Hoy íbamos a visitar el Rijksmuseum de Amsterdam, el principal museo de arte de la ciudad por contener destacadas obras de la Edad de Oro neerlandesa.
La entrada también estaba incluida en la Amsterdam Card, con lo cual no teníamos que pagar entrada. Pero su coste es de 20€ si las compráis en taquilla, o de 19€ comprándola con antelación por internet. Nosotras reservamos la entrada a través de Internet un par de meses antes. Al reservar por internet, marcamos que teníamos la Amsterdam Card y nos mandaron un justificante a través del correo electrónico, para recoger la entrada directamente en el museo.
El horario es de 9 a 17h. Como sabíamos que el museo era muy grande, fuimos lo antes posible, para que nos diera tiempo a hacer más cosas por la tarde. Os recomiendo ir a primera hora porque no hay colas todavía para entrar, luego enseguida se va llenando todo.
Tuvimos que dejar las mochilas en la taquilla, que como en otros sitios es gratuita y después pasamos donde las audioguías. La audioguia se tenía que pagar a parte pero te podías bajar la app para el movil de forma totalmente gratuita, y en ella se encontraba el mismo contenido en audio.
Esto era al salir del museo. Ya veis que en la entrada donde te escaneaban la entrada ya hay colas considerables...
Lo primero que hicimos fue a ir a la galería del Honor, que es donde se encuentran las mejores obras del museo, o al menos las más aclamadas. La galería está en la segunda planta, subiendo las escaleras de la izquierda pasado el mostrador donde están las audioguias. Hay que seguir las indicaciones que marcan 1600-1650 y 'The collection'. La chica de la entrada nos recomendó ir primero aquí, porque es donde se suele acumular más gente.
En las fotos se ve más gente de la que había a primera hora porque éstas las tomé cuando ya nos marchábamos, a mediodía.
Al final de la galería se encuentra el que es, probablemente, el cuadro más famoso del museo, y que hemos pillado en plena restauración. Se trata de 'La ronda de noche' de Rembrandt. El cuadro es enorme, ocupa toda una pared y resulta que estaba en bastante mal estado de conservación. A pesar del título que se le dio al cuadro (que no es el título que le dio el autor) no se trata de un momento nocturno si no que ocurre a pleno día, dentro de un portal oscuro, y al cual llega un rayo de luz que ilumina toda la escena. Se creía que era de noche porque el barniz se había oscurecido muchísimo debido a la suciedad.
Pero en la misma galería podemos ver otras obras conocidas como 'La lechera' de Vermeer, muchísimo más pequeño y con una temática íntima y detallista a la vez o 'La Novia Judía' de Rembrandt.
Dentro del museo, que se divide por etapas cronológicas: 1100-1600, 1800-1900, 1650-1700, 1900-1950, también encontramos, además de pintura: escultura, muebles, porcelana de Delft, casas de muñecas, objetos, armas, maquetas de barcos, etc. También encontramos en el pabellón asiático esculturas de Shiva y de bodhisattvas.
Una de las joyas del museo, y lo que personalmente más me gusto, fue la biblioteca. Es la biblioteca pública más grande de los Países Bajos dedicada a la investigación de la historia y del arte. Se terminó en 1881 y en gran parte conserva su forma original y su ornamentación. Destaca la preciosa escalera de caracol de hierro fundido, que la hace parecer un escenario de película de fantasía. Es realmente preciosa, para pasarte días allí dentro ojeando libros Desde 1885 han ido ampliando su colección de libros, artículos... especialmente relacionadas con la colección del museo. En la última renovación que hicieron añadieron una sala de lectura.
Comentar que el museo es muy grande, nosotras estuvimos unas cuatro horas, y muchas cosas las vimos de pasada y prácticamente sin detenernos, porque si no, hubiésemos salido de allí a los dos días. La audioguia de la app es muy recomendable. No te da tiempo a escuchar todo el contenido que hay, porque es exagerado, pero va bien para las obras que más llaman la atención.
Al salir del museo fuimos a sus jardines, que cuentan con estanque, fuentes de agua, diversas esculturas... Nosotras pensábamos que solo se podía acceder allí con la entrada del museo, pero no. Resulta que son de entrada gratuita. No diría que son unos jardines para relajarse precisamente : niños y adultos jugando con las fuentes de agua, niños pintando con caballetes, cafetería...
