Había contratado desde casa y por recomendaciones un coche de alquiler con Trocadero Cars por 140 euros, sin fianza, sin seguros raros, sin kilometraje, un Ford Fiesta o similar. La verdad, para mí, no tener que dejar en Marrakech colgados 1500 euros de la tarjeta de crédito como fianza es un punto a favor. El tráfico es caótico y nunca sabes que puede pasar, seguramente hasta pasados días de estar en casa no tendrías tu dinero en la cuenta y si no vuelve… a ver qué haces. Hicham, el propietario de la empresa contestaba rápidamente al whatsapp y email, me pidió 28 euros transferidos a una cuenta francesa que por momentos pensaba que no llegaba nunca ya que estuvo 5 días para confirmar, pero por fin, llegó, posteriormente 112 euros a la entrega. Y así fue, a las 8.30 de la mañana estaba en el Riad un señor que parecía Colombo con las llaves y el contrato y el coche que revisé, un Fiat Punto con 96 mil km, teníamos ¼ de depósito y aparentemente todo bien. Hasta que a mitad de camino descubrimos que el aire acondicionado no funcionaba, afortunadamente, no era época de que el sol machacara mucho.
Pagamos el Riad, que fue 110 euros y nos montamos en el coche. El señor nos encaró hacia la carretera de salida hacia Ait Ben Haddou que era nuestro primer destino y después de su propinilla, se marchó.
Cuando viajo por el extranjero, si no tengo claro si voy a tener internet, me descargo la app para móvil Here Go Maps, que funciona online descargando en casa los mapas del país y va perfecta. Como siempre, Google maps allí hizo agua pese a tener internet en el móvil. Compré un cargador de mechero para el móvil y a la marcha.
Gasolineras en las grandes ciudades hay muchas, muchas, a mitad camino ya no hay tantas por lo que llené a tope en Marrakech, 330 dh acabar de llenar el depósito.
En Marruecos, los pasos de peatones no se respetan, en las rotondas el que está dentro no tiene preferencia y la gente, normalmente respeta las normas de velocidad.
La carretera es buena, mejor de lo que esperaba, no se puede correr, por lo que se hace algo monótona. Se suben dos puertos de montaña, por lo que el paisaje va cambiando varias veces conforme van pasando los kilómetros. El puerto del Tizi n’Tichka está en obras y tiene pinta de que la obra va a durar toda la vida. Por lo que se traga bastante polvo y se va lento, ya que es la única ruta al este, por ahí van todos los furgones y todoterrenos repletos de turistas, taxis y coches de particulares y todos como locos, hasta el autobús de línea.
Finalmente se llega a Ait Ben Haddou que es una pasada. Hay una carretera con restaurantes a ambos lados y parkings, como eran las 2, decidimos comer antes. No teníamos allí muchas referencias así que elegimos uno en el que había un par de mesas con turistas, el Zaytoune, nada de especial, más bien malo, y lento, con unos baños bastante asquerosos, nos costó 115 dh. Después de la comida y esperando que hubiera menos gente nos dirigimos hacia el pueblo. Accedimos por la zona lateral, mirando la ciudad de frente, a la izquierda, hay un puente que cruce el rio, por ahí se accede sin problemas y ya de ahí puedes callejear y subir hacia arriba. Hay buenas vistas desde lo más alto, se ve el Atlas todo nevado y varios pueblos de alrededor. La kashba se ve bastante bien desde arriba. Posteriormente bajamos e intentamos ir hacia la parte frontal sin cruzar las casas de los habitantes del pueblo que piden dinero por cruzar, así que fuimos hacia la parte más hacia la derecha, mirando de frente, y seguimos un camino que nos lleva entre unas cañas y plantaciones a la parte frontal donde se hacen las fotos buenas. Después de un rato de buenas fotos seguimos marcha, teníamos aun buen trecho de carretera.
Conducir hasta las gargantas del Dades, lugar que, como el anterior tiene un rato de buenas fotos y poco más, curiosa es la zona de las monkey fingers, unas rocas formadas de manera natural que parecen dedos de mono, están a unos kilómetros antes de llegar a las gargantas. Curioso es también un colorido valle que hay justo antes de llegar. Marruecos tiene grandes contrastes.
