10 – VIVIENDO LA SELVA ✏️ Diarios de Viajes de Centro Africa R.Parece que acabas de acostarte en tu tienda, cuando ya te despiertan los gritos y las risas de los bayaka, ya hay luz y te preguntas si esta gente duerme algún rato. Te levantas y sales de la tienda y lo primero es buscar algún rincón donde...Diario: NDIMA NABONÉ (La selva es la madre)⭐ Puntos: 5 (14 Votos) Etapas: 14 Localización: Centro Africa R.Parece que acabas de acostarte en tu tienda, cuando ya te despiertan los gritos y las risas de los bayaka, ya hay luz y te preguntas si esta gente duerme algún rato. Te levantas y sales de la tienda y lo primero es buscar algún rincón donde aliviarse, así que te alejas una decenas de metros del campamento y cuando te vuelves y ves el humo saliendo entre las plantas y oyes el murmullo de la gente andando por el campamento, la sensación que te invade es de tranquilidad, de estar en un sitio seguro, estas en casa. Puede parecer algo extraño sentirse así en mitad de una selva, poblada por animales que pueden acabar contigo en un santiamén, desde arañas hasta gorilas o elefantes, pasando por serpientes o leopardos o que aun estando de suerte de no toparte con ninguno de ellos, difícilmente consigas salir de la selva por tus propios medios, pero lo cierto es que la sensación que recuerdo aun hoy perfectamente es esa, tranquilidad y seguridad. Por otro lado, aunque creas estar solo, no lo estas. Más cerca o más lejos, pero controlándote continuamente hay algún bayaka, probablemente algún crio o varios a los que han encargado velar por la seguridad de los extranjeros y no perderles en caso de que nos alejemos del campamento, el nombre que nos dan a los blancos que estamos aquí es el mismo que usan para referirse a los bebes y es que en efecto, en esta selva, nosotros estamos indefensos como un bebe, así que, al igual que se debe vigilar a los hermanos pequeños, nosotros tenemos una “brigada de seguridad” asignada y lista para evitar que nos metamos en líos. Una vez hemos desayunado, hay que decidir que vamos a hacer hoy, las opciones son variadas, podemos ir a cazar, podemos ir a pescar o a recolectar frutos o simplemente quedarnos tranquilamente en el poblado, tomar un baño en el riachuelo y pasear por el poblado intentando entenderte con los bayaka que se han quedado, que aunque pueda parecer difícil dado que muy pocos de ellos chapurrean algo de francés, adoptar el lenguaje universal de signos y una sonrisa son todo lo que necesitas para poder disfrutar de su compañía. La forma de cazar de los bayaka, consiste en dividirse en varios grupos, los más numerosos, dan un rodeo para empujar a los animales hacia determinadas zonas, mientras, los grupos más pequeños (normalmente de dos o tres) se apostan en determinados lugares donde extienden entre la maleza unas redes, hechas con lianas,en los lugares por donde van a pasar los animales huyendo de los grupos que les empujan. Una vez el animal se engancha en la red, los bayakas responsables de la misma corren hacia el animal para matarlo con sus lanzas. Hay que ser rápido, pues normalmente, el animal no va a estar mucho rato enredado y se liberará huyendo en otra dirección. A nosotros nos ponen en estos grupos a cargo de las redes y allí esperamos la llegada de algún cerdo salvaje, antílope o cualquier otro candidato a cena que pase por allí. La mayor parte del tiempo se pasa sentado cerca de la red, en algún lugar donde puedas llegar rápidamente hasta el animal enredado, pero no tan cerca como para que el animal cuando llegue note tu presencia allí y se desvíe. Además, tampoco puedes hacer mucho ruido, ya que los animales lo oirán y se desviarán, así que la caza, en nuestro caso, se reduce a una larga espera y a unos segundos de actividad frenética cuando un antílope queda enganchado en la red. Unas horas después, regresamos al campamento transportando los resultados de la caza del día, los cuales han sido en general, bastante satisfactorios. La pesca en los riachuelos de la selva, normalmente es una tarea a la que se dedican las mujeres, la técnica es sencilla, bueno, sencilla si sabes dónde y cuándo aplicarla, que ese es el secreto de una buena o una mala pesca. Una vez escogido el lugar, se construye una pequeña presa aislando un tramo del riachuelo y a una vez cerrada el área, se procede a vaciarla de agua con cualquier utensilio que pueda utilizarse para ello, manos