Para hoy el día nos depara lluvia y nieblas en grandes cantidades, aunque hasta las 12 y media de la mañana parece ser que está un poco mejor. Con esta previsión nos levantamos muy temprano y subimos con el coche a la zona de los lagos de Covadonga con la intención de hacer la ruta que rodea los lagos.
Una previsión del tiempo poco favorable tiene la ventaja que hace que menos personas vayan a visitar el lugar y durante el recorrido fuimos prácticamente solos. Sobre las 8:30 comenzamos la ruta, preciosa, tuvimos la suerte que no nos llovió y que la niebla tan pronto venía como se iba por lo que a ratos podíamos disfrutar del paisaje en todo su esplendor.
La ruta es cómoda, sin grandes desniveles y de sólo 10 km, va rodeando la zona de los dos lagos principales y según la época en la que se visite puede verse un tercer lago que se forma por el deshielo de las primeras nieves.
A eso de las 12 se nos metió la niebla ya muy cerrada y no se veía ni a pocos metros. Aprovechamos para comer en el bar, que hay en la zona de los lagos. Con la bajada de temperatura nos pedimos unas fabes asturianas que nos vinieron muy bien para entrar en calor.
A la bajada de los lagos paramos en Covadonga, para ver la ermita y el santuario.
Y tras la visita con un clima que no terminaba por decidirse entre la lluvia y la niebla nos acercamos hasta Lastres, uno de los pueblos más bonitos de Asturias.
Nada más llegar comenzó a llover de manera más intensa por lo que dimos un paseo bastante rápido por las calles del pueblo, a la vez que intentábamos encontrar un bar abierto para tomar café, lo cual nos resultó complicado porque casi todos los bares estaban cerrados.
En la zona alta del pueblo, cerca de la ermita, hay un mirador que tiene unas vistas muy buenas de la costa.
Para la cena regresamos hasta nuestro apartamento en Cangas de Onís y disfrutamos de la sidra y los quesos asturianos.
Una previsión del tiempo poco favorable tiene la ventaja que hace que menos personas vayan a visitar el lugar y durante el recorrido fuimos prácticamente solos. Sobre las 8:30 comenzamos la ruta, preciosa, tuvimos la suerte que no nos llovió y que la niebla tan pronto venía como se iba por lo que a ratos podíamos disfrutar del paisaje en todo su esplendor.
La ruta es cómoda, sin grandes desniveles y de sólo 10 km, va rodeando la zona de los dos lagos principales y según la época en la que se visite puede verse un tercer lago que se forma por el deshielo de las primeras nieves.
A eso de las 12 se nos metió la niebla ya muy cerrada y no se veía ni a pocos metros. Aprovechamos para comer en el bar, que hay en la zona de los lagos. Con la bajada de temperatura nos pedimos unas fabes asturianas que nos vinieron muy bien para entrar en calor.
A la bajada de los lagos paramos en Covadonga, para ver la ermita y el santuario.
Y tras la visita con un clima que no terminaba por decidirse entre la lluvia y la niebla nos acercamos hasta Lastres, uno de los pueblos más bonitos de Asturias.
Nada más llegar comenzó a llover de manera más intensa por lo que dimos un paseo bastante rápido por las calles del pueblo, a la vez que intentábamos encontrar un bar abierto para tomar café, lo cual nos resultó complicado porque casi todos los bares estaban cerrados.
En la zona alta del pueblo, cerca de la ermita, hay un mirador que tiene unas vistas muy buenas de la costa.
Para la cena regresamos hasta nuestro apartamento en Cangas de Onís y disfrutamos de la sidra y los quesos asturianos.