El siguiente destino era Tinehir, donde nos alojamos en el Tissili Guest House, una pensión ubicada frente a un impresionante palmeral. La pensión no es demasiado allá aunque está situado en un lugar increíble. La atención del personal y la comida fue perfecta, las comodidades ya no eran demasiado allá. Nos costó 30 euros la noche con desayuno. Pudimos cenar allí muy a gusto y hablar muy amistosamente con los propietarios, ya que estábamos solos.
Pagamos el Riad, que fue 110 euros y nos montamos en el coche. El señor nos encaró hacia la carretera de salida hacia Ait Ben Haddou que era nuestro primer destino y después de su propinilla, se marchó.
Cuando viajo por el extranjero, si no tengo claro si voy a tener internet, me descargo la app para móvil Here Go Maps, que funciona online descargando en casa los mapas del país y va perfecta. Como siempre, Google maps allí hizo agua pese a tener internet en el móvil. Compré un cargador de mechero para el móvil y a la marcha.
Gasolineras en las grandes ciudades hay muchas, muchas, a mitad camino ya no hay tantas por lo que llené a tope en Marrakech, 330 dh acabar de llenar el depósito.
En Marruecos, los pasos de peatones no se respetan, en las rotondas el que está dentro no tiene preferencia y la gente, normalmente respeta las normas de velocidad.
La carretera es buena, mejor de lo que esperaba, no se puede correr, por lo que se hace algo monótona. Se suben dos puertos de montaña, por lo que el paisaje va cambiando varias veces conforme van pasando los kilómetros. El puerto del Tizi n’Tichka está en obras y tiene pinta de que la obra va a durar toda la vida. Por lo que se traga bastante polvo y se va lento, ya que es la única ruta al este, por ahí van todos los furgones y todoterrenos repletos de turistas, taxis y coches de particulares y todos como locos, hasta el autobús de línea.
Finalmente se llega a Ait Ben Haddou que es una pasada. Hay una carretera con restaurantes a ambos lados y parkings, como eran las 2, decidimos comer antes. No teníamos allí muchas referencias así que elegimos uno en el que había un par de mesas con turistas, el Zaytoune, nada de especial, más bien malo, y lento, con unos baños bastante asquerosos, nos costó 115 dh. Después de la comida y esperando que hubiera menos gente nos dirigimos hacia el pueblo. Accedimos por la zona lateral, mirando la ciudad de frente, a la izquierda, hay un puente que cruce el rio, por ahí se accede sin problemas y ya de ahí puedes callejear y subir hacia arriba. Hay buenas vistas desde lo más alto, se ve el Atlas todo nevado y varios pueblos de alrededor. La kashba se ve bastante bien desde arriba. Posteriormente bajamos e intentamos ir hacia la parte frontal sin cruzar las casas de los habitantes del pueblo que piden dinero por cruzar, así que fuimos hacia la parte más hacia la derecha, mirando de frente, y seguimos un camino que nos lleva entre unas cañas y plantaciones a la parte frontal donde se hacen las fotos buenas. Después de un rato de buenas fotos seguimos marcha, teníamos aun buen trecho de carretera.
Conducir hasta las gargantas del Dades, lugar que, como el anterior tiene un rato de buenas fotos y poco más, curiosa es la zona de las monkey fingers, unas rocas formadas de manera natural que parecen dedos de mono, están a unos kilómetros antes de llegar a las gargantas. Curioso es también un colorido valle que hay justo antes de llegar. Marruecos tiene grandes contrastes.
El siguiente destino era Tinehir, donde nos alojamos en el Tissili Guest House, una pensión ubicada frente a un impresionante palmeral. La pensión no es demasiado allá aunque está situado en un lugar increíble. La atención del personal y la comida fue perfecta, las comodidades ya no eran demasiado allá. Nos costó 30 euros la noche con desayuno. Pudimos cenar allí muy a gusto y hablar muy amistosamente con los propietarios, ya que estábamos solos.