incluidas. A medida que va bajando el nivel del agua, van apareciendo los peces, a los cuales, después de propinarles un machetazo, se depositan en bolsas o cubos para transportarlos al campamento, aparte de peces, en ocasiones puedes encontrar también tortugas, una especie de cangrejos y otras especies variadas. Cuando se termina la recolección, empieza la segunda parte de la búsqueda, hay algunos peces que se entierran en el barro del fondo, entre raíces de árboles, los bayaka empiezan entonces a hundir las manos en el barro buscando a estos peces, el problema, es que a veces, además de peces, puedes desenterrar alguna serpiente y según cual sea la serpiente, ándate con ojo, pues algunas de ellas tienen un potente veneno capaz de matar a una persona en segundos, lo cual convierte la pesca en una especie de actividad de alto riesgo. Estas actividades, así como la recolección de frutas, tarea de la que muchas veces se encargan los niños, que nos dan a catar algunas de las frutas recolectadas, de las cuales no tengo ni idea de donde salen o como se llaman, pero que son sencillamente deliciosas, ocupan buena parte del día, es a partir de primeras horas de la tarde, cuando ya han regresado al campamento las distintas partidas de caza y pesca y ya estamos todos allí cuando empieza la parte que a mi particularmente más me ha gustado de la estancia con los bayaka. En un ambiente relajado, con los críos jugando, columpiándose de las lianas, es cuando podemos relacionarnos con todos los habitantes del campamento. Sentarnos junto a una hoguera donde las mujeres están cociendo alguna raíz o junto a los cazadores que aprovechan estas horas para reparar redes y afilar las puntas de las lanzas, comunicándonos con ellos como podemos, jugando con los críos que no dejan de acercarse, a ver cuál de ellos es el más valiente y se atreve a tocar al blanco y otras actividades parecidas, nos ocupan hasta la hora de cenar. Es asimismo, en estas horas de “actividades sociales” cuando aprendes más acerca de esta gente, su forma de vida, como se relacionan entre ellos, etc. Los bayaka viven en una sociedad totalmente anárquica, nadie está obligado a nada, cada uno hace lo que le cree mejor, no hay jefes, ni lideres ni nada parecido, la única división social que se da es según la edad. Las familias con niños pequeños viven juntos en una cabaña, cuando los niños crecen y pasan a ser adolescentes, abandonan la cabaña para agruparse con otros de su misma edad y duermen en una zona aparte todos juntos. Por lo demás, uno es muy libre de apuntarse a la partida que va a salir de caza o de quedarse en su cabaña viendo el tiempo pasar, de dejar el campamento y regresar al poblado que esta fuera de la selva o a la inversa, sin necesidad de dar ninguna explicación a nadie. Solamente si alguno comete alguna falta que se considere grave, se reunirá todo el poblado y se deliberará acerca de cuál es el castigo a aplicar, la pena máxima será la expulsión del infractor del campamento. Tampoco existe claramente el concepto de propiedad privada, si delante de tu cabaña has dejado una olla y alguien la necesita, viene y se le lleva, aquí todo es de todos y eso nos incluye a nosotros, si eres fumador y sacas un paquete, ten por seguro que vas a quedarte automáticamente con el paquete vacío, el tabaco les vuelve locos, cuando pueden hacerse con algún cigarrillo se lo pasan entre ellos como el que comparte una golosina con los amigos y si no tienen a mano ningún cigarrillo, pues tampoco es un gran problema, saben encontrar plantas, el tabaco de la selva como le llamamos nosotros, que más que tabaco es una especie de marihuana, la cual enrollan con hojas secas, fabricándose sus propios cigarrillos. Y así vivimos la selva, saliendo con las partidas de caza o pesca por las mañanas, bañándonos en el riachuelo y pasando las tardes relajados en el poblado, compartiendo el tiempo y las experiencias con nuestros anfitriones hasta la llegada de la hora de la cena y las ceremonias de los cantos y los bailes de los espíritus, así pasamos unos días que serán para todos nosotros sencillamente inolvidables. Índice del Diario: NDIMA NABONÉ (La selva es la madre)
01: 1.- INTRODUCCION
02: 2.- BANGUI
03: 3.- EN RUTA HACIA BAYANGA
04: 4.- DZANGA SANGHA, ELEFANTES Y GORILAS
05: 5.- SANGHA BAI
06: 6.- GORILAS
07: 7.- BAYAKAS
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