La idea era ir pronto al museo para aprovechar la tarde para hacer más visitas... nos quedaban aún muchas cosas por ver, y elegimos otra iglesia: esta vez, la Nieuwe Kerk! Para eso teníamos que volver a ir a la Plaza Dam, ya que se encuentra justo al lado.
Como era la hora de comer, pero no queríamos entretenernos demasido, entramos en el Albert Heijn que hay detrás de la plaza Dam y nos compramos unos bocadillos hechos y unas bandejitas de fruta cortada. Al ir a salir del supermercado, después de pagar, podías coger unos tenedores de plástico que ponían expresamente para que te los llevaras, porque venden bastante comida preparada. Tienen mucha variedad.
Detrás del Palacio Real está el Magna Plaza, que es un centro comercial enorme, en un edificio súper bonito que jamás dirías que es un centro comercial. Eran en su origen las oficinas de correo de la ciudad y se construyeron en 1895 en estilo neorrenacentista.
Volvemos a estar delante de la Nieuwe Kerk, pero esta vez tarjeta en mano listas para entrar. Aquí la entrada también se incluye en la Amsterdam Card. La entrada normal cuesta 12.50 y el horario es de 10 a 17h.
Seguramente a nivel histórico es más interesante la Oude Kerk, pero en cuanto a contenido, ésta es más 'lúdica'. El contenido de la audioguia, también gratuita, está también en nuestro idioma, y tienen una versión infantil en todos los puntos de contenido. Todo esto la hace más atractiva al público -al menos según mi punto de vista-. Pero 12.50€...sin comentarios. Digo lo mismo que en la otra, si no es con la Amsterdam Card no creo que merezca la pena entrar.
Se trata de un edificio del siglo XV, aunque reconstruida en el siglo XVII después de un incendio. Así que la iglesia nueva sólo lo es relativamente, en relación a su antecesora, del siglo XIII, la Oude Kerk. Se construyó porque esta última se quedaba muy corta a la hora de acoger a toda la población de la ciudad.
Durante la visita se nos muestra, a través de proyecciones, la relación estrecha de la monarquía con este edificio, puesto que aquí se celebraron las últimas bodas de los reyes y reinas de los Países Bajos, así como las coronaciones. Cada vez que eso ha ocurrido la plaza Dam se ha puesto a reventar de gente celebrándolo. Choca bastante su carácter abierto, tolerante... y luego en cambio que tengan tanta pasión por una institución tan 'tradicional'. Me parece muy curioso.
Por dentro también es bastante austera, pues igual que la Oude Kerk, ambas eran iglesias protestantes, aunque actualmente ya no se dedica al culto. Destaca el presbiterio de roble y las grandes vidrieras.
Uno de los órganos de la iglesia, muy bonito.
En general las iglesias protestantes, en comparación a las iglesias y grandes catedrales católicas a las que estamos acostumbrados a ver por aquí, pues parecen un poco vacías...cosa que por otro lado tiene toda su lógica. No son visitas que destacaría en la ciudad, al menos por dentro, pero estando allí y llevando la tarjeta, no cuesta nada acercarse a conocer su historia, que es interesante.
Horario: De 10 a 17h.
Precio: Adultos 12.50€
¿Cómo llegar?: La iglesia se encuentra en la Plaza Dam, al lado del Palacio Real. Para llegar desde la estación central son poco más de 10 minutos a pie. Y para llegar en tranvía lo mejor es bajarse en Dam.
Algunas fotillos de la plaza Dam al salir de la Nieuwe Kerk.
Al salir de la iglesia nos comimos la comida que habíamos comprado en el supermercado de camino a la próxima parada. Ese día comimos en horario español de domingo, porque era tardísimo. Ni nos sentamos a comer ni nada...para qué? Lo que estaba claro es que el empacho iba a ser cultural, porque había que sacarle partido a la tarjeta, que nos había costado un pastón
Habíamos decidido ir al museo Ons' Lieve Heer op Solder, el museo de la iglesia en el ático (Nuestra Señora en el Ático). Se encuentra en el Barrio Rojo. Por fuera es un edificio muy normalito, estrecho y alto, como la mayoría de edificios de Amsterdam. Para nada hace pensar que en la parte superior del edificio haya alojada una iglesia... Pero bueno, se supone que ese era el objetivo de su construcción dentro de una casa normal y corriente al borde del canal, así que misión cumplida.
El museo por fuera... nada hace pensar que hay una iglesia de dos pisos dentro ¿a qué no?
La entrada también estaba incluida en la Amsterdam Card y cerraban a las 18h, con lo cual aún teníamos tiempo de verlo tranquilamente. La entrada normal cuesta 12.50€.
Nos dejaron una audioguía en español, que viene incluida en el precio, que como en la mayoría de museos, tenías que ir activando en los distintos puntos del recorrido. También había taquilla gratuita para guardar las cosas y un café en el primero piso, que no tuvimos el gusto de visitar.
La historia de la casa es muy interesante. En el siglo XVII un comerciante católico adinerado llamado Jan Hartman compró tres casas a orillas del canal. Una de ellas la usó como vivienda propia, y en el ático, unió las buhardillas de los tres edificios y mandó construir una iglesia clandestina, ya que en esa época la religión oficial era la protestante.
Las estancias de la casa se han reproducido tal cual estaban en el siglo XVII, con objetos originales de la época que han ido recuperando y añadiendo a la exposición. Todos estos objetos los encontraron en el año 2013, durante la ampliación del museo, en un 'pozo negro', que es donde iban todos los deshechos de la casa, y donde encontraron restos de comida, vajilla, cerámica, etc. En la casa también tenían una cervecería, que es donde se exponen la mayoría de estos objetos encontrados, que pertenecían a la familia que nos acontece.
Perdonad la calidad de las fotos...pero así lo veréis más bonito en persona cuando estéis allí
La iglesia clandestina ofreció culto regularmente hasta el siglo XIX y en el siglo XVII tenía su propio sacerdote, que vivía también allí porque el propietario, Jan Hartman, le alquilaba la iglesia y varios espacios de la casa, aunque a su muerte el sacerdote tuvo que mudarse por las deudas del propietario, que obligaron a la familia a vender la casa.
A la iglesia no le falta ningún detalle, de verdad: confesionario, capilla, mobiliario, objetos litúrgicos, el órgano, la estera del suelo...Lo del púlpito es súper curioso, porque la iglesia es tan estrechita, que se esconde y se quita. Lo explican todo muy bien en la audioguia, que es muy amena e interesante. No se hace nada pesado.
Se restauró hace poco y se pintó en los colores originales y además está todo hecho con la máxima fidelidad e intentando meter mano lo mínimo posible... y eso se nota. Es un sitio muy especial y te sientes tal cual, como si estuvieras en la misma época.
El confesionario...
Es una visita que recomiendo mucho, aunque sea cara, porque es algo único y original. Eso sí, aprovecho para comentar que con muchas escaleras estrechas, como en muchos museos y edificios de Amsterdam, así que si tenéis movilidad reducida o vais con gente que la tenga, es mejor preguntar antes, por si acaso...
Horario: L - S de 10 a 18h. D de 13 a 18h
Precio: Adultos 12.50€, menores de 5 a 17 años 6€, menores de 4 años gratis. Estudiantes 10€. Gratis Amsterdam Card, Holland Card.
¿Cómo llegar?: Oudezijds Voorburgwal 38. Se encuentra a 5 minutos a pie de la estación central y de la Plaza Dam (Tranvía 4, 9, 16 y 14).
Decidimos que era hora de volver al hotel, darse una merecida ducha y salir por ahí a cenar y a dar una vuelta nocturna. Para ello fuimos caminando hasta la estación central, a coger el tranvía que nos dejaba frente al hotel.
Por el camino vimos cosas curiosas como una tienda de máscaras de todo tipo... En la puerta se encontraba esta simpática estatua para dar la bienvenida al turista intrépido. NO fue mi caso.
Llegando a la estación...
Después de acicalarnos en el hotel era hora de buscar algo para cenar. Nos apetecía un italiano que estaba muy cerca del hotel, pero resulta que habían cerrado por vacaciones, así que nos quedamos con las ganas y buscamos una alternativa. A pocos metros había un italiano que por las reseñas tenía buena pinta, así que allá que fuimos.
