañana, ayer comimos en el buceo y nos hemos quedado con ganas.
De vuelta al alojamiento nos hemos tumbado un rato y a las 17 ya estábamos en bañador, con un remo en la mano a la orillas del río. Vamos hacer SUP (stand up paddle) que viene a ser ir de pie encima de una tabla, más ancha que la de surf, y remando con una pala. No tiene ningún misterio ya que el río es súper tranquilo y el agua baja muy lentamente. La actividad consiste en remar río arriba para luego volver con el atardecer mientras se hace de noche y se va en busca de luciérnagas. Vamos un guía filipino, una holandesa, una alemana (que no para de cascar), una surcoreana y nosotros dos. La actividad ha sido lo mejor del día, junto a la tirolina, sin duda. La escena de los seis remando río arriba es genial. Hemos llegado a una zona con lianas para tirarte, el único que se ha animado a tirarse he sido yo. Desde ahí se da media vuelta y con el atardecer de frente vas río abajo. Ya de noche y con la luz de la luna la sensación de ir remando es para recordar. Eso si el SUP cansa. Llevábamos ya casi una hora remando a la luz de la luna y cuando empezábamos a creer que lo de las luciérnagas era un timo llegamos a un árbol que parpadeaba entero como si fuera un arbolito de navidad. Cientos de luciérnagas revoloteando por el árbol parpadeando a la vez. Alguna luciérnaga se acercaba a nosotros y te pasaban brillando al lado. Muy chulo. Yo había visto luciérnagas antes en indonesia y en Sudáfrica pero nunca tantísimas juntas. La imagen es calcadita al árbol de navidad.
Después de un rato toca una hora de remar río arriba hasta nuestro embarcadero. Ha sido la parte más cansada pero a mí ha encantado. Vas remando solo, todo iluminado ténuemente y de vez en cuando te sale al paso una luciérnaga. No todo es idílico, a medio camino he topado con una rama en el medio del río que me ha tirado al agua, así que el resto del trayecto ha sido idílico pero mojado.
Hemos llegado a las 20 tras tres horas en la tabla, cuando estábamos viendo las luciérnagas el guía dijo que si se te acerca una da buena suerte pues ha sido como si el mismísimo Disney nos hubiera escuchado. Dejando la tabla una luciérnaga se nos ha acercado hasta el punto de cogerla con la mano y quedarse posada recorriendo la mano mientras brillaba hasta que se ha ido al soplarle, imagino que esto funcionará como las estrellas fugaces así que por si acaso el deseo se pide.
El cansancio acumulado de todo el día al sol y el remo se notaba. Nos esperaban con la cena preparada y tras comer sin penas hablar hemos caído en la cabaña como si nos hubieran pegado un tiro.