El sitio se veía bastante pijillo...pero bueno, no nos dejemos llevar por las apariencias. Entramos y nos dijeron que directamente teníamos que cenar fuera. Yo creo que nos pusieron fuera por las pintas Ok, no hay problema, llevamos sudadera así que vamos bien preparadas para el fresco de la tarde noche.
Nos atendió una chica muy maja que hablaba castellano. Lo que no me gustó es que las mesas estaban súper juntas unas a las otras y yo soy un poco antisocial especialmente para la hora de cenar, en la que me gusta gozar de cierta intimidad sin escuchar masticar al señor de al lado que no conozco de nada
Pedimos pasta carbonara y unos ravioli. De entrante una berenjena con una salsa de tomate y parmesano. Obviamente tenía un nombre más sofisticado pero en su esencia era eso más o menos. La berenjena ración escasa pero muy buena, pero la pasta...dejaba bastante que desear. Me hago una carbonara mejor en casa y no soy de cocinar (y sí que tengo abuela, aún tengo a las dos y por muchos años espero ).
La cuenta ascendió a 55.50€ (el entrante de berenjena, dos platos de pasta y el agua) El sitio se llama Fiko y no lo puedo recomendar. Qué pena que el otro sitio estuviese cerrado...seguro que hubiésemos cenado mejor. Yo os dejo la foto de la cena, que ya que la hice...
Después de cenar nos fuimos a dar un paseo. Llegamos hasta Spui, otra plaza llena de cafés y de bares. Aquí se encuentra la pequeña estatua de un muchacho, llamada Het Lieverdje. Esta estatua es un homenaje a los jovencitos de los años 50 que hacían vida en las calles de Amsterdam, haciendo travesuras pero también, por ejemplo, salvando a los animales que caían al canal. La estatua sería un guiño de cariño.
En Spui también encontramos multitud de librerías y se hace el mercado callejero de libros de segunda mano todos los viernes. En la plaza se ubica uno de los bruin kroeg (cafés marrones) más míticos de la ciudad, el café Hoppe. En la foto se ve la fachada con las letras verdes. Os recomiendo visitar alguno de estos tradicionales cafés, algunos de ellos con muchos años de historia a sus espaldas. 'Bruin' significa marrón porque la decoración interior es de madera. Y más que cafés lo que se suelen servir son cervezas, ginebras y otros licores. y también algunas cosas de picar, como queso o bitterballen.
Una tienda de caramelos y chucherías que había por allí...a penas les quedan reservas
Al final el paseo se estiró, de nuevo, hasta la Plaza Dam. Entramos en un McDonalds que estaba al lado de Dam para comernos un helado. Teníamos intención de quedarnos por allí tomando algo en algún lugar.
Cuando ya estaba oscuro nos acercamos a la plaza para verla de noche.
Para tomar algo nos fiamos de la Lonely, que recomendaba un local no muy lejos de allí, llamado Tales & Spirits. Está a menos de diez minutos a pie de Dam. Se trata de un local de cócteles. En la puerta nos recibió un chico que nos colocó en la barra -porque no había más sitio, básicamente estaba todo a reventar, así que aún tuvimos suerte-.
La camarera nos entregó las cartas, que más que una carta, parecía una novela histórica por la cantidad de hojas que tenía... Al final elegí sin terminar de leérmelo todo porque aún estaría allí eligiendo La chica fue muy amable y nos dijo que si teníamos alguna duda le preguntásemos. Nos dejó un pequeño bol con patatas fritas. El local era bastante oscurillo, con lo cual no vi nada destacable en cuanto a decoración y la música estaba bien, mezclando música más comercial con algunos clásicos de rock más añejos.
Los cócteles estaban buenos, aunque eso sí, bastante caros. Aún así, eso no nos cortó de pedir un segundo para terminar de cercionarnos de que estaban buenos
En total pagamos 38€. El bar estaba bien pero tampoco diría que es un sitio especial. Seguro que hay sitios no tan conocidos igual de chulos o mejores.
Para volver hasta el hotel cogimos el tranvía -había tranvías hasta las doce y